- ¿Qué estoy diciendo?... Nada. Solo vine a hacerte una visita para poder verte. - sonrió. - Sabes, siempre estuve por debajo de ti. Desde que apareciste, siempre fuiste tú el centro de todo. - su expresión se retorcia cada vez más. Tú me lo quistaste todo, por eso decidí tomar de regresó lo que es mío por derecho.- mientras decia esto se acerco a Kain y comenzó a ver su obra. Durante varios días lo habian torturado y claro, podia apreciarlo muy bien. Esa piel ya no era la de antes... Ahora estaba llena de cicatrices... Su abdomen, sus hombros, sus br... Su brazo.
Al ver su brazo derecho su rostro se oscurecio.
Esa marca que solo podía pertenecer a esa única familia estaba alli... Sin pensarlo más y llevándose de su enojo, saco su espada y de un solo tajo lo cortó.
Kain sintio dolor, pero no le daria el gusto a esa persona que estaba parada frente a él. Su expresión era seria mientras se mordia los labios internamente. El sabor a óxido lo invadía y trataba de concentrarse en ello.
Adán regreso en sí y al ver a su mayor enemigo sin rastro de sufrimiento se agrio más. Acababa de cortarle un brazo y ni un solo grito. Ridículo. Pero... Ahora tenia una idea. Una sonrisa cínica se asomo y fue a decirle algo que estaba seguro le daria la satisfacción que queria.
-AHHHHHHHHH. - un grito fuerte y lleno de dolor lleno ese lugar.
-Maldito... Malditos. - sus ojos estaban inyectados de sangre. Estaba ejerciendo la fuerza que le quedaba para liberarse pero en ello un guardia abrio la puerta y lo golpeo fuertemente en el estómago.
-Su alteza, ¿Se encuentra bien? - preguntó el guardia.
- No te preocupes. - le sonrió coquetamente. - Solo fue un pequeño improvisto... Y bueno... Me dio un recuerdo. - dijo mientras observaba ese brazo en sus manos. - Haz que lo curen y lo venden- le ordenó.
Todo el pueblo se encontraba reunido... La ejecución se habia llevado a cabo. Seis de los Caballeros Negros habian dejado de existir. El Líder y Capitán de la conspiración sería ejecutado sin duda, pero aún seguía siendo interrogado.
Lo más extrañó fue que en el momento en el que el hacha del verdugo corto las cabezas de estos caballeros un grito lleno de dolor se escucho fuerte y claro, probacando escalofríos a más de uno.
Los cuerpos serian quemados y las cabezas serian colgadas en la entrada del castillo para amenazar a los rebeldes y de paso asustar a los camaradas de los traidores.
Solo una cabeza se salvo de ello. En una bolsa, el Príncipe se llevo la cabeza del que una vez fue la persona que lo encontró y logro salvar su vida. Aún no se explicaba como esas personas que creia sus amigos lo habian traicionado, así que en un último intento decidió pedirle a Kain su colaboración. No quería que el muriera.
Si Kain colaboraba, él se encargaría de que su castigo se llevará a cabo en la Mazmorra real y que no le faltara nada.
La curación de la gran herida del Capitán habia culminado, su sed de sangre se podia observar en sus ojos, si no fuera por la perdida de sangre que habia tenido, su lucha pudo haber obtenido algunos logros.
El príncipe llego cuando el doctor se estaba retirando y sin imaginar lo que habia pasado fue a la actual residencia de Kain.
Kain ya se habia recuperado, habia recobrado la razón...
Que chiste era ése. El imbécil de Adán nunca le dio oportunidad. La amargura que tenía dentro era incontrolable... Se habia dado cuenta de que en todo ese tiempo nadie habia creído en él y qué la persona que amaba solo era un estupido, un completo IDIOTA y su amor por el nunca debio de haber nacido.
VENGANZA.
