Chereads / La odalisca / Chapter 20 - CAPÍTULO XV: Desojaste la flor. Te enamoraste y perdiste.

Chapter 20 - CAPÍTULO XV: Desojaste la flor. Te enamoraste y perdiste.

—Y ahora, Dios mío, ¿ahora qué sucederá? —Se dice la muchacha con amargura. Con los ojos secos, mira sin ver. No tienen más lágrimas porque ya las gastó todas anoche. Está tan acostumbrada al sufrimiento, ¿qué, qué otra raya más le hará al tigre? Seguramente ninguna, solo es una marca más de lucha, si es por ello, venía coleccionándolas desde que memoria, últimamente con algo de suerte sí, pero siempre con sufrimiento. Cansada y ojerosa a causa del mal sueño aún cree en el deber de seguir luchando. Sacará fuerzas de donde sea. Suspira profunda y se incorpora del lecho. ¿Qué nuevo disgusto le traerá este nuevo día?

El rey, con una mueca dolorosa en el rostro da la orden al sirviente de su hijo, que lo mira extrañado.

—Di a tu señor que le espero.

Este obediente sale a cumplir la orden. Llega al aposento del emir y llama muy suave ... si está durmiendo no quieres molestarlo, bien sabe del mal humor del emir cuando lo ha hecho. De dentro le contesta una voz fuerte:

—¡Adelante! —Y luego, aún sentado a los pies de su lecho—: ya ves, hoy no me hace falta tu ayuda, estoy vestido y listo.

—El rey espera por usted.

—Voy ahora mismo ... —Bien sabe por qué su padre reclama su presencia. ¿Quién podrá olvidar lo que ha sucedido entre él y Ayira, anoche? Se incorpora dispuesto a abandonar su dormitorio y enfrentarse a él.

Un paso normal sale a ver a su padre. Su rostro luce fresco y joven, en el ya no está la desolación de anoche; ha recuperado su energía viril y la decisión luce en toda su persona cuando se presenta a su padre ...

-Capellán...

Este lo mira fijamente. Realmente está molesto con el comportamiento de su hijo, desilusionado, por realmente haber creído en su cambio. Con voz firme le dice:

—Espero, Nael Yamid, que me des una buena explicación de lo de anoche. —Su mano hace un ademán para que el joven no hable—. ¿Acaso no ves cuánto mal le has hecho a esta pobre mujer? ¡La has entregado a las fieras! No sabes lo que has hecho. ¿Crees que esto no llegará a oídos de Herezi? ¿Qué no tomará revancha contra Ayira, incluso tomando su vida? —Nael Yamid se muerde los labios hasta lastimarse y el rey continúa—: No quiero disculpas, no podrías dármelas; —Dice con voz desesperada—. No solamente pido una explicación, sino que como tu rey y protector de Ayira, le pido al emir Nael Yamid Hassan Abufehle una reparación al daño que se le ha hecho a mi protegido: desposarás a Ayira.

Su cuerpo esbelto y elegante se ha erguido, su rostro tan atractivo está serio y hay altivez y energía en toda su persona cuando responde:

—Acepto al rey la mano de su protegida, como mi padre, te hablaré más tarde.

—No esperaba menos del emir. Ahora puede hablar mi hijo.

—Ya sé, papá, que todo el castigo que quieras imponerme es poco. Lo hecho, hecho está, y ya no se puede remediar. ¡Oh, si se pudiera!

—¿Si se pudiera ...? ¡Si no lo hubieras hecho sería mejor! —Con gesto brusco se acerca a su hijo y tomándolo por el cuello de su prenda prosigue—: Nunca pensé que mi hijo desobedecería una voluntad mía. Ahora, ahí sentado —y le señala un banco— espera que venga tu hermana y Ayira. Lo que diga Ayira, será; no, no protestes —dice, al ver que el joven hace ademán de hablar—, cuando aquí estén ellas y yo te de permiso, hablarás.

