La dolorosa vida de Ángel.
CAPÍTULO 21
Crismei y yo estamos sentados juntos en una banca, en un parque.
Somos como padre e hija... Ah... Se siente bien tener una amiga.
—Aquí también hay parques. Realmente no es muy diferente a mi mundo.
Bajo la cabeza y suspiro. Somos pobres... No, pobres no, ¡extremadamente pobres! No puedo creer que no me alcance para nada con el poco dinero que tengo. Comenzaré a pedirle un sueldo a Sonia o al Rey. ¡Debo darle una buena vida a Crismei!
—¿Qué hacemos? Ya fuimos a muchas posadas y todas son muy caras, no me alcanza.
No quiero dormir en la calle.
—No lo sé... Podemos dormir en un callejón si quieres.
—No puedo permitir que duermas en un callejón... No lo sé... Tal vez podamos conseguir algo de dinero y así pagar una posada.
—¿Cómo?
—No lo sé... Tal vez trabajando...
—¡¡Déjala!!
¿Alguien gritó?
Veo a un hombre muy alto y que parece muy fuerte, golpeando a una mujer. El hombre tiene una espada en su espalda, probablemente sea un criminal. La mujer usa un vestido café roto y tiene el cabello corto y rojo... Las mujeres de este mundo son muy hermosas. El cabello de colores de este mundo es genial.
Al lado de la mujer, hay una niña pequeña. La niña tiene como 7 o 9 años, usa un vestido negro y roto, y tiene el cabello rojo y largo.
Madre e hija, ¿eh? Creo que son pobres.
—¡Deja a mi mamá!- Dijo la niña llorando.
—¡Cállate!- Dijo el hombre enojado.
El hombre le da una cachetada a la niña y ella cae al suelo. Ver eso me llena de furia. Nadie golpea lolis frente a mí.
—Crismei, conviértete en espada.
—Sí.
Crismei se convierte en espada y la tomo con mi mano derecha.
Me levanto y me dirijo al hombre con una mirada de furia.
¡Odio a las personas como él! Tengo el poder necesario para defenderlas, ¡y eso haré! No permitiré que personas inocentes sean lastimadas.
—¡Oye!- Digo enojado.
El hombre voltea a verme enojado. No me da miedo esa expresión, idiota. Sonia da mucho más miedo, incluso cuando sonríe normal.
—¡¿Qué quieres, enano?!
¿Enano? ¡Estoy en crecimiento todavía! Todavía puedo crecer... Eso espero.
—¡Deja a esa mujer en paz!
—¡¿Y si no quiero?! ¡¿Me matarás?!
Se empieza a reír y saca su espada.
—¡Te metiste con la persona equivocada!- Lo dijo con un tono burlesco.
No, es al revés. Tú, personaje de relleno, te metiste con la persona equivocada.
Me intenta golpear, pero esquivo su ataque fácilmente.
Crismei, eres increíble. Puedo esquivar sus ataques sin problemas. Mi cuerpo reacciona casi al instante.
—No quiero matarte, pero...
Lo ataco rápidamente y me alejo de él. Le hice varias heridas pequeñas, pero profundas, en todo su pecho y él cae al suelo sorprendido.
Está tan sorprendido, que se le olvidó quejarse de dolor. Se está desangrando, obviamente está sufriendo, pero está en shock por mi velocidad.
Créeme, yo también estoy sorprendido, pero yo tengo a Crismei, que probablemente sea una arma tramposa.
—Al menos te haré sufrir.- Digo sonriendo.
—E-eso fue increíble.- Dijo con un tono de sorpresa y nervioso.
Lo fue, ¿verdad? Todavía no me acostumbro a usar a Crismei, pero me siento increíble cuando la tengo en mi mano. Me siento más fuerte y valiente. Me siento realmente increíble. Me llena de confianza... De poder.
Pongo la punta de la espada en su garganta. Bien, bien, bien. Me gusta esa mirada. Me tiene miedo.
Bueno, probablemente él piense que lo mataré. No soy un asesino, pero al menos lo fingiré para sacarle información.
—Ahora, dime, ¿por qué la estabas golpeando?
