El trío de adolescentes está en el salón de clases, aunque en receso; todos están afuera a excepción de ellos.
—¿Qué les dijeron sus padres? —Toma la palabra Oliver que está de pie y apoyado en el pupitre frente a sus dos amigos.
—A mí me dijeron que son descendientes mágicos, específicamente somos magos, aunque todavía no logro procesar esta información... —Habla Edd mientras se rasca la cabeza con cara de confusión, como si sus ojos dieran vuelta cual ruedas.
—Pues al parecer mi padre es un mago, pero mi madre es normal y yo salí a ella —Toma la palabra Michel con cara de confusión y a la vez de decepción —¿Y a ti? —Agrega y dirige su mira a Oliver para desviar la atención.
—Pues realmente todo esto ha pasado muy rápido, ahora resulta que no soy normal y tengo una mordida en mi brazo —Hace una segunda pausa para continuar hablando —. Según mi madre mi familia son mágicos, magos y hechiceros creo que dijeron, pero también que Ada y yo somos diferentes… no explicó nada más que eso.
—Esto es una locura —Retoma la palabra Edd —. Es verdad que me gusta lo paranormal y fantasioso, pero nunca pensé que yo fuese a formar parte de eso. Muchísimo menos que existía algo tan importante y que estuviera tan oculto.
—Yo tengo una duda: ¿alguien sabe qué paso con la chica y el perro? —Michel se pone en posición cómoda esperando una respuesta de sus amigos.
Oliver abre ligeramente sus ojos; esa noche él había sido impactado por una chica inconsciente y atacado por una especie de perro demoníaco gigantesco, su familia no le explicó nada sobre esa chica y esa cosa que lo atacó ¿Estarán vivos? ¿Dónde? ¿De dónde vendrán?
—Sé lo mismo que tú… —Responde Edd —: salieron de un extraño óvalo en una pared y atacaron a Oliver, pero Don Julián llegó y espantó a esa bestia para rescatarnos. De la chica y de dónde fue el animal no sé nada.
—¡Ah, esto es mucha información para mi cabeza! —Oliver coloca las manos en su cabeza y comienza a revolotear su cabello.
—Eh, perdón, ¿ustedes son Michel, Edd y Oliver? —Una voz femenina proveniente de la puerta a espaldas de Oliver interrumpe la charla. Se voltean a la par lentamente para ver quién es la persona que habla, pero un pensamiento los invade: «¿Escuchó de lo que hablábamos? Ya metimos la pata». Gotas de sudor comienzan a caer de sus frentes al darse cuenta de quién es esa persona y lo que significa que ella se entere.
—Stephannye...
«¿Ahora qué vamos a hacer?» Es el pensamiento que cruza por la cabeza de los muchachos. Stephannye los ha escuchado y al ser una de las chicas más populares del colegio el chisme se esparcirá rápidamente por todos lados; esto va mal, sus padres los van a matar….
—¿Acaso están ebrios? —Pregunta la chica de tez blanca y cabello rubio mientras inclina levemente la cabeza.
—¡No! No es eso, solo estábamos hablando de... —Oliver hace una pausa para pensar una excusa —…una historia que estamos escribiendo…
—¿Si? ¿De qué trata esa historia? —Stephannye pega un pequeño brinco y posa un dedo sobre su labio inferior.
—Pues trata de... —Gotas de sudor se dibujan en la frente del joven de cabello café que ahora aprieta muy fuerte su sudadera de color negro.
—¡De experimentos secretos del gobierno! —Interrumpe Michel poniéndose frente a su amigo que ahora está ocupado intentando no desmayarse por la presión.
—Ya veo… —Stephannye mira para el suelo y se queda así unos momentos —. Está bien, les creo, pero mi celular no —Agrega y muestra la pantalla de su celular con la aplicación de grabadora abierta.
—Tú... —Susurra Michel mientras comienza sudar en frio.
—Está prohibido ingresar a la institución en estado de ebriedad —La rubia sonríe mostrando esa hermosa dentadura que le encanta a Oliver y haciendo que trague saliva ante tal bella expresión. La muchacha retrocede lentamente y sale corriendo del salón.
