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Chapter 13 - Acercamiento

Ashes detenía y desviaba todos los intentos de Tesla por atacarle. La dragona eléctrica estaba despeinada y muy cansada por todos los intentos en vano por golpear a Ashes, quien no mostraba signos de cansancio.

"He notado algo..." Tesla dijo entre jadeos por el cansancio.

"¿...?"

"¿Por qué siempre andas tan enojado?"

"Eso no es de tu incumbenci-"

Repentinamente, Ashes se retorció de dolor, un dolor que provenía desde el lado derecho de su cabeza. El cuerpo de Ashes cayó de rodillas por el intenso dolor que él estaba sufriendo.

"¡No de nuevo!" Ese pensamiento fue el único que estuvo en su mente.

Tesla se empezó a preocupar por el estado repentino de Ashes. Trató de acercarse y tratar de ayudar de alguna manera al dragón gris, pero fue rechazada por un grito fuerte de Ashes.

"¡¡SUELTAME!!" Su voz no era la usual, sonaba como si solo hubiese ira. Esto asustó a Tesla, quien solo dio un paso atrás y empezó a temblar por el aura que desprendía Ashes.

Cuando el dolor disminuyó, Ashes se levantó y trató de mantener el balance en su cuerpo. Echó una mirada a la pobre dragona eléctrica que estaba temblorosa por el grito tan estruendoso que él había soltado.

"Yo...lo siento. Tengo que irme" Ashes dijo mientras veía a Tesla. Él se retiró caminando aún con la mano en su cabeza. Sus pasos eran tambaleantes y se apoyaba en las paredes con su brazo derecho.

No era la primera vez que Ashes padecía de estos dolores de cabeza, pero este era el que más dolor le ha llegado a causar. Ni él mismo sabía el por qué de esto, pero empezaron un mes después de aquel día fatídico.

"A este paso perderé la conciencia. Debo salir de...aquí." Ashes se desplomó al suelo. En la palma de su mano se veía visible una marca negra, la misma que apareció tras tocar aquella piedra negra cuando él fue en busca de un zafiro.

**En otro lugar - Ciudad principal de la raza Duroj**

Un grito de batalla sonó por todo un pueblo. El Maestro elemental de la tierra atacaba con una fuerte tacleada contra los Staldiers de clase pesada que asediaban a la ciudad principal de la raza Duroj. El dragón más fuerte del elemento tierra no tenía ninguna complicación contra estas criaturas, destrozando sus corazas de un solo golpe y destruyendo sus armas sin dudarlo con un fulminante golpe de sus puños, a pesar que esas armas están recubiertas de draticita.

[Nota: En uno de las entradas de diario de Ashes, ubicadas en el volumen 0, él escribía sobre una raza similar a los osos. Duroj es el nombre oficial de esta raza.]

"He destrozado más de un centenar de estas cosas y siguen apareciendo." Pensó mientras él veía como más emergían por debajo de la tierra. "Será mejor terminar esto de una vez y regresar a la Capital." Un destello verde brilló en los ojos marrones del dragón de tierra.

La tierra comenzó a temblar y raíces gigantes salieron por debajo del suelo, atrapando y aplastando a todos los Staldiers del campo de batalla. Esta era una rama de habilidades más difíciles de dominar en el elemento tierra. Se le conoce como Natura.

"Ojalá uno de nosotros haya vuelto para no dejar desprotegida la Capital. El Gran Maestro escogió el peor momento para ir a formar una alianza con el reino de Azelon y dejar el continente."

El Maestro Erde expandió sus alas y se elevó en el aire, echando un vistazo a la ciudad que quedó intacta gracias a su ayuda. Era momento de volver a la Capital y evitar otro ataque.

"Será mejor que él vuelva antes que las cosas se pongan peores."

**En otro lugar- Ciudad de las tribus felinas unidas**

"Recuerda vigilar tu espalda, Sirine." Habló el Maestro elemental del fuego, Pyronus, mientras ayudaba a su alumna a levantarse. Pyronus estaba cubierto de heridas superficiales y cubierto de polvo y cenizas.

