Un relato sobre el amor y los pies.
Un paso con el pie izquierdo, otro con el derecho. Es fácil recordarlo cuando uno lo tiene sabido al derecho y al revés. Pero cuando la izquierda ya desconoce que es izquierda y, la derecha desconoce que es derecha, todo se confunde. Ambos se enredan, se tuercen, pierden el equilibrio y son ilógicos. No es culpa ni de la izquierda ni de la derecha, no es culpa de aquellos dedos que se mueven con tanta frecuencia y diversión. Es parte de lo que define al amor como amor. Torcerse, caerse, perderse, acercarse y alejarse. Es cuestión, al fin y al cabo, de volver a contar; un paso con la izquierda, y otro con la derecha.
Es cuestión de volver a empezar; con los pasos, y con el amor.