Emma:
Me quedo en la sala esperando el regreso de Kalem, no puedo evitar sentir un nudo en el estómago por lo que acaba de pasar, no tenía idea de los micrófonos que le pusieron a Derek, esto me hace pensar que quizás yo también traigo un micrófono y están controlándome tal como a él. Me siento mal por como Gwen ha manipulado a Derek, las lágrimas que derramó mientras me miraba simplemente me lastimaron como dagas en el corazón. Siento que nada de esto está bien, aun quiero hablar con él acerca de la foto que encontré hace unas horas pues las dudas no me han dejado en paz, pero claramente no tiene muchas ganas de hablar conmigo. De todas formas mi consuelo es que nada de esto es mi culpa, solo estoy cumpliendo con mi misión, él fue quien lo arruino todo amenazando con delatarme, debería mantenerse al margen para evitar todo ese mal momento que Gwen le hizo pasar. Más aun sabiendo cómo es la manera de actuar de la orden.
El sonido de la puerta abriéndose me trae al mundo real, es Kalem que esboza una enorme sonrisa en su rostro lo miro intentando imitar su gesto.
—¡Oh! veo que ya decidiste que hacer— me dice mirando mis maletas.
—Sí, al parecer me quedare aquí— le respondo no tan emocionada mirando hacia las maletas también.
—¿Cómo es que recogiste tus cosas tan rápido?— me pregunta sorprendido mientras pone sus manos en los bolsillos de su vaquero desgarrado.
—Mi prima me las trajo en su auto y ha traído un iophone nuevo también— le digo con naturalidad, esto de mentir se me está dando muy bien.
—Ya veo, ¡pues genial!, por mi eres bienvenida en casa, pero hay que hablar con Derek y Papá, no creo que este muy contento con la idea— me dice rascándose la cabeza.
—No te preocupes hablamos cuando te fuiste y accedió a que me quedara por un tiempo— Kalem me mira sorprendido— ahora sobre tu padre... supongo que es algo que trataremos a su debido tiempo.
—¿Y cómo lograste convencerlo?, mi hermano es la persona más terca sobre el planeta— me encojo de hombros fingiendo inocencia.
—Nada en especial, solo se lo he pedido. Obviamente tuve que pedírselo prácticamente de rodillas y con un millón de suplicas— el ríe un poco y yo también.
—Pues vas a tener que enseñarme como lo hiciste me sería muy útil— Kalem se detiene a pensar por un momento — ¿no te ha pedido que te alejes de mi si vas a vivir aquí?— su pregunta me toma desprevenida.
—No... la verdad es que no ha mencionado mas el tema— miento intentando no sonar nerviosa. Kalem asiente pensativo.
—Pues genial, entonces bienvenida— me dice abriendo los brazos.
—Gracias— le respondo con una sonrisa.
—Solo te advierto que tendrás que acostumbrarte a comer menos de lo normal, mucho menos de lo que comen allá en la ciudad y no podrás comprarte nada nuevo en mucho tiempo, pero creo que no te hace falta— me dice señalando mis maletas con la cabeza y riendo un poco.
—No te preocupes puedo entender las consecuencias de ser protestante, ¿por algo decidí esto no?— Kalem asiente sonriente. La verdad es que ni yo me creo lo que acabo de decir, no me imagino que haré la primera vez que pase hambre. Soy un monstruo cuando tengo hambre.
—¿Me ayudas a preparar la cena?— me pregunta apuntando a la cocina con la mirada.
—¿Cena? pero ni siquiera hemos almorzado.
—Pero ya van a dar las siete de la tarde, pronto anochecerá aunque no hayamos comido anda, a esta hora se le llama cena.
—¿Es así todos los días?— le pregunto imaginándome el hambre que pasare.
—No, no es así todos los días, es solo que hoy fue un día diferente, algo caótico, muchas cosas no estaban planeadas y se salieron de control, una de esas cosas fuiste tú— me dice apuntándome con los dedos en forma de pistolas. No sé si trata de ser gracioso o habla enserio.
—¿Dices que me salí de control?— le pregunto bromeando. Esperando que lo suyo haya sido una broma también.
—Pregúntale al plato roto de la basura— me responde bromeando también.
—Bueno, quizás si me salí un poco de control, pero Derek no se quedó atrás— le digo levantando una ceja.
—Ya te explique el porqué de su actitud, no seas dura con el— vuelco los ojos cruzando los brazos. Él sonríe moviendo la cabeza en negación.
—Bueno, ¿vamos a cocinar?— me dice dirigiéndose a la estufa.
—Hagámoslo— le respondo tomando el sartén que esta sobre la encimera. Al instante escucho su Iophone sonar desde el interior de su cuarto.
