—Espera de que hablas, pensé... Yo pensé... ¿Christine?
Un silencio apareció en los alrededores, Jeanne pellizcaba con más fuerzas el costado de Edward mientras Luise tenía una mirada llena de reproches, Clara simplemente se llevó su mano derecha a la frente.
—Eh~ ya veo, me disculpo~ querida
Edward se veía muy torpe, intencionalmente provoco un daño irreparable a William.
—Luise… llama a las reinas y las princesas… ¡Ha… también traigan a los héroes!
—No me apures... ¡Ah! está bien ahora mismo Edward
Mientras Luise se retiraba se escuchaba "Rayos, siempre yo… porque no manda a Jeanne o a su sirvienta, antes era considerada una Diosa" pero era tan pequeño ese murmullo que solo lo escucho Edward, Jeanne y Clara.
—mi rey si me permite me gustaría decir algo...
—¿Algo más que un aumento?
Clara asintió.
—Bien, dime que necesita mi amada sirvienta
Clara se sintió un poco avergonzada por ser llamada así enfrente de todas las personas de los tres continentes, Jeanne pellizcó aún más fuerte el costado de Edward.
—¿Puedo ser yo la que mate a este patético humano?
—¿Por qué ensuciarías tus hermosas manos con sangre de este patético ser?
—Este humano es asqueroso, nunca había conocido un humano como el, en múltiples oportunidades trato de ponerme la mano encima, lo cual me parece asqueroso y repugnante, quiero quitarle las uñas y cortarle las manos ¡Es más me prometió que si me casaba con ella y con Christine el mismo le cortaría la cabeza!
—Ya veo…
Edward fulminó con la mirada al humano que tenía enfrente, esos ojos escarlatas eran fríos como el hielo, Christine sudaba frío y su cuerpo temblaba, William que recibió esa mirada tenía una sensación de miedo.
Edward discutió algo con Jeanne y luego miro con odio a William haciendo que el corazón de este se contrajera.
Unos minutos después.
—Edward ya traje a las reinas y a las princesas ¡soldados por favor pongan los tronos para que sus majestades se sienten!
—¡Si!
En el gran salón entraron alrededor de 15 reinas y 20 princesas que pertenecían a varios reinos de los tres continentes.
—Ed que paso, estábamos cuidando a los niños
—Oye Ed que es tan importante estaba durmi~endo~
—Ah... Ehh… Ed todavía no es la hora del té
—Espero y sea importante inútil estaba tomando una ducha y Shawn tenía clases así que más te vale que sea rápido
…
En un cuarto del palacio, estaba parcialmente iluminado por una lámpara que parpadeaba de forma espeluznante, se podía ver la figura de un niño sentado en la esquina de su habitación luciendo totalmente pálido y quemado a causa de las exageradas tareas que tenía que cumplir, los pergaminos, las fórmulas mágicas se acumulaban en su mesa de trabajo haciendo que se cayeran al suelo, en su corazón agradeció a su padre por haber llamado a su madre, hizo una nota mental en salir en una aventura más tarde, sus hermanos solo lo miraban con lastima y le mandaba buenos sentimientos que nunca llegaron a Shawn que estaba totalmente gastado, excepto Oona ella estaba disfrutando totalmente ver a su hermano menor en esta situación, su mirada sádica espanto un poco a los demás pero la preocupación por Shawn gano y no salieron corriendo.
…
La emperatriz dejo escapar unas cuantas dudas mientras su aura maternal dominaba sus alrededores, su tono cariñoso confundió a William, Christine y algunos nobles imperiales que estaban atrás de ellos.
Sus caras expresaban "¿¡Hijos!? Entonces hasta donde ha avanzado su relación"
La tercera princesa estaba totalmente adormilada, la primera princesa pensó que todo ya había terminado así que creyó que solo faltaba la hora del té así que estaba un poco avergonzada, su rostro se sonrojo pero Jeanne palmeo el hombro de esta tranquilizándola un poco.
Sin embargo la segunda princesa hablo de forma directa y agresiva.
A las reinas y princesas les llamaron la atención el abrupto llamado.