—¡Maldición, hay que quitarle el celular! —Grita Michel y toma de la mano a sus dos amigos para ir detrás de la rubia. Salen al pasillo, corren desesperadamente para alcanzar a la joven que acaba de doblar a la izquierda al final del pasillo, Michel lleva la delantera, siempre ha sido el más atlético de los tres. Mientras tanto Oliver y Edd corren detrás de él intentando no chocar con los alumnos que hay en el camino, pero no puede evitar llevarse alguno que otro por delante.
—¡Ven aquí! —Grita el moreno mientras se acerca cada vez más a la joven que ahora está subiendo las escaleras.
Acelera el paso, pero todavía no es suficiente para alcanzar a la chica que hace la misma acción escapándose de la vista de Michel, hasta que llegan a la azotea.
—¿Dónde estás? —Abre la puerta y grita mientras respira como alguien que acaba de salir del agua después de aguantar la respiración por mucho tiempo.
—Mi-chel...—Lo llama Edd, llegando detrás con Oliver.
Ambos apenas pueden respirar después de la repentina y veloz carrera, están como si se les fueran a salir los pulmones por la boca. Ambos se acercan a Michel que está cerca de la orilla del lugar. «¡POM!» Suena un portazo que hace que los jóvenes se den la vuelta de golpe y ahí está:
—Vaya Michel, sí que eres rápido...—Habla la joven sonriente y apoyada en la puerta —, pero no suficiente para alcanzarme —Agrega cambiando su expresión a una más seria.
—¿Por qué nos hiciste correr hasta aquí? —Oliver se pone en medio de sus amigos, ahora ya con los pulmones más calmados.
—¿Saben que así cualquiera los puede descubrir? —Stephannye se acerca amenazante a los chicos y lea vuelve a mostrar su celular dando a ver que la aplicación de grabar está abierta, pero no está grabando nada.
—Stephannye...
—¡Por lo menos cierren la puerta para la próxima! —Agrega la joven cruzándose de brazos mientras se voltea —¡Ya pueden salir chicas!
Detrás de la puerta que lleva a la escalera salen dos jóvenes que se acercan a Oliver y a sus amigos.
—Ara, ara, ¿Qué tenemos aquí? —Dice una de las chicas acercándose más a Oliver mientras lo analiza de pies a cabeza.
—P-perdón ¿P-pero ustedes quienes son…? —Pregunta el joven nervioso, ya que la extraña chica comienza a rodearlo.
—Yo soy Alexa Black, tengo dieciocho años —Responde la chica de cabello oscuro con flequillo que solo deja ver su ojo izquierdo que es de color rojo carmesí. ¿Usará algún tipo de truco para que su ojo se vea así?
—Y yo Eliza Black de dieciocho años —Habla la otra chica con tono muerto, sin ninguna expresión, el cabello gris ceniza cubre sus ojos.
—¡Somos mellizas! —Agrega Alexa mientras se pone junto a su hermana posando de manera sensual. «Son idénticas, lo único que las diferencia es su cabello, su voz y su forma de ser» piensa Oliver mientras observa que el cuerpo de ambas es igual, la altura, el grosor de sus caderas y busto, hasta la tez pálida de ambas.
—El Sub-Consejo del norte nos ordenó que los cuidáramos y fuéramos sus maestras temporales —Interrumpe Stephannye, que está de espaldas como dando a entender que no le gusta ese deber.
—¿Cuidarnos? —Habla Edd, que ya llevaba mucho tiempo callado.
—Así es, Alexa cuidará de Michel, yo de Edd y Stephannye de Oliver —Responde la chica de ojos ocultos, hablando nuevamente como si fuera una máquina.
—¿Eso es necesario?
—Nosotras tampoco queremos, pero es una orden y tenemos que obedecer —Responde la rubia dándose por fin la vuelta para mirar a los chicos.
—Yo no quería, pero viendo lo lindo que es este niño cambié de opinión... —Dice Alexa con tono provocador mientras se le acerca a Oliver y le toma una nalga, haciendo saltar a este último.
