Narra el asesino
Actualmente me encuentro en la sala de interrogación, hablando con el psicólogo y me realizaba preguntas acerca de cual fue mi motivo para matar al imbécil ese. El psicólogo me volvió a preguntar —¿Cuál fue el motivo que te llevo a acabar con tu hermano? —solo me miraba y analizaba mis movimientos al igual de la manera de como respondía
—pues él me decía de cosas, me golpeaba con mucha brutalidad que a veces me contaba levantarme o terminaba en un hospital y a mis padres no les importaba sí seguía vivo, decía que yo me drogaba, entre tantas cosas que hicieron que no soportara la humillación ante todos y me llevaron al borde del suicidio varias veces —conteste algo inestable mi voz. —al punto que sólo lloré sin detenerme
—me puedes mostrar tus brazos —me indicó el psicólogo. —sabía que algo estaba mal conmigo y por eso me pidió ese favor.
Yo sólo se las mostré, tenía varias cortadas en mis muñecas, moretones y raspones. El psicólogo no dijo nada y prosiguió con sus preguntas —bien y ¿hubo algo o quién que te incitara a matarlo? —parecía que era un buen psicólogo, ya que sabía que existe una voz que me ínsita a matar
—pues de hecho, hace varias semanas otras oí una voz en mi cabeza, que trataba de ser mi amigo, quería que me vengará de mi hermano lo más rápido posible y quería saber de mí —contesté lo menos loco posible. —me sentía como un niño que habla de un producto de su imaginación y realmente no quería sentirme tan mal
—¿Qué te decía esa voz? —dijo. —estaba seguro de que él si me creía sobre la existencia de la voz en mi cabeza
—solo me decía por que me dejaba humillar por mi hermano, que le contara la vida de mi familia, el descuido de mis padres hacía a mí y entre otras cosas —mencioné. —me sentía muy cómodo al hablar con el psicólogo
—sabes eres un niño, que acaba de asesinar a sangre fría a su propio hermano y el primero de todos los asesinos que no siente dolor ó ningún sentimiento de culpa y tristeza hacía los que mató —menciono el psicólogo. —sé que aun él no aceptaba la idea de que yo había matado a mi propio hermano
—sí, es algo extraño para usted pero para mí, es felicidad —respondí con una sonrisa en mi cara. —ya no tenía control de mis palabras al conversar
—ya lo creó, tu cara lo dice todo —recalcó. —seguía anotando en su libreta y me miraba fijamente
—¿piensas en asistir al funeral de tu hermano? —pregunto nuevamente. —nunca había charlado con una persona tan paciente y que no me odiaba por lo que hice el día de hoy
—no, por mí que se refunda en el infierno el maldito —dije. —empecé a reírme de la nada, los policías solo me miraban con miedo y eso es genial
—bueno, eso es todo y te pido que vayas a la enfermería; para que te revisen —indicó el psicólogo. —después de la pequeña conversación se miraba nervioso, al parecer sabía que tenía en mi mente
—esta bien, supongo que es algo bueno que mire la autoridad el descuido de mis padres —respondí.—ya estaba mas tranquilo y deseaba que me alejaran de ellos dos, además no me caería nada mal un manicomio.
Salí de la sala de interrogación y varios policías me llevaron con el doctor para que me hicieran un chequeo rápido, sólo espero que me encierren en una maldita prisión que estar en la casa de mis padres.
Narra el psicólogo
Después de hablar con el paciente, había encontrado su problema y aún no lograba entender de como fue capaz de matar a su propio hermano; entonces me acerqué a sus padres, le pedí que entraran a la sala y les pregunté —¿Cómo esta su hijo? Necesito saber sí realmente saben cual es su problema —aparte de analizar al joven, también lo hice con sus padres ya que ellos fueron los responsables de su deterioro psicológico
—loco, el pobre ya no tiene sentido de la razón —contesto fríamente el padre. —empecé a notar que era el que menos le importaba su hijo, mientras que su madre le importaba un poco
—ni idea de como esta realmente, solo quisiera tener a mi otro hijo de vuelta —respondió su madre. —en ese punto llegue a pensar que preferían que su otro hijo estuviera vivo que él
—les seré sincero, su hijo esta muy mal en aspectos psicológicos, salud y sociales; pero es importante que no lo ignoren —les comente. —era el tiempo de hacerlos entrar en razón
—¿a qué se refiere con eso? —pregunto la madre. —solo me miraba con atención, supongo que ella no lo dejará solo a partir de este momento
—bueno, en el aspecto psicológico su hijo padece de esquizofrenia pero aún se puede controlar con medicamentos y varías visitas con un doctor, en el aspecto de la salud; su hijo esta muy lastimado, porque según el médico que lo reviso dice que tiene dos costillas rotas, una pequeña herida en la cabeza, moretones y raspones en casi todo el cuerpo, mal alimentado y no le agregó que casi se desmaya mientras le hacían la revisión. Por último el aspecto social, es muy malo; porque no tiene a nadie en su vida y hace que se sienta excluido de los círculos sociales y eso incluye a su propia familia —les expliqué a ambos los problemas que tenia su hijo, que ni ellos sabían que los tiene. —su madre estaba sorprendida, pero el padre no reaccionó a nada del comentario sobre los problemas del joven
—enserio, usted le cree las mentiras que él le contó acerca de su hermano; sí ese mocoso anda por malos pasos, por que es un drogadicto y se junta con malas personas además siempre quiere manipular nos con sus cosas —mencionó hipócritamente el señor. —me di cuenta que lo que menciono este ***** era cierto, su hermano les metió muchas cosas en la cabeza a sus padres
—¡no le digas así, a tu hijo! —grito la madre. —estaba muy molesta la señora, realmente ella nunca creyó en las palabras de su hijo en algún momento
—a mí, no me importa sí ese mocoso se meta tanta porquería, pero hay que hacer justicia por nuestro otro hijo —contesto el padre. —la familia estaba completamente destruida por lo sucedido
—ya dejen de pelear, y les digo esto como doctor; no descuiden a su único hijo que les queda por que él va a sentir se que a nadie y va terminar suicidándose por su culpa —les recalqué la situación. —espero que no llegué a suceder.
