En la pequeña ciudad de Cold Creek una mujer caminaba con la cabeza baja sumida en sus pensamientos, su ritmo era pausado pero su objetivo era claro, esta mujer es Samantha quien se acercaba paso a paso al Templo principal de la ciudad, el cual adoraba al dios Hermes.
Pronto se topó con la puerta principal del Templo que a diferencia de los otros que conoció se encontraba cerrada, como si rechazara la entrada a los extraños.
Toc... Toc... Toc...
Toco la puerta esperando que algún miembro de la iglesia abriera, pero incluso después de esperar durante varios minutos no hubo reacción, por tanto, juntando algo de fuerza volvió a golpear la puerta.
Bang... Bang... Bang...
Los golpes resonantes sobre la puerta llamaron la atención de los transeúntes que recorrían el lugar, pronto una pequeña multitud se reunió alrededor de Samantha como si esperaran ver un buen espectáculo, aunque no todos eran iguales ya que un hombre mayor dio un paso adelante para advertirle a Samantha.
"Niña, deberías detenerte... sí molestas al sacerdote del Templo puedes provocar el castigo de los dioses." - Su mirada honesta trajo confusión a Samantha e incluso a los viajeros en los alrededores, ya que ninguno de ellos oyó jamás de tal situación en la que un dios te castigara por molestar a un sacerdote.
Samantha se detuvo por un momento antes de inclinarse hacia el hombre mayor y volvió a golpear la puerta del Templo.
Bang... Bang... Bang...
El hombre mayor solo negó con la cabeza antes de dar un paso atrás a la multitud, por otro lado, desde el Templo se escucharon algunos ruidos, Samantha detuvo sus golpes y espero pacientemente que apareciera el Sacerdote del Templo,
"¡¡¿Quién se atreve a causar problemas en mi Templo?!!" - La puerta se abrió cuando apareció un hombre bajito, su rostro mostraba enojo, pero el impacto se perdió al ver su atuendo desordenado, esto dejo en claro que el tipo se vistió apresuradamente antes de salir.
"Me disculpo, yo he sido quien causo el alboroto, pero no respondía a los llamados y llevo esperando más de media hora aquí." - Samantha enfrento al hombrecito enfurecido con calma después de todo no sintió que sus acciones estuvieran del todo mal.
"Tu... ¡acaso quieres desafiar a dios! ¡¡el templo no está dando servicio así que lárgate!!" - El hombre se sorprendió un momento al ver a Samantha, pero eso cambio cuando mostro asco no disimulado antes de exigirle a Samantha que se fuera.
"Me parece que no he insultado a ningún dios, por otro lado, hasta donde tengo entendido los Templos no pueden cerrar sus puertas... a menos que haya un ataque a la ciudad." - Declaro enfrentando al hombrecito que no pudo evitar dar un paso atrás por el aura que proyectaba Samantha. - "¿Acaso me equivoco Sacerdote?"
El principal defecto de Samantha era sin duda su falta de conocimiento, al no conocer costumbres o incluso tener el sentido común de este mundo podría meterse en muchos problemas, pero siempre hubo alguien a su lado que la ayudo para evitarlos.
Curiosamente todas sus compañeras le dieron la misma lección, "Si alguna vez tienes problemas, puedes refugiarte en el Templo." fue por este consejo que Samantha aprendió sobre las reglas de los mismos, y cuando se enfrentó a este Sacerdote pudo argumentar con total confianza.
"¡Tch! y ¿Qué quieres semihumano?" - chasqueo su lengua molesto antes de preguntarle a Samantha sus motivos para interrumpirlo.
"Es bastante simple, me enviaron por recomendación de la Sacerdotisa Sandra con el propósito de encontrarme con la instructora Luvia, sin embargo, ella indispuesta y me informaron que usted es el único capaz de sanarla en la ciudad." - cuando nombro a Sandra, el sacerdote se quedó pensando por un momento antes de que el miedo apareciera en su rostro, pero al escuchar sobre Luvia una sonrisa regreso a su rostro.
"Así es, esa mujer sufre de una maldición por lo que solo yo puedo sanarla en la región, pero mi servicio es caro... quiero 10 monedas de oro..." - el hombre sintió que las tornas estaban a su favor por lo que comenzó a despotricar sobre la supuesta enfermedad y el costo, peor aún fue que elevo su tarifa de 1 a 10 monedas de oro.
"Detente, eso era todo lo que necesitaba saber..." - Samantha detuvo su desvarió y se dio la vuelta para irse en calma, al final su único propósito era saber si este sacerdote tiene la capacidad de curar a la instructora, pero no fue así.
