Retomé mi camino hacia la ciudad, otra vez tuve que realizar aquel viaje de 4,000 kilómetros, pero esta vez sola.
Pensaba que todo estaría más o menos igual a cuando me fui, pero me di cuenta al llegar, que había un tremendo caos, igual que bajo tierra.
Caminaba por la ciudad arrastrando mis pasos, y en un momento me percaté de que todo estaba desolado... No había nadie. Incluso, la gran universidad de Famme, en donde estudiaba, estaba vacía y en ruinas.
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Quise subir hacia último piso, para ver si la hallaba y me sorprendió mucho lo que vi. Se trataba de una máquina. Así es. La gran reina sólo era una máquina. Bueno, en realidad, un cerebro conectado a miles de máquinas. Habían cientos de botones y luces que parpadean de diferentes colores.
No sabía que pensar en ese momento. Sólo giraba en mi cabeza que era posible que ella controlara todo nuestro mundo. Supuestamente, debía ser el cerebro de la científica, Marushan.
—Bienvenida —me dijo una voz de mujer, pero no sabía de dónde provenía.
—¿Eh? ¿Quién es? ¿Quién dijo eso?
Ante mis ojos se apareció una chica muy extraña. Traía un atuendo raro y estaba seria. Esto último duró muy poco porque comenzó a reírse como una loca.
—¿Con que crees que yo tengo la culpa?
—¿Quién eres? —le pregunté,
asombrada— ¿Acaso...?
—Exacto. No deberías preguntarme eso.
—No lo entiendo. Creía que era el cerebro.
—Lo es. Sólo que murió.
—¿Qué estás diciendo?
—O mejor dicho, alguien la mató.
—Entonces, lo preguntaré de nuevo ¿Quién eres?
—La gran reina; Así me conocen todos.
Yo trataba de comprender lo que ella me decía, pero no encajaba. Nada de lo que ella decía, tenía algún sentido.
—Pero acabas de decir que la gran reina es ese cerebro de ahí, y está muerta.
—Es que no soy real. Soy solamente una proyección... como un holograma. La gran reina y yo somos la misma persona.
Ella ya no existe, no en este mundo —Se acercó a mí y me abofeteó, haciendo que mi cabeza volteara— es tu culpa.
—¿No en este mundo? ¿Qué quieres decir? —Volví a mirarla. En ese momento, su imagen comenzó a parpadear. Como si se tratase de una imagen en una pantalla y se perdiera la señal —¿Uh? ¿Qué sucede?
—Inventé todo esto, y pronto va a desaparecer también. Busca a tu hijo, sal de aquí, hay otro mundo allá afuera. Debes buscar la manera...
—Ella estaba llorando.
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Después de decir eso, ella se esfumó, sin dejar rastro alguno. Yo pensé que todo aquello sólo era mentira, y no encontraba que más hacer en aquel lugar, entonces, me fui.
Al salir noté que todo estaba igual, destruido y para empeorar las cosas, los dãkaros estaban por todas partes. Esta vez, no estaba tan preocupada, ya que no había nada ni nadie a quien debería defender. Así que lo estaba tratando de coger con calma, hasta que de lejos ví, una chica embarazada, entrando a una tienda. <
Rápido pude alcansarla y sacarla de allí, aunque no quería.
—¿Pero, qué haces? Déjame tranquila, ¿No vez que muero de hambre? Necesito comprar algo de comida.
—Su vida está en peligro, es mejor que me haga caso.
Quedé muy sorprendida al verle bien la cara. Era Mika... No podía creer lo que veían mis ojos. Empecé a llorar y la abracé. Ella parecía no reconocerme.
—Oye, ¿qué te pasa? ¿Acaso está loca? ¡Suelteme! —Me empujó hacia atrás.
—Mika... Soy yo, Zoe. ¿Por qué no me recuerdas?
—¿Zoe? ¿En serio? Pués... ¿En dónde rayos estabas? ¿Dónde están los demás?Llevo mucho tiempo buscándolos por todas partes. ¡No les pienso perdonar que me hayan dejado pasar tantas cosas sola!
—¿Qué dices? Si sólo estuve fuera un mes.
—¿Un mes? ¡Fueron seis meses!
—Entonces estuve inconsciente más tiempo del que pensé. Está bien, amiga, mejor busquemos un lugar más seguro. Vayamos a casa, y ahí hablaremos mejor.
Ella aceptó y fuimos hacia mi casa, en donde conversamos con más calma. Todo lucía un poco desordenado. Le pregunté por Yeo.
—Tengo mucho tiempo que no sé nada de él.
—Ya veo, y... ¿Cómo es que estás embarazada?
—¿Embarazada? Es que me equivoqué.
—¿Cómo que te equivocaste?
—Es que tenía mucha hambre y estaba buscando comida. Encontré las pastillas, y me las comí. Pensé que eran goma de mascar.
—No puede ser, Mika... Pero, ¿Cuántas tomaste?
—No lo sé, unas diez, talvez.
—¡Pudiste haber muerto! Dime qué no es cierto ¿Acaso no leíste la etiqueta?
—No, ni me pasó por la cabeza.
—Dime una cosa, ¿por qué no fuiste al centro de bebés flotantes, a depositar tu embarazo? Allí estaría más seguro.
—Han estado ocurriendo muchas cosas, incluso, se presume que la gran reina murió. Ella era quién cuidaba de esos bebés. Si eso es así, ya no tendría sentido.
—En eso tienes razón ¿Sabes alguna cosa sobre otro mundo allá fuera?
—No, nunca he escuchado algo así... ¿Por qué?
—Ella habló algo de eso conmigo, pero no sé que significa.
—¿Te refieres a la gran reina?Aun conservo mi caja de estudio. Por qué no intentas buscar algo de eso.
—Quizás funcione ¿Tienes el código?
—No, pero creo que sólo hay que introducir el título de lo que necesites y cualquier numeración, o algo más o menos así.
Entonces lo intentamos, pero no encontramos gran cosa al respecto. No sabía que más hacer, me sentía atrapada. Quería encontrar a Yeo y que todo volviera a la normalidad, pero no sabía que hacer; En seguida a mi mente vino la imagen de aquella chica, Naromi. Ella dijo que él estaba con a su lado. No tenía más remedio que ir a buscarla y ver si era cierto. Quizás el sepa cómo solucionar las cosas. Así que nos pusimos en marcha hacia su cuartel.