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Chapter 2 - Un conejito en Problemas (Editado)

(Un conejito en Problemas)

A: -- Gordo bastardo, ¿Por qué eres tan rápido? --

B: -- Casi parece que le crecieran alas. --

Varios hombres gritaron enojados, con cada segundo un poco más lejos, mientras su presa se les escapaba de las manos.

Robert: -- (#Jadeo Simple#) …Por qué se enojan tanto, solo les ayudo a cargar sus cosas; esta sociedad de ahora tan poco comprensiva, realmente no aprecia a las buenas personas. --

Un hombre gordo de estatura media se burlaba mientras veía una pantalla holográfica con un brillo azul, que flotaba sobre el aire en frente de él.

Robert: -- No hay nada alrededor, puedes salir. -- habló sin mirar a nadie.

De entre unos contenedores de plástico, una pequeña figura salió tímidamente.

Ann: -- ¿Es seguro? -- La pequeña señorita vestida con ropa deportiva, miraba inquieta a todos lados… -- El maestro es sorprendente, pudo jugar con ellos tan fácilmente. -- Trataba de halagar al hombre enfrente de ella, mientras sonreía tontamente. / ¿Qué estoy haciendo? / Se preguntó. Con su bonita figura de cabello largo de un suave color castaño, con grandes pechos y unas delicadas caderas, tenía la apariencia de un personaje atractivo, pero tierno a la vez. Durante su vida atrajo todo tipo de atención y detalles, pero eso era antes, ahora el mundo había terminado (cambiado), no tenía mejor opción que aferrarse al hombre gordo para poder sobrevivir, y su mejor idea era halagarle. Lamentablemente no de una forma muy brillante.

Ann: -- El maestro es muy veloz. -- / No se me ocurre qué más decir. / Dijo, mientras trataba de mostrar una brillante sonrisa.

Robert: --¡oh!… ¿Lo dices porque soy gordo? -- Preguntó, mientras entrecerraba sus ojos.

Ann: -- No, no, no… -- se apresuró en contestar -- yo… solo me sorprendió lo rápido que es… mmm… Es algo que el maestro logró con esfuerzo… ¿Verdad? --

Robert: -- J A J A J A… Eso no es cierto, soy bastante perezoso en realidad, de no ser por las presiones del trabajo y la familia sería mucho más gordo y probablemente no estaríamos aquí.

Bueno, estoy seguro de que nadie imaginó que sería tan útil en esta situación. Jajá --

Ann: -- (#Risa Forzada#) -- trató de reír también -- …Antes, yo… yo no quería ofender, de ninguna manera, realmente yo... --

Robert: -- No te preocupes, no te preocupes, no tiene importancia -- Dijo mientras se palmeaba el estómago creando pequeñas ondulaciones.

Ann: -- mmm… muchas gracias. -- / ¡Que miedo! / Mientras las palabras del hombre decían una cosa, su perversa mirada parecía declarar que le cortaría uno de sus dedos por este insulto. / ¡Ah! Pobre de mí. / La pequeña señorita parecía estar llena de miedo y temblaba como un conejito en medio de una tormenta. / Pero… no tengo otra opción ¿verdad? / Con un suspiro suave parecía que ya nada le importaba, acepto tristemente su destino. / Al contrario en estos tiempos de crisis, estar con el más malvado es mejor. / Pensó mientras se animaba por sí sola, un poco resplandeciente.

Mientras la pequeña señorita estaba en su hilarante drama emocional de varios minutos haciendo caras y gestos, el hombre gordo rió para sí mismo con una sonrisa sarcástica.

Robert: / Pensé que sería una molestia, pero tiene cierta gracia ver cambiar los colores de su cara. Ahora mismo parece sentir que es parte del grupo del rey demonio (#risa mental#) ... me pregunto, ¿Dónde estará el héroe? / Su mirada siempre tenía un toque perverso, incluso cuando estaba pensando en nada. Esa mirada le causó muchos malentendidos desde niño, pero no era a propósito, pero tampoco podía evitarlo.

Ann: / ¡Qué miedo! Sonríe mientras sus ojos parecen maldecirme… / -- ¡Aceptaré el castigo que el maestro considere adecuado! -- Gritó con coraje, aceptando con resignación, su imaginario destino.

Robert: -- (#Risa Sardónica#) Me gustaría castigarte, sin duda, pero primero deberíamos regresar a la base, o eso quisiera… lastima, ya están demasiado cerca --

Ann: -- ¡eh! -- se asustó. -- Los tipos a los que robaste, (#Tos#) ayudaste --

Robert: -- No, no. Solo unas cuantas bestias de plástico. -- contestó completamente tranquilo.