—Mmm~ bueno verán queridas, este hombre dice que espera rescatarlas para llevar el honor y gloria al imperio, el mal encarnado que soy yo necesitaba ser purgado, las convertí en muñecas solo para mi disfrute, por eso no puede perdonarme la vida, me exige su liberación
—¡HAHAHAHAHAHAHAHAHA!
Todas las reinas y princesas lloraron de la risa por las palabras que soltó su esposo el rey demonio.
La cara de William cambio a una de desconcierto, él pensaba ese rey demonio las estaba controlando pero...
—¿Mi emperatriz porque?
—Es simple general William, ninguna de nosotras necesita o quiere ser rescatada y si piensas que nos están controlando con alguna magia o nos están manipulando déjame decirte que no.
—Mi emperatriz puedo saber que la llevo a traicionar al imperio
Edward y la emperatriz se sonrojaron al escuchar la petición de William.
—¿Ahh, porque necesito darte alguna razón?
La emperatriz mando una mirada filosa y fría a William.
Sin embargo las miradas de todos se dirigieron a ella, las demás reinas, princesas, soldados, los nobles imperiales y las personas que estaban viendo todo mostraban un fuerte interés, esto hizo que su vergüenza alcanzara un nuevo nivel, lo que más la avergonzó fue la mirada de su esposo, Edward la miraba como si quisiera decir "¿Por qué no lo quieres decir? Cuéntales… anda diles…"
—Nunca tuve interés en el imperio o emperador, ese hombre se aburrió de mí y abusaba de varias sirvientas, nunca me sentí bien a su lado sin embargo cuando lo conocí mi corazón tembló de emoción, nunca había experimentado ese sentimiento ¿Así que respóndame esto general William, si a mí no me gustara mi esposo por qué no lo traicionaría como lo hice con el emperador?
Aunque la emperatriz quería que la tierra se la tragara sus sentimientos eran genuinos, aunque nunca lo diría en público ella amaba de sobre manera a Edward, desde su sonrisa hasta su forma de ser, ella parecía una doncella que se había enamorado por primera vez y ella amaba a sus hijos sin importarle nada.
—Mmm~ Ya veo…
Edward estaba maravillado por la respuesta de la emperatriz, mientras que Jeanne pellizcaba lo pellizcaba con más fuerza y la emperatriz estaba totalmente roja.
—Tendrás que recompensarme después
La emperatriz pidió una remuneración ya que su vergüenza había alcanzado un nuevo nivel.
—Por su puesto mi emperatriz
Edward hizo una sonrisa burlona que hizo que la emperatriz se sonrojara aún más.
—Nadie quiere ser rescatado general imperial ¿Por cierto mencionaste a los héroes cierto, no quieres conocerlos? Hazlos pasar Luise
Lo que siguió fue horrible de ver, habían alrededor de 30 personas, 16 mujeres y 14 hombres las mujeres eran tratadas como perros tenían un collar adjunto con una cadena de hierro en sus cuellos, tenían marcas por todos lados causadas por los latigazos, andaban a cuatro patas y sus miradas eran vacías como si su luz natural hubieran perecido hace mucho tiempo.
Los hombres estaban encadenados en las muñecas y en los tobillos tenían marcas de quemadura, latigazos y sobre todo tenían las caras desfiguradas, parecían zombies algunos tenían las mandíbulas rotas y fuera de su lugar original.
Edward extendió su pie y como si fuera una orden las heroínas ahora convertidas en perros tenían la intención de lamer su pie, Edward habló con un tono burlón junto con una sonrisa sádica.
—Entonces William, observa a tus héroes, estas cosas hace mucho tiempo dejaron de ser personas, estas cosas son objetos, muñecos altamente domesticados ¿No es cierto heroína de la literatura? ¿No eres más que una vulgar pervertida?
—¡S-sí, l-lo s-soy!
—ya veo ¿Por qué miras tanto mis pies, oh ya veo, quieres lamerlos no es cierto?
—si quiero amo
El rey demonio se quitó sus botas y calcetines dejando su pie al descubierto sin embargo una heroína ya se había lanzado a lamer los pies de Edward.
