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Chapter 5 - Perdidos en un nuevo mundo

Mis heridas y las de Lion se curaron de forma automática igual que siempre, o bueno hasta cierto punto, la mala alimentación y el poco descanso que hemos tenido está cobrando factura en nuestros cuerpos. Además, creo que nunca habíamos tenido una pelea tan dura, una cosa es enfrentarse a humanos armados con rifles de asalto, con cuerpos tan frágiles no importa en realidad cuantas capas de ropa táctica se pongan, es sencillo acabar con ellos. Sin embargo, desde que llegamos a este mundo solo nos encontramos con criaturas de lo más extrañas, esa cosa que parecía un jabalí gigante fue el colmo entre todo, su piel era casi impenetrable además de la fuerza sobrenatural que poseía, fue como querer detener un tren en movimiento usando un carro.

Si ese sujeto exhibicionista, no hubiera aparecido, probablemente todos estuviéramos muertos.

—Señorita Lila, ¿Ya comió algo? dijo una señora del grupo mientras me acercaba un pincho de carne.

—Aun no, muchas gracias — me levanto con dificultad para poder comer— ¿Cómo sigue Lion? ¿Ya despertó?

Después de aquella pelea algunas de las personas del grupo comenzaron a preparar a la criatura para comer algo. Su parecido con un cerdo era muy notable, pero no tenía nada más en común, parecía un monstruo de cuentos de horror. Cuando apareció supe que sería fuerte, aunque no imagine que tanto, y menos que dos de ellos nos atacarían.

Desde que llegamos a este mundo, todo ha sido un caos.

Al abrir los ojos me encontraba abrazada con Lion como de costumbre, pero no estábamos en nuestra cómoda hamaca. Nos despertamos con la luz del sol en medio de una pradera. Al principio estábamos desconcertados, pero nos adaptamos rápidamente, siempre estuvimos huyendo desde niños así que era algo normal tener que moverse.

Fue gracias a otros hombres bestias que vivían ocultos en el caribe, que pudimos establecernos. Nos unimos a su comunidad rastafari, nos casamos a temprana edad cuando sentimos que ya no había necesidad de correr, una casita sencilla de madera cerca de la playa, trabajando en los campos de caña, pescando de forma eventual, conviviendo con las demás personas que se ocultaban igual que nosotros y así estuvimos durante diez años. Tampoco es que seamos muy viejos, ambos no pasamos de los 25 años, pero si pones a dos niños abandonados en un mundo cruel obviamente van a madurar más rápido.

Por lo que escuche en la comunidad rastafari, la mayoría de nosotros vive escondidos y casi nunca usan sus habilidades o transformaciones. Esa es la razón por la cual incluso muchos niños bestias como nosotros, terminan abandonados cuando las parejas descubren que sus hijos son "monstruos" y que fueron engañados.

Otros más ni siquiera llegan a la edad adulta.

Nosotros tuvimos suerte.

Desde que despertamos en aquella pradera comenzamos a caminar y buscar comida, pero en su lugar nos fuimos encontrando más y más personas. Primero fue una señora, después un niño, una adolescente y así sucesivamente.

Después de unos diez días éramos un grupo de 42 personas, todos de distintos lugares. Al principio fue complicado llevarnos bien, todos estaban hambrientos y desesperados, querían buscar a sus familias, amigos o parejas. Todos querían encontrar una cama cómoda, algo de comida que pudiera saciar sus estómagos y saber en dónde estamos.

Conforme esos 10 días pasaron, el hambre y el cansancio eran notables. Nosotros habíamos mantenido un perfil bajo por miedo a represalias, ya nos había tocado que cuando ayudamos a los humanos y saben de nuestros poderes nos atacan.

Son mucho más débiles que nosotros, pero de igual forma, el desprecio y la pérdida del lugar donde vives también duele. Al final decidimos cazar algunos de los extraños animales que había en ese lugar, pero incluso después de transformarnos y que todos nos vieran, nadie quiso decir nada.

Tal vez la mezcla de sentimientos encontrados y la situación en la que estamos los hizo ablandarse un poco. De alguna forma logre entender esa vieja frase, "El miedo a lo desconocido es grande, pero el miedo a perder la esperanza es aun peor" ellos necesitaban un rayo de esperanza cuando todo se había perdido. Nadie critico nuestros métodos, tampoco preguntaron sobre nosotros en un principio. En ese momento el hambre, la desesperación de no saber dónde están, el frio por las noches y la falta de todo lo básico para vivir, era más importante.

