Es asombroso cómo el tiempo avanza. Al principio, creí que sería imposible adaptarme a esta nueva vida en el bosque, pero ya han pasado varios días y me he acostumbrado a mi existencia entre los árboles. Aparentemente, es un lugar seguro; no he encontrado ningún animal que represente una amenaza. Sin embargo, durante las noches, prefiero asegurarme trepando a un árbol para evitar riesgos, ya que mi tamaño es comparable al de un tigre cachorro.
Podría parecer que mi vida como animal salvaje se ha estabilizado y que me he acostumbrado a ser un pequeño tigre. No obstante, no he perdido de vista mi meta de encontrarme con humanos y vivir entre ellos. Cada día que pasa me acerca más al río y, con él, a la posibilidad de reunirme con mis queridos seres humanos.
Sin embargo, algo ha estado perturbándome en los últimos días: la inusual tranquilidad del bosque. La ausencia de bestias amenazantes no es normal, y lo lógico sería pensar que algo ha estado eliminando a los animales peligrosos. Para un pequeño cachorro como yo, eso constituye un gran peligro. Debo abandonar este bosque rápidamente.
Finalmente, cuando me acerqué al río, comencé a escuchar sonidos que captaron mi atención. Aunque no entendí una palabra de lo que decían, eran palabras humanas. Por fin me aproximé a los humanos, y pensé que mis días trágicos de vivir en el bosque salvaje habían llegado a su fin.
Pero, de repente, una realización me golpeó: ¡No hay especies peligrosas en el bosque! Los humanos las han eliminado, y yo, siendo una cría de tigre, me convertiré en un animal peligroso en el futuro. En cuanto me descubran, querrán matarme para prevenir posibles problemas. Debo alejarme rápidamente del río y no volver a acercarme por aquí.