—¡QUE HACES PEDAZO DE IDIOTA!
Como si nada le importara Edward le pegó una patada de gol directa a la cara que la hizo sangrar y escupir un poco de sangre, nadie dijo nada, todo estaba en silencio, William y Christine como los nobles atrás de ellos no lo podían creer, ambos pensaban que el Lord era un maldito bastardo que había roto a los héroes de las leyendas de las cuales se decían que eran las personas más nobles y santas de otro mundo.
—Lo... Lo si-siento
Edward se acercó y dijo mientras la agarraba del cabello la alzó y ponía su cara a su mismo nivel.
—Está bien querida me disculpo, pero entiende que no estaba hablando contigo "magia de luz: all cure" ahora estarás bien.
Edward lanzo magia de curación como si nada y de inmediato curo a la heroína, Edward acaricio su espalda, sus tetas y su trasero con total control le dio unas palmaditas instándola a regresar con las demás heroínas.
—¿Y entonces donde está el gran héroe?
—se encuentra en la cárcel
—Tortúrenlo, drenen su energía mágica y mátenlo, SIGMA…
Edward se percató de la mirada de su esposa la ex princesa del reino mágico.
"Inclúyeme por favor"
Su pensamiento se filtró ya que coloco una sonrisa de oreja a oreja con las mejillas sonrojadas, el simple hecho de imaginarse torturar al gran héroe aumento su sadismo.
—Solange también puedes ir, diviértete…
Una sonrisa apareció en el bello rostro de la ex princesa
—Ya que insiste Ed~
—A sus órdenes mi amo~
SIGMA y Solange se fueron rápidamente mientras se reían eufóricamente.
—¿Entonces William, estos son los héroes que gozan de nobleza?
—¿¡AH!?
—Eres una pérdida de tiempo… Luise trae el Slime
—¡¿Esa porquería?!
—Solo hazlo por favor…
Luise salió mientras decía "Todo yo, todo yo…" mientras Edward decía "Diosa inútil" cuando regreso trajo consigo un slime de color verde, se veía sumamente viscosa y asquerosa, era simplemente un monstruo repulsivo.
—William Von Burng, eres sentenciado a una muerte dolorosa, pagaras con tu muerte el pecado de servir a un tonto emperador y a un asqueroso dios, Clara encárgate de todo, mis esposas les pido disculpas por el abrupto llamado, pueden regresar, llévense a estos héroes
Edward tomo un pequeño respiro y agito su mano dando una orden a todos,
—¿Mmm~ ahora que hare contigo Christine?
—¡¡Espera!!
—No hay nada que esperar joven Will…
—¡!
William quería decir algo mas pero fue silenciado por Clara que le introdujo en la boca el slime que se le empezó a bajar por la garganta introduciéndose en cada parte del cuerpo de William, la masa gelatinosa empezó a filtrarse en su nariz, cuencas y buscando una salida, salió por el ano mientras los gritos y quejidos de William se filtraba, los presente vieron horrorizados la crueldad del rey demonio en contra de sus enemigos, era una lección a los nobles imperiales y un recordatorio para los súbditos de la fuerza de su rey.
Clara lo arrastro por todo el pasillo hasta la cámara de torturas, entre gritos y quejidos nunca mas se volvió a saber de William.
—Vaya, bueno pasemos a otra cosa… ¿Qué hare contigo Christine?
—De ser necesario, podría vender mi cuerpo.
El rumor de que el Rey Demonio frente a ella era un fanático sexual ya era ampliamente conocido, ella ya se estaba mentalizada con la idea de dar su cuerpo.
Las reinas, las princesas, la Reyna elfa, las generales, Clara, Jeanne, las heroínas que veían todo el evento desde sus habitaciones en el palacio, personas en las diferentes ciudades y Louise la observaron con miradas serías con los ojos muertos y llenas de reproches, pero a Christine no le importaba ya que su supervivencia era lo más importante.
Aunque ella no estaba tratando de presumir, Christine tenía mucha confianza de su propia apariencia ya que fue educada por su familia noble, ella no dudaba de sus capacidades.
