La dolorosa vida de Ángel.
CAPÍTULO 38
Estuve reflexionando por unos segundos sobre esa chica, y llegué a la conclusión de que no me importa nada.
Si ella tiene un hada, no me importa.
Decidí luchar contra Golan solo, y ese plan no ha cambiado. No quiero que más personas mueran por mi culpa.
Sé que tener amigos que me ayuden a derrotarla sería una muy buena idea, pero no quiero volver a ser el culpable de muertes.
Sé muy bien que es una decisión egoísta de mi parte, pero... realmente no quiero volver a perder un amigo.
Lo que pasó en la escuela... Lo que pasó con Mei y Cristal... No quiero que algo así pase de nuevo... No creo que pueda soportarlo más.
¡Pero tengo a Crismei a mi lado! Crismei está conmigo. Mientras ella esté conmigo, podré salir adelante.
Mientras estaba distraído con mis pensamientos, llegamos a nuestro destino.
Entramos a un casino y está muy lleno... Hay demasiadas personas, tal vez estén esperando algo.
¿Habrá un espectáculo o concierto?
—El restaurante que te dije está aquí, tienen carne muy deliciosa.
Ella invitará, así que aprovecharé y pediré lo más caro. Fufu. Me siento un aprovechado, pero ella me dijo que tiene mucho dinero. Sería estúpido de mi parte no aprovechar.
—¡¡Damas y caballeros, nuestro invitado especial llegó!!- Gritó Jisas.
¿Eh?
Todos voltean a verme. Jisas está en un escenario... Ah... Ese loco de nuevo.
—¿Ahora qué querrá ese loco?
—¡¡Ahora que llegó, daremos inicio a nuestro sorteo!!
¿Un sorteo?
Un guardia sube al escenario con una jaula con dos chicas semihumanas con cola y orejas de perro dentro de la jaula. Las chicas son bastante parecidas, solo que una parece más mayor que la otra. Tienen el cabello azul y largo, y usan unos vestidos rojos algo rotos y sucios... Déjame adivinar... ¿Madre e hija? Es imposible que sean hermanas.
—¡¡El premio serán dos esclavas semihumanas!!
—¿Esclavas?
Todos empiezan a abuchear... Abuchean...
—¡¡Qué asco!!
—¡¡Malditos demonios!!
—¡¡Fenómenos!!
—¡¡Espero que mueran dolorosamente!!
... Ese odio sin sentido... Los semihumanos son muy amables. Ellos no odian a los humanos. Ellos nunca me trataron mal... Los humanos de este mundo me dan asco.
Y más asco me da Jisas, que trata a los semihumanos como simples objetos. ¡Ellos son personas con derechos, no merecen ser tratados como esclavos por ser diferentes!
Veo a Jisas con odio... Mucho odio.
Tratar como esclavos a dos personas solo por ser diferentes... Me da asco.
... Todos aquí son unos enfermos... ¡Malditos idiotas!
—¡Maldito!
Veo a las semihumanas. Tienen cicatrices en sus caras, sus brazos y piernas. Las semihumanas parecen muy asustadas... E-están temblando de miedo.
Fueron torturadas... ¡Ahhhhhh! ¡La maldita impotencia ataca de nuevo! ¡Quiero subir al escenario y liberarlas, pero...! Pero no puedo... Si lo intento, Jisas matará a personas inocentes...¿Qué debo hacer?
—¡¡El boleto cuesta 100 monedas Izuk!!
¿Boleto...? Tal vez...
Todos empiezan a comprar boletos... Debo hacerlo.
—¿Comprarás boletos?- Dijo Ansmel.
Ella se dio cuenta rápidamente de lo que planeo hacer. Tal vez se dio cuenta porque comencé a revisar mis bolsillos, o porque no dejo de ver con odio a Jisas.
—Sí, gastaré todo mi dinero.
—¡¿Todo?!
¿Eh? ¿Crismei se enojó? Ah, no, creo que solo se sorprendió. Ella es una chica tan pura y amable, que dudo que se niegue a la idea de comprar boletos para ganar a esas semihumanas y liberarlas.
Crismei vuelve a su forma humana.
—¡¿Te gastarás nuestro dinero?! ¿Qué comeremos?
Bueno, es una glotona, pero eso no le quita lo pura y amable.
—Eso no importa ahora.
Ansmel observa a Crismei... Ah, olvidé que ella no la conocía.
