A las cinco menos cuarto Abby estaba en la oficina de la rectoría de la facultad.
Otros tres jóvenes ya estaban allí.
Se encontraban igualmente nerviosos que ella.
— Hola soy Abby, ¿ustedes están por el concurso?
— Soy Beto, me llamaron esta mañana y dijeron que soy uno de los seis ganadores… ¿ustedes también?
— Si a mí también, mi nombre es Lautaro.
— Yo soy Miriam
— ¿Alguien ha salido a decirles algo?— preguntó Abby
— No, yo fui el primero en llegar y me dijeron que esperara aquí— respondió Lautaro.
— Entonces a tener paciencia y esperar—
Poco tiempo después llegó un nuevo muchacho. Era alto y delgado, parecía muy tímido. Llevaba lentes de grueso marco negro. Todos comprendieron que se trataba de otro de los ganadores.
La última en llegar fue Tifani, una chica mayor, de unos veinticinco años.
Ella saludó a todos muy cordialmente y se sentó en una banca que estaba en el pasillo. Se mostraba confiada y segura en comparación al resto.
Un profesor salió al pasillo y les pidió que pasaran todos a la oficina.
La rectora de la facultad comenzó a hablar:
— Ustedes han sido elegidos como los seis mejores trabajos presentados. Hemos sido sorprendidos gratamente con su talento y sin temor a equivocarme diría que son el grupo más parejo que hemos tenido en todos los años de este concurso. Señorita Taylor, (dijo refiriéndose a Tifani) usted ya ha participado en otras ocasiones y como siempre su talento es asombroso, pero a diferencia de años anteriores, sus rivales son igual de talentosos que usted y por esta razón se nos hizo muy difícil elegir un ganador.
Uno de los profesores que estaba allí se puso de pie y comenzó a explicarnos.
— Queremos estar seguros de que el talento sea natural y no inspirado o dictado por terceros. Por esta razón y sin previo aviso, vamos a definir aquí mismo al ganador.
Todos se miraron extrañados y sin comprender. Nadie venía preparado para lo que iban a escuchar a continuación:
— Pasaremos al aula de al lado, donde hay seis bancas y solo les daremos una hoja y un lápiz. Tendrán media hora para escribir un poema de seis estrofas, con cuatro versos cada una, el tema será sobre un sentimiento, pero les prohibimos mencionar textualmente cual es, solo debe aparecer en el título. Este ejercicio de improvisación nos permitirá conocer mucho más de ustedes que lo que mostraron en sus trabajos anteriores. Deberán usar figuras literarias para expresarlo y sobre todo su talento e imaginación. Esta será la primera parte del examen. Luego deberán elaborar un verso en prosa, con la métrica que ustedes quieran y un tema libre. Con estos dos poemas elegiremos el ganador del viaje a La Escuela Superior de Lenguas en Madrid. De esta manera nos aseguraremos que sus poemas sean originales y no copiados, propios y no de otra persona y podremos evaluar su talento natural.
Las manos de Abby comenzaron a sudar. Estaba tan nerviosa. ¿Cómo podría escribir en media hora aquel poema? Estaba totalmente perdida. Casi se resignaba a presentar aquella hoja en blanco.
Mientras pasaban al aula de al lado, vino a su mente aquel día en la plaza, aquella lluvia de inspiración que había tenido.
Hoy la necesitaba más que nunca.
Se sentó en aquella silla gris que estaba junto a la ventana. Miró su hoja en blanco y elevó inmediatamente una oración: — Señor, ayúdame, que pueda terminar esto que he comenzado, sino ganó, no importa, pero que pueda mostrar que no hice trampa en lo que antes escribí. Y que este talento que tú me has dado pueda ser disfrutado por quienes lean lo que escribo.
Mantuvo los ojos cerrados por unos minutos.
¿Sobre qué sentimiento podría escribir?
En su corazón aun estaba la mezcla de emociones de aquella visita a casa de Nico y Thiago. Por un lado la comprensión y confianza de su mejor amigo, aquel maravilloso regalo, las palabras de aliento… y por otro lado los celos y los cuestionamientos de Thiago, esa forma que él ten����a de amarla no la hacía sentir feliz.
Tomó aquella hoja y comenzó a escribir:
Confusión
Como viento huracanado
Que nadie puede frenar
Hay en mi alma calado
algo que no puedo expresar.
Atrapada y sin salida
He quedado sin razón
Con mi alma partida
Por abrir mi corazón.
Son sus dudas horno ardiente
Que no me dejan respirar
Me convenzo de perderle
Porque ya no le puedo amar.
Sangra el alma cual fuente;
Destilan los ojos mi dolor
Es mi clamor un torrente:
Hay otro dueño de mi amor.
Es pasado y es presente
Es aliento y comprensión
Él es todo lo que quiero
Más despierta mi pasión.
¿Por qué te abates alma mía?
¿Por qué intranquila has de andar?
Solo alejarte te da alegría
Solo déjale de amar.
Más que un poema, aquello parecía una radiografía del corazón.
Realmente así se sentía.
Thiago no parecía ser la persona con la que pudiera entablar una relación. Si bien era muy bien parecido, simpático y seductor, ellos eran muy diferentes.
Cada vez tenía más dudas de sus sentimientos.