De ser necesario, ella podría dar un servicio sexual o convertirse en una sirvienta incluso degradarse si es que eso significaba el perdón y el poder vivir.
Christine ya se había hecho una idea.
—Oh, Gran Lord Demonio…
—Lo siento, pero, ¿podría dejar de llamarme así?
La interrumpió Edward, mostrando un desagrado evidente, el corazón de Christine tembló de miedo por un momento.
–¿Qué quieres decir con ´Oh, gran lord demoniaco´? Me siento asqueado, en primera conoce tu lugar yo no soy un simple lord soy un rey que próximamente será un dios ¿humana revoltosa es a cazo que para ti no soy digno de ser rey?
—Entonces, ¿Cuál debería ser la forma en la que esta lo llame, Su Alteza…?
— SOLO QUEDATE CON EL 'SU ALTEZA'
En respuesta, Christine asintió.
—Si, Su Alteza. ¿Puedo informarle humildemente que existen múltiples razones para salvar la vida de esta?
—¿AH, SÍ? Dime solo una.
El hombre sentado en su trono se puso a jugar nuevamente con la calavera mientras repetía "ser o no ser" las reinas y princesas se retiraron mientras veían con extremo odio a Christine, la segunda princesa le mando una mirada a su esposo, eso lo hizo sudar de sobre manera.
—No tengo mucha paciencia y me quiero reunir con mis esposas y amantes
—¡!
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Christine. El hombre ni siquiera la estaba mirando, y sin embargo, se sentía como si cientos de ojos flotantes e invisibles estuviesen observándola.
"D-debo estar alucinando. ¿?"
El interior de la boca de Christine se secó, sudaba frio y su cuerpo se crispo.
"No es más que mi mente jugándome bromas pesadas"
Murmuró en su miente el sabio dicho que fue transmitido en su hogar por generaciones.
"Oh, hijos míos, recuerden la infalible justicia del mundo la cual no ignora al necesitado, toda injusticia debe ser purgada, pagar con tu sangre el pecado que hayas cometido"
Apenas era capaz de reunir el coraje para abrir su boca dependiendo del orgullo de su familia.
—Hay seis ciudades restantes que aun apoyan la supremacía imperial. Es obvio que tomara una enorme cantidad de tiempo y mano de obra para conquistarlas, ALPHA y GAMMA vayan a las ciudades y proclamen: El imperio ha caído, ahora estas tierras pertenecen al rey demonio, los impuestos subirán lo que queda de este año, solo tendrán derecho a un cuarto de cosechas, mataran a los líderes de cada ciudades, los decapitaran y ampararan sus cabezas en las entradas de las ciudades, maten a los civiles que se nieguen a seguir esta orden
Edward levantó la mano y ejército rugió.
—¡Su Alteza! Se lo ruego obtenga el control de ellas, no con lanzas ni espadas sino con generosidad. Si usted muestra tolerancia y nos perdona aquí, esas otras ciudades naturalmente se rendirán ante usted, Su Alteza. Sin embargo, si nos trata con crueldad…
—¡Silencio! ¿Quién te crees que eres? Conoce tu posición
—…
—Por su miedo a ser tratados como iguales ante todos, no aceptaron mi generosidad, es más me pagaron con violencia, su miedo los controlo, sin embargo mi querida Christine solo fíjate, cuando derrote a sus héroes e hice sangrar a su dios, unifique el continente y cuando me apodere de esas tierras, la tasa de mortalidad de hombres, mujeres y niños bajo en un noventa por cierto
El rey demonio hizo una pequeña pausa antes de continuar.
—Los reinos tienen cosechas de sobra, los inviernos no son infernales, no hay necesidad de caos o destrucción, la manifestación de monstruos se redujo considerablemente, no hay guerras sin sentido, ahora lo único que pedí fue un impuesto de cincuenta mil monedas de oro que en medio año fácilmente se pueden juntar y ese oro no era para mi sino para reformar sus ciudades, no hay pobreza, no entiendo en donde estoy mal, tu superior hablaba de la supremacía imperial pero esas personas que tanto admiran son las mismas a las que solo les importa llenar sus bolsillos y sus barrigas
Hubo un silencio, Edward levanto su cabeza y por primera vez Christine pudo ver los ojos del hombre que tenía delante de ella.