—Interesante.
—Ansmel, puedes hablar con Crismei, ahora regreso.
Me dirijo a Jisas, que está vendiendo los boletos.
Nuestras miradas se cruzaron y me sonrió.
—¡¡Abran paso a nuestro invitado especial, parece que quiere comprar boletos!!
Todos se hacen a un lado y me paro frente a Jisas.
Nuestras miradas se cruzan una vez más y me acarició la cabeza. No sentí ninguna hostilidad, así que dejé que me acaricie la cabeza. Si golpeo su mano, podría ser considerado un ataque, prefiero evitar algún malentendido, pues eso solo provocaría las muertes de inocentes.
—¡¿Cuántos boletos quieres, amigo?!
—No soy tu amigo.
—¡Buuuuu! Eres un amargado. Con esa actitud nunca tendrás una novia... Ah, sí, lo olvidé, ni siquiera tienes amigos, mucho menos podrás tener una novia.
Las personas comenzaron a reírse de mí, pero no me importa. Dejó de importarme lo que otros piensen de mí.
—Pobrecito. Sin novia, sin amigos, y los pocos amigos que tenías, están muertos por tu culpa. Tu vida da asco.
—Ah, sí, da asco. Bla, bla, bla. ¿Ya terminaste con tu discurso de villano genérico? No olvides que eres un simple villano de relleno, no eres uno importante. Golan es la única persona que puedo considerar un verdadero villano, tú solo eres un personaje de relleno sin importancia.
—Un personaje de relleno, ¿eh? ¡Hahahaha! ¡A eso me refería! ¡No seas tan frío! Al menos actúa como un protagonista sádico... Oh, esa pequeña niña debe ser Crismei, ¿verdad? Después de todo, sí tienes un amigo... Pero...
Jisas me acarició la barbilla y acercó su rostro al mío. Maldita sea, mi cuerpo quiere temblar. No le tengo miedo, pero mi cuerpo reacciona por puro instinto. ¿Qué tan peligroso es Jisas realmente?
—Tú la amas.- Dijo susurrando.
—¿Eh?
—Puedo ver amor en tus ojos. Tu olor cambió cuando mencioné a Crismei. Ella ha estado contigo desde hace muchos años. Una parte de ti la ama, pero otra parte no quiere amarla porque ella parece una pequeña niña. Mala suerte en la amistad, mala suerte en el amor. Realmente tu vida da asco.
—No quiero perder más tiempo.
Saco todo mi dinero de la bolsa mágica.
La bolsa mágica es un objeto que sirve para guardar objetos. Guardé las enormes bolsas con monedas dentro de esa bolsa. Es un objeto caro, pero valió la pena comprarlo.
—¡Quiero 48 boletos!
—Vaya, parece que quieres tener a esas semihumanas. ¿Por qué las quieres? ¿Como sirvientas? ¿Quieres hacerlas sufrir?
Se quita los lentes... ¿Eh? Jisas tiene 8 ojos pequeños. Parecen los ojos de una araña.
—¿O como amantes? La hija es virgen todavía.
Me guiña con cuatro de sus pequeños ojos... ¿Qué es Jisas realmente?
—¿Eres un semihumano?
—Nací como humano. Tengo estos ojos por otra razón.
Toma mi dinero y me entrega los boletos.
—Suerte.
Se pone los lentes y me da palmadas en el hombro derecho.
—Y espero que ganes el torneo.
Mejor me alejo de él. Mi cuerpo no quiere estar más tiempo cerca de él.
Me alejo rápidamente de él.
—Idiota.
Llego con Crismei y con Ansmel.
—¡Nos moriremos de hambre!- Dijo Crismei.
¡No te preocupes, Crismei! Aunque tenga que vender mi cuerpo, siempre tendrás tus tres comidas al día.
—Calma, luego pensaré en cómo conseguir dinero.
Me pregunto si alguna anciana millonaria está interesada en comprar mi virginidad... ¡Ahhhhhhhh! ¡Es cierto, soy un aventurero! ¡No es necesario vender mi virginidad!
—No te preocupes, yo te compraré comida.- Dijo Ansmel.
¿Eh?
—¡¿En serio?!- Dijo Crismei.
Crismei abraza a Ansmel... Qué celos.
—¡Ahora me caes bien!
Este mundo es muy salvaje y poco avanzado. El sistema monetario es muy básico... Realmente es un mundo salvaje.