—N-no pagó su parte.
—¿Su parte? ¿A qué te refieres? Necesito el contexto completo.
La mujer se acerca a mí.
—Él chantajea a los dueños de negocios. Nos obliga a darle una parte de nuestras ganancias.
Oh, ya veo. Así controlan la ciudad, ¿eh?
—Ya veo... Dime, ¿eres parte de Volfer?
—S-sí.- Dijo el hombre asustado.
—Y el dinero que les quitas se lo queda Volfer, ¿verdad?
—E-es correcto.
—Ya veo... Crismei, fortalece mis piernas.
—¡Sí!- Dijo Crismei.
Le doy una gran patada en el costado izquierdo y lo saco volando varios metros.
Wow... La fuerza que me da Crismei es increíble. Probablemente le fracturé algunas costillas.
—¡Vete de aquí antes de que me arrepienta de dejarte vivo!- Digo enojado.
El hombre se levanta y se va corriendo asustado. Gané... ¡Gané! ¿Ahora quién es el perdedor...? Ah, no tengo a nadie para presumirlo. Bueno, al menos soy capaz de proteger a los débiles.
La niña se acerca a mí, muy feliz y emocionada. Es adorable.
—¡Muchas gracias, señor!
—De nada.- Digo sonriendo.
Crismei vuelve a su forma humana.
—¡¿Por qué no lo mataste?!- Dijo enojada.
Oye, no soy un enfermo, y tampoco soy un asesino. Nunca he... Nunca he... Espera... El Golem antes era... No, él sacrificó su vida y se convirtió en un monstruo. Ya no era una persona... ¿Verdad?
Mejor no pienso en eso.
—¿Por qué...? No soy un asesino... Sé que es un criminal, pero no soy un asesino... Solo mataré a los jefes.
Después de todo, si quiero derrotar a esta organización criminal, necesito matar a los líderes para mostrarles a todos que no se pueden meter conmigo, y me ganaré una buena reputación.
Cuando sea lo suficientemente importante, como para que los gobernantes de otros países se interesen en mí, volveré a este mundo uno mejor. Voy a prohibir la esclavitud y la discriminación.
Y en un próximo futuro, también la monarquía. ¡Viva la democracia...! Aunque también puede haber corrupción... Ah, es cierto, es demasiado trabajo para una sola persona. Después pienso mejor en lo que haré. Mi plan principal todavía es darle mi lealtad al peligro que se acerca y pedirle esposas Súcubos, y si son vírgenes mejor, aunque no creo que eso sea posible.
Ah, no, solo una esposa. Tampoco soy un depravado sexual.
La mujer nos observa sorprendida. Oh, seguramente ver a Crismei la sorprendió, pues ella no aparta su mirada de Crismei.
Sí, cualquiera estaría sorprendido si viera a una espada transformarse en una niña.
—No se preocupe, es raro, pero ella es mi espada.
—¡Mi nombre es Crismei!- Dijo Crismei con una gran sonrisa.
—M-mi nombre es Riasme, y ella es mi hija, Drania.
... Wow... Nombres cortos, pero me gustan.
—Fue un gusto, pero nos retiramos...
Espera, ella es la dueña de un negocio. ¡Es mi oportunidad de conseguir dinero y un lugar para dormir!
—Usted es dueña de un negocio, ¿cierto?
—Sí, tengo unas aguas termales y un restaurante.
¿Aguas termales? Escuché algo sobre eso de Cristal. Hay una leyenda en esta ciudad, sobre una criatura de fuego que vive debajo de esta ciudad. Esa criatura calienta demasiado el agua de cierta zona de la ciudad. Esa zona, mejor conocida como las aguas termales del infierno, son muy caras, así que los negocios, como el de la señora Riasme, hacen sus propias aguas termales artificiales, para que las personas comunes y corrientes como yo, puedan disfrutarlas.
Me interesa descubrir si esa leyenda es verdadera o falsa, pero no tengo tiempo.
—Interesante... Permítanos trabajar para usted por un día.
—¿Trabajar?
