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Chapter 27 - No te rindas

Alastor y Annan descansaban en el patio superior Este del templo, patio el cual estaba en los pisos medios y era un sobresaliente que permitía ver al sol, en contraparte estaba el Oeste que permitía verlo salir, Norte y Sur también tenían sus patios un poco menos transcurridos, pues, las mejores vistas estaban al Este, era un sitio el cual servía para pasar el tiempo y descansar, comúnmente con compañeros, los demás capitanes estaban algo ocupados, ellos dos eran los únicos que tenían el tiempo libre y no podían evitar pensar en la prueba, ya habían sido 4 días desde su inicio no se podía evitar cierto nerviosismo por los resultados.

- ¿Te preocupa Asbeel? - Annan y Alastor tenían un fuerte lazo que los unía, no había nadie que entendiera mejor a Alastor que Annan y viceversa, esa misma conexión les permitía ver a través del otro.

- Es demasiada presión, no deberíamos de haberlo enviado.

- No había otra forma, se haría revuelo y se creería que le damos un trato especial.

- Siempre hay otra manera, es algo que siempre me has dicho.

- Fue la decisión del Gran Sabio, nuestra palabra no vale nada cuando él dicta su veredicto.

- No debería ser así.

- Son órdenes Alastor, desobedecer no supone nada bueno para nosotros y los que nos rodean.

- Yo no bajo la cabeza tan fácilmente.

Alastor se oponía a la supremacía del Gran Sabio, desde que la mayoría de poderes se enfocaron en él y se concibió como líder del gran Imperio supo que tarde o temprano llegaría a abusar de ese poder, no sólo eso, la religión y la política se volvieron a cruzar nuevamente, era el líder del Bislahmismo y a su vez un líder político.

- Lo sé, siempre te gusta llevar la contraria.

- Tu tampoco estás contento enviando a Azazel.

- Jajaja, el chico tiene agallas, estarán bien.

- Por Bismilah, cómo me gustaría tener esa tranquilidad tuya.

- Te preocupas demasiado - Annan empezaría a alejarse del muro que estaba al borde del patio, se dirigía a la puerta principal la cual estaba cubierta con pétalos rosa que caían de los árboles de cerezo que había a lo largo del camino.

Cada capitán no solía estar solo, varios tenían 1 oficial junto a ellos, era elección propia sobre sí el oficial era un Orokin o era parte del ejército imperial, por lo general los soldados del ejército imperial nunca se relacionaban de a mucho con un alto mando, o sea, un Orokin, mucho menos con un capitán y aún menos con el Gran Sabio al cual no se les tenía permitido verlo de frente, que un soldado sea elegido como Oficial de legión era un honor que pocos y casi ninguno se podía permitir, en toda la historia del Imperio sólo hubo 2 soldados que sirvieron a los Altos mandos y los 2 murieron en batalla, hoy por hoy sus nombres siguen grabados en la mente de las personas. Annan aún no había elegido a un Oficial y Alastor no solía permitir que lo siguiera, era como un alumno más bajo su punto de vista, claro está que para ser la mano derecha de un Capitán se tiene que ser un Quinto Sol, también conocido como Maestro Orokin.

- Oye Annan... - Alastor lo detendría a mitad de camino, el viento resoplaba en el patio.

- ¿Si? - Annan se giraría lentamente.

- No pensaras en volver al Ángel tú Oficial ¿Verdad?

- Para nada - Annan soltaría una pequeña sonrisa a Alastor y seguiría su camino.

La jerarquía del imperio era algo extensa, pues tenía muchos rangos y era decisión de cada quién hasta dónde quería llegar.