Sobre sus cabezas apareció un brillante letrero con un brillo parecido a las luces de neón, escrita en símbolos extraños que se traduce automáticamente al idioma nativo:

[Batalla Iniciada]

Mientras su tonta conversación se desarrollaba, a dos cuadras girando la esquina, caminando entre las calles de los suburbios de la ciudad, habían cinco bestias aparentemente hechas de un plástico blanco de última tecnología. Caminaban sobre dos patas, con colmillos, garras de gran tamaño, y varias puntas huesudas saliendo de su cuerpo. Mientras avanzaban daban gruñidos sordos como bestias hambrientas, pero al final solo dejaban la impresión de ser completamente artificiales, como hechos en una impresora 3D.

[Humanos vs Monstruos]

[Recompensa: Diez cristales de crecimiento (amarillo) | Mil monedas de bronce]

Una luz azul dividió todo el terreno en cuadrados de un metro por lado, creando un inmenso tablero. En la parte inferior izquierda de su visión apareció una lista de etiquetas que representa a los participantes.

Las reglas son sencillas: es una simple batalla por turnos, donde cada acción realizada consume una cantidad determinada de puntos de iniciativa obtenidos por el STAT del mismo nombre, que cada participante posee.

Eliminar a los enemigos era la única condición de victoria, hasta ahora no hubo otra condición diferente de victoria. Cualquier otro resultado imposibilita obtener la recompensa.

Robert: -- Hay un poco menos de trescientos espacios entre nosotros, les tomará unos diez turnos llegar aquí. -- habló mientras observaba a los monstruos. -- Una vez sea tu turno, recoge la bolsa que voy a dejar en esta posición y luego escóndete detrás de ese auto, cuando estén suficientemente cerca lanzales las esferas dentro de la bolsa. -- le dijo sin darle tiempo para responder, mientras se movía a la vereda opuesta al auto que indico.

Ann: -- ¿eh? --

Robert: / ¿Me preguntó, cuál es la parte que no entendió? / -- Prepárate, parece que tu turno es el último… ¿cuán baja es tu iniciativa? -- preguntó.

Ann: -- Yo… (En serio vamos a pelear), yo, esto (no quiero), yo (¡ayuda!), ¿Lo siento? --

Robert: -- Porque en forma de pregunta. -- / Supongo que su inteligencia también es baja / -- Vamos habla, ¿Qué es en lo que estás pensando? -- dijo un poco exasperado.

Ann: -- ¿Por qué mejor no huimos? -- hablo con una voz tímida, pero con la mirada expectante.

Robert: -- Claro, porque no -- se expresó de una manera burlona -- pero sabes, esas cosas corren muy rápido, creo que yo puedo lograrlo, pero tú no podrás salir de la cuadrícula antes de que te atrapen. Pero si tu deseo es sacrificarte por el bien del equipo, hay que huir entonces. -- declaró con el tono más sarcástico que pudo.

Para huir de un duelo, debes alejarte lo suficiente de tus enemigos. Mientras más rápido se mueva el enemigo más distancia debes tomar en proporción a su capacidad de movimiento. Mientras la cuadrícula no desaparezca, la batalla no termina, y el movimiento o cualquier acción sigue siendo restringida a turnos.

Ann: -- (#Gemido Apesadumbrado#) -- / No quiero morir, mamá… (#lloriqueo#) quiero ir a casa /

Robert: -- oye, es tu turno. --

Ann: --…--

Robert: / Parece que se quedó en blanco… / -- (#suspiro cansado#) ¡Muévete dos espacios a tu derecha y recoge la bolsa en el suelo! -- Gritó, ordenando con voz severa y fuerte.

La niña se sorprendió por un momento, luego se desanimó y camino lentamente, con si tuviese una cita con el verdugo. Casi se podía ver unas imaginarias orejas largas caer tristemente. El pequeño conejito estaba muy, pero muy asustado; sus piernas le temblaban.

Robert: / Esto será una molestia… supongo que al final voy a devolverla. pensó, mientras se rascaba la parte posterior de la cabeza.

…Los turnos avanzaron, mientras ellos esperaban.

Robert: -- Es tu turno de nuevo… muévete dos espacios adelante, tres a la derecha y dos adelante, luego espera. -- / ¿Por qué no podemos movernos en diagonal? ¡Maldita sea! /

Una de las reglas absolutas era de que solo podías realizar movimientos en línea recta.

Mientras esperaban cada uno en sus posiciones, los monstruos que avanzaban en línea recta, por en medio de la pista, empezaron a inclinarse hacia una de las veredas.