"¡Como te atreves..." - el rostro del hombre enrojeció de ira al ver a Samantha ignorarlo, sin embargo, pronto tuvo una idea! - "si eres pobre y no puedes pagar siempre puedes venderte jajaja"
Las burlas llovieron de la multitud por las palabras del sacerdote, algunos incluso sacaron algunas monedas como si estuvieran dispuestos a comprar a Samantha, pero aparte de fruncir el ceño Samantha no reacciono, camino lejos del grupo, aunque no olvido dejar su represalia.
"Un idiota diciendo que el veneno se cura igual que una maldición... no merece mi atención." - esas palabras congelaron el lugar, pronto la mirada de todos se dirigió al sacerdote que tenía una expresión confusa, pero pronto se dio cuenta de la situación y con el rostro rojo corrió de nuevo dentro del Templo.
Esa noche las personas que pasaron por el Templo escucharon maldiciones lloviendo por el lugar, al igual que de vez en cuando el sonido de algún objeto romperse.
Samantha volvió a la posada donde se alojaba con Bella, una vez dentro se dio cuenta de que el lugar, aunque no era muy grande sin duda era acogedor y las instalaciones estaban mantenidas apropiadamente, a pesar de ello no encontró muchos clientes en el edificio.
"Bienvenida... mmm ¿podría ser la señorita Samantha?" - una mujer de edad media me llamo desde el mostrador, por su apariencia tendría entre 30 o 40 años, pero aún era una mujer atractiva y a diferencia del empleado que las atendió en la mañana no hubo desagrado en sus ojos al verla. - "Su compañera pago la cuota y me pidió que te avisara cuando llegaras, ella debe estar en su habitación."
Después de que Samantha asintió la mujer le informo sobre Bella antes de darle una llave extra, cuando Samantha comenzó a subir las escaleras la mujer les dijo que pueden bajar a cenar cuando quieran como parte del servicio.
Samantha subió las escaleras y avanzo por un largo pasillo hasta llegar a la habitación marcada como No. 211, este era el lugar donde viviría durante los próximos meses a menos que algo sucediera.
Al abrir la puerta Samantha se congelo al encontrar una escena inesperada...
"¡¡¡Kya!!!" - un grito femenino y estridente escapo de la boca de Bella quien uso sus manos para cubrirse sin mucho éxito...
Samantha por otro lado quedo en shock cuando la sangre subió a su cabeza...
¡¡Bang!! con un fuerte golpe Samantha se desmayó aun con el rostro sonrojado....
"¡Maestra!" - Bella olvido su vergüenza cuando corrió a Samantha quien estaba en el suelo, pero pronto se calmó al notar que solo se habia desmayado... entonces las dudas llenaron su mente. - "¿Se desmayo para no verme, o por verme?"
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Toc... Toc... Toc...
El sonido de la puerta siendo golpeada despertó a Samantha quien dormía plácidamente en una de las dos camas dentro de la habitación, levanto su cuerpo lentamente y froto sus ojos intentando alejar la somnolencia, busco en su mente los recuerdos de la última noche y su rostro se sonrojo fuertemente, pero se recuperó al escuchar los golpes en la puerta.
Toc... Toc... Toc...
Mirando en la habitación no encontró a Bella por lo que abrió la puerta asegurándose de que su apariencia no fuera inapropiada, para su sorpresa en la entrada se encontraba la recepcionista de la noche anterior quien llevaba una bandeja colocada sobre un tripie con lo que parecía una comida copiosa.
"Oh, así que despertaste, tu compañera se asustó cuando te desmayaste ayer, pero le dije que solo era fatiga." - Ella entro a la habitación y coloco la bandeja en una pequeña mesa en la esquina, luego doblo su tripie y lo coloco fuera de la habitación. - "Deberías descansar un poco, tu compañera me dijo que te estabas recuperando de algunas heridas."
Sus palabras no eran una mentira total, técnicamente aún estaba recuperándose de la batalla contra la Quimera, por ejemplo, su pequeña colita se quemó totalmente y estaba vendada, aunque la cubría con su ropa, aparte de eso en algunas partes de sus brazos tenía quemaduras ligeras o el dolor en el costado por fracturas...
"Mmm, gracias... en realidad la mayoría de las heridas han sanado, solo me sentí un poco débil por el viaje." - expreso Samantha con intención de ocultar la verdadera razón de su desmayo. - "¿Dónde se encuentra mi compañera?"
"Ah, ella salió hacia los establos, dijo que traería algunas maletas que dejo ayer." - Al terminar sus palabras salió de la habitación no sin antes recordarle a Samantha que no se presionara, al final Samantha desayuno en silencio, una vez termino limpio el cuarto y salió rumbo a los establos para encontrar a Bella, sin olvidar regresar los platos a la recepción, así como tomar su arma por protección.
