La noche de la última batalla del imperio humano dejaba caer su telón, el cielo estrellado se hacía presente mientras el viento sacudía los árboles y las estructuras destruidas de la que alguna vez fue una metrópolis.
La pacífica y silenciosa noche fue destruida a causa de una voz que sacudió los alrededores. Al principio se escuchaban llantos ahogados para luego transformarse en una risa maniaca para regresar tiempo después a un agonizante llanto.
Su cerebro aun no procesaba lo ocurrido ni hoy ni hace veinte años, sus ojos se abrieron con incredulidad ante una la presencia de una sombra que lo miraba aburridamente.
—¿Rey demonio? ¿O´Reilly?
Pregunto en voz alta, la consternación se ondularon en sus ojos mientras las ganas de matar nacieron de su corazón. Y como para responderle, rápidamente la sombra se le acerco en un pestañeo dándole un poderoso derechazo en la mandíbula. Una bocanada de sangre salió de su boca para posteriormente caer al frio suelo, su cabeza fue pisada por el pie izquierdo de la sombra mientras el seguía en posición de "ORZ".
El espeluznante poder que emanaba fue lo suficientemente poderoso para que sus ojos se fijaran en el suelo con temor a ser reducido a la nada en un movimiento, su rostro se torció en una mueca fea.
Atrás de Edward sus cuatro esposas solo lo observaban con miradas llenas de expectativa y venganza mientras veían al que alguna vez llamaron padre o esposo.
Quitando su pie y chasqueando los dedos hizo aparecer un majestuoso trono. Al sentarse la emperatriz de su añillo de compromiso hizo aparecer un elegante trono con numerosas gemas, decidió apoyar su cabeza en el brazo derecho de su esposo, la primera princesa hizo lo mismo pero esta vez sentándose a su izquierda, la segunda y tercera princesa se sentaron en su regazo.
El emperador alzo su mirada solo para encontrarse con esta escena lo que hizo que casi vomitara sangre.
—¡Maldito seas! ¡Malditos sean todos ustedes! ¡Finalmente muestran sus verdaderas caras! ¡Traidoras!
El emperador apretó sus dientes. Con casi sesenta años de existencia, había experimentado muchas tramas y eventos en su vida, sin arrepentimiento de ninguna de sus acciones, sin una pizca de duda, pero su mayor vergüenza provenía del hombre de aspecto de un joven apenas de veinte años que estaba rodeado de las mujeres que, por derecho, deberían pertenecerle.
Sus ojos se inyectaron en sangre al ver como su esposa a la que el tanto amo encogerse en los brazos de otro hombre, sus hijas felizmente en sus regazos mientras lo ignoraban totalmente como si fuera solamente una insignificante piedra en el camino. Sus uñas se clavaron en sus palmas mientras su corazón latía salvajemente, le faltaba el aire, sin poder avanzar o retroceder.
—Han pasado diez años mí querido socio… suegro. Habiendo estado en guerra por tantos años, ¿Cómo podrías usar la palabra "finalmente"? Desde hace bastante tiempo que ya has perdido este encuentro, si lo retrase es solamente porque tenia cosas mas importantes
Movió su mano derecha amasando ligeramente los pechos de la emperatriz haciéndola sonrojar ligeramente. El tono de Edward mostraba una profunda arrogancia.
La confusión volvió a brillar en los ojos del emperador mientras su odio crecía extendiéndose por todo su ser.
—¿Maldito desde cuan-?
Pero entonces, imágenes ordenadas se arremolinaban en su mente. Recordando los últimos diez años.
"Su majestad no creo que sea buena idea hacer caso a ese Dios"
"Su majestad durante las ultimas semanas. Su excelencia ha estado actuando de manera sospechosa. En la tarde protege todo su patio a través de la fuerza mágica, evitando así que nadie espié, mientras por las noches hace exactamente lo mismo en su habitación"
"Su majestad al parecer la segunda princesa, Margaret ha salido del castillo"
"Su majestad las otras princesas muestran signos extraños"
"Majestad podría haber una coincidencia"
Su mente viajaba atreves de los infinitos recuerdos dentro de su mente.