"Disculpa, padr-Maestro. No volverá a pasar." Habló la dragona de un color anaranjado cercado al rojo mientras se levantaba con la ayuda de el Maestro del fuego. Se cubrió su costado izquierdo por la herida de un golpe que ella había recibido.

"Sabes que no es necesario ser tan formal mientras no estemos en la sede. Cauteriza tu herida y volvamos a la ciudad para descansar un poco."

La dragona de fuego, Sirine, obedeció y concentró la energía de su elemento en la herida, generando el calor necesario para cerrar la herida.

"Vamos. Seguramente Ventia ya terminó de defender el otro lado de la ciudad. Ya no se ven sus característicos tornados."

Pyronus estaba en lo correcto. Ventia había terminado con todos los Staldiers de clase pesada del otro lado de la ciudad, pero terminó muy agotada por toda la energía elemental que ella había utilizado. Pasaron varios minutos para que Ventía pudiera moverse.

"Todo bien ahí abajo?"

La Maestra del viento reconoció la voz de quien hizo la pregunta. Ella solo soltó unas risas.

"Hace mucho tiempo que no me esforzaba de tal manera." La Maestra Ventia se levantó por su cuenta. "¿Cómo está Sirine?"

"Un poco lastimada. Por suerte no es nada grave." Respondió Pyronus.

"Deberías haber pensado un poco mejor las cosas en traer a tu mejor estudiante aquí." La dragona de viento regañó.

"Es mejor saber a lo que se enfrenta cara a cara que con las simples imitaciones que tenemos como maniquís de entrenamiento. Estoy aprovechando todo el potencial que ella tiene, eso es todo. Como sea, ¿Nos vamos? Yo invito la cena de esta noche."

"¡Claro!"

**En otro lugar - Pueblo Coldkami, ultimo pueblo sin atacar de la tribu del norte**

La Maestra del elemento sombra y el Maestro del elemento hielo se encontraban acabando con los últimos Staldiers, que en su mayoría eran de clase pesada y uno que otro de la clase general. Llegaron justo a tiempo para apoyar a la jefa Athelan contra los Staldiers de clase general.

La dragona del elemento sombra, quien se encontraba sentada en una pila de restos de los Staldiers, solo podía ver como el dragón de elemento hielo destrozaba con furia las estatuas congeladas de sus enemigos. Él estaba dejando salir todo su odio por los Staldiers y todo el daño que habían causado.

"Es suficiente, Gelio. Tenemos que volver a la Capital."

"¡Adelántate!" Dijo mientras aplastaba otra cabeza congelada

La dragona negra caminó hasta donde estaba el dragón de hielo y detuvo que él agarrara otra cabeza de los Staldiers.

"Nuestro deber aquí acabó y la Capital está desprotegida. Debemos irnos. Ahora."

El Maestro Gelio trató de imponerse a la Maestra Senka, pero era evidente que ella era superior al no retroceder.

"Bien." Dijo entre diente y enojado el dragón de hielo. Abrió las alas y se fue del lugar.

**Afueras de la Capital**

Las siluetas de cinco individuos se escondían entre los arboles que estaban un poco distantes a la Capital del continente. Uno de ellos, miembro de la raza lobuna, visualizaba a los guardias de la gran muralla, que rodeaba a la ciudad, usando un catalejo. Luego sacó una especie de reloj de bolsillo que tenía solo dos símbolos, que eran el sol y la luna.

"¿Ya es hora, Stalen?" Habló un individuo masculino mayor de características felinas, aunque con una serie de escamas en sus antebrazos. El hibrido poseía en su lado izquierdo una katana y en su lado derecho una wakizashi.

Stalen, miembro adulto joven de la raza lobuna, asintió. Él llevaba a su lado derecho un arma muy similar al sable medieval como arma.

"El cambio de guardia está cerca. Esperando a sus ordenes." Habló Stalen dirigiéndose a su líder.

"Vamos." Indicó el hibrido.