—Necesitamos un lugar en donde dormir, y como no puedo pagar una posada, tal vez le interesaría contratarnos por un día y, a cambio, nos dejaría dormir en su negocio.
Y aprovecharé para bañarme. Espero que sean mixtas. Jeje.
—No estoy buscando trabajadores, pero tratándose de ustedes, está bien.
—Se lo agradezco. Bueno, Crismei, dormiremos bajo un techo.
—¡Yei!
•
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Casino Veninfe.
Dos hombres con armaduras y con unas piedras mágicas en las manos que iluminan el lugar, abren una puerta. La puerta se abre y dentro hay decenas de mujeres y niñas asustadas.
—¡Entra!
Un tercer hombre se dirige a la puerta, jalando del brazo derecho a Cristal y la mete a la fuerza con las demás.
—¡El jefe nos ordenó no tocarte, tuviste suerte, mocosa!
Cierran la puerta y todo queda a oscuras.
Cristal empieza a llorar, pero se limpia las lágrimas rápidamente, pues tiene la confianza de que alguien la rescatará.
—Ángel...
Toda su confianza está en él.
•
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Ah... Está vacío... Bueno, ya es de noche. Las parejas de esta posada ya se fueron a tener sexo a sus habitaciones. Como trabajamos, no pudimos disfrutar del agua hasta que terminó nuestro turno.
—¡Se siente muy bien!
—Ah... Sí. Demasiado bien. Nos merecemos un descanso.
El líder me dio su palabra de que no tocarán a Cristal, así que puedo relajarme y no preocuparme tanto por ella. Su palabra debe valer algo, viniendo de un hombre tan elegante como él. Nunca lo vi enojado ni nervioso cuando hablamos.
Ah, sí, y Crismei está disfrutando del agua a mi lado, pero está usando una toalla.
Ella quería entrar desnuda conmigo, pero me negué. No la veo con ojos lujuriosos, pero tampoco está bien que ella se bañe desnuda conmigo. No compartimos sangre, así que sería raro.
Yo también estoy usando una toalla, obviamente.
—Por cierto, Crismei, ¿cuántos amos has tenido?
—Solo dos, incluyéndote. ¡Y tuve la suerte de que mis dos amos hayan sido personas muy amables conmigo! Tenía miedo de que me tocara un amo pervertido o malvado.
—Eso sería muy desafortunado... Crismei, ¿tu antiguo amo mataba personas?
—Cuando era necesario, lo hacía. Él odiaba eso, pero sabía que era necesario.
—Era necesario, ¿eh?
Es cierto, este país es demasiado corrupto, no puedo confiar en que los criminales terminen presos, podrían terminar libres.
—Tengo miedo de matar, pero... Pero... No lo sé... Sé que es necesario, pero no sé si pueda.
—Solo piensa en el bien que harás cuando logres matar a los líderes. Si no peleas con la intención de matarlos, tú podrías morir... Y no quiero que mueras... Tú... Tú me recuerdas demasiado a mi antiguo amo, no quiero perderte también.
—... Crismei, él y yo somos dos personas completamente diferentes. No me veas como él, mírame como Ángel, un chico pervertido y que quiere salir adelante con su vida. No soy el reemplazo de tu antiguo amo.
—P-perdón, no lo decía con esa intención.
—No te preocupes, Crismei... ¿Y qué comida te gusta?
—¿La comida que me gusta?
—Quiero conocerte mejor. Estaremos juntos por mucho tiempo, quiero llevarme bien contigo. Ya sabes, ser mejores amigos.
—¡Síp! Me encanta la carne de vaca. ¡Y las manzanas!
—Yo prefiero las fresas y el pollo frito.
—¡También me encantan las fresas!- Dijo con una gran sonrisa.
—Fufu. Eres tan adorable. No pareces una anciana.
—¡¿A quién llamas anciana?! La mayor parte del tiempo de vida que tengo, la pasé dormida, ¡así que soy muy joven, no soy una anciana! Creo que tengo unos... 23 años. Sí, algo así.
—Vaya, sigues siendo mayor que yo... ¿Quieres ir a entrenar?
—¿A esta hora?
—Debemos prepararnos.