Ambos se quedaron callados al oír mi comentario, sin embargo era la verdad y era el momento de actuar sino iba a ver otro funeral. Luego apareció el policía y les preguntó —¿van a levantar cargos? —solo seguía anotando todo lo ocurrido y espero que el chico me cuente mas sobre su familia
—no, supongo que es lo mejor para todos por ahora—respondió la madre. —era muy extraño el comentario de la madre, ya que tal vez en algún futuro lo envíen a un manicomio
—bueno, ya que no lo enviarán a prisión ni mucho menos puede ser juzgado por su situación mental, su hijo tendrá que asistir una cita diaria con un psicólogo y no puede salir del país —indicó el policía. —por suerte lo seguirán vigilando
—esta bien —contesto resignado el padre del joven. —lo miraba que no estaba tan convencido de dejarlo regresar a casa, pero tal vez no quería hacer enojar a su esposa.
Narra el asesino
Después del chequeo médico, que casi me desmayo por mi falta de comida durante un rato de descuido mío, me quitaron las esposas y me dejaron libre —en ese momento quería morirme porque no quería volver con esos mal nacidos, pero que hacerle aún soy muy joven para que deje de vivir con ellos — antes de que me fuera, el psicólogo me detuvo y dijo —mañana te espero en mi consultorio, para atender tu problema —mientras me dio su tarjeta. —supongo que se ha ganado mi confianza para contarle todo
—ahí estaré —respondí con una sonrisa. —necesitaba tener personas a mi lado que no me crean que estoy loco
—y otra cosa, por nada en el mundo vayas al funeral —me recomendó el psicólogo. —él realmente si me entendía y eso es genial
—¿porqué? —le pregunté. —aunque no quería ir, necesitaba saber el motivo de que falte
—es lo mejor para tus padres y de seguro toda la cuidad mañana sabrá que tu asesinaste a Daniel y no quiero que te hagan entrar en una crisis de histeria —contestó el psicólogo. —me sentía mas tranquilo al no asistir
—como usted diga —dije tan contento. —solo tenía una sonrisa tan grande y no podía evitar sonreír.
Salimos de la comisaría, mis padres no me dirigían la palabra, y yo seguía con mi sonrisa psicópata, nos subimos al carro, regresamos a casa y mi madre me preguntó —¿estas bien? Necesitas comer algo —aun estaba molesto de regresar, pero ya libre de mi enemigo, no dejaré que esto me borre mi sonrisa
—sí, mamá ya no te preocupes por mi—respondí. —debía ser mas gentil con ellos a pesar de lo que me hicieron
—me alegra mucho, hijo y no tienes nada que decirnos —mencionó. —ella me miraba por el espejo del retrovisor.
Antes de que yo respondiera, mi padre dijo —porque le preguntas sí esta bien mujer, el maldito tiene una sonrisa en su cara por haber asesinado a Daniel —aun lo odiaba a morir a ese maldito, pero tenía que aguantarlo
—sí, pero él esta mal —indicó mi madre. —por suerte he librado otra situación de pelea familiar gracias a mi madre
—por favor, esta loco el pobre que apenas puede pensar en lo que hace —recaló nuevamente mi padre. —no quería dejarme en paz hasta que él gané la pelea
—¡no me pueden encerrar en un maldito manicomio, ya! —grité con mis fuerzas. —estaba molesto ya que insistía en hacerme enojar.
Mis padres dejaron de discutir y simplemente toda esa tensión se había terminado, llegamos a casa aún seguían limpiando todo lo que había dejado tras matar a ese imbécil y me fui a dormir. Habían pasado dos horas después, cuando mi madre entró a mi cuarto, se acostó a mi lado y me dijo —lo siento, por no cuidar te, quererte, proteger te y ayudarte cuando tenías problemas ��era la primera vez que se disculpaba conmigo
—no te preocupes, ya estoy mejor —respondí. —solo la miraba y me sentía un poco mal
—¡shhh! Descansa, mi vida —indicó mi madre. —tal vez esa era de las pocas veces que era maternal conmigo
—yo te protegeré de todos los que te quieran lastimar —le prometí. —era lo único que podía hacer para que ya no me odie más.
Mi madre me abrazó, yo sentía que finalmente me prestaba atención, sin embargo, aún tenía que arreglar unas cuentas pendientes con los amigos de mi hermano, pero por suerte sabrán de lo que fui capaz de hacerle al estúpido ese.
Continuará.