"El cristal..." Habló el enmascarado. Volvió a tensar todos sus músculos para iniciar sus movimientos, pero su cuerpo quedó inmóvil antes de poder saltar.
Había un destello negro en los ojos verdes de Ashes. Él había activado su técnica propia, agarre de sombras, así inmovilizando el cuerpo de su enemigo.
"¿Qué es eso?" Cuestionó el enmascarado, confundido ante la técnica elemental que había sido utilizada contra él, como si fuera la primera vez que se enfrentaba a esto "¡...!" él sintió como sus huesos fueran aplastados.
Ashes alzó levemente su mano, la cual estaba teñida de un color negro, y la fue cerrando. Con forme se cerraba el puño de Ashes, la presión en el agarre de sombras aumentaba. Pero justo cuando el puño estaba a punto de cerrarse, un látigo agarró la mano con la que Ashes mantenía su técnica.
"¡Ahora, jefe!" Habló quien portaba el latigo. Era una voz femenina, perteneciente a una individua a una raza similar a las panteras.
Ashes rápidamente utilizó el agarre de sombras e inmovilizó a la pantera femenina. Él se preparó por el jefe de sus enemigos, pero su visión se nubló de un momento para otro.
"Se acabó." Habló el jefe de ellos, hibrido entre un felino y un dragón. Él había puesto una roca azuleja en la frente de Ashes, haciendo que el dragón gris quedase inconsciente estando se pie y a su vez liberando a sus compañeros de equipo.
El hibrido acercó su mano e intentó agarrar el cristal rojizo que colgaba del cuello de su presa, pero fue rechazado por una corriente de energía que recorrió todo su cuerpo, causándole dolor.
"Él es el portador." Concluyó al ver el fallido intento por agarrar el cristal "Le llevaremos a él el cristal junto al dueño."
**Dentro de la mente de Ashes**
"¿Qué es esta sensación?" Ashes se cuestionó al sentir algo cálido pegado a su pecho, como si hubiera alguien acurrucado muy cerca a él.
La luz chocó fuerte contra sus ojos verdes. Lo primero que él vio y lo hizo temblar fue ver a su querida dragona de hielo entre sus manos escamosas. Las lagrimas no se hicieron esperar y cayeron por sus mejillas. Ashes abrazó fuertemente a su querida dragona, quien se despertó al sentir la fuerza del abrazo.
"Ashes, ¿Qué sucede?" Preguntó Gladis, con una voz baja.
"No... no es nada." Ashes se limpió las lagrimas "Solo un mal sueño. Sigamos durmiendo."
Se escuchó el rechinar de una puerta de madera abriéndose. La puerta de la habitación de la pareja se abrió y dejó a una pequeña dragona de escamas de un color cerúleo con rasgos similares a la pareja.
"Papá, tengo hambre." Habló la pequeña niña.
"¿Papá?" Pensó Ashes, pero rápidamente se dio cuenta de lo que pasaba. Una cálida sonrisa se formó en su rostro "Ahora voy."
La niña se fue del cuarto y Ashes se quitó las mantas que cubrían a él y a Gladis.
"¿Entonces todo lo que pasó fue un sueño?" Pensó mientras se ponía una camisa de tela y se dirigía a la puerta "Pero esto... se siente como si fuera lo que siempre he querido".
Ashes se dirigió a la cocina de la casa y sacó un trozo de carne que cortó con un cuchillo. Encendió el carbón utilizando un mechero y cocinó la carne. Mientras él esperaba que la carne se terminara de cocer, se puso a pensar en si lo que había pasado, lo que él había vivido, había solo un sueño.
"La cicatriz no está..." Él pensó cuando pasó su mano por la parte derecha de su rostro. Esto lo confundía aún más, ya que el dolor que él sintió aquel día fue muy real. "... Algo no cuadra en todo esto. Yo estaba combatiendo contra esos sujetos hasta que me desvanecí de pronto-"
Los pensamientos del dragón de escamas grises fueron interrumpidos con un abrazo. Ashes vio los brazos de Gladis intentando abrazarle por detrás del cuello, pero por su altura se le dificultaba.
"Odio que hayas crecido tanto." Dijo Gladis de una forma muy cariñosa.
Ashes soltó unas risas "¿Quieres un poco?" preguntó.
"Sabes que no rechazo ninguno de tus platillos." Gladis se sentó en una de las tres sillas que estaban junto a la mesa, la cual estaba dentro de la cocina.
"Ya está." Ashes sacó tres platos y repartió la carne recién cocinada "¡Hija, está lista la comida!" llamó.
"¡Voy!" Se escuchó la voz de su hija desde su propio cuarto.
Ashes dejó los tres platos sobre la mesa y sentó en la silla que estaba frente a Gladis. A los pocos segundos llegó su hija corriendo por probar la comida de su padre.