•
•
(Pov- Jisas.)
... Hay algo dentro de ese chico. Pude sentir algo poderoso, pero ajeno a él mismo. ¿Algún espíritu? El alma de Ángel es perfecta, tal vez se trate... de un espíritu mágico Divino... Si es así, él es peligroso.
Ya logré cumplir parte de mi sueño, no quiero morir todavía. Quiero que todos en el mundo sean capaces de sentir un poco de diversión en sus vidas. ¡Quiero volverme el mejor Rey! Bueno, en este caso, el mejor gobernante.
Han pasado miles de años desde que mi hermana menor y yo renunciamos a nuestro destino celestial, y no me arrepiento de mi decisión.
Todavía recuerdo el día que tomé esa decisión.
—¿Eh? ¿Cómo que no puede divertirse? ¡No seas un padre amargado! Todos merecemos tener diversión en nuestras vidas. Una vida sin diversión, es aburrida y lenta. Deja que tus hijos salgan a divertirse.
Un día, un extraño chico llegó a mi casa para negociar con mi padre, el antiguo Rey Demonio del mundo 1.
Ese chico, cuyo nombre era Kei Molfer, obligó a mi padre a dejarme salir y divertirme.
Yo siempre había deseado salir afuera y disfrutar del mundo, pero como era el hijo mayor y futuro Rey Demonio, mi padre me obligaba siempre a estudiar y entrenar.
Yo no disfrutaba de estudiar ni de entrenar... Yo no disfrutaba de mi vida, hasta que llegó él y me enseñó a disfrutar la vida.
—¡Uwaaaah! ¡Oye, estamos jugando amistosamente fútbol! ¡Ese balón casi me decapita!
—¡Hahahaha! ¡Lo siento!
Kei me enseñó muchas cosas. A pesar de que solo pasamos una semana juntos, fue la mejor semana de mi vida. Me enseñó muchos juegos, fuimos a fiestas, y me enseñó la importancia de divertirse.
—La diversión nos permite disfrutar la vida. Trabajar y estudiar es bueno, eso no lo negaré, pero si siempre trabajas o estudias, ¿cuándo disfrutarás de tu vida?
Esas palabras cambiaron mi vida para siempre.
—Yo... no quiero ser el Rey Demonio.
—Entonces no lo seas.
—¿Eh?
—Es tu vida, es tu decisión. Si no quieres ser el Rey Demonio, pues no lo seas y dale tu puesto a otra persona. Siempre debes hacer lo que tú quieras y no lo que otros te digan que hagas.
Esa semana con Kei me cambiaron la vida para siempre.
Mi pequeña hermana, que nos acompañaba, también quería disfrutar de la vida y divertirse, así que ambos decidimos renunciar a nuestro destino celestial y nos convertimos en Dioses sin identidad, es decir, éramos seres con el poder de un Dios, pero no podíamos usar nuestros poderes ni interactuar con los humanos.
Nosotros queríamos divertirnos, así que le pedimos permiso al Dios supremo de viajar por los diferentes mundos existentes. Él nos dio permiso, siempre y cuando no nos volvamos importantes, es decir, que no resaltemos. No podíamos derrotar a los peligros que habitaban en los diferentes mundos. Si queríamos ser cantantes, debíamos cantar solamente en un pequeño bar. Si queríamos ser bailarines, debíamos bailar solo en las calles. Eso no nos permitió hacer todo lo que queríamos, pero fue suficiente para divertirnos. Íbamos a fiestas, conocimos a muchas personas, incluso nos enamoramos. Pero nunca pudimos formar una familia. El Dios supremo nos puso una maldición. Si besábamos a alguien, nuestra inmortalidad terminaría, y si teníamos sexo, nos volveríamos humanos por completo y ya no podríamos viajar a otros mundos.
Mi hermana y yo tuvimos parejas, pero nunca avanzábamos en nuestra relación.
Durante más de 150 años, viajamos por 2 de los 63 mundos. Nuestro objetivo era viajar por todo el mundo, visitando cada rincón, cada pueblo, conocer diferentes culturas, tradiciones, fiestas, festivales. Nuestro objetivo era visitar por completo los 63 mundos, pero... nos encontramos con un peligro.
—¡Los encontré!
—¿Eh?
Un Dios dragón del mundo 3 nos encontró cuando comenzamos nuestro viaje en ese mundo. Él quería nuestro poder, así que no nos quedó otra opción más que pelear, pues un hechizo nos impedía escapar.