Robert: / Parece que vienen por ella / -- oye, creo que prefieren comerte a ti. -- se burló.

Ann: -- (#Gemido Lastimero#) -- la niña se giró lentamente y lo miró con sus ojos color café, casi hechos agua y con su pequeño cuerpo empezando a temblar.

Robert: / (#Suspiro mental#) Creo que encontré un hobby, normalmente cualquiera estaría muy irritado por alguien tan inútil, pero, hasta los sonidos raros que hace de vez en cuando son… graciosos. Solo me queda admitir que la lindura es justicia (#Carcajada mental#). / se burló de sí mismo / Pero supongo que es suficiente por hoy, agradece mi benevolencia pequeña niña. / -- En verdad crees que yo estaría aquí si no estoy completamente seguro de ganar. -- dijo con una sonrisa segura.

Ann: -- ¡! -- el pequeño conejito se sorprendió, si alguien dibujara un foco encendido sobre su cabeza. la escena quedaría perfecta / cierto, he acompañado al maestro durante tres días. Lo he visto estafar y robar a un montón de personas y huir de todos los monstruos, nunca lo atraparon, ni sucedió nada malo, ni una sola vez, ni siquiera estuvieron cerca. Una persona así, no estaría aquí si no estuviese seguro de ganar. Además, nunca me ha causado ningún perjuicio… (#tragar saliva#) no seré el cebo esta vez, ¿verdad? /

La señorita se animó a sí misma y miró expectante.

Ann: -- Maestro qué debo hacer. -- preguntó.

Robert: / ¡Qué fácil! / -- (#Carraspear#) …cuando se acerquen lo suficiente lánzale con fuerza uno de los cascarones de la bolsa que recogiste. Son fáciles de romper, así que no aprietes demasiado tu mano. Eso debe bastar. --

Ann: / ¿eh? / -- ¿eso es todo? --

Robert: -- Si, ahora mira hacia adelante, ya están cerca. --

Los monstruos estaban a unos sesenta espacios de distancia, con la capacidad de moverse unos veinticinco espacios en promedio, en dos turnos estarían a tiro de piedra.

Robert: -- Como acumulamos mucha iniciativa podremos atacar primero, y tendremos suficientes intentos para eliminar a todos. Si no tienes confianza en golpearlos, apunta al suelo donde se encuentran; eso será suficiente. --

El tiempo de espera para realizar una acción en su turno era de diez segundos, si no se realizaba ninguna acción, se daba el turno por terminado.

Las acciones consumen una cantidad fija de iniciativa según la cantidad de movimientos que se realice, y la cantidad de energía que se utilice; con la excepción de abrir el inventario del sistema que siempre consume un cincuenta por ciento de la iniciativa acumulada, cada vez que se abre, pero, permite realizar múltiples acciones en él. Y la comunicación verbal que no consume ninguna iniciativa (solo comunicación verbal, cualquier otra forma de comunicación, consume iniciativa según los estándares).

Como la iniciativa se puede acumular de forma infinita, permite realizar acciones continuas o habilidades poderosas con un gran gasto de iniciativa.

El orden de los turnos de cada ronda se determina por la iniciativa restante acumulada, de mayor a menor. No existe el comando de "esperar", es decir: no se puede cambiar el orden de los turnos; obligando que todos los participantes tengan un solo turno cada ronda. Haciendo el juego más fácil para los novatos.

Robert: /…/ -- (#Sonrisa malvada#) Te dejare el honor de atacar primero --

Ann: -- ¿Qué? -- preguntó sorprendida.

Robert: -- No te preocupes tengo bastante iniciativa y puedo salvarte en la siguiente ronda, perderás a lo mucho una o dos extremidades, jajá -- se burló mientras sacaba la lengua.

Ann: -- ¡Maestro! -- dijo con voz entrecortada y llorosa.

Robert: -- Entonces hazlo bien -- y sonrió con una pizca de amabilidad, aunque sus ojos eran mezquinos.

Con el tiempo de espera de Robert terminado y los monstruos a una distancia adecuada, llegó el turno de Ann, el pequeño conejito estaba asustado, con sus manos temblorosas abrió la bolsa de cuero y saco una esfera de color entre gris y negro, con patrones de humo, que se sentía muy frágil en la mano. Tomó impulso, y como jugador de béisbol profesional, la arrojó al monstruo más cercano.

Ann: -- Jah!! -- gritó. Toda la acción completa, incluido el exagerado ademán de beisbolista, consumió un número pequeño de iniciativa del total que poseía. Podría repetir la acción unas cincuenta veces más; pero en la bolsa solo quedaban cuatro esferas / ¡Maestro tacaño! gritó en su mente, quejándose del hombre a su costado y lamentándose de su trágico destino, que sucedería si fallara.