"Calma, Calaria. Te vas a atragantar si comes rápido." Dijo Gladis a su hija.
"No puedo evitarlo. !Es muy delicioso¡" Dijo la niña entre masticadas. Cuando terminó de masticar y pasar la comida, habló "Mis amigos me dijeron ayer para ir a jugar a la plaza central, ¿Puedo ir?" se dirigió a sus padres.
"Claro. Solo ten cuidado y vuelve para antes del almuerzo, ¿está bien?" Gladis respondió.
"¡Gracias!" La niña comió lo que quedaba en el plato y fue a su cuarto.
Ashes solo vio una una sonrisa de felicidad, aún sin poder creer que lo que él está viviendo es una realidad.
"Te noto muy feliz." Preguntó Gladis al ver la expresión de su compañero de vida "¿Acaso lo de anoche te gustó tanto?" dijo con un tono coqueto.
Ashes estuvo a punto de ahogarse con un trozo de carne que estaba masticando y Gladis empezó a reír entre dientes.
**Regreso a la realidad**
Magnitos se enfrentaba a los Staldiers que le estaban reteniendo. Él ya había destruido varias decenas de ellos, pero seguían apareciendo. Esto ya estaba agotando al dragón de tierra físicamente.
Un sonido, similar al de un gancho siendo disparado, llamó su atención. Él vio como tres individuos se balanceaban por la ciudad utilizando los edificios y a alguien que era llevado en el hombro de uno de ellos, alguien encadenado en todas sus extremidades que Magnitos reconoció casi al instante.
"¡Ashes!"
Magnitos hundió su mano en el suelo y levantó un gran pedazo del suelo, la cual lanzó al que se llevaba a su amigo. Tras hacer eso, abrió sus alas y fue en persecución de ellos.
El hibrido, quien llevaba en su hombro al dragón de escamas grises, sintió algo aproximándose hacia él. Giró su cabeza un poco y vio una roca de tamaño mediano a punto de impactar con él. Rápidamente desenvainó la espada de su lado derecho y cortó la roca en dos, pero para su sorpresa Magnitos apareció tras destruir la roca.
"¡No se lo llevarán!"
Magnitos lanzó un potente golpe contra el hibrido, quien giró su espada y bloqueó el ataque, pero la fuerza era tal que terminó estrellándose contra el suelo. El cuerpo de Ashes terminó pocos metros de distancia de él.
"Tres contra uno... Esto será complicado." Pensó Magnitos al ver a los otros dos acompañantes acercándose. Recubrió sus puños de una coraza rocosa y se preparó para la batalla.
**De regreso a la mente de Ashes**
"Gladis, ¿Ese día que decisión tomaste?" Preguntó un pensativo Ashes mirando por una de las ventanas de la casa.
La dragona de hielo, quien estaba recostada en la cama de la habitación, giró su cuerpo y miró un poco confundida a su compañero de vida.
"Renuncié y nos unimos en vida. Fue la mejor decisión que he podido tomar." La respuesta de Gladis hizo que Ashes aclararon todas las preguntas que él tenía.
"No... La Gladis que conocía no diría tal cosa." Pensó "¿Entonces que es todo esto, una ilusión? Si ese fuera el caso, ¿Esto es realmente lo que yo quería?" observó sus manos "...No, yo no quería que las cosas pasaran de esta manera. ¿Pero qué me ha pasado? Me quedé atrapado en la venganza y en la idea de qué hubiese pasado si hubiese dicho otra cosa aquel día que terminé así... Magnitos tenía razón, me he estado lastimando y me sumí en la oscuridad..." reflexionó. Ashes inhalo y luego suspiró, tomando una decisión "Adiós."
Toda el lugar comenzó a desmoronarse y Ashes se dejó caer al vacío oscuro que había abajo de él.
**De regreso a la realidad**
Ashes abrió sus ojos de golpe. Lo primero que vio fue a Magnitos bloqueando todos los ataques de espada del hibrido y esquivando a duras penas los ataques del enmascarado. Él solo tenía un brazo disponible pues la fémina pantera lo tenía agarrado con su látigo.
"¡No puedo utilizar mi elemento!" Pensó Ashes al notar que el manto de sombras no se activó. Las cadenas que le retenían impedían el uso de el uso de cualquier técnica elemental.
Magnitos rápidamente se dio cuenta el sonido de forcejeo de las cadenas que retenían a Ashes. Un brillar verde en sus ojos marrones y una fuerte pisada en el suelo hicieron emergen una serie de picos rocosos que obligaron a los tres enemigos a retirarse de momento. Magnitos aprovechó eso para ir y romper las cadena de Ashes.
"Gracias." Dijo Ashes mientras se reincorporaba.
"¿Por qué te capturaron?" Cuestionó Magnitos.
"Luego te lo digo. Ahora tenemos que encargarnos de ellos." Respondió Ashes mientras activaba las garras de sombra.