Lamentablemente, fuimos derrotados. Nosotros no sabíamos pelear, se nos había olvidado.
No quería que mi hermana muriera, así que sacrifiqué mi propia energía vital para enviar a mi hermana a otro mundo.
Desafortunadamente, el hechizo falló, pues me distraje cuando el Dios dragón volvió a atacarnos, lo que provocó que nuestras almas sufrieran daños.
Yo aparecí en este mundo por culpa de ese hechizo, y mi hermana menor... no lo sé.
Cuando aparecí en este mundo, aparecí en el polo norte. No tenía la energía para moverme, así que mi cuerpo se congeló y estuve congelado por miles de años, hasta que Golan me encontró.
Me descongeló y me dio un nuevo hogar.
Y el resto es historia.
—Ya no puedo viajar, pero al menos puedo hacer felices a las personas.
Ya no puedo viajar a otros mundos. La maldición que mi alma tenía se desvaneció, pues el Dios supremo creo que pensó que, como ya no podía viajar a más mundos, que interfiera en uno solo no era problema.
Siempre me gustó ver a las personas divertirse, por eso acepté ser un comandante. Quiero que las personas tengan un lugar en donde puedan divertirse y sentirse a salvo.
No sé si mi hermana siga con vida o no, pero trato de no pensar en eso. A ella no le gustaría verme triste.
—Es por eso que no puedo permitir que Ángel me derrote.
Lo siento, Ángel. Si me obligas a pelear, te mataré. Todavía tengo mucho por hacer.
Sé que has sufrido mucho. Mereces ser feliz. Mereces tener diversión en tu vida... Pero somos enemigos. Personalmente me gustaría invitarte una copa y ser tu amigo, pero no puedo. Lo siento.
Ojalá algún día logres ser feliz con tu amada Crismei. La evolución de las hadas podría ayudarte. Te deseo la mejor de las suertes con el asunto del amor, pero te deseo la peor suerte con tu objetivo de derrotarme a mí o a Golan.
Ya logré cumplir parte de mi sueño. Tengo una ciudad con mi nombre y los ciudadanos son muy felices. Convertiré esta ciudad en la Capital de la diversión, pero si quiero cumplir con ese sueño, debo derrotarte. Te doy una disculpa anticipada, Crismei, por matar a tu novio, Ángel... Realmente lo siento mucho.
•
•
(Pov- Ángel.)
(30 minutos después.)
Ah... Los empleados de Jisas siguen vendiendo boletos.
—¡Se están tardando demasiado!
—¡¡Los boletos se han terminado, el sorteo comenzará!!
—Ah...
Fufu. Y decían que quejarse no servía de nada.
Unos guardias traen una enorme caja llena de papelitos.
—¡¡Suerte a todos!!
El brazo izquierdo de Jisas se transforma en una larga pata de araña... Ah... Si no es un semihumano, entonces eso lo vuelve un monstruo.
—¿Todos los comandantes son así de raros?
Mete su pata en la caja y saca un papel.
—¡¡El número ganador es el 109,620!!
Wow. ¿Se vendieron tantos boletos? ¡Ahhhhhhhh! ¡Malditos ricos, dejándome sin oportunidad!
¡No! ¡No pierdas la esperanza tan pronto, Ángel!
Reviso mis boletos. ¡La esperanza es lo último que muere! ¡Y tengo mi amuleto de buena suerte a mi lado, mi linda Crismei!
Jeje. También tengo otro plan en mente por si pierdo.
—Vamos, vamos... ¿Eh...? S-sí... ¡¡Sí!!
Levanto la mano derecha, mostrando el boleto.
—¡¡Soy el maldito ganador!!
—¡¡Vaya, vaya, que suerte tuviste!! ¡¡Pasa por tu premio!!
Le acaricié la cabeza a Crismei. ¡Sabía que me traería buena suerte!
—¡O-oye, me estás despeinando!
Le sonreí.
—Te ves linda enojada.
—¡N-no trates de verte genial!
Verla enojada es muy adorable.
Paso al frente y le entrego el boleto.
—Diviértete con ellas.
¡Las voy a liberar, es lo que haré!
Los guardias traen la jaula y la abren.
—¡Salgan!- Dicen los guardias.
Las dos salen de la jaula y me ven asustadas. Están temblando de miedo.