Eso es lo que quería. Ese sentimiento tan estúpido que habia nacido hace mucho, él mismo lo estaba matando ahora. Nunca se lo perdonaría. Ni una sola vez habian hablado con él, no lo habian interrogado... O acaso esperaban que con los latigazos dados por el verdugo él hablara. No era tan débil. Eso ya no importaba, sus amigos, las personas que el consideraba su familia desde que tenia memoria ya no estaban con él. Las lagrimas querian salir, pero él no se las permitiría.
La puerta se abrió y el Príncipe vio algo que nunca imagino. Esa persona que tanto habia admirado alguna vez se encontraba en un estado tan desolador.
Kain al notar la prescencia del príncipe sonrió cínicamente.
-Bienvenido, su alteza.- un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Luca. La temperatura se enfrió en el ambiente. - Disculpeme que no pueda recibirlo como se debe, pero mireme, no tengo fuerzas para ello.-
Luca no hablo. Algo habia cambiado en Kain y lo notaba, pero aún así lo dejo pasar por alto ya que habia venido a negociar.
-Dime quien esta tras el asesinato del Príncipe de Lapis y te prometo que viviras. - habló fuerte y claro.
Kain lo escucho y no dijo nada, si habia alguna esperanza en su corazón pues esta ya no existía.
-Que pasaría si te dijera que tu prometido tiene que ver en ese asesinato. - no estaba seguro, pero tras la visita de Adán, lo creía más que nunca. - ¿Me creerias?
-NO.- se escuchó como respuesta.
- Entonces no tenemos nada de que hablar. Deseo descansar así que LARGUESE SU ALTEZA. -
Luca suspiró, queria como mínimo devolverle a él, lo mucho que le habia dado en ese año... Pero parecía que no podria hacerlo...
Sostuvo la bolsa y se la arrojo a Kain. - Lamento que sea de esta manera, pero no podia hacer más.- pasando a retirarse.
Sostuvo la bolsa y la abrió.
Sus lagrimas rogaron por salir y aún asi no lo permitió.
Amel, la persona que le habia dado una vida, quien lo habia recogido y criado ahora se encontraba así por su culpa. Quería gritar, queria maldecir pero no lo haria.
Amel murió con una sonrisa. Así que él debia sonreir. Debia encontrar al bastardo que habia iniciado su desgracia.
Lo juraria en ese momento ante la persona que NUNCA dudaría de él.
-No descansare hasta encontrar y matar a ese bastardo con mis propias manos. LO JURO. -
Mientras observaba el rostro de Amel notó algo raro en su boca y trato de abrirla, ni bien logró su cometido pudo ver como unos trozos de alambres.
-Ya habias imaginado esto, no es así Amel. - sonrió. Saco todos los alambres y comenzo su labor. No era un secreto que era ambidiestro así que colocó a Amel en la paja que simulaba ser su cama y se encargo de su liberación. Primero debia ser su brazo. Con su boca sostuvo uno de los alambres y comenzó a liberarse. Sus piernas fueron liberadas después... Solo le quedaba esperar a que el guardia entrará a darle su cena. Era hora de poner la cosas en orden.
Ya era pasada la medianoche. Nadie se habia dado cuenta de que Kain se habia escapado. Mientras tanto en el palacio, el Príncipe no podia dormir y seguia en su estudio tratando de trabajar. Su amado prometido se encontraba a su lado. Bridandole compañia.
Kain sabia a la perfección la estructura del palacia y si queria que esa rata hablará debia de actuar ahora. Mientras nadie habia notado su huída.
Se dirigió raudamente al dormitorio de Adán y no lo encontro, fue al cuarto del príncipe y ni si quiera estaban ahi. Solo quedaba un lugar. Así que debia de asegurar su éxito en este plan. Debia separar a ese par de enamorados.
Un sirviente toco la puerta y espero a que abrieran la puerta.
- Pasa. - dijo Adán. - Sírvele al Príncipe. -
- Si, su alteza- respondió. Sirvio el té a ambos hombres y puso la bandeja de bocadillos cerca a Adán y se retiró de inmediato.
-Cariño. Será mejor que te relajes por un momento. Toma esa taza de té.-
Luca seguía preocupado, estar con Adán no lo relajaba como antes. Aunque solo habian hecho el amor una vez, sabia que él tenia que ser su compañero en esta vida.
