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Chapter 8 - El pasar de los años antes de la tormenta P2: Magnitos y Sentimientos

*Un año después de la llegada a la Capital*

**Magnitos**

"¡Oye tú, regresa aquí!"

Escuché un grito detrás mío, pero seguí adelante con los restos de la poca comida que llegué a conseguir.

Logré esconderme en un callejón y darme un respiro. Miré lo que pude conseguir y era suficiente para ellos, mis hermanos, la única familia que tengo en estos barrios bajos de la Capital. Ellos no son mis hermanos de sangre, pero nos tratamos como si fuéramos una pequeña familia de hermanos que trata de sobrevivir con lo poco que conseguimos.

Mi nombre es Magnitos y soy un dragón del elemento conocido como Tierra. Vivo en las calles bajas de la Capital desde que mi madre falleció cuando era niño y, aunque me duela decirle así, mi padre me abandonara, dejándome solo.

Me escabullí y trepé una pared para poder entrar a nuestro pequeño hogar.

"¡Ya llegué!"

"¡Hermano Magnitos, ven rápido!"

Escuché el llanto de mi pequeña hermana lobuna mientras corriendo hacia mi. Ella se veía tan preocupada, quizás algo malo debió haber pasado.

"¡Leno está enfermo!"

´Dejé la comida en un pequeño mueble que usaba para dormir y fui corriendo hasta donde estaba el más pequeño de todos, Leno, un oso.

Me arrodillé y puse mi mano sobre su frente, ¡estaba ardiendo!

"In-Intentaré conseguir medicina para Leno. Ya regreso."

Sali corriendo lo más que pude a buscar aunque sea algún frasco con medicina.

Mientras buscaba en los restos de una tienda, algo me agarró y me tiró contra la pared del callejón de donde estaba.

"Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí?"

Vi que era un dragón rojo, quizás de mi misma edad y con ropas de alta calidad, comunes entre la clase alta.

"¡Braisus, Tileo, miren qué tenemos aquí!"

Otros dos dragones cayeron de arriba mío. Eran uno de color marrón y el otro era de color azul. Yo solo pude retroceder mientras ellos se acercaban.

"Po-Por favor, solo estaba buscando algo de medicina para mi hermano." Supliqué, pero ellos solo reían.

"¡Acabemos con esta peste del bajo mundo!"

"¡¡Ayuda, por favor!!"

Suplicaba para que alguien me ayudara, pero en el fondo no creía que eso podría pasar. Solo me quedaría usar el casi nulo conocimiento que tengo sobre mi elemento gracias a mi madre, pero eso me desgastaría muy rápido.

Generé en mi mano unas rocas y se las lancé. Una de las rocas cayó en el ojo de uno de ellos, lo cual los hizo enfadar aún más de los que estaban.

"¡¡¡Ahora estás muerto!!!"

Cerré los ojos, sabiendo lo que me esperaba. Solamente pensaba en mis hermanos, ya que solo son unos niños. Para mi sorpresa, ningún golpe llegó a mi.

"¿Qué está pasando aquí?"

Escuché una voz por detrás de los tres que estaban frente a mi. Los vi girarse y hablar con él. No podía ver su rostro debido a que ellos no lo permitían.

"Oh, no es nada. Solo estábamos buscando..."

Me pareció oír en su voz los nervios de estar frente a alguien más grande que él.

Mientras ellos hablaban, me percaté que uno de los tres que me amenazaban, estaba ocultando su mano derecha, con sus garras listas para un ataque.

"Ya les he dicho que no confío en sus palabras. Déjenme pasar."

Vi que ese sujeto los apartó. Su mirada se convirtió en sorpresa al verme, quizás por el estado en el que me encuentro. Él volteó a verlos, parecía molesto.

Las escamas de aquel sujeto eran grises, supongo que es un dragón de viento.

"¿Qué es lo que han echo con-?"

Ellos lo atacaron, pero él los incapacitó tan rápido que mis ojos no fueron capaces de seguir sus movimientos.

"Realmente odio hacer esto... Despertarán en un rato." Al parecer él dijo para si mismo.

"Bueno y tu, ¿Quién eres?" Él preguntó al girar su mirada hacia mi.

"So-Soy Magnitos." Respondí.

"Bien, Magnitos, ¿Por qué ellos te estaban amenazando?"

"Estaba buscando algo de medicina en estos restos ya que lo usual es que los adinerados desechen las cosas aunque aún sirvan, pero ellos intentaban deshacerse de mi al ser alguien del barrio bajo."

"Medicina, ¿eh?" Vi que él sacó una pequeña bolsa "No es mucho, pero es lo que tengo por el momento."

"¿Que contiene?" Pregunté.

"Tiene las monedas que me sobraron. Son las suficientes para que compres medicina y algo más."

Mis ojos se llenaron de lagrimas al recibir tal generoso acto. Recibí la pequeña bolsa con monedas entre mis manos.

"¿Co-Cómo te llamas?"

"Ashes. Mi nombre es Ashes."

"Ashes, te lo agradezco. ¿Cómo podría devolvértelo?"

"No es necesario." Él negó la cabeza "Puedo ver que te preocupas por alguien más. Ve y compra la medicina para que la ayudes."