No se preocupen, señoritas. Parezco un hijo de puta, pero no lo soy... Bueno, solo lo soy con mis enemigos. ¡Yo seré el que las libere!
Ya saben, el chico bueno de la historia.
—Hola, mi nombre es Ángel.
Les extiendo mis manos
—¿Y sus nombres?
—M-me llamo Liz.- Dijo la mayor.
—Y-yo soy Diana.- Dijo la menor.
Creo que eran madre e hija.
—Bonitos nombres... ¿No me saludarán?
—¡Lo siento!- Dicen las dos asustadas.
Ah...
Me besaron las manos... Eso fue incómodo... Me tratan como un Rey, o su amo... No me gusta.
—No me refería a eso, quiero un apretón de manos.
—C-claro.- Dicen las dos.
Las saludo de manos.
—Es un gusto. ¿Quieren comer algo?
—¿Eh?- Dicen confundidas.
—¿No quieren?
—¿Podemos?- Dicen las dos.
... ¿Tampoco las alimentaban? ¡¡Ahhhhhhhh!! ¡Maldito mundo salvaje!
—Claro.
—Se lo agradecemos.- Dicen las dos un poco menos confundidas.
Pasamos entre las personas. Miradas de asco y furia... ¿Por qué odian tanto a los semihumanos? Este odio no tiene ningún sentido.
—¡¡Malditos demonios asquerosos!!
... ¿Demonios asquerosos?
... Las chicas están llorando y tiemblan mucho de miedo... Ser consideradas demonios asquerosos las está afectando.
El único demonio es Golan... No permitiré que las sigan insultando.
Volteo a ver al hombre que dijo eso.
—Vaya, ¿dices que son demonios?
Me acerco a él, y con cada paso, el miedo de ese hombre aumenta.
—El único demonio aquí, soy yo.
Me acerco demasiado a él y le sonrío.
—Vigila tu espalda a partir de ahora, en cualquier momento te mataré.
Me acerqué a su oído.
—Ya no hay vuelta atrás. Estás más que muerto.
El hombre se pone pálido y se va corriendo.
—¡¡Lo siento!!
—Jeje, me vi genial.
No lo mataré porque no tengo tiempo de matar personas que no conozco.
Me acerqué a las chicas y les sonreí.
—No dejen que las palabras las afecten. Yo sé que ustedes no son demonios. Juzgar por la apariencia está muy mal. Vengan, por favor.
—S-sí.
Llegamos con Crismei y Ansmel.
—Ansmel, préstame algo de dinero, quiero comprar algo de comida para ellas.
—Claro.
Prometo regresarle el dinero... Algún día... Si me acuerdo... Jeje. Ella dice que tiene mucho dinero. Prestarme un poco no le afectará.
•
•
(Minutos después.)
¡Ahhhhhhhh! ¡Maldita discriminación sin sentido alguno!
Tomo de la camisa a un mesero... Estoy realmente enojado... ¡Muy enojado!
—¡¿Cómo que no podemos comer aquí?!
—N-no los dejaré entrar con esos demonios asquerosos.
—¡Entonces pueden meterse la comida por el...!
—¡Ángel!
Crismei me interrumpe y me toma del brazo.
—¡Ángel, cálmate! Podemos comer en otro lugar.
... Ah.
Suspiro y lo suelto. Tienes suerte de que no pueda desobedecer a Crismei. Ah, y tampoco quiero verla triste.
—Está bien, vámonos.
Salimos del casino... Maldita discriminación.
—Lo siento, Liz y Diana, no pude conseguir comida.
—N-no hay problema, amo.- Dijo Liz.
—N-no se preocupe por nosotras.- Dijo Diana.
Las observo con una mirada seria... No me gusta que me traten como su amo... Eso me trae malos recuerdos.
Sonia me trataba como una basura, yo me sentía horrible y me dolía ser tratado así. Yo no las trataré como Sonia me trató a mí.
—No me digan amo... Les conseguiré comida y podrán irse, no serán mis esclavas.
—¡¿En serio?!- Dicen las dos sorprendidas.
—Sí, no se preocupen... Crismei, ¿puedes ir a conseguir comida?
Le entrego el dinero.
—Cuando la consigas, ve a la posada.
—¡Sí!
Crismei se aleja corriendo.
—Yo debo ir a prepararme para la pelea, adiós.- Dijo Ansmel sonriendo.
—Nos vemos después. Y gracias por el dinero.