Esas pupilas netamente rojas perforaran su alma, lo más profundo de su corazón se alteró. Se sintió intimidada y Esos ojos rojos hermosos que desprendían un brillo único hizo que ella se estremeció, solo balbuceaba incoherencias por el miedo.
Como era de esperar, ella lo entendió de inmediato, realmente todo era como lo dijo el rey, la vida en los países había mejorado, no había guerras sin sentidos y nadie pasaba hambre realmente, se mordía el labio inferior tanto que este empezó a sangrar.
Christine no pudo ver ningún rayo de esperanza... pero...
El hombre frente a ella no era solamente un Rey Demonio tirano. Él era uno de los tipos más eruditos. En resumen, las palabras podrían atravesarlo. La oportunidad de seguir viva, después de todo, podría no ser una esperanza en vano.
Christine calmó sus miedos y suspiro.
El silencio continuó.
Tras aburrirse de jugar con el cráneo lo tiro como si no tuviera valor alguno. Sin decir nada El cráneo voló lejos. Entonces dijo...
—…DESNUDATE…
Una única palabra se estableció en los alrededores.
Un tono increíblemente normal y tranquilo. Christine no pudo comprender la situación. Ella solo pudo parpadear, sorprendida.
— ¿Perdón?
—Humana, tu y los tuyos comenzaron una guerra que duro lo suficiente, sus propias ambiciones, terquedad e estupidez dio como resultado esta situación, miles de ciudadanos imperiales murieron pero realmente no me importa la vida de esas personas pero ya sean cientos o miles, ustedes tuvieron la culpa
Hizo una pausa para luego continuar sin ningún interés en Christine.
—Esas personas eran gente que ustedes tenían que proteger, los únicos responsables son ustedes y su emperador, hace unos momento me pediste que salvara tu vida pero no se supone que tú debas de pedir eso, entre todas las personas tú eres la menos indicada para eso, se supone que solicites salvar las vidas de las personas que están atrás de ti
— S-Su Alteza. Esta…
—Duquesa Christine Van Laffart. Tú eres vista como una mujer amable y hermosa. Para ser más precisos, eres una persona diabólica y de un alto intelecto. Te sentencio a una muerte desagradable –dijo Edward sin ningún interés— sin embargo sería un desperdicio matarte, realmente eres hermosa... mmm... hagamos esto partir de hoy serás totalmente de mi propiedad no tendrás voz ni voto, no tendrás dignidad humana y me servirás por toda la vida
Levantándose de su asiento continuó...
—¡Vivirás sabiendo que no cometiste más que errores!
Al instante, todos los presentes que estaban en los alrededores se volvieron ruidosos, rápidamente al saber que el evento había terminado se levantaron de sus asientos y fueron saliendo poco a poco uniéndose al festival en celebración de la victoria del rey demonio, todas las personas degustaron comidas en las plazas cívicas junto con el alcohol que no dejaba de llegar hicieron que múltiples ciudades de volvieran alegres haciendo que la moral y afecto por el rey demonio creciera aún más.
Cuando el ochenta por ciento de los presentes habían abandonado los alrededores Edward se dirigió a Christine
—Deberías simplemente morir y ser expuesta en las ciudades junto con el joven William, pero milagrosamente llamaste la atención de Clara, a partir de ahora serás mi posesión, yo Edward L. S. O´Reilly será tu amo
—¡¿mi rey…?!
—Muchas vidas se perdieron y fue tu culpa, desespera mientras ubico en lo mas profundo de mi corazón, el nombre de esa inútil que desperdicio las vidas de los demás
Y con eso, el hombre la agarro del cabello y la arrastro por todo el castillo hasta su habitación, así el hombre, indiferentemente, dejo el escenario. Christine pataleaba y lloraba, pero nadie fue a su rescate
El movimiento repentino de la capa del hombre produjo una pequeña ráfaga en el piso, sus súbditos y generales se dispersaron felices, las heroínas en cuatro patas regresaron a lo que lord bautizó como sus perreras, mientras los héroes regresaron a sus trabajos forzados, al ser dispersados por el viento. Desde detrás en los pasillos, Christine van laffart continuaba gritando:
—¡Su Alteza! ¡Su Alteza!