—¡Es cierto! Vamos.
•
•
Estamos en la habitación que nos dieron, y estoy haciendo abdominales mientras Crismei revisa mi pulso.
—Tu condición física es bastante buena, pero puede mejorar más.
—Gracias.
Debo comenzar a entrenar pronto. Debo volverme fuerte, incluso sin usar a Crismei.
Entrenamos juntos una hora, planeamos lo que haremos y nos fuimos a dormir, pues necesitaremos dormir bien para tener energía.
•
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(Al día siguiente.)
Crismei y yo nos despedimos de Riasme y de Drania.
—¡Muchas gracias por todo!- Decimos Crismei y yo.
Nos salvaron de dormir en el frío.
—¡Cuídense!- Dijeron las dos sonriendo.
Crismei está sentada sobre mi hombro derecho en su forma como hada y empiezo a correr.
—Bien, son las 8 de la mañana. ¿Recuerdas el plan?
—Fortalecer tus brazos para que ataques mejor y fortalecer tus piernas cuando intenten atacarte.
—Bien, ahora solo debemos encontrar a los jefes. Riasme nos dijo que la ciudad se divide en cuatro sectores. En cada sector hay un jefe, así que supongo que primero debemos ir con el jefe de este sector.
—Riasme dijo que el jefe podría estar en el burdel "Sol" o en el restaurante "Luz de luna".
—Vayamos primero al burdel, rescatemos a las mujeres primero.
Daremos el primer paso.
•
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(Minutos después.)
Dos hombres están sentados en una mesa, rodeados de mujeres semidesnudas.
—¡Traigan más alcohol!- Dijo uno de ellos con un tono molesto.
Uno de ellos toma del cuello a una mujer.
—¡¿No escuchas, zorra?! ¡Trae más alcohol!- Dijo enojado.
La empuja y la mujer cae al suelo.
—¡Rápido!
Ellos no son los líderes, pero son asquerosos. Me encargaré de ellos primero.
Derribo la puerta y entro a la fuerza. Tengo mi espada en la mano derecha y estoy listo para pelear.
—¡Busco al jefe!- Digo enojado.
Los dos se levantan y sacan sus espadas.
—¡Largo!- Dijeron enojados.
Sus espadas empiezan a brillar.
¡¿Magia?!
—Ángel, no te asustes, ese brillo significa que su filo aumentó. Son armas mágicas.- Dijo Crismei.
—Ya veo.
Me dirijo a los hombres y me intentan atacar. Me agacho y esquivo sus ataques.
Rápidamente me pongo mi espada en la boca y tomo de las piernas a los dos.
Los jalo y caen al suelo.
Tomo de nuevo la espada con mi mano derecha.
—Fortalece mis piernas.
—¡Sí!
Les doy una gran patada en la entrepierna a los dos y se desmayan... Están sangrando... Sus entrepiernas están sangrando... ¡Les rompí los testículos! C-creo que usé demasiada fuerza.
—B-bueno... Solucionado.
Volteo a ver a las mujeres.
—¿Trabajan aquí porque quieren o las obligan?
Las mujeres se acercan a mí llorando.
—¡Nos obligan!
—¡Si no hacemos lo que nos dicen, nos matan!
—¡Por favor, ayúdanos!
Mataré a todos aquí. Prostitución en contra de la voluntad de las mujeres. Violación. Malditos enfermos.
—Ya veo... ¿El jefe se encuentra aquí?
—E-está en el sótano.
—Bien, huyan de aquí, yo me encargaré de todo... ¿En dónde está el sótano?
Una mujer me toma del brazo izquierdo.
—Es por aquí.
Siento sus pechos en mi brazo y me pongo algo nervioso. Qué suaves... ¡N-no te distraigas, Ángel!
—G-gracias.
La mujer abre una puerta y veo unas escaleras que se dirigen a una arena de pelea. La arena está iluminada por antorchas. Los dos hermanos están ahí y cada uno tiene dos espadas en sus espaldas.
—¡Ya llegó, hermano!
—¡Es momento de divertirnos, hermano!
Volteo a ver a la chica.
