Ojos saciados de lágrimas por no saber pasar las páginas. La risas no dejan huellas y la mente se drena de memorias. Una etapa de vivir que absolutamente todos tienen. Conoces a esta persona que te hace creer en un mundo ideal. Se conocieron haces años y todo sigue igual. Culpable de la decisión final, porque es la misma que vuelves a tomar. Pensando que esta persona es todo lo que tienes y no recuerdas ya quién eres. Enfocas en dar y no recibir. Quieres sobrevivir, olvidando vivir. Llegar a la orilla de río sin saber nadar. Tratar de odiar. Un arcoíris es por los colores, no por la palabra. Gris, negro y blanco. Un espacio que se pone denso. Un atmósfera que ataca lento. Unos sollozos que matan lo contento. Terminas en el suelo creyendo el cuento y esperando su final feliz.
Muy adentro algo se estremece con gran magnitud. En realidad, es una droga que con el tiempo consumes y consumes. La agonía llega para atacar la tranquilidad y la paz la debes luchar. Solo piensas lo poco que dio. Coges una navaja. Tratas de que el odio se devore al amor, pero es inútil seguir una regla sin lógica para no llorar. Este es un tablero que sabes jugar. La navaja se acerca. Está penetrando incluso el alma. Si te viesen a la cara, sería pena lo que causarás. Bobby tenía hambre. Dejaste caer la peor opción, ves el gran error y te hace mejor. Vas de camino a la cocina desnuda y quedas tiesa viendo a ese hombre tan apuesto que mira tu cuerpo. Maltratas a la vida que llevas, por la obsesión. Ganas de seguir como era todo. Él desaparece, pues sólo imaginabas. Ladraba por comida; se llenaba de emoción al comer. Un vaso con agua comienzas a beber y al baño toca correr.
Gritas ¡trato de darme una explicación! en ese momento sales del cuarto. Sientes que la locura se apodera del cuerpo. Se eriza la piel al escuchar la mente con sus cosas repentinas. Estás en la sala sentada, atacada por palabras tan filosa que son atravesadas en el corazón. Un día fue una simple flecha que enamoraba, pero hoy se mantiene la esencia aun sabiendo que todo es un error. El cuerpo se corrompe de dolor. Respiras profundo y es peor. Todo se hace más difícil porque resulta que complicas lo fácil de la vida. Cuando miras el pasado con mayor claridad, aparece una ola de frío que comienza a arropar. Apagas la lámpara y todo está oscuro. La mejor forma de ver es cuando cierras los ojos.
Un día la comida empieza a perder sabor. Ya todo pareciera carecer de un color. Es difícil no tener rencor. Aburre pasar el recogedor, para la mierda de un perro recoger y oler.
Algo abusivo que corrompe y quedas reflexionando como sería tenerlo aún. Es que le vida sigue pasando. Los humanos nacen, crecen y mueren, pero algunos aguantar el crecimiento prefieren. Una llama se apaga, para que otras brillen y quemen. Enciendes una chispa que lentamente se devora los recuerdos que aún viven ahí plasmados como si nada pasara. Así como las hormigas van deshaciendo los dulces en el suelo, tú corazón se desmorona desde adentro. Pedazos del sentimiento más hermoso, caen cómo pétalos. Flores, chocolates o peluches que retienen el perfume de esa persona. Un ser que siempre aparece. El ciclo del agua siempre estará presente, pero el ciclo de la vida si desaparece. Hace un fresco que congela, pero cuando hay calor derrite.
Pasan días y sigues entre las sábanas con un frío extraño. Quisieras que esas cobijas te ahorquen o tengan el cuerpo de otra persona. Suena el celular en la mesa de noche, pero no contestas. Ves quién es, pero no estás lista. Hablar es algo que desaparece cuando las palabras no tienen sentido y las letras se esfuman corriendo. La velocidad que anhelas para olvidar, nunca llega. Sentir es lo que dice si estás viviendo y no hay nada de eso. Dejas caer un vaso de cristal. Se desgrana. Caminas sobre ellos, pues no hay de otra. Recoges las migajas de lo que queda. No lo puedo pegar, pero si botar susurras. La luz se fue y todo da casi igual. Te preguntas cuál es la gracia del enamoramiento. Nadie es sincero.
Al menos un día la comida empieza a tener sabor. Ya todo pareciera tener un color. Incluso vas al tocador. Se aprende a vivir con dolor. Suena el teléfono y hasta lo piensas contestar.
Una mano ayuda a levantarte, esa persona: mamá, amigo, Dios, desconocido o tú. No amas si no sabes amarte. Al espejo comienzas a reclamarle y contestaba el dolor consumiste. Te ponías de pie gracias a la ayuda del reflejo. En el fondo sabes que era un juego donde sigues hasta llegar a ganar y aunque se pierde el premio que reclamar, está vigente el título que cargar. Repasabas todos esos años. Dices ya estar lista, aunque falso es. Debes dejar de fingir, pues es el momento para salir. Estar en la calle, ver el sol de nuevo, analizar el paisaje, reconectar con la vida y volver a vivir. Llegas. Esperas. Respiras. El médico decía bendita eres mujer, pero sólo tragabas lento y el mundo parece derrumbarse. Piensas en matar, si así se le puede llamar. Pero...
El reloj pasaba mientras el calendario marcabas. Él volvió porque prometió amor verdadero. Un ciclo que hace un tiempo nació. Es un tóxico venenoso. Entiendes lo mal que estás, pero no captas. Las falsas promesas llenan la vida de esperanzas. Ya cambió decías. El corazón late con fuerzas y a la sonrisa le llamas alegría. Ponerse una nueva camisa y cambiar el peinado, no te hace diferente. Se presentó cómo una nueva perfección que rápidamente creíste. Todo vuelve. Las groserías son melodías y los empujones abrazos. Hasta que se enciende la bombilla y es hora de repetir el paso. Retroceso.
[...] Ojos abarrotados de lágrimas. No sabes pasar las páginas. Muy adentro todo se estremece y quieres darte una explicación. Las risas no dejan marcas. El reflejo comienza a gritar perdiste. Sabes que una mano ayudará a levantarse. El odio al amor trata de consumir. Algo más grande se perdió y no importó. Sueñas o crees que todo será por un bien. El sol y la luna de ti se burlan, pero así siempre fue.
AᗺƧTЯAƆTO
Los cuentos del hoy.