Estábamos ahí, frente a aquella mujer que nos había enseñado tanto, siempre estuvo de nuestro lado, sin importar lo que pasara.
—¿En dónde estaban? Zoe, Matzuki... ¿Y Yume?
—Habían unos dãkaros en las afueras de la ciudad, eran demasiados, tuvimos que detenerlos. Yume, estaba muy lastimada, la dejamos en el hospital central, hasta que se recupere —le dije.
—¿Pasa algo que no sepamos, señora Hatana?
—Entremos a mi oficina, necesito que hablemos algo en privado.
Subimos al ascensor, y de ahí, llegamos a su despacho.
—Ustedes son las más fuertes de entre todas las alumnas, incluso de todo nuestro país. Tenemos años... décadas intentando destruir esos monstruos, sin éxito. No sabemos con exactitud lo que está pasando actualmente. Pero ellos sólo reaccionan de esa forma, a una energía paralela, que los impulse, y los controle... Son como títeres.
—Eso pensé, que alguien los estaba controlando ¿Quién puede ser? ¿Quién les ha dado tal inteligencia? —le pregunté.
—Por el momento no lo sabemos, pero sospechamos...
—¿Por qué no le preguntamos a la gran reina? —preguntó Matzuki.
—No podemos hacer eso —susurré.
—Por su puesto que no; Debemos demostrarle respeto y...
—Ustedes sólo díganme y lo haré ¿Qué? No me miren así. ¿Cuantos pisos hay que subir hasta allá? ¿Cien? Vamos, que los subo en un santiamén. Hay que subir atravesando el techo? Sólo díganlo, soy capaz de eso y más.
—Matzuki... No le haga caso, directora. Díganos, qué hay que hacer.
—Encontrar al culpable, y matarlo.
—¿Matarlo?
—Es una orden, Zoe.
—Sí... señora.
—Investiguen quién es el responsable. Háganlo, y jamás tendrán que volver a estudiar en sus vidas. Serán exoneradas de todo lo que les falta para terminar sus estudios. Serán condecoradas y reconocidas como las salvadoras y heroínas de Xiahn. Se podrán unir a legión que ustedes decidan, de inmediato.
—Yo quiero unirme al ejército marino, y convertirme en pirata ¡Que nervia! ¡Vamos a hacerlo, Zoe!
—Pero, no sé, es que yo...
—Fallen esta misión, y serán sentenciadas a muerte.
Nunca había visto actuar a la directora de esa forma. Era como si fuera otra persona. Me asustó verla de esa manera. Ella no era así, no con nosotras.
—Sí, señora —No se me ocurría decir nada más.
—Bueno, ya oíste, Zoe. En marcha, no te quedes ahí paradota —dijo Matzuki, me agarró por mi chaqueta y me arrastró hacia la salida mientras yo no me movía, por el asombro.
Una vez en las afueras de la universidad, hablamos de lo que debíamos hacer. Pensé en que sería buena idea regresar justo al lugar del ataque, para buscar alguna pista.
Pero sólo había polvo, que se mecía de un lado a otro con el viento. Parecía niebla; yo la miraba, y lo único en que me hacía pensar, era en aquella escena, cuando Yeo dijo: "Realidad alterna". <<¿Qué rayos fue eso?>>.
—No hay nada, ¡no hay nada que nos guíe! ¿Esto es en serio? ¿Por qué no me hacen caso? ¡Preguntémosle a la gran reina de una buena vez! Ella lo sabe todo, ¿no es cierto?
En ese momento pensé en que al padre de Yeo, lo había mandado a asesinar la gran reina. No quería pensar en que él fuera el culpable, si hasta arriesgó su vida para ayudarnos, era imposible que quisiera vengarse y que él estuviera detrás de todo. Así que me negué a esa idea, no cuadraba.
—Oye, Zoe... mira, tenemos compañía —dijo Matzuki, interrumpiendo mis pensamientos.
Se nos acercaron nueve mujeres, eran miembros de la legión nocturna. Un grupo que se encargaba de velar por la seguridad de la ciudad, en horas de la noche. Tenían una nueva misión, dentro de la sección 5-B del primer laboratorio, fundado por la gran reina. Ese lugar, por desgracia, se encontraba bajo tierra. Sus calles, se habían convertido en oscuros túneles.
—Disculpen, jóvenes, ¿ustedes son de segundo año, cierto? —Nos preguntó una de ellas.