Solo fue hasta llegar al establo que encontró un pequeño grupo de personas hablando entre sí, y dentro del lugar ocultándose estaba Bella, quien tenía una expresión triste sin atreverse a salir del lugar, Samantha frunció el ceño cuando se acercó al lugar y escucho a los ciudadanos hablar.
"Si la capturamos podemos venderla, en la capital vale 5 monedas de oro." - comento el líder de los hombres quien era un joven refinado con un atuendo ostentoso.
"Pero debe ser una esclava con un dueño, si la tomamos podríamos meternos en problemas." - Exclamo otro de los jóvenes reacio a acercarse.
"No importa, mi padre dijo que los Semihumanos no tiene derechos, son solo otra forma de bestias." - El líder animo a sus compañeros a actuar, y la sonrisa en su cara mostraba que cree firmemente en sus palabras.
"¡Bella! te he estado esperando, ¿Qué haces aquí?" - exclame abriéndome paso entre la multitud, quienes al ser tomados por sorpresa se apartaron aturdidos, pero Samantha no era tan ingenua para pensar que todo saldrá bien por lo que movió su mano a la cadera con la intención de que en el peor de los casos tomara su arma que estaba sujeta en la espalda baja.
"¿Quién eres? ¿Por qué perturbas nuestros negocios?" - Bramo uno de los subordinados del hombre, expresando los pensamientos de todos los presentes.
"Me hablas a mi... yo soy una viajera, Bella es mía por lo que vine a recogerla, ¿acaso hay algo mal?" - Con inocencia pregunto Samantha, como si fuera un niño que no entiende que ha causado un problema.
"Tch. Es simple, esa criatura dentro del establo es un monstruo enemigo de los humanos, por lo tanto, nos haremos cargo de ella." - El líder del grupo chasqueo la lengua con disgusto al ver a Samantha, y continuo su juicio como si fuera lo más natural su forma de actuar, esperando que Samantha se apartara o entregara a Bella.
"Ya veo, supongo que es un gran problema... pero un Templo fue quien nos entregó el certificado por lo que debe haber algún malentendido." - Samantha se rasco la cabeza como si fuera un problema muy difícil de resolver mientras comentaba casualmente sobre el certificado de propiedad de Bella.
"Imposible, mi padre es el Sacerdote principal del Templo de Hermes y jamás permitiría tal situación." - El hombro mostro orgullo mientras negaba las palabras de Samantha, lo que provocó que sus seguidoras rodearan lentamente a las dos mujeres bloqueando cualquier ruta de escape.
"Naturalmente, el Templo de Athena fue quien me entrego los documentos... ¿acaso estas tratando de ir en contra de otro Templo?" - Con una pequeña sonrisa en su rostro exclamo Samantha lo que provocó que otras personas se acercaran a la escena, e incluso los guardias en el establo salieron para bloquear el camino de los jóvenes.
"Joven, deberías saber cuándo retirarte o podrías terminar en un problema que incluso tu padre no puede resolver." - expreso uno de los guardias dándole una salida al joven cuya expresión se volvió roja por la ira, sin duda demostrando que eran padre e hijo.
"¡Malditos animales!" - con un insulto el hombre dio la vuelta y camino en dirección al Templo, aunque el rastro de miedo en su mirada no pasó desapercibido para los guardias.
"Lamentamos no actuar antes, pero el Templo tiene influencia y no es fácil ir contra ellos." - expreso un guardia antes de disculparse, al final solo salieron cuando se mencionó otro Templo.
"No hay problema, solo no permitan que nada le suceda a nuestras pertenencias." - con esas palabras Samantha tomo a Bella de la mano y la llevo fuera del lugar.
"Sigh. Vamos a tener que encontrar una forma de que pases desapercibida... aunque me gusta tu apariencia será un problema si todos los que te ven planean capturarte y venderte." - Le dijo Samantha a Bella sin detener su avance por las calles de la ciudad, lo que no permitió que viera el sonrojo en el rostro de Bella quien bajo su mirada con timidez.
"Tenemos una misión en las afueras de la ciudad... vamos primero con Morgan y luego preparemos el equipo, no llevaremos más que lo esencial." - Bella parpadeo perdida sin entender porque deben irse justo el día después de llegar, pero la expresión de su maestra le dejo claro que no hay otra opción.
Pronto el par llego ante las puertas de la academia, donde un pensamiento fugaz cruzo por la mente de Samantha.
"¿Acaso no tendré días de paz?"