Ella necesitaba a su lado alguien que comprendiera su forma de ser. Quería ser libre, poder expresarse, poder relacionarse con las personas sin necesidad de controles y escenas de celos.
— Si solamente hubiera un chico que fuera como Nico… que pudiera comprenderla, aceptarla, hasta a veces retarla con esas palabras justas que solo él sabía expresar, un Nico en el cuerpo de Thiago— pensó.
— El tiempo ha terminado— dijo con voz firme uno de los profesores— entreguen sus trabajos. Tendrán media hora más para el segundo poema. Luego dejarán sus trabajos sobre la mesa y podrán retirarse. Les llamaremos para darles los resultados.
Si demorar demasiado, tomó una nueva hoja, y continuando la idea de sus sentimientos, siguió escribiendo:
Triste corazón
Yo vi en la noche
una plácida luna
que en la laguna
se retrató;
y vi una nube,
que allá en el cielo,
con denso velo
la obscureció.
Yo vi a la aurora,
bañada de rosa,
dorar la hermosa
faz de la mar
Y vi los rayos
cálidos, ardiente
que rudamente
abrazaron al sol...
Así fue de bella
naciendo en un día,
la aurora luciente
de un plácido amor.
Esparcen estrellas
su claridad,
Sobre la bruma
Y la espuma del mar
Cálido oirás
el sonido al pasar;
Si me miras me verás
reír y llorar!
Amé a un joven
de audaz corazón:
más él me ha dejado
olvidada, sin razón.
Mas hoy contemplo,
absurda mi vida,
de negro vestida,
y de amargo dolor!
Así fue de oscuro
Oscuro fue el día
Que me dí cuenta
Que el amor acabó.
¡Felices aquellos
que nunca han amado!
¡Su alma han salvado
de terrible dolor!
Y ¿qué es el amor?
Si no necedad humana
De origen divino
e inmenso valor.
¡Triste es la noche!
Triste es el sol
Y del arroyo
es el rumor;
pero más triste
que el arroyuelo y sol,
más triste que todo
es mi corazón.
Abby terminó de escribir y repasó aquellos versos. Se levantó de su banco y entregó la hoja. Todavía restaban algunos minutos, pero estaba satisfecha con su trabajo, no quería modificar nada.
— Puede retirarse señorita Torres, por teléfono se le informarán los resultados finales.
Bajó las escaleras hasta la calle y una vez en la vereda respiró profundo. Todo había terminado. Los nervios habían pasado y se sentía orgullosa de aquellos poemas que había escrito en tan poco tiempo.
Caminó aquellas cuadras hasta la parada. Mientras lo hacía el celular vibró en su bolsillo. Era un mensaje de Nico.
— ¿Todo bien? ¿Qué te dijeron?
Los ágiles dedos comenzaron a escribir. En pocas palabras Abby relató aquellos exámenes y los poemas que tuvo que escribir. La respuesta llegó rápidamente:
— Ve a sacar el pasaporte! El registro civil del centro atiende hasta la tarde!
No pudo evitar sonreír.
— Aun no han dado los resultados— escribió entre signos de admiración.
— Estoy seguro que ganarás! — decía la pronta respuesta de Nico.
¿Y si él tenía razón? Tocó en su bolsillo, y tenía su documento. También llevaba dinero suficiente para pagar el trámite, y estaba a solo doce o quince cuadras del lugar.
— Ok, me convenciste! Me voy para el registro civil.
— Te acompañaría! Pero tengo que ir con mi madre al médico— escribió Nico— no se ha sentido muy bien estos días y tienen que hacerle unos análisis.
— Espero que todo salga bien.
Una carita sonriendo y un pulgar levantado de "me gusta" llegaron como respuesta de parte de su amigo.
Mientras caminaba aquellas cuadras su mente corría con velocidad. ¿Qué pasaría si realmente ganaba? ¿La dejarían sus padres ir sola a Madrid? ¿Qué pasaría con Thiago? ¿Y si el verdadero amor la esperaba cruzando el océano Atlántico?
De algo estaba completamente segura, sería una experiencia maravillosa poder viajar a Europa y conocer aquellos países tan llenos de cultura e historia.
La literatura europea le apasionaba, y siempre había soñado conocer Venecia y pasear en góndola por esos canales de agua.
Estaba tan cerca de cumplir sus sueños.
De golpe Thiago volvió a su mente. Pudo comprender que sus sentimientos hacia él eran confusos. Mientras escribía aquellos poemas expresando sus sentimientos entendió que no estaba segura de amar a Thiago. Lo que sea que sintió antes por él se estaba esfumado. Quizás los celos de él eran lo que más le molestaba.
Sería una buena excusa el viaje para terminar definitivamente esta "casi relación".
Nunca fue su intención lastimarlo. Le gustaba sentirse especial para alguien. Sentir esa mirada brillante de él y las palabras que le decía la conquistaban… pero no lo quería… y debía decírselo. Sabía que le rompería el corazón.
Al final Nicolás ten��a razón. Él le había advertido en varias oportunidades. ¿Por qué no le había escuchado?
Es que al principio sus sentimientos parecían tan reales.
Hoy ya era demasiado tarde.
Pero sabía que ganara el viaje o no, debía hablar con Thiago y ponerle un punto final a esta historia que nunca había logrado comenzar, pero que ya escribía su último capítulo.