Derek:
El ruido de mis entrañas crujiendo me despierta, apenas abro los ojos puedo sentir el olor a comida, me alegro de que Kalem haya decidido cocinar a pesar de que hoy era mi turno de hacerlo, Carly sigue dormida a mi lado en la cama, cuando la veo no puedo evitar recordar a Gwen intentando arrebatármela. Como odio a esa mujer.
Las preocupaciones llegan a mi cabeza como una lluvia no prevista, ¿Qué voy a hacer con Emma?, como me quito este puto micrófono sin que intenten secuestrar a Carly, me he mentido en un enorme problema y lo peor de todo es que no puedo contárselo a nadie.
Decido salir del cuarto, porque no doy más del hambre, me siento débil y cansado a pesar de que he dormido unas cuantas horas, cuando abro la puerta el olor a comida se hace más intenso, apenas me encuentro en la sala veo a Kalem y Emma riendo en la cocina, ni siquiera se percatan de mi presencia.
—Hola— les digo para hacerme notar. Ambos voltean al mismo tiempo con cara de espanto.
—Hermano, no me di cuenta de que estabas aquí— dice Kalem con una sonrisa. Cruzo los brazos asintiendo – ven a ayudarnos, sorpresivamente hoy será una noche especial— me dice sin perder la sonrisa.
—¿Por qué especial?— le pregunto extrañado.
—Pues hoy papá me dijo que vendría cenar con nosotros después de tantos años sin hacerlo— su respuesta me sorprende — ¿puedes creerlo?, dice que hubo un accidente con la mercadería y que no llegaría hasta mañana.
—Es increíble, Kalem— le digo sin poder ocultar mi emoción – entonces preparemos la mejor comida del mundo.
—Eso intentamos— me dice entusiasmado también. ¿Intentamos?, por un momento olvide que Emma esta en casa.
Me acerco a la cocina y empiezo a picar los tomates que están sobre la tabla, la emoción no me cabe en el cuerpo, ni si quiera recuerdo la última vez que comimos en la misma mesa con papá, es casi como si no fuera parte de la familia nunca pasamos tiempo con él. Cuanto me gustaría poder trabajar como el, pero solo permiten trabajar a una persona por familia, y él ha sido esa persona desde que llegamos a este lugar. Cuando termino de picar el último trozo de tomate, escucho que la puerta se abre y la felicidad se desborda por mi cuerpo.
Escucho los pasos de papá sobre el piso de madera, inmediatamente salgo de la cocina y me dirijo a la sala, papá me mira sonriente pero sus ojos verdes se ven apagados y su cuerpo denota cansancio.
—Hola hijo— me dice abriendo los brazos. Inmediatamente me acerco a él y lo abrazo como si no lo hubiera visto en años, es extraño pues la última vez que lo vi fue en la mañana.
Kalem sale de la cocina y se une al abrazo.
—Me alegra tenerte aquí a esta hora— le dice apretándolo fuertemente con los brazos. Papá no le responde y dirige su mirada a la cocina, hace una cara de sorpresa al ver a Emma.
—No sabía que teníamos visitantes— dice terminando el abrazo.
—Si papá, es una larga historia, ella es Cleo. Esta mañana la viste dormida en el sofá, ¿recuerdas?— hago una pausa para darle la última noticia de la que no tiene idea— se quedara a vivir con nosotros unos días— papá se sorprende más de lo que ya estaba.
—Gracias por consultarlo conmigo— se dirige a mi algo molesto.
—Como te digo es una larga historia, cuando te la cuente entenderás porque está aquí— el me mira extrañado, Emma esta parada escuchándonos al parecer sin intensión de ayudarme a explicarle lo que sucede. Extrañamente se ve tímida e intenta esquivar la mirada de mi padre.
Papá no le quita los ojos de encima, en verdad parece estar molesto por la sorpresa.
—Niña, yo te conozco de algún lado— le dice papá entrecerrando los ojos y aproximándose a ella.
—No lo creo, eso sería imposible, no tengo la menor idea de quién eres tu— le dice Emma dando se media vuelta y volviendo a la estufa. Parece nerviosa.
Mierda, olvide que papá conoce a Emma tan bien como yo, ¿Cómo se supone que voy a explicarle el chantaje de Gwen, las intenciones de Emma y como es que ha llegado hasta mi casa, si las protectoras están escuchando cada palabra que digo?
—Derek, ¿a quién diablos has traído a mi casa?— ya se ha dado cuenta quien es.
—Papá, ella quiere ser protestante como nosotros, tiene veinte como yo y la han dejado en la calle, sus padres la repudiaron. Es muy buena persona, nos hará bien una mano más en el grupo de protestantes— le dice Kalem intentando apaciguarlo. Pero claramente no entiende el motivo de su enojo.
—¿Cleo?— pregunta papá mirándome e ignorando lo que Kalem ha dicho.
—Sí, Cleo— le digo agachando la cabeza.
—Al cuarto ahora— me dice caminando hacia mi cuarto, voy detrás de él intentando pensar como se lo explicare sin que las protectoras me escuchen.