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Chapter 32 - La Playa

Llegaron sin dar explicaciones, se encerró con ella en su habitación, Nicolae fue a preguntar pero con muchos pensamientos le respondió y le contó todo.

Apenas habían sido unos 3, no más de 5 minutos los que se habían tardado en llegar a la casa, y la herida en la pierna de Alhelí ya se había cerrado.

Drogo buscaba como loco toallas húmedas, se las puso en la pierna para limpiarle la sangre que la había manchado.

Ella lo observó en silencio, él tenía una expresión que nunca antes había visto, los ojos rojos ya habían desaparecido, solo quedaban los hermosos ojos color avellana que reflejaban preocupación y tristeza.

-¿Te duele?- Le pregunto sin mirarla.

-No. Ya no tanto...- Ella se acercó a él, y con su mano lo tomó del mentón e hizo girar su rostro hacia ella. -Mirame...- Sus ojos no podían derramar lágrimas, pero su mirada lo decía todo sin necesidad de ellas. -Estoy bien. No.. No fue nada- Él negó con la cabeza y se levantó.

-No digas eso. Ese imbecil te... Ah.. Nisiquiera quiero recordar su mente- Ella logró levantarse, la herida cada vez estaba mejor.

-Pero llegaste, y lo impediste-

-Eso es lo peor. No estaba ahí, si hubiera estado contigo.. si tan solo hubiera estado ahí, contigo, no se hubiera acercado-

-Ya. Esto no fue tú culpa. Fue Loan, y solo él ¿De acuerdo?- Lo tomó de los hombros.

Él la abrazó con lentitud.

-Perdón, estaba muy enojado en la mañana-

-Se que solo quieres protegerme. Lo entiendo, pero no debes preocuparte, se que siempre vas a estar para protegerme, por eso no me importa si corro peligro o no, se que siempre vas a estar para mi-

-Siempre-

La besó con deseo y pasión, luego salieron, ella se fue a vestir, cuando bajó, Peter ya estaba ahí, Nicolae y Drogo se miraban fijamente, Lourie por otro lado se lanzó a los brazos de ella.

-¿Segura de que estás bien?-

-Jeje, si, segura-

-Hubiera querido estar ahí para darle una lección a ese...-

-Ya, ya. Te aseguro que Drogo me defendió muy bien-

-Jajaja, si, ya lo vi. Si no le hubieras hablado, ese tal Loan ya estaría muerto, o mínimo en estado vegetal, jajajaja-

-Graciosa, muy graciosa-

Puso a la niña en el suelo y se sentó junto a Drogo.

-¿Ya estás mejor Silene?- Nicolae se sento a la par de ella por el otro lado.

-Perfecta-

-Me alegro. Pero... ¿Porqué estabas ahí sola? Peter te estaba esperando afuera...-

-Es que... Olvide unos libros y fui a traerlos a la biblioteca. No me tarde tanto, pero aún así cuando salí ya estaba muy solo..- De ninguna manera diría que por el profesor Sebastián regresó a la biblioteca. -Pero ya pasó, ¿Si? Ya no hablemos más de esto, por favor-

-Esta bien. Ya no diremos nada. ¿Que te parece si esta noche salimos a algún lugar? Te compraremos algo de comer y así Lourie también puede salir un rato de la casa- Propuso Nicolae.

-¡Si, si, si!- Gritó Lourie entusiasmada.

-Jeje, de acuerdo-

Se prepararon, salieron a las 6:00 de la tarde, compartieron el auto de Nicolae porque era el más grande, Drogo la abrazó sin intenciones de soltarla, Lourie la llevaba de la mano, todos de alguna manera se habían sentido impotentes por no haber cuidado mejor de ella, pero Alhelí solo podía pensar en que había sido una suerte que Drogo y Peter hubiesen llegado a tiempo.

Fueron a un restaurante en la ciudad, todos menos Alhelí fingieron comer, no fue muy difícil, casi todos los presentes en el restaurante veían la belleza de los hermosos hombres, poco se daban cuenta de lo que hacían.

Incluso la camarera trató de coquetear con Nicolae, como siempre él fue todo un caballero, pero su amabilidad tenía límites, así que la camarera no tuvo tanta suerte.

-Ella es muy bonita, ¿No, Nicolae?-

-Si, muy bonita-

- Nicolae, ¿Desde cuándo no tienes citas?-

-Silene, ¿A dónde quieres llegar?-

-Yo.. Solo preguntaba, creo que deberías de intentarlo-

-No tengo tiempo para eso, mi querida Silene. Por ahora se puede decir que ya tengo hijos sin necesidad de haber estado con ninguna mujer- Señaló a todos los de la mesa.