El rey manda buscar a los jóvenes que no se hacen esperar. Ayira no sabe aún que en este momento se juega su felicidad ... Con cara ansiosa Jalila se sienta y Ayira la imita. Tiene el rostro impenetrable y Nael Yamid la mira con ansiedad al tiempo que el rey con voz seria y formal habla:

—He mandado por ustedes dos para informarles mi decisión sobre lo sucedido ayer entre tú Ayira, y el emir. Pero primero: Ayira, lamento el comportamiento vergonzoso de mi hijo para contigo; luego para cumplir mi palabra de darte la libertad, y para salvar tu honra, he decidido dar tu mano al emir Nael Yamid Hassan Abufehle.

Todos están pendientes de los labios de la joven, que no ha movido un solo músculo de su rostro. La noticia no ha tomado por sorpresa; gracias a las habladurías en el harén oídas por ella, sin querer, se ha enterado de la apuesta entre Nael Yamid y su primo Abdel, ¿cómo entonces sorprenderse, si sabe que el emir siempre se sale con la suya? Pero no esta vez, esta vez el emir se arrepentirá. Ha jugado con fuego, sin saber que se quemará. Con lentitud comienza a hablar:

—Ya sé que después de lo sucedido no tengo otro camino que seguir; si estaba en mis tierras las cosas diferentes, pero Jalila, bien me ha enseñado sobre su cultura, y sé muy bien que sería repudiada, aún hablando con la verdad al general Herezi, nada podría arreglarse —al decir esto sus ojos fríos e impenetrables miran al joven que fascinado la observa—, por eso, mi rey, acepto su proposición; seré la esposa del emir. —Al terminar, vuelve a sentarse con indiferencia.

Jalila llorando, la abraza; siempre ha sentido a Ayira como su hermana ya pesar de que debe estar triste por ella, no puede disimular su alegría; el duque, emocionado, dice:

—No terminó. Sé que muchos no estarán de acuerdo con mi decisión y pedirán cuenta a favor del general Herezi por la afrenta que ha recibido. Así que Nael Yamid, hablarás con el general, que llegará pronto. Yo luego al pueblo —dice volviéndose a su hijo— presentaré a Ayira como prometida tuya y para el próximo mes será el matrimonio.

El rey tomando la mano de Nael Yamid y Ayira los aproxima mientras dice en tono de orden:

- Esa es mi voluntad y espero que sea cumplida por ambas partes.

Ella con frialdad, le dice tan bajo que nadie la oye a Nael Yamid:

—En un rato quiero verte en el jardín —después de reverenciar al rey sale con Jalila.

—Ayira, estás triste. Él te quiere, lo noté por la forma en que te mira; te quiere, estoy segura de ello, por favor no estés así, con mi hermano serás feliz más allá de ser libre ...

—No te preocupes, Jalila; ya verás qué pareja más feliz haremos. Voy al jardín. Quiero hablar con mi futuro esposo —su voz es irónica, tan sínica y fría, que a Jalila se le eriza la piel ... no puede dejar de sentir preocupación por los dos que tanto quiere.

La deja ir sin decir más nada, sabe que Ayira ante la injusticia se vuelve una mujer empoderada y su hermano se ha comportado en forma vil con ella. Al fin tiene que darle la razón a Ayira: el comportamiento de Nael Yamid es el de uno de esos hombres, que cómo ella le ha dicho, no consider a la mujer y las toman como un ser inferior a ellos. Como "La bestia", si bien Nael Yamid, no la ha golpeado con látigo, lo ha hecho con su comportamiento irrespetuoso golpeándola en su dignidad.

"A mi hermano le costará mucho ganarse el corazón de Ayira; mi amiga es de no entregarse. Es una mujer valiente. Ha caído una y mil veces y se ha levantado, aún, en situaciones peores que esta en la que la ha puesto mi hermano. Ella es una mujer diferente al resto de nosotras. Una mujer que sabe luchar y defender entre esta sociedad gobernada por hombres —se dice—. Sí, Ayira lucha por su libertad, pero no solo sueña con romper las cadenas que la atan a la esclavitud, ella lucha más que nada, por cortar las cuerdas que la atan y que le condicionan cada paso que da, y por el amor, porque ella realmente desea formar un hogar. ha provocado y conquistar el suyo rompiendo su orgullo?—Sigue preguntándose con inmensa pena y preocupación Jalila— pero seguro que conseguir el respeto, y más su amor, a mi hermano el emir le será difícil ".

Sigue...

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