En lo más bajo estaban los Tae, también conocidos como Principados o Participantes, eran los que presentaban las pruebas de Ingreso, después de eso venían los Vestigios, eran los aprendices básicos del imperio, a la par de ellos estaba el rango de Sol naciente, aprendices enseñados bajo la mano de los capitanes, después venían los rangos de guerrero tales como: Orokin, Primer Sol, Segundo Sol, Tercer Sol, Cuarto Sol, después venían los Altos mandos: Quinto Sol, Sexto Sol y Séptimo Sol, por encima de ellos iban rangos que requerían capacidades sobrehumanas, mental y físicamente los cuales eran: Obispo, Arzobispo, Primado, Abad, Deán, Prior, Presbítero, Diácono, Pontífice, Capitán, Alto Orokin y Gran Sabio Orokin. Esto se tenía que tener en cuenta pues cada uno cumplía con una función específica y entre esas categorías habían subcategorias que mantenían el Imperio de pie, si se corrompía uno de los pilares el Imperio y todo el país caerían al instante.

- ¿En qué estas pensándo Annan? - Alastor cuestionaba las decisiones de Annan, a veces no parecía comportarse como un capitán que velaba por el bien del pueblo, a veces solo actuaba con egoísmo, pero no era una mala persona, siempre se preocupó por el bienestar de los demás, para él todas las vidas eran valiosas, una filosofía curiosa viniendo del portador del ente de Vida.

Por lo general Annan era un hombre muy tranquilo, a diferencia de Alastor él escaló de posiciones hasta llegar al rango de Capitán, era el más experimentado de todos y el más sabio, esa sabiduría lastimosamente no era comprendida del todo por el resto de capitanes, Wyzen solía creer que estaba loco y que se dejaba llevar por ideas moralistas que nublaban su vista, Cotta se limitaba a sonreír cada vez que Annan expresaba su forma de ver las cosas, Urizen se tomaba su tiempo para escucharlo y se esforzaba en entenderlo pero era inútil, Alastor era el único que se hacía una idea de lo que quería expresar, el único sin contar a Markus el cual estaba ausente debido a la tensión política que había con Fondor, Annan quizás era el capitán más sabio pero no expresaba correctamente esa sabiduría.

- ¿Cómo habrá sido ese anciano de joven? - Esa pregunta siempre rondaba en su mente, no se podía imaginar a Annan de joven, por más que lo intentara era casi imposible proyectarlo en su mente, cansado de perder el tiempo Alastor se retiraría y avanzaría hacia la puerta principal. Una vez allí observaría cómo una nave se acercaba a los hangares, Asbeel, Azazel y el resto habían vuelto, el Capitán empezaría a movilizarse rápidamente, varios Orokin entre la multitud irían para asegurar a los Participantes y tratar a los heridos, la nave había aterrizado y en un parpadeo abrirían la puerta bruscamente, no era lindo lo que se habían encontrado, de los 40 que habían sido enviados ni la mitad había regresado, solo habían 15 a bordo, 3 estaban lastimados de gravedad, uno de ellos tenía un pedazo de metal atravesando uno de sus pulmones, los otros habían sido mutilados, Asbeel, Akatsuki, Azazel, Hinoka y compañia estaban intactos, Bruz ayudaría a llevar a los heridos los cuales agonizaba de dolor, en su rostro se notaba la angustia, Alastor al llegar quedaría impactado, Asbeel y Akatsuki parecía estar calmados, pero el resto no, Hinoka parecía estar envuelta en ira, Hawk nisiquiera levantaba la mirada, Azazel parecía frustrado.

- ¿Qué pasó? - Alastor empezaría a acercarse a la nave, al Asbeel notarlo bajaría la mirada.

- ¿Asbeel?

Poco a poco empezarían a marcharse uno por uno, primero Akatsuki, luego Azazel y luego Asbeel, ninguno prestaba atención a sus alrededores, sólo estaban enfocados en sus pensamientos internos que parecían lastimarlos, nadie había esperado la muerte de tantos, quizás esa era la prueba de la realidad que tanto necesitaban para volverse unos guerreros, aún así, no era lo que esperaban.