Chereads / Reboot: Un Nuevo Comienzo / Chapter 2 - Capítulo 2

Chapter 2 - Capítulo 2

-Mierda- se escucho del exterior. Y ahora como encontrarían a su familia, un nuevo problema había surgido justo cuando menos lo quería. Pero no tenia otra cosa que hacer.

Tras pagarle al doctor y recibir la dieta que tenia que seguir el niño, Amel decidio llevarlo con él.

La calle estaba como siempre, las personas caminaban normalmente tratando de vivir su día a día y aunque no era una de las zonas favorecidas del reino, esta pueblo se mantenía de pie.

Tras una larga caminata, Amel por fin llegó a la casa que tras varios años habían construido.

-Este será tu hogar hasta que recuperes la memoria o hasta que tu familia te encuentre. Espero podamos llevarnos bien. - sonrió Amel. Lo miro por unos segundos, esperando que esta vez la historia no se repitiera y que la familia del niño apareciera.

Lo llevo al cuarto general y lo recostó en una de las camas.

El sol se ocultaba lentamente, la noche los esperaba y tras varias horas casi todos los integrantes del refugio habían llegado.

Solo faltaba uno, el Jefe.

Kain llegó minutos después.

Su cabello negro azabache que le llegaba hasta sus hombros.

Sus hermosos ojos color ámbar que te atrapaban y podias dejar de respirar.

Un rostro bello como ninguno, junto con una piel blan y aterciopelada, que de tan solo verlo podías sentir que tus preocupaciones se iban, que significaba eso con esta belleza.

[N/A: se nota que describiendo me quedo sin dinero QAQ.]

Nada.

A su corta edad ya había experimentado muchos incidentes nada gratos debido a su apariencia, algunos hasta se importunaron a decir que hubiera sido mejor para él nacer mujer, así podría trabajar en un burdel y complacerlos, aunque aún así siendo hombre era mejor, no tendrían riesgos.

Cada uno de esos comentarios nada bien intencionados acababa siendo polvo, la primera persona que lo calumnio acabo en el hospital y así sucesivamente. Nadie se atrevería a hablar de él, nadie se atrevía a poner un solo dedo en él. Nadie.

Gracias a ello, a su corta edad pudo albergar a personas de su confianza para poder hacer un grupo y con ellos conseguir de que vivir. La mayoría eran chicos jovenes como él, abandonados y sin hogar.  Y fue por ello que lo nombraron el Jefe. Nadie más que él se merecía ese título ahí. Él salvo a todos.

- ¿Y el recién llegado? - preguntó.

-En el cuarto,  descansando.- respondió Amel.

Posteriormente les contó la situación del pequeño, no recordaba su nombre, no recordaba a sus padres. No tenía recuerdo alguno.

-Veamos al niño. - dijo de inmediato.

Subieron las siete personas e ingresaron al cuarto.

Estaba durmiendo.

Con unq caballera rubia que podía competir con la brillantez del sol y esa delicada tez pálida que poseía, aunque se notaba que no había comido por varios días, aún así podías ver lo bello que era.

Era como sí un pequeño Ángel hubiera caído del cielo.

El pequeño abrió sus ojos al segundo siguiente, rodeo su mirada hacia cada uno de ellos y cuando sin querer cruzó miradas con Kain algo extraño sucedió.

Los corazones de ambos comenzaron a latir de manera caótica, estaban hechizados, había algo que los unía.

Kain volvió en sí tras mucho esfuerzo. No sabía que era eso que sentía por este niño.

El pequeño no despegaba su vista de aquella persona que había capturado por alguna razón su atención. Estaba embelesado.

Amel lo devolvió a tierra al notar que su mirada estaba fija en Kain. No permitiría que nadie se centrara en Kain.

Kain tomo la palabra.

-¿Cómo te llamas? - fue lo que le pregunto. Y aunque sabia que no recordaba aún así quería saber si este niño les estaba diciendo la verdad.

-No recuerdo. - Fue lo que respondió. Su mirada tan clara como el agua de manantial podía reflejar que no había mentiras en lo que decía.

Kain suspiro.

-¿Desearías quedarte con nosotros hasta que tus padres vengan por ti? - Le pregunto tiernamente mientras se acercaba a la cama y lo observaba.

El niño asintió y desde ese día fue considerado como uno de ellos.

Al día siguiente, al tener a un  pequeño sin recuerdos, decidieron colocarle un nombre. Optaron por llamarlo Zen. Fácil y sencillo. De esa manera podían comunicarse con él.

Zen pasaba los días normalmente leyendo a instrucciones de Kain y con un ligero entrenamiento de espada a manos de Noah, un pelinegro muy astuto entre ellos.

Poco a poco paso el tiempo y decidieron darle algunos trabajos a él también.

Ellos principalmente se dedicaban a obtener recompensas ayudando de cualquier medio. Deseas recuperar algo, ellos eran tu mejor opción. Deseas información de Alguien, solo dile el nombre de esa persona y ellos se encargaban de decirte todo. Deseabas matar a alguien, bueno, este no era su campo pero sabían quien podría ayudarte en eso. Sus conexiones eran fuertes, y si seguían así, podrían llegar a formar un gremio gracias a las habilidades tan especiales que tenían.

Zen se fue acostumbrando poco a poco al ambiente, las misiones más fáciles les fueron encomendadas. Buscar el gato de un noble, ayudar en la cocina en algún restaurante, servir de niñera y muchos más.

Y así los meses pasaron, ya no tenían tareas fáciles para él, así como el tiempo paso, el nivel de confianza que le tenia el grupo aumento, además de que se llegaron a encariñar con él. Trataron de buscar en los otros pueblos si había alguien desaparecido con sus características, pero nada. Al ser este el caso... Decidieron adoptarlo.

Un día el sirviente de un noble llegó a ellos. Necesitaba su ayuda. Hace unos días a su amo se le había perdido un objeto muy valioso de su familia, el reloj familiar, estaba hecho de oro y aunque ya se notaba sus años, se podía notar lo amado que era por sus dueños, después de todo este reloj de mano pasaba a todos los herederos de la familia del duque. Era un pedido raro, pero el sirviente imploro su ayuda, no podía saberlo el duque y su amo confiaba en ellos. Al final Kain aceptó el trabajo y pidieron detalles del caso.

Los días pasaron rápidamente y dieron con el reloj. El grupo de idiotas de ese pueblo se lo había quitado a un pobre niño que lo había encontrado en el suelo. No era justo. Al final le entregó el reloj a esos "idiotas", ya que no quería problemas y además no deseaba la golpiza que le prometieron darle si no se lo daba a las buenas.

Luego de enterarse eso, Kain dispuso que le dieran algunas monedas de oro al chico y le dio una paliza a esos "idiotas".

Ahora solo quedaba la entrega, mandaron una nota para acordar el día, pero tras unas horas un carruaje estaba parado al frente de su hogar y refugio.

Un noble seguido de su hijo habían llegado. El niño de tan solo trece años no había podido ocultar el hecho de la perdida del reloj, no solo eso, sino que también había averiguado que había contratado a algunas personas a que le ayudaran a encontrarlo.

Uno de los escoltas del duque toco la puerta. Y la persona que abrió fue Zen. El duque que observaba desde la ventana del carruaje quedo en shock. No podía creer lo que veía. De inmediato bajo del carruaje y fue a ver al muchacho... Observando al joven rubio con detalle.

Esa cabellera rubia y esos ojos azul cielo. Esos rasgos tan similares a los del rey. No podía ser posible.

Era el príncipe.

- Príncipe - de inmediato se arrodillo ante él.