Habia algo que lo tenia inquieto y no sabía que era. Tomó su taza de té y se desmayó al instante. Adán se alarmó y se acerco de inmediato. De pronto, alguien entró por una de las ventanas.
- No es para preocuparse, Adán.- sonrió. - Ese idiota solo se desmayó.-
Camino hasta uno de los sofás y se sento. - Hablemos, así que siéntate. - lo miro fríamente.
- Eres tú el que está detrás del asesinato del Príncipe de Lapis, ¿no es así? - sonrió.
Adán se detuvo. Su cuerpo se puso rigido por unos segundos y se sento.
- ¿Tienes pruebas? - preguntó.
-No importan las pruebas en estos momentos, solo quiero la verdad. Y tal vez... CONSERVES TU VIDA. - lo fulmino con la mirada.
- Estás loco si piensas que... - no pudo terminar de hablar por que una espada se encontraba apuñalandole la parte inferior del abdomen.
-Habla ahora.-
-Hijo de ... - el dolor era desgarrador.
-Me gustaría matarte ahora, pero primero experimentaras todo lo que he sufrido.- habló.
-Sueltalo.- se escuchó.
Kain chasqueo. - Príncipe debería de haberse quedado dormido un poco más.- sacó su espada lentamente del cuerpo de Adán y se paró frente a la persona que más odiaba. Tomó la taza de té y la olio. -Pense que funcionaría esta mezcla, pero veo que fallo. - suspiró. - Da igual. Que comience el espectáculo. -
Kain sostuvo su arma por unos segundos y con intento asesino se avecino al Príncipe. Desafortunadamente, el Príncipe era rapido y ya se encontraba dando algunos golpes a Kain.
-Siempre odie tu talento. - dijo Kain. - Odio tu ser. - sonrió. Por un momento el Príncipe se congeló. Adán noto esto y saco su espada y antes de que algo malo pasará apuñalo a Kain por la espalda. Dándole en el corazón.
Una bocanada de sangre salio despedida.
Kain aún así no perdio el sentido. Se dirigió a Adán y con una sonrisa llena de locura se abalanzó sobre él.
- Morirás como la rata que eres. - se escuchó. Pero su ataque fue impedido por el Príncipe quien lo detuvo con un solo movimiento.
-Tal para cual. - dijo. Otra bocanada de sangre salió de él. Parecía que le quedaba poco tiempo.
No les queria dar el gusto. Se apresuró y huyó de ese lugar. No queria ver a esas dos personas en los últimos momentos que le quedaban. Mientras se retiraba notó algunas sombras que lo seguian, las ignoro, no le importaban. Sospechaba que eran enviados del Reino de Lapis. Si querian ajustar cuentas deberian hacerlo ahora... Pero no lo permitiría. Su muerte se acercaba. Corrió lo más rapido que pudo... No podia más y calló.
- Si tan solo tuviera otra oportunidad. Si tan solo no te hubiera seguido. - murmuró... La luz de sus ojos se apagaba poco a poco. -VENGANZA- trató de gritar. - El amor que una vez te tuve me cego, nunca debio nacer... Deseria poder arrancarlo de matriz. -
-Mi familia... Ustedes dos... Me lo arrebataron todo. -
-Amigos mios... Esperenme... Muy pronto estaré con Ustedes. - sonrió y esa pequeña luz que aun emanaban sus ojos se extinguió.
El antiguo capitán de la orden de los Caballeros Negro habia muerto.
Los hombres que lo siguieron se acercaron al cadáver y lo llevaron consigo.
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-Kain... -
-Kain... -
-Diablos, nos asustaste. - se escuchó a un Amel preocupado.
-Pensabamos que habias muerto. - Mencionó Zen con los ojos llorosos.
Esos rostros... Sus amigos tan valiosos estaban ahí... Rodeandolo. No pudo envitar romperse a llorar. No sabia lo que estaba pasando. Si esto era un sueño. Deseaba no despertar NUNCA en esta vida.