Por primera vez nos sentimos bien conviviendo con humanos, ellos compartían nuestro dolor, estábamos en la misma balanza.

Tal vez era el miedo hacia nosotros se volvió respeto porque éramos los únicos que podían conseguir comida. Sin importar la razón por la que nos aceptaron, de esa manera estuvimos bien un mes; más o menos. Los días que siguieron fueron todavía más duros.

En el camino errante que llevamos, encontramos cadáveres de decenas de personas, de distintas razas y países. No importa su género o edad. Todos estaban en mal estado, algunos con heridas, que supongo fueron hechas por las criaturas de la región. Otros, se ve que murieron de hambre, cansancio o sed.

En el mundo donde vivíamos, la gente no estaba acostumbrada a sufrir de verdad. Había una casa, comida y por lo menos podías conseguir un trabajo. Había beneficencia y programas de apoyo en cada país. La gente solía andar en carros para desplazarse incluso en pequeñas distancias. Si tenías sed comprabas en la tienda una botella de agua, en cada esquina había un puesto de comida.

Es cierto que en las regiones remotas había pobreza y falta de oportunidades, pero al menos tenían en su mayoría un techo o sabían conseguir comida por sus propios medios, algunos buscaban cultivar otros criar algo de ganado. Tal vez vivían en pobreza, pero cada generación que pasaba había dejado un poco de conocimiento y algo material que serviría para mejorar sus estilos de vida, aunque fuese un poco.

Aquí estábamos únicamente con la ropa que teníamos puesta cuando despertamos en este mundo.

No había rastros de civilización y mucho menos forma de conseguir alimentos, por el agua no había tanto problema, encontramos un río que parecía no tener fin.

Los animales eran más fuertes que en la tierra, todos parecían depredadores en potencia. Ardillas de dos colas con la fuerza para derribar a una persona adulta de un simple golpe, rinocerontes enanos que escupían fuego, serpientes de cuatro cabezas, alacranes del tamaño de gatos, gatos del tamaño de perros…

Ese jabalí gigante fue la gota que derramo el vaso.

—Lion, ¿Cómo te sientes?

—Un poco agotado, las heridas ya casi se cierran, pero igualmente es cansado usar tanta energía.

Lion se encuentra acostado dentro de una carpa improvisada, normalmente es para que los niños y la mujer embarazada del grupo puedan dormir. Las heridas que él tiene ya son acumuladas. Ayer peleamos con tres rinocerontes enanos, gracias a la magia de hielo de Lion fue sencillo, pero usar esa cantidad de poder suele implicar un gran esfuerzo a su cuerpo.

La regeneración automática se hace mucho más lenta. Incluso la transformación en sí es un esfuerzo que va más allá de nuestros límites. No podemos durar más de unos treinta minutos en ese estado. En la comunidad rastafari, decían que era muy raro aquellos que tenían la habilidad de controlar su estado bestia al 100%, y todavía más raro dominar las habilidades mágicas.

Nosotros logramos desarrollar el poder el hielo y viento; combinados somos imparables, sin embargo, también tenemos un límite, en la tierra solo necesitábamos huir y movernos mucho; de vez en cuando pelear con otros hombres bestia, pero nada que nos llevará a tales extremos.

Pero ese hombre que apareció es anormal incluso con mis estándares, estoy segura que es como nosotros. Su anormal fuerza mató de un golpe a ese cerdo, y cerceno al otro con su dedo y una luz blanca.

Era un monstruo entre monstruos.

Por fortuna solo se llevó al jabalí y desapareció, quería agradecerle por salvar a mi esposo de ser león empalado y por matar a esas cosas, además de que me dio la pista de que la criatura era comestible, la forma en que cuido como se llevó el cuerpo y esa mirada de quien ve un bufet después de no comer en días.

Gracias eso pudimos saciar nuestros estómagos esta noche; este mundo, es muy duro y no conocemos nada. Quisiera saber la razón del por qué estamos aquí, y saber si hay alguna forma de regresar.

—Ese hombre, olía como nosotros, si lo volvemos a encontrar hay que pedirle ayuda…—La voz de Lion se desvaneció con esas palabras justo al quedarse dormido.

Su cansancio en estos últimos días es entendible. Lo dejo solo en la carpa y camino a la fogata, como en las últimas noches desde que llegamos, para contarles algunos cuentos a los niños y uno que otro interesado en escuchar, las leyendas sobre nuestro origen.