Mientras el conejito maldecía y se lamentaba, la esfera que lanzó a ojos casi cerrados, impactó directamente en la frente del monstruo donde se desintegra liberando un humo plateado. Un segundo después, el monstruo empezó a retorcerse de dolor hasta quedar completamente quieto.

Ann: -- ¿Qué pasó? -- preguntó desconcertada.

Robert: -- mmm… mmm… creo que es algo así como una hierba paralizante, en bajas dosis ralentiza el movimiento, en altas dosis, los músculos se solidifican impidiendoles respirar. Y ya sabes, mueren. --

Ann: -- ¿Se mueren? --

Robert: -- (#suspiro cansado#) …Si, se mueren. -- / ¿se está volviendo más tonta? / -- a pesar de su diseño de bajo presupuesto, son criaturas completamente funcionales, si detienes una función importante, sin duda mueren…

Ahora es mejor que termines de atacar --

Ann: -- ¿eh? ¡Mi turno se terminó! -- se asustó.

Robert: -- No te preocupes, te agitas como una gallina cuando hablas, pero es mejor que ataques antes de que acabes tu iniciativa. -- se burló riendo.

Ann: / ¿una gallina? ¡Maestro malvado! / Gritó en su mente, luego le dedicó la mirada más furiosa que pudo reunir, obviamente no funcionó, pero fue un lindo intento.

Una vez calmado sus miedos, atinarle a un objetivo grande, bastante cerca y que no se mueve, fue muy fácil. Todas las criaturas quedaron paralizadas. Un resultado obvio.

Robert: / Ahora parece que se divierte… ¿Por qué realiza ese ademán exagerado para lanzarlo tan cerca?... bueno, sus pechos se balancean bastante… agradable… decidido, no la devolveré. /

Mientras el pervertido sonreía feliz, la pequeña señorita terminó su tarea y se sacudió las manos. Sonreía resplandecientemente como si su miedo anterior jamás hubiese sucedido.

Ann: -- Maestro, termine -- declaró satisfecha. -- Debemos terminar rápido con ellos para obtener la experiencia. --

Robert: -- No es necesario… -- un pensamiento extraño se reflejó por un instante en su mirada -- preferiría esperar que el veneno se disipe. Pero puede intentarlo si quieres -- le dijo.

Ella no respondió nada.

El nivel se incrementa con la experiencia obtenida al abatir a un enemigo con una acción directa (ataque a corto o largo alcance, pero no estados alterados). Y el nivel es el multiplicador de las estadísticas del jugador, multiplicando 0.01 de las estadísticas actuales por cada nivel.

En el mundo actual, todos estarían ansiosos por subir de nivel, ya que sería una gran bonificación fácil de obtener para aumentar su poder directamente. Pero en la mirada de Robert no se encontraba ese deseo, y se mostraba reacio a dejar que el conejito lo intentara.

Una vez el último de los monstruos pereció, la cuadrícula y las restricciones desaparecieron, Y la recompensa sería entregada al grupo victorioso según las condiciones establecidas. En este caso solo al líder: Robert.

Cuando las restricciones fueron retiradas y la recompensa se almacenó automáticamente en su inventario, sacó una cuerda gruesa y ató firmemente a todos los monstruos en fila, y sonriente le entregó un extremo de la cuerda al desconcertado conejito.

Robert: -- Veras… (#Sonrisa malvada#) no tengo suficiente espacio en el inventario -- le dijo -- así que… esfuérzate, con ganas -- y volvió a sonreír.

Ann: -- ¿eh? Maestro, no puedo, pesa mucho -- dijo mientras agitaba sus manos en negación en veloces aspavientos.

Robert: -- ¿oh? ¡!.... ¿recuérdame la razón por la cual debo llevarte conmigo? -- preguntó con una voz oscura y los ojos perversos.

Ann: -- (#tragar#) ¡lo haré, con mucho gusto! -- declaró con una voz fuerte, pero resignada, tristemente tomó la cuerda y se dirigieron a casa.

En las calles de una ciudad destruida, cuando el sol de la tarde cambiaba a un tono anaranjado, una pequeña señorita vestida con una simple ropa deportiva arrastraba unos monstruos puntiagudos; dando una mirada triste y sonidos graciosos cada vez que se esforzaba.

Mientras el conejo que gimoteaba arrastraba su pesada carga, el pervertido sonrió feliz. Quizás otros no lo entenderían, pero molestar al conejito era divertido, muy divertido.

Era de las pocas cosas que le hacían sonreír.