—Como sea, a la salida del colegio los estaremos esperando. De ahora en adelante después de clases irán a mi casa, que es el lugar donde van a aprender y entrenar ¿Entendido? —Stephannye se pone como sargento y señala a los jóvenes los cuales llevan las manos a la frente cual soldados, haciendo reír a Alexa.
—¡Sí señor!
Ya están afuera con sus bicicletas, al parecer las chicas también se manejan en ellas, lo que es raro, ya que los chicos pensaban que Stephannye andaba en automóvil.
—Síganos y no se pierdan ni retrasen porque no los vamos a esperar —Stephannye habla y toma la delantera junto con Eliza.
—Yo si volveré por si te pierdes, niño —Alexa habla a Oliver y le guiña el ojo.
Los chicos comienzan a pedalear detrás de Stephannye pero hay algo que llama la atención de Oliver: «¡Maldición que bien le queda la ropa deportiva!» dice en su mente al ver la espada baja de la muchacha rubia que lleva dicha ropa de color rosa al igual que las hermanas Black; Alexa lleva color negro y Eliza el color gris. Él y sus amigos también llevan ropa deportiva, se habían cambiado unos minutos antes de ir al lugar de encuentro.
—Stephannye, parece que al niño le gusta ¡Esto! —Alexa y le toma una nalga a su amiga haciéndola poner como un tomate.
—¡Alexa! —Grita mientas se voltea a ver a Oliver con ojos amenazante por lo que el joven desvía la mirada.
Sin darse cuenta ya están frente al portón gigante que es la entrada a la casa de Stephannye: su hogar abarca toda una cuadra y está totalmente amurallado. La puerta se abre e ingresan con sus bicicletas. El camino está rodeado por arbustos con diversas flores, hay algunos pájaros volando y un par de personas regando y podando las plantas.
—Bienvenida joven Stephannye —Habla el mayordomo en la puerta, acercándole una botella de jugo a su ama.
—Gracias Alfred.
—¡Alfred! —Gita Alexa y realiza un saludo de palmas y puños el hombre para luego toma una botella.
—Buenas tardes don Alfred —Eliza realiza el mismo acto que sus amigos.
—Ustedes también puedes tomar una, jóvenes —Habla el hombre canoso.
El trío de adolescentes toma una botella de jugo cada uno y entran después de agradecer al hombre. El interior de la casa parece un castillo, hay una puerta doble y a sus lados escaleras de madera decoradas con detalles de oro, cuadros a las paredes de color crema y un gran candelabro en el medio.
—¡Wow!
Siguen caminando en dirección a la puerta frente a ellos, la que al parecer lleva a un pasillo con muchas puertas, el suelo decorado con una alfombra roja, paredes iguales a las de la entrada y puertas de roble oscuro. Entran a una de las habitaciones que está a un par de metros, es un gimnasio.
—Aquí entrenarán a partir de hoy —Habla Stephannye y agarra tres pares de guantes blancos.
—¿Entrenar? —Oliver se rasca la cabeza. No es de realizar ninguna actividad física además de usar su bicicleta.
—Así es, pero no físicamente, por lo menos para ti y al cabellos de alambre. Van a aprender a utilizar su magia, al hacerlo sus cuerpos irán mejorando a la par e incluso podrán potenciarlos con ella. En cambio, al ser un inútil para la magia el negro entrenará físicamente y mentalmente con Eliza.
—¿A quién llamas negro, oxigenada? —Michel molesto se acerca un poco a la rubia, pero rápidamente Stephennye de un puñetazo lo manda a volar.
—Ahora somos sus maestras y no toleraremos irrespetuosidades, ¿entendido?
—¡Sí señor! —Oliver y Edd se ponen firmes.
—Muy bien, estos son sus magtus, los usarán para canalizar su magia —Les entregan los guantes —¡Prepárese porque en este mes tenemos que estar listos para la primera misión, les sacaremos el jugo y no se quejarán! ¿Entendido?
—¡Sí, señor!