Chereads / Resident Evil Los Iluminados / Chapter 14 - CAPITULO 13

Chapter 14 - CAPITULO 13

Volví a oír a Ashley gritando mi nombre, y me acerqué a la orilla.

- Te dije que te mantuvieras en silencio. - Dije. - ¿Qué pasa?

- ¿Qué te pasó en la ceja? - Preguntó desde abajo.

- Una mujer extraña me atacó. - Expliqué mientras me senté en el suelo. - Parecía una persona china, pero no sé de dónde es, de todos modos está involucrada con todo lo que está pasando aquí, supongo, ella habló con otro hombre y Luis es su contacto.

- ¿Crees que Luis nos está engañando? - Cuestionó Ashley.

Quité de la mochila el botiquín de primeros auxilios para sacar un poco de algodón.

- Probablemente, está claro que él no nos dijo del todo la verdad. - Respondí mientras limpiaba la sangre de mi ceja. - La mujer recibió la orden de matar a Leon, por lo que nuestro agente tiene que cuidar de su espalda.

Pude ver el rostro de preocupación de Ashley. Tiré el algodón que usé a un lado y masajeé mi nuca.

- Esa mujer es muy buena peleando, incluso con un vestido elegante. - Suspiré y miré al techo, era bastante alto. - Si yo hubiera usado ese tipo de vestuario. - Continué. - Santa mierda, no podría haber hecho algún movimiento.

- Esto se está volviendo cada vez más misterioso, ¿sabes dónde está León? - Preguntó.

- Sí, él esta en camino.

- Está bien.

- Ashley, voy a echar un vistazo a este lugar. - Dije mientras guardaba el botiquín de primeros auxilios. - Regresaré dentro de cinco minutos. Okay? - Avisé poniéndome de pie y la norteamericana asintió.

Quité mi pistola y la recargué, quería echar un vistazo por la zona por si volvía a encontrar a la pendeja de vestido rojo.

Cuando abrí la puerta para salir, choqué con alguien y grité asustada. Rápidamente reaccioné apuntando con mi arma, pero me di cuenta que era Leon.

- Ugh, casi te disparo, agente. - Suspiré pues estaba a un paso de gatillar.

- ¿Dónde está Ashley? - Preguntó.

- Ella está...ehh, ¿cómo te explico...? - Me hice de la desentendida mientras bajé mi pistola.

- ¿Qué la hiciste? - Me apartó adentrándose al lugar.

- Tranquilo, la chillona está bien, ella está... - Fui interrumpida por el grito de Ashley. - Allí. - Terminé mi frase.

Kennedy corrió a donde estaba Ashley pero no bajó al piso de abajo.

- Ashley. - Dijo el rubio suspirando de alivio.

- Leon. - Musitó la chica.

Sí, así es, esto suena raro, tipo Romeo y Julieta o el profesor Jirafales y Doña Florinda, como sea. Yo me quedé en la entrada de la puerta junto a Pamela.

- ¿Qué tal te ha ido con el tipo emo? - Pregunté a mi amiga.

- Es un dolor de cabeza. - Contestó y yo me reí. - Por cierto, ¿qué te pasó en la ceja?

- Es una historia muy rara, me peleé con una mujer de vestido rojo. - Respondí y ella me miró intrigada.

- Hola chicas ¿cómo estáis vosotras? - Interrumpió el español que apareció repentinamente del pasillo de afuera.

- Tienes más cosas que explicar Luis. ¿Dónde está la muestra? - Pregunté.

- Ah, así que sabes, en eso estaba. - Sera se adentró al sitio dónde estábamos y lo dejamos cruzar.

Pamela decidió ponerse en un lugar un poco más alejado dentro del salón, mientras que yo me puse enfrente de Luis mirándolo atentamente, para saber que estaba tramando.

- Chicos. ¡Lo encontré! - Exclamó quitando de su bolsillo un objeto.

En ese instante pude ver a su espalda una clase de tentáculo con corta punzante, parecía un insecto.