Ansmel se aleja caminando mientras se despide con la mano.
—Bueno... ¿Quieren descansar?
•
•
(Minutos después.)
Entramos a la posada y el encargado nos grita. Ah, otra vez.
—¡¡No puedes entrar con esos demonios aquí!! ¡¡Lárgate!!
Las dos se esconden detrás de mí con miedo... Miedo... ¿Te atreviste a asustarlas frente a mí? ¿Te atreviste a insultarlas frente a mí?
—No lo haré.
Me acerco a él.
—Y no te quejes, ¿entendido?
Me le quedo viendo y él comienza a temblar. Todos me conocen en la ciudad por culpa de Jisas, así que dudo que haga algo estúpido.
—E-está bien.
—Gracias.
Sin perder más tiempo, entramos a la habitación... Odio que las traten de esa manera... Realmente odio la discriminación.
—Bien, pueden descansar. Crismei regresará en cualquier momento con comida.
Me acuesto en el suelo.
—Tengo una pequeña duda, ¿cómo se hicieron esas cicatrices?
Sé que fueron torturadas, pero es una pregunta que me llevará hacia el culpable.
—Nuestro antiguo amo nos las hizo.- Dijo Liz.
—Cuando se aburrió de golpearnos, nos hizo las cicatrices con un ácido.- Dijo Diana.
... Ácido... Le haré lo mismo a ese idiota.
—Eso es muy cruel... ¿Quién era su antiguo amo? ¿Saben su nombre?
—Se llama Freipo, es el hijo del comandante Treifus.- Dijo Liz.
—¿El hijo de un comandante?
... Si es menor de edad, ¿podré matarlo? No lo sé... Mejor no pienso en eso ahora.
Me levanto del suelo.
—No me sorprende... ¿Son madre e hija?
—Sí, ¿por qué?- Dijo Liz.
—Solo tenía curiosidad... ¿Tienen algún familiar? ¿Tienen con quién quedarse?
—No, solo somos mi hija y yo.- Dijo Liz.
—Ya veo... Entiendo... Les diría que pueden quedarse conmigo, pero soy muy peligroso... En unos días regresaré a la ciudad semihumana, hasta entonces se quedarán conmigo, ¿está bien?
—Se lo agradecemos.
Me quito la camisa y tomo una toalla... Ah, están temblando. ¡¿Parecía que quería violarlas?! ¡L-lo siento mucho! ¡Debo aclararlo!
—En la posada hay unas aguas termales, ¿quieren ir?
—¡¿J-juntos?!- Dicen las dos nerviosas.
¡Ahhhhhhhh!
¡Mierda, dije una tontería! ¡Ángel, debes pensar mejor lo que dices!
—N-no, las aguas termales están separadas por sexo, no se preocupen.
—E-está bien.
—Ahí hay unas toallas, vamos.
Las dos toman las toallas y salimos de la habitación... Ah, problemas innecesarios.
—¡¡Ahí están!!
El encargado me apunta con su dedo índice y a su lado están unos guardias.
—¿Hay algún problema?
Me ven y los guardias se alejan poco a poco. Jeje.
—¡No sabíamos que era usted!
—¡Nos retiramos!
Los guardias se van del lugar corriendo.
El encargado queda en shock al observar eso. ¿Realmente no me conocía? Pobre idiota.
—Vaya, vaya, vaya.
Me acerco al encargado.
—¿Tienes algún problema conmigo?
—¡E-esos demonios espantarán a mis clientes!
Le doy palmadas en el hombro izquierdo.
—No me importa.
Me acerco a su oído derecho y le susurro.
—Y no les digas demonios, ¿entendido?
—Pero...
Pongo mi dedo pulgar derecho en sus labios.
—Haz lo que te digo o tendré que matarte. ¿Por qué crees que los guardias me tienen miedo? Porque soy capaz de darle pelea a Jisas. Y tú estás lejos de ser peligroso para mí. Piensa mejor tus acciones. ¿Entendido?
El encargado se pone pálido.
—¡E-entendido!
Me alejo de él.
—Gracias.
Volteo a verlas y les sonrío.
—Vamos.
En el pasado, tenía planeado abandonar a la humanidad y unirme al Rey Demonio, pero dejé de pensar en eso hace mucho tiempo. Golan es malvada, permite la esclavitud de semihumanos.
Por culpa de Golan, perdí a mis amigos... La mataré... Definitivamente la voy a derrotar.