Eran muy comunes en la aldea rastafari, algunas hablan de otras versiones de héroes de la antigüedad, como Hércules, que en realidad era un hombre oso. Quetzalcóatl que en realidad era un hombre lagarto; Juana de arco que fue una mujer búho o Afrodita que era una mujer lobo.

Las historias de "súper-humanos" en realidad siempre tienen ese trasfondo, donde se ocultó la verdadera naturaleza de las personas por miedo o ignorancia, eso al final serán cosas que nunca sabremos. Es curioso, siempre pensé que éramos patéticos, con nuestro poder podríamos gobernar sin tener que vivir escondidos.

Por desgracia hay una leyenda más que nos explica porque nos ocultamos mientras estamos al borde de la extinción.

Se dice que el verdadero dios de nuestro mundo creo a cinco reyes para gobernar el planeta, sin embargo, el quinto rey, el humano, fue asesinado por los otros cuatro bajo el pretexto de ser demasiado débil. Los reyes restantes llevaron a las razas bajo su mando a una guerra que casi destruyo al mundo hace más de cien mil años. Gracias a eso todas las especies estuvieron al borde de la extinción.

Quienes sobrevivieron y pudieron reproducirse más rápido fueron las razas humanas al grado que terminaron ganando el mundo para ellos. Pero una vez más, los cinco reyes nacieron en el mundo, y la guerra volvió a iniciar. El exterminio en esta ocasión fue para los humanos al unirse los cuatro reyes restantes contra el rey humano. Esta vez no por ser débil, si no para evitar que siguiera multiplicándose su especie.

En aquella guerra las criaturas míticas ganaron y reinaron el mundo, pero los cuatro reyes volvieron a tener conflicto entre ellos y llevaron a la extinción a más de la mitad de los suyos.

La humanidad sobrevivió de milagro y gracias a su rápida reproducción se colocaron de nuevo en la cima de la cadena alimenticia. Eran peligrosos ya que se reproducían más rápido que cualquier otra. Los bestias eran más fuertes pero muy solitarios, las criaturas míticas tenían mucho poder mágico, pero eran minoría. Los lagartos eran testarudos y muy aislados, no permitían que otros convivieran con ellos. Los marinos eran las especies más diversas. El ciclo se repitió cada diez mil años, cuando los cinco reyes volvían a nacer.

El Rey Humano.

El Rey Dragón.

El Rey Lobo.

El Rey Fénix.

El Rey Kraken.

Cada uno de ellos gobernó el mundo al menos una vez y en todas las ocasiones casi destruyen el mundo. Al final hace diez mil años el único que sobrevivió a la feroz batalla fue el Rey Humano, al ocultarse durante la guerra hasta que todos murieron, su estrategia fue usar el cerebro más que los músculos; así fue como creo al mundo a su semejanza. Desde entonces los hombres bestias y todas las demás especies fuimos borrados del mapa y olvidados por la historia con la intención de evitar una nueva guerra.

Se supone que los Cinco Reyes nacerán en esta época y la guerra será desatada para determinar el destino del mundo una vez más, pero nadie sabe cuándo ocurrirá, ya que no se ha visto indicios de ellos en el mundo.

Cada noche cuento historias como esas a los niños y a los adultos que les llama la atención, no hay televisión o internet, no hay forma de entretenimiento más que esta, a ellos les gusta y por lo menos hace que ellos nos acepten, no como monstruos, si no como seres vivos, como individuos.

—Señorita Lila, ¿Usted cree que ese hombre podría ser uno de esos Reyes? —Me pregunta Ray, el hombre canoso que dirige este grupo.

—Eso… No lo sé, pero por su olor, sé que es bestia… —Decir algo más podría ser un error, ni siquiera yo sé mucho sobre otros como yo.

—No importa, de cualquier forma, ese sujeto se adentró en el bosque, debe ser su territorio así que es probable que nos encontremos más adelante; tal vez si seguimos río arriba, aparezcan más personas y algún rastro de inteligencia o civilización.

Esa es la única esperanza que tenemos por ahora, hemos seguido el río desde la pradera, pero no quisimos meternos al bosque por que no podríamos movernos igual. La vegetación es muy espesa, además se siente una sensación de peligroso. Afuera por lo menos podemos seguir con la vista al grupo mientras cazamos y de esa forma hacer que corran si hay peligro, pero dentro del bosque es difícil hacer eso. No conozco que otras cosas hay dentro de ese lugar, esa aura de muerte que emana desde lo profundo me dice que es probable que mueran todos si ponen un pie dentro.