Vi que se giró y estaba apunto de retirarse.

"¿D-Donde puedo encontrarte? Quisiera poder hablar un poco más."

Se detuvo y me miró.

"Puedes encontrarme en la sede de los Maestros." Me habló con una leve sonrisa "Nos vemos."

Luego de ese encuentro, pude comprar la medicina y mejorar la salud de mi hermano. El dinero que aquel generoso dragón gris me dio nos alcanzaría para veinte días de comida.

Una semana luego de ese encuentro, me encontré un par de veces con Ashes y tuvimos platica. Me dijo que él era estudiante de la Maestra Elemental de sombra, Senka, y me sugirió postular al puesto de Maestro. Lo pensé durante unos días y finalmente me decidí a hacerlo. Me preparé lo más que pude y me presenté ante los Maestros.

"Antes de sacar mi conclusión, dime ¿por qué decidiste venir aquí?"

Pensé en su pregunta. Recordé a todos los pequeños y jóvenes de el barrio bajo, todo lo que vivían y como luchaban por sobrevivir ya que era casi imposible salir de allí.

"Yo..." Levanté la mirada y miré al Maestro "¡Quiero ayudar a todos los que viven en los barrios bajos sin importar la raza a la que pertenezcan!"

Vi como cerró sus ojos para pensar en mi respuesta. Me estaba preparando para aceptar una respuesta negativa o quizás positiva, la espera me mataba por dentro.

"Tu respuesta me ha convencido, joven Magnitos. Al ser mi voto el de mayor peso en esta ocasión, yo, el Maestro Elemental de la tierra, te acepto como postulante al puesto de Maestro. ¡Confío en que cumplirás tu palabra!"

Eso último lo dijo con una gran sonrisa, algo poco habitual en él por lo que he escuchado.

"¡Sí, lo haré!"

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**Sentimientos**

*Un mes después de conocer a Magnitos - Visperas de año nuevo*

*Punto de vista normal*

"¡Estuvo delicioso!" Gladis se recostó en el pasto. "Cocinas muy bien, Ashes. ¿Cómo es que aprendiste a cocinar tan bien?"

"Es un secreto." Respondió Ashes con una sonrisa.

Ambos dragones se encontraban en una colina del valle al que siempre salían. Tenían una muy buena vista hacia la Capital, un buen lugar para ver los fuegos artificiales que se elevarían al anunciarse el nuevo año.

"Ha sido un gran año, ¿no?" preguntó Gladis con una sonrisa.

"Si..." respondió Ashes con una sonrisa también.

"Oye, ¿Seguro que estás bien siendo guardia nocturno? No te vaya a afectar tu salud por las horas que duermes."

"Al principio si tenía problemas por lo poco que dormía, pero ahora estoy normal."

"Ashes..."

"En serio, estoy bien."

"Ashes."

El dragón gris suspiró.

"No estoy bien. Realmente me afecta no dormir lo que debo. Quizás cuando termine el entrenamiento con la Maestra Senka pueda dormir un poco más."

Ashes dejó caer su cuerpo al lado de Gladis.

"Creo que dormir ahora me hará bien."

"Oh, vamos, aguanta un poco más. Ya casi es tiempo".

"Bien, bien"

Gladis levantó su espalda primero, fijando su mirada en la Capital, donde el primer fuego artificial salió disparado hacia el cielo nocturno.

"¡Mira!" llamó Gladis con una gran emoción.

Ashes levantó su espalda y vio la explosión que iluminó el cielo. Volvieron a su cabeza varios recuerdos de su pasado, recuerdos donde él estaba junto a su familia.

"¿Sucede algo?" preguntó Gladis al ver que Ashes se limpiaba unas cuantas lágrimas.

"No...no es nada. Solo se me vinieron unos cuantos viejos recuerdos" luego fijo su mirada hacia la dragona de hielo que estaba a su costado "Feliz año nuevo, Gladis".

"Feliz año nuevo, Ashes".

Luego del espectaculo de fuegos artificiales, Gladis recostó su cabeza en el hombro de Ashes. Se le notaba el cansansio en sus ojos.

"Creo que deberiamos volver..."

"Heh. Estoy de acuerdo, pero apenas y puedo mantener mis ojos abiertos... Gladis".

"¿Hm?"

"Hay algo que quiero decirte..."

El corazón de Ashes empezó a acelerarse por los nervios que él estaba sintiendo. Tragó saliva y procedió hablar.

"Desde hace un tiempo he estado sintiendo algo en mi pecho cuando estoy a tu lado. Haz estado junto a mi todo este tiempo apoyándome en los buenos y malos momentos. Cuando he sentido que no pudiese soportar todo el entrenamiento. Lo...lo que quiero decir es... Gladis, yo te quiero".

Gladis se sonrojó por las palabras que Ashes había dicho.

"Yo... también he estado sintiendo algo cuando estoy a tu lado. No sabía que era hasta hace poco y... Ashes, yo... te quiero también" abrazó el brazo de Ashes "Quiero que estés a mi lado".

"Lo haré..."

Ashes usó sus alas para cubrir a Gladis y a él mismo. Se habían quedado dormidos minutos después de confesarse sus sentimientos.