-Jajajaja, tienes razón. ¿Y tú Peter? -

-Jeje, no. A mi ni me mires-

-Es verdad, Peter no está interesado en chicas- Dijo Lourie con burla.

-Ah. Entonces...- Alhelí enarcó una ceja.

-Jejejeje, no. En chicos tampoco- Peter frunció el ceño.

-Ósea que ustedes pretenden ser unos solterones, ¿Por siempre?-

-Si podemos- Dijeron al unísono.

Todos rieron y compartieron toda la noche.

Salieron de ahí, y llevaron a Alhelí a una de las muchas residencias que tenían en Madrid, una cerca del mar, la luna estaba en lo más alto del cielo aquella noche.

Aquel lugar era un verdadero paraíso nocturno, la luna provocaba con su esplendor millones de luces en la superficie del agua, el viento soplaba muy fuerte, los árboles se movían al compás, las olas resonaban en su golpe contra unas grandes rocas cerca de la orilla, no muy lejos de la arena iniciaba una cabaña, una típica y enorme cabaña, solo que con todos los implementos de un hogar.

Todos entraron, excepto Alhelí que caminó a la orilla del mar, acompañada por Drogo.

-Esto es muy hermoso- Susurró. -Ojalá Rocío estuviera aquí-

-Extrañas Argentina, ¿Verdad?-

-Si, pero...- Se puso frente a él. -No cambiaría nada de lo que tengo ahora, aquí, contigo-

-Eres lo mejor que me ha pasado, pero no creo que yo sea lo mejor para ti-

-No hables así. No me gusta que digas eso- Drogo desvío la mirada. -Es que no lo entiendes, ¿Verdad? Antes creí que yo era la insegura, pero ahora que lo pienso...-

-Tú, corres peligro conmigo. Desde un principio se lo dije a Nicolae, pero los dos pasamos por alto los riesgos-

-¿Y tú piensas que estaría más segura si no te hubiera conocido? ¿Acaso crees que yo hubiera sabido que hacer si me convertía en lo que tú eres, estando sola? Es... Eso no es... Nisiquiera quiero pensar en que hubiera sucedido si no te hubiera conocido- Ella limpió sus lágrimas de su rostro, se adentró más al agua.

Sus manos, cada parte de su cuerpo sintió la fría agua, unió sus manos y humedeció su cara, uno a uno fue bajando los tirantes de su blusa, alzó su vista mirando la luna, luego sintió que ya no solo sus propias manos y dedos acariciaban sus hombros, Drogo había entrado al agua también, por su espalda empezó a besar su cuello, fue bajando aún más su blusa, luego la dio vuelta poniéndola frente a él, apartó su cabello y desnudo todo su pecho, por debajo del agua la cargó y la besó con más intensidad, ella quitó también la camisa de él.

Ambos se deseaban el uno al otro, se fueron adentrando más al agua, él recorrió todo el cuerpo de ella con sus manos, esta vez sin dejar ni una parte de lado, ella disfrutó cada pequeña caricia, con sus gemidos le pedía que no parara, él se quitó lo último de ropa que llevaba, la apretó más contra su cuerpo y la penetró.

Ella dio un grito ahogado, sus manos se enterraron en la musculosa espalda de él, sintió la sensación de dolor y placer al mismo tiempo, sus piernas presionaron más su cintura, comenzaron a moverse a un ritmo lento, Drogo la acarició con suavidad y dulzura, mientras besaba su cuello se acercó a su oído.

-Te amo- Susurró. -Ahora eres mía- Dijo en un siseo. Ella sonrió y en medio de la excitación le dijo.

-Toda tuya, amor-

Pasaron un tiempo más bajo el agua, todo a su alrededor se había esfumado, solo importaban ellos dos en el mundo, y aún en el momento en el que llegaron al éxtasis, Drogo se jactó de los muchos orgasmos que le hizo sentir a ella en tan poco tiempo, aunque no solo fue ella, él no pudo negar que era la primera vez que sentía algo muy distinto al simple sexo que había conocido.

-Creí que te estaba haciendo mía, pero... resulta que tú también me has hecho tuyo- Ella escondió su rostro en el cuello de él.

-Eres mío, mío, mío, mío- Y aprovecharon aún más el poco tiempo que les quedaba.

Drogo se sumergió para buscar la ropa de ambos y luego de vestirse se unieron a los demás en la cabaña.