MORGAN
Mis dedos bailan sobre la mesa de la oficina. Mis uñas provocan un sonido desestresante sobre el material. El olor a aire acondicionado llena mis fosas nasales y mis labios se encuentran en una fina línea esperando a que a la oficina llegue otra persona más.
Deslizo mi lengua por mi mejilla interior y suspiro.
Los pasos resuenan a mis espaldas cuando la puerta es abierta y ni siquiera me preocupo en bajar los pies de la silla donde los tengo subidos. El pantalón de cuero se amolda perfectamente a mis piernas al igual que la camisa blanca de tirantes y la chaqueta que cubre mis hombros. Mi cabello permanece en una coleta alta y mis labios teñidos de rojo lucen muy apetecibles.
El sobre amarillo cae sobre el escritorio y coloco mi mirada en el jefe quien me evalúa detenidamente.
—Es el expediente con toda la información de los Cavalli.
—¿Italianos?
El jefe cruza sus brazos sobre su pecho y me mira con detenimiento.
—John, el Boss de la mafia tiene sangre Italiana, pero es nacido en Irlanda, sus hijos nacieron en Italia, pero se criaron el irlanda.
—¿Padre o madre?
—Su padre era Italiano, Morgan y su madre la heredera de la mafia Irlandesa.
—¿Única heredera?
El jefe asiente.
—John era el heredero de ambas mafias, pero solo tenía derecho a escoger liderar una, sus herederos, los Cavalli son quienes tomaran el mando en la italiana cuando se esposen, pero Alexey, alias Liosha se adueñó del puesto y ahora quiere matar a los hermanos Cavalli.
Escudriño detenidamente su expediente y suspiro.
—¿No hay alguna fotografía de ellos?
El jefe niega, dejo el expediente sobre el escritorio.
—Prefiero que seas sorprendida cuando los conozcas en persona, Morgan.
Suspiro.
—¿Por qué los quieres?
Él apoya sus brazos sobre el escritorio, su cuerpo se encuentra inclinado sobre el mismo y me mira fijamente.
—Son acusados de la trata de mujeres y niños, Morgan. La OMCC se encarga de solucionar cualquier problema que trate del crimen. Los Cavalli son criminales, Morgan.
—Y yo una jodida asesina—sonrío—. Nos llevaremos muy bien, jefe.
—Asegúrate de no meter el pie hasta el fondo—formo un movimiento con mi mano restándole importancia—. Usted mismo me apodo como la divinidad oscura desde hace algunos años, ¿No es así? Tendré todo bajo control. Un par de ovejitas negras no pueden contra mí, voy a proteger sus culos de Alexey y me aseguraré de que los rumores sobre la trata de mujeres y niños sean ciertos.
La mirada del jefe se entrecierra. Sonrío, retándolo.
—Voy a asignarte a un compañero.
Bufo, dejando caer mi espalda contra el asiento de la silla.
—No quiero junto a mí a un jodido incompetente que no sirva para nada, jefe. Trabajo muy bien sola.
Asiente, tensando su mandíbula.
—¿Qué tan peligrosos son y cuando partiré?
—La serpiente los representa—sonríe divertido—. Eso te da la respuesta de qué tan peligrosos son. Los Cavalli son como una pequeña serpiente venenosa bebé, son más letales que las grandes, ellas muerden y no se detienen de inyectar veneno en nuestro sistema, simplemente estamos acostumbrados a subestimarlas y a la hora de atacar son más peligrosa de lo que parecen.
Me encuentro muy concentrada en su explicación.
—Los Cavalli son letales y ambos se encuentran tan conectados que son sumamente peligrosos. Parecen creados por el mismo infierno, Morgan.
—Hablas de ellos como si estuvieras hablando de los príncipes de las tinieblas, jefe.
Una sonrisa se extiende en sus labios.
—Son los reyes del abismo.