Sin embargo, el hombre nunca se volvió a decirle algo, solo se limitó a arrastrarla.
Ese día, la mujer conocida como «Christine van Laffart duquesa de la sabiduría imperial» fue violada, azotada, humillada, golpeada, drogada, insultada hasta que su mente se rompió y ese día el Rey Demonio Edward L. S. O'Reilly recibió su muñeca humana número 200.
Una vez más, los tres continentes tuvieron que repetir el nombre del Rey Demonio.
…
Ya habían pasado unos días y las fiestas animadas aún seguían. Pero el rey demonio estaba desconcertado por la situación en la que se enfrenta a su sirvienta más leal sobre el tema de Christine.
Cuando termino el evento el rey demonio paso un día completo complaciendo a cada una de sus esposas y también a sus amantes, Clara ya no pidió un aumento después de ser amada a profundidad por el rey demonio.
…
¿Cómo terminó esto así? Maldición. ¡Así no es como lo planeé! Se supone que el único culpable era ese estúpido de William, lo único que puedo hacer es suspirar, realmente él iba a ser el único culpable de todo pero ella también estuvo mal, Christine dejo morir casi a todo su escuadrón y vio primero por ella antes que por sus súbditos.
Christine van Laffart me dijeron que realmente era como una heroína de un videojuego, hermosa y sabia también. Su rol era el de asesorar al estúpido ese, quien era el supuesto nuevo gran general imperial. Al final ella fue capaz de superar la brecha social entre los demás y finalmente resultaba que no, no es así, la dura y cruel realidad Christine era considerablemente amada por las personas. Obviamente, yo era uno de esos fanáticos.
Digo, ella realmente me parecía una heroína que sale en los videojuegos de rol, en las películas o hasta en las novelas, es hermosa ¿ya dije hermosa...? Pero me lleve una decepción, realmente era buena en muchas cosas, pero nunca pudo brillar al elegir a ese tipo como líder, eso quiere decir que no era tan inteligente, le dejo el comando de todo a un ser que no era capaz.
Si era posible, me gustaría hacerla una seguidora por su propia voluntad, pero no, ella realmente no puede serlo, mejor decidí que sería una esclava a mi servicio, Clara la domara, sorprendentemente ella le guardo cariño debe de ser por haber convivido tanto con ella.
Ahora que recuerdo hay un rumor que me molesta, he escuchado que las nuevas sirvientas tienen cierto miedo a fallar o equivocarse en algo ya que serán fuertemente castigadas por mi, que soy despiadado y nada justo, ciertamente ese rumor se debe a Clara como protesta a no abordar el tema de Christine rápidamente.
Pero volviendo al tema ella en mi antiguo mundo, sería como una heroína de fantasía.
Dios mío. Era como si las diosas hubiesen descendido de los Cielos.
Si alguna de sus esposas escucharan ese pensamiento el quedaría peor que Shawn, solo triste, gastado y quemado en una silla en un costado de la habitación.
Ya que me preocupaba que su belleza me afectara, me mantuve cabizbajo. La única razón por la que seguía jugando con el cráneo y me mantenía cabizbajo era para ocultar mis emociones temblorosas.
A medida que la conversación progresaba, el ambiente se tornaba más y más extraño. Ese tipo me hizo llamar a mis esposas, realmente me dio mucha alegría al escuchar a Marian decir porque quería estar conmigo... supongo que debo darle un regalo pero bueno…
Mi humor comenzó a tranquilizarse. La emoción que sentí cuando la conocí en persona a esa Christine que parecía una verdadera heroína que hasta ahora solo había visto a través del monitor de mi computador o en historietas me hizo emocionarme pero rápidamente esa alegría se desvaneció. Una vez volví en mí me encontré ordenando la ejecución más desagradable. En unos cuantos días más de miles de vidas fueron borradas de este mundo.
Lo volví a hacer.