Esa cosa estaba a poco de atacar al español y yo rápidamente me lancé encima suyo, salvándolo. Ambos caímos al suelo. Pamela y Leon dirigieron su atención a lo ocurrido.

Vi que el tentáculo había salido del cuerpo de un hombre vistiendo una túnica lila con el símbolo de la secta impregnada en ella, acompañado de un cetro. Era nada más y nada menos que...

- ¡Saddler! - Exclamó Leon Kennedy con enojo.

El líder de los iluminados sonrió con maldad. Pronto nos dimos cuenta que el objeto había caído de las manos del español y el villano la tomó.

- No. - Murmuró Luis.

- Ahora que tengo la muestra, ustedes ya no me sirven. - Comentó Saddler. - Mi chico Salazar se encargará de todos ustedes.

De la nada, mi amiga comenzó a disparar con su pistola a nuestro enemigo, pero las balas no lo dañaron. Él levantó su brazo derecho y apuntó a Pamela, parecía tener un poder especial que la elevó por los aires hasta impulsarla al piso de abajo donde estaba la hija del presidente.

- ¡Pamela! - Exclamé y me levanté para observar por la orilla el estado de mi amiga. - ¿Estás bien? - Pregunté y ella asintió un poco adolorida. - Hijo de perra. - Murmuré mirando de vuelta a la dirección de Saddler, pero él ya no estaba.

Fui corriendo a la puerta y miré por el pasillo de afuera, no había nadie, ni siquiera rastro de aquel psicópata. Maldije en mi interior y me regresé a donde estaban los demás.

- Genial. - Sonreí sarcásticamente y luego suspiré.

Me acerqué a la orilla del segundo piso para ver hacia abajo.

- ¿Huyó? - Cuestionó mi amiga mirándome.

- Como todo un cobarde. - Respondí haciendo una mueca.

- Perfecto... - Susurró y miró a Ashley. - Bien, denme una mano, subiremos hasta allá.

- Kennedy, necesitamos de tu fuerza por aquí. - Lo llamé.

Seguidamente Leon se acercó a la orilla. Pamela levantó a Ashley y el agente pudo agarrarla, luego extendió una mano y ayudó a subir a mi amiga.

- Es tiempo de dar explicaciones, con la verdad. - Me dirigí al español cruzando los brazos y todos lo miraron.

- Es la muestra, Saddler la tomó y tenemos que recuperarla. - Comentó.

- ¿Muestra de qué? - Preguntó Leon

- Las Plagas. - Contestó.

- ¿Solo eso? No lo creo, ese viejo te atacó por alguna otra razón. ¿Quién es esa mujer de vestido rojo? - Cuestioné y pude notar la tensión en él.

- ¿Mujer de vestido rojo? - Preguntó Leon asombrado.

- Sí, no sé quién es, pero conoce a nuestro español y está trabajando con otro hombre que le ordenó que te matara porque eres un sobreviviente de aquella tragedia en Raccoon City. - Comenté. - Además me hizo esto. - Señalé mi ceja.

- Umbrella. - Murmuró el agente y ahí entendí el por qué querían asesinarlo.

- Pensé que ya no existía. - Dije.

- No del todo parece. - Musitó Kennedy.

- Ahora tiene un poco de sentido. - Murmuré. - De todos modos, eres doble agente, ¿no? - Pregunté a Luis.

- No exactamente, trabajé con Saddler y poco después cuando perdió la cabeza, envié un mensaje de ayuda a un amigo, pero el mensaje fue redirigido a esa mujer que me prometió ayudarme a salir de este maldito pueblo a cambio de la muestra, pero yo no sabía que ella trabajaba para la corporación Umbrella. - Se defendió el español. - Después de todo no me importa ese viejo y sus seguidores religiosos.

Entonces todo comenzó a tener un poco más de sentido, quiere decir que Luis fue utilizado y engañado, Leon en una misión de rescate ahora tiene que lidiar con todo esto, mientras que Pamela y yo solamente queremos salir de este infierno.