"Su majestad al parecer la santa de la espada desarrollo sentimientos por ese asqueroso invocado"
"Su majestad al parecer es la segunda princesa la que entreno rigorosamente a ese héroe inútil"
Finalmente, aterrizó en el escenario de las últimas palabras del rey demonio después de haberlo convertido en el enemigo publico numero uno.
"Pagaras mil veces lo que me hiciste, desearas estar muerto, hare tu vida miserable"
Al reunir los tres eventos, un pensamiento horrible surgió en la mente del emperador y sus ojos se abrieron de miedo.
—¡Imposible! Eso… es imposible, el dios supremo dijo q-
Pero antes de que pudiera terminar sus palabras, en un torbellino de luz de escarlata, el atuendo de Edward cambió, convirtiéndose en uno majestoso de color negro que su esposa la emperatriz hizo especialmente para él.
—¡Traidores... traidores... despreciables traidores!
Su voz se volvió potente mientras ladraba fuertemente.
—Las trate mejor que al resto de mis hijos, les mostré el camino a la perfección. Conocimiento, experiencia, fuerza, arte. ¡Todo eso vino de mí! ¿Cómo pueden traicionarme por él? ¡No tienen conciencia!
Su voz se quebraba mientras aguantaba las ganas de llorar.
—¡Los maldigo eternamente!
El emperador rugió imaginando como Edward se acostaba con su esposa e hijas debajo de su nariz, sintió que otro recuerdo desagradable volvió a su mente, uno que siempre quiso esconder al mundo.
El día después de que el rey demonio hiciera retroceder al dios supremo y a todos los invocados, dándoles una dulce venganza a todos sus enemigos, robándoles, adormeciéndolos y profanar a todas las mujeres nobles del imperio, ninguna mujer se salvo, incluso sus consortes, concubinas, hijas, sus hermanas, primas e incluso su madre se salvo de las garras del rey demonio.
Incluso lo que mas le dolió ese día fue como la emperatriz usando su magia única "Desintegración" para transformarlo en un emperador eunuco para toda la vida.
Sintió que de su cabeza un par de cuernos sobresalían de manera brillante.
Al escuchar esto, Edward negó con la cabeza.
—Debo darte las gracias hombre, si no fuera por ti y tu arduo trabajo para reunirnos a nosotros cinco, ¿Cómo podría ser tan simple para mi ponerles las manos encima?
Edward dejo escapar un suspiro mientras sus labios se curvearan en una sonrisa.
—Simplemente cumplí con mi deber filial al curar las heridas que les causaste
Edward respondió, su tono mezclaba rectitud y lamentación.
El dolor del emperador se intensificó.
—Tranquilo prometo cuidar bien de ellas por la eternidad. No te preocupes
Poniendo una sonrisa radiante el emperador vomito sangre.
—Tranquilo… también se que te preguntas sobre tus consortes y familiares… podrás estar en paz, ninguna de ellas pasara dificultades a mi lado
Las venas golpean la sien del emperador.
Edward hizo desaparecer su mirada divertida para ponerse serio mientras miraba a los ojos al emperador.
—Querido emperador, gracias por todo. No solo me jodi a todas tus hijas, consortes, esposas y pronto, incluso tu madre espera con ansias que mi tesoro baile en su trasero. Mientras tanto, tus vasallos sobrevivientes esperan con ansias que ponga mis manos en este imperio…
Una sonrisa sádica apareció en su cara mientras decía por ultimo.
—El mundo nunca ha visto o vera ningún cornudo mas grande que tú
Edward le enseño el dedo de en medio mientras que las cuatro mujeres empezaron a frotar sus cuerpos con él.