David: ¿Cómo pudiste Margaret?, ¿Crees que sólo te mentía y te utilizaba?, realmente me crees capaz de ello -hablando en todo alto e incomodo la miro fijo-
Margaret: eres idiota, porque yo no lo soy, eres un maldito y puerco pirata que sólo juega con palabras bonitas para luego matarme o venderme en un mercado negro.
David sólo la miro y le dijo: es cierto, soy Pirata pero no porque yo lo quería, de donde yo vengo todo era difícil y ese es el pan de cada día, si quería vivir debía robar o matar.
El se alzó y se vistió, salió de la habitación y la dejo, aunque Margaret le siguió hablando este sólo la ignoro y dejó que los demás hicieran lo que quisieran; aunque el accedió en seguir las órdenes pero ya no pensaba interceder por ella, aunque ella llorar a y lo implorara.
Los marinos vigilaron que Margaret usará la ropa de esclava, agarraron sus brazos donde grito de dolor como si le arrancarán las manos, y como la halaban como si fuera una vaca lechera, se fue dando cuenta en todo el trayecto que David había sido gentil con ella, la amenazaron de matarla y cuando los retaba estos la golpeaban en el estómago o en la cara, David lo decía pero nunca lo hacía, entendió ya al llegar donde un hombre mayor árabe de 50 años quien la miraba con una cara de no sólo querer violarla sino humillarla.
Intento mirar a David pero este no la miro y se fue con el hombre llamado Ahmed a hablar de ella, contándole que no era virgen y que tenía unas marcas porque fue una mujer mal educada y de fuerte carácter. Este hombre no le importó desnudar la y apretar su cuerpo, Margaret se sintió asqueada y con ganas de llorar.
David sólo dio media vuelta y se fue; otra vez Margaret había dejado pasar la oportunidad de poder librarse de algo oscuro, pero por no asegurar dichas palabras cayó en un gran mundo de oscuridad y aunque se arrepintió muy tarde juro que a la primera oportunidad lo aceptaría, incluso si ese hombre llegar a ser un demonio.