En realidad esto es una pesadilla, mi amiga y yo nos estamos involucrando bastante en esto, lo único que falta es que nos maten a nosotras, ah pero ya lo recuerdo, el enano se asegurará de eso, por supuesto somos sus enemigas, que horror.

- Chicos, encontré esto. - Luis interrumpió mis pensamientos y quitó algo de su bolsillo. - Es un fármaco que debe suprimir el crecimiento del parásito. - Lo lanzó a Kennedy y este lo atrapó.

Junto a Ashley nos acercamos a verlo, era un pequeño frasco que contenía adentro unas cápsulas.

- Gracias. - Dije mirando a Sera.

- Gracias a ti por salvarme. - Me miró y yo solo hice una mueca. - Permíteme ver esa herida. - Se acercó a mí.

Toqué mi ceja con mi dedo índice y noté que volvió a sangrar. Suspiré y él echó un vistazo al corte.

- Mmm, es superficial, pero parece que faltó agregar algo para cubrirlo. - Comentó el español. - ¿Puedo?

Asentí y él quitó de su bolsillo una tira adhesiva para luego colocarlo en mi herida.

- Quedó perfecto. - Dijo sonriente.

- Deberías tomar uno. - Interrumpió Kennedy poniendo una cápsula en mi mano.

Entonces lo metí a mi boca y lo tragué. Luego de eso, decidimos mantenernos todos juntos para poder salir con Leon del lugar.

Caminamos un buen rato, recorriendo el castillo mientras comentaba a mi amiga sobre la situación actual.

Cuando ingresamos a un salón vimos al octavo castellano del castillo y nos detuvimos.

- Creo que han vivido lo suficiente. - Dijo el enano. - Veamos si pueden sobrevivir esta vez.

Salazar levantó su mano derecha y la puerta por donde habíamos cruzado se cerró con rejas de acero.

- Mierda. - Murmuró Luis mirando atrás.

Rápidamente el enano huyó y salió por otra puerta que posteriormente quedó asegurada.

De pronto el techo hizo un ruido extraño, los cinco miramos arriba y este estaba descendiendo, hasta que aparecieron unas cuchillas del mismo, habíamos caído en una jodida trampa.

- ¡No! - Gritó Ashley asustada.

Creo que voy a entrar en pánico, el techo descendía muy rápido. Corrí por donde Salazar huyó y traté de derribar la puerta con varias patadas pero no lo lograba. Se sumó Sera para ayudarme pero no pudimos. Yo tragué saliva y vi como la muerte venía a nuestra dirección.

Me giré a ver nuevamente la puerta, tenía que haber forma de abrirla, me fijé que poseía un símbolo extraño en el centro y luego calculé que el símbolo estaba mal ubicado, resultó ser el símbolo de Los Iluminados, me habré tardado unos valiosos segundos hasta que conseguí abrirla.

- Sí - Murmuré - ¡Chicos, andando!

De pronto oímos un sonido de alerta y el techo comenzó a descender bastante rápido, yo crucé al otro lado de la puerta con solo un paso para ponerme a salvo, mientras que los demás tuvieron que correr.

- ¡Rápido! - Exclamé.

Luis, Leon y Ashley lograron huir a tiempo, pero mi amiga quedó atrás.

- ¡Pamela! - Vociferé.

Fue muy tarde, el techo con cuchillas la aplastó haciéndola pedazos justo a unos pasos antes de cruzar la puerta.

- ¡No! - Clamé golpeando con mi puño la parte lateral del techo que había bloqueado la puerta.

Sentí algo mojado recorriendo la suela de mi calzado, miré, era sangre, la sangre de mi amiga.

Di unos pasos atrás y observé con horror, no sabía como reaccionar. Una gota de lágrima hacía su camino en mi mejilla, yo no podía decir palabra alguna.

Repentinamente sentí una mano apoyándose en mi hombro derecho, en ese momento tuve mucho coraje, me quebré en un mar de lágrimas y me giré a abrazarlo con mucha fuerza sin darle una mirada.