Arlem Ophyris
Cuando vimos correr hacia nosotros a una criatura pequeña, al principio pensamos que se trataba de un animal salvaje que venía a atacarnos. Sin embargo, los ojos nunca mienten, y solo los Ciprés tienen esos ojos dorados brillantes que los distinguen de los animales salvajes.
Aunque es inusual encontrar uno en el bosque, cuando una familia tiene demasiadas crías para cuidar, no es extraño que sacrifiquen a una o dos. En algunos casos, las dejan en algún bosque deseándoles suerte, brindándoles así una oportunidad de vivir. Sin embargo, algunas tribus utilizan a las crías adicionales para distraer a cazadores y defensores y luego caer sobre ellos como una trampa mortal.
Siendo honesto, no importa mucho cual sea el caso, nuestro grupo es lo suficientemente fuerte física y mentalmente para caer en ese tipo de trampas y la cría se encuentra en el bosque de la Diosa Mirabis, por lo que cometo un pecado. Por su facha se nota que ha estado varios días rondando por el bosque ensuciando su pureza. Por casualidad, por la crueldad de sus progenitores o por su mala suerte, el castigo por sus actos deshonrosos es la muerte.
Sin embargo, cuando me alistaba para cumplir con mis responsabilidades frente a la Diosa, la criatura se voltea y es una hembra. Ninguna tribu por más mal que este deja que una cría femenina se pierda en el bosque. Su estadía en el bosque puede significar un mensaje de nuestra diosa, por lo que debemos de llevarla a la aldea.
Además de que, ninguna cría hembra debe de ser dejada a su suerte, nacen mucho menos mujeres que hombres, por lo que cada cría representa el futuro de la tribu. Aun siendo líder de la tribu mi posición se encuentra poco estable debido a que no tengo ninguna cría femenina y muchos consideran que no soy aceptado por la Diosa debido a eso.
Por lo que me acerco para cogerla con extremo cuidado, pero al hacerlo…
La cría me muerde, ¿He defraudado a la Diosa?