—Sí, así es ¿Por qué? ¿Qué se les ofrece?
—¿Cuál es tu nombre?
—Me llamo Matzuki.
—Muy bien, Matsuki. Nos falta una chica en nuestro equipo. Vamos a investigar unos cuerpos aparecidos en la sección 5-B del primer laboratorio de la gran reina ¿gustas unirte? Te ves muy fuerte y atrevida, justo lo que necesitemos, y será como una práctica para ti.
—No puedo hacer eso, estoy...
—No te preocupes, Matzuki, ve. Es posible que quizá puedas investigar algo más por allá. Trabajemos por separado.
—¿Qué? ¿Estás segura?
—Sí, pero te sugiero que tengas cuidado.
—Esta bien, lo haré. ¡Vámonos!
—diciendo esto, se marchó con ellas.
Sola, me quedé pensando un rato más en Yeo, y en sus extraños poderes. Me repetía a mi misma aquello de "Realidad Alterna", una y otra vez...
< ella...?>> Salí corriendo hacia aquella torre, como una demente, mientras pasaban por mi mente miles de ideas como esa. —¡Quítense de mi camino! ¡No estorben! —le gritaba a toda aquella que estuviera en medio. Intenté entrar a la fuerza, enfrentando a la seguridad, pero la directora, me sorprendió en el acto. —¿Qué estás haciendo, Zoe? ¿A dónde crees que vas? —Quisiera ver a la gran reina. —Sabía que esto pasaría. —Es la única manera de completar la misión que nos ha encomendado. —No me digas. —¡Ella puede ser la responsable de todo esto! —Tienes agallas para decir esto aquí. La gran Marushan, nuestra fundadora, nuestra gran reina, nos ha dado todo. —Nunca la hemos visto, ¿será que existe o es un engaño? —¿Uh? —rió a carcajadas—. Te hacía la más inteligente de todas —Me pasó unas fotografías—. Míralas detenidamente. No lo podía creer. Eran fotos de Yeo y mías de la noche anterior, antes de que saliéramos a pelear con los monstruos. —Imposible... ¿De dónde sacaron esas fotos? —De tu caja de estudio. —¿Qué? ¿Cómo? —Eso no es importante. Ahora bien, has traicionado tu nación, has echado a perder todo lo que te hemos enseñado. Pero, estamos conscientes de lo que pudo llevarte a hacerlo. Por eso, te ofrezco una última oportunidad para redimirte... ¡Mátalo! No me obligues a hacerlo yo misma. Tengo el poder y los medios para hacerlo. ¿Sabes por qué no lo hago? Por ti, porque sé que te importa mucho. ¡Hazlo! ¡Destrúyelo! —¡No! Me rodearon cientos de chicas y todas me apuntaron con un arma. Ella, sonreía, complacida. —Eres una tonta ¿Darás tu vida por una persona que apenas conociste hace dos días? Piensa muy bien lo que vas a hacer, porque hagas lo que hagas, no habrá marcha atrás. —Sí, señora. —Déjenla. Salí de ese lugar, y caminé por varias horas sin rumbo, con los ojos llenos de lágrimas. <<¿Cómo es posible que en tan poco tiempo, alguien se vuelta tan importante?>>. Luego me dirigí hacia la casa de Yeo, en el bosque. Sabía o más bien, sentía que me seguían. Estaba segura que se trataba de una de las espía de Hanata. Seguí hasta allá, sin detenerme. Al llegar, abrí la puerta y entré, me sentí un poco triste por lo que iba a hacer. < —¡Oye! ¿Quién eres tú? ¿Qué es lo que buscas aquí? Me asusté con esa voz, pero sólo era una niña. —Zoe... Me llamo Zoe —dije, mirándola. Me temblaba la voz— ¿Y tú eres...? —Mika, y soy la novia de Yeo, ¡¿me oíste?! —¡¿La qué?! —le pregunté sorprendida y con voz entrecortada. —¡Soy la novia de Yeo! —Pero... si apenas eres una niña, cómo puedes decir eso. —Eso qué te importa —parecía enojada. —Escucha, no sé quien seas, niña, pero necesito que salgas de aquí, ahora. —¿En dónde está Yeo? —Sal de aquí, huye. —No lo haré. Entonces, encendí mis manos como fuego, y hice que todo a mi alrededor se empezara a quemar. Aquella pequeña, se asustó y salió, aunque no muy lejos. Después, me aparté, y decidí irme.