—Gracias.
Empiezo a bajar por las escaleras.
—Son los hijos de Merteo... Supongo que cada integrante de su familia es un jefe.
—Supongo que sí.
—Es un negocio familiar... Interesante.
—¡¡Antes de empezar, queremos decirte algo!!
—¡¡No juzgues a una persona sin conocerla!!
—¡¡Y tampoco confíes tan fácil en los que te ayudan!!
¿Eh? ¿Qué dicen?
Uno de ellos toma de los pies al otro y empieza a dar vueltas.
—¡¡Empecemos!!
Lo lanza hacia mí y logro esquivarlo.
Se detiene y se para detrás de mí.
—Hola, Ángel.
Saca dos espadas y me intenta atacar. Me alejo de él y empiezo a correr hacia la arena.
El otro también saca dos espadas y se dirige a mí.
—Tengo que tener una distancia segura para lanzar el hechizo "Faio soul zes".
—Sí, si no, te dañaría a ti también.
Es mi hechizo más poderoso, si impacta en uno de ellos, mi victoria estará asegurada.
—Bien... Creo que se me ocurrió algo.
Me dirijo a uno de ellos corriendo.
—Saltaré
—¡Entendido!
Uno de ellos intenta atacarme, pero salto y evito su ataque.
Extiendo mi mano derecha y le apunto.
—¡Faio soul zes!
Una gran esfera de fuego sale de mi mano y le doy. La esfera de fuego explota y él está en el suelo, completamente herido y rodeado de sangre.
No intentó esquivarlo porque ese hechizo es conocido por no hacer tanto daño. Es probable 2ue él haya pensado que podía destruirlo con su espada, y cuando se dio cuenta de lo enorme que era, no tuvo tiempo de escapar.
—¡Hermano!
—Eso gastó mucha de tu energía mágica, intenta no tener que usarlo.- Dijo Crismei.
—Está bien.
Aterrizo y me dirijo al otro.
—¡Tu turno!
Lo ataco y nuestras espadas chocan, se protegió usando sus espadas.
Lamentablemente, esa no es mi única arma letal.
—¡Piernas!
Le doy una gran patada en el costado izquierdo y lo saco volando varios metros.
Cae al suelo y vomita... Qué asco.
—M-mierda...
Se levanta con dificultad. Debo terminar con esto.
Extiendo mi mano derecha y le apunto.
—Esta será la última vez que lo usaré. ¡Faio soul zes!
Una gran esfera de fuego sale de mi mano y le doy. La esfera de fuego explota y él está en el suelo, completamente herido y rodeado de sangre... Ah... Sus ojos explotaron. Me dieron ganas de vomitar.
—Crismei, ¿e-están... muertos?
Crismei vuelve a su forma humana y se dirige a uno de ellos.
—Espera...
Crismei revisa el cuerpo.
—Sí, lo está.
Crismei se dirige al otro y lo revisa.
—¡Los dos están muertos!
Bajo la mirada y cierro los ojos... Acabo de matar a dos personas... ¿Hice lo correcto?
—Soy un asesino... Pero ellos hicieron cosas muy malas.
Abro los ojos y veo mis manos temblorosas.
—Soy un asesino que hace lo correcto, así que no debo sentirme mal por eso... ¿Verdad?
Crismei se transforma en hada y se dirige a mí.
—¡No te preocupes!
Sube a mi hombro derecho.
—Ellos hacen cosas peores, esto es lo mejor. Si no los matas, seguirán aprovechándose de los plebeyos. No te sientas mal, estás haciendo lo correcto.
—Lo sé, pero... Supongo que tienes razón. Vámonos, aún faltan más jefes por derrotar.
—¡En marcha!
Soy un asesino, pero no tengo tiempo de sentirme arrepentido. Personas inocentes cuentan conmigo para ser libres. Cristal está en peligro por mi culpa, no debo decepcionarla más. La salvaré, y para salvarla, debo matar a los jefes.
Debo volverme un asesino para librar a esta ciudad del mal... Debo pelear sin sentir arrepentimiento alguno... No debo sentir pena por ellos... No por ahora.