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Chapter 31 - 31

Tuve que detenerme o hubiera terminado cayendo; no me agrada la idea de que me haya dejado llevar por el momento.

—Vístete y vete— me levanté de la cama, y me acerqué a la mesa de noche para ponerme el reloj.

—¿Estás seguro?

—Será un peligro para ti si te quedas. Sal ahora que puedes, no vaya a ser que cambie de opinión y te amarre otra vez a la cama— sonreí, y ella se levantó y se vistió—. No vuelvas por aquí, niña. Haz de cuenta que nada pasó.

—De acuerdo— se dio la espalda y se fue.

¿Realmente no dijo nada más? Definitivamente esa mujer es extraña. Otra mujer en su lugar, se hubiera sentido ofendida o herida.

¿Qué demonios fue lo que hice? Estoy perdiendo la cabeza. No puedo estar con estos juegos innecesarios. Esto no es para mí. Estoy arriesgando todo, solo por dejarme llevar por esos impulsos. He estado interfiriendo y metiéndome en cosas que no son mi maldito problema. No puedo estar llamando la atención de la policía y es lo primero que hago. ¿Desde cuándo me he vuelto tan descuidado?

Esa noche tuve que viajar de vuelta a atender unos negocios y, de paso, a encontrarme con un socio. Fui directamente al casino a encontrarme con él.

—Me enteré que saliste del país, John.

—Sí, tuve otros asuntos que atender, Jorge.

—Siempre tan ocupado. ¿Cuándo haremos el envío?

—Saldrá un pequeño encargo en dos semanas; dependiendo de cómo nos vaya por esa nueva ruta, decidimos el resto. Será solo una prueba; si nos va bien, podríamos generar el doble de dinero.

—Me parece muy bien, John. Siempre tan eficiente.

—Por otra parte, voy a necesitar que me pongas en contacto con Kim. Necesito que nos reunamos lo más pronto posible. Tengo una propuesta que lo más probable haga que cambie de opinión y quiera hacer negocios conmigo.

—Hablando de Kim, ¿Es cierto eso que comentan?

—¿Qué cosa?

—Sobre la muerte de tu padre. Dicen que tú puedes ser el posible asesino. Hasta te pusieron un apodo: Alma negra. ¿Es eso cierto?— lo miré fijamente, y reí.

—Quisiera saber quiénes son esas personas, para ir a cortarles la lengua para que no sean tan venenosos.

—No sé si sea cierto, o no; en realidad no me importa. Considero que estás mejor parado que tu difunto padre. En poco tiempo haz logrado más cosas, que las que él haya hecho en años.

—Porque para mí lo más importante es el negocio y el dinero.

—Eres muy ambicioso, muchacho. Eso es algo que te hará mantener bien parado en este negocio.

—Así es—nos dimos un trago, y reímos.

Estuve tres días atendiendo los negocios y luego regresé. Juliana se enteró por Daniela y no había dejado de hostigarme para que regresara. Tendré que mudarme para acá temporalmente. No soporto la idea de que ande metiéndose en mi vida. Soy un maldito adulto para que estén vigilándome.

Llegué a mi apartamento y me tiré en la cama. Me pregunto si a la mocosa la siguen arrastrando.

Salí a dar una vuelta y, de paso, ver si lograba verla. Debe estar igual de jodida que siempre.

Me quedé vigilando en la universidad, pero a la hora que se supone que haya salido, no salió con sus hermanastras. Eso es raro. En primer lugar, no sé ni que demonios estoy haciendo aquí.

Estuve viniendo varios días corridos, esperando a verla de lejos, pero no hubo ningún rastro de ella. Si le envío un mensaje, pensará que la estoy acosando. Ella no sabe que tengo su número; además fui yo quien le dije que hiciera de cuenta que nada sucedió, no sé qué mierdas estoy esperando.

Me estaba inquietando el no saber nada. Ella siempre iba a la universidad sin falta. No tuve de otra que ir directamente a la universidad a preguntar por ella; si voy a la casa, su padre no va a responderme.

Me dijeron que estaba enferma y, recordé que ella había estado con fiebre. Tendré que esperar unos días.

En realidad me estaba inquietando demasiado el no ver ningún movimiento. Sí que me he vuelto un acosador en todo el sentido de la palabra.

Entré sigilosamente al patio de su casa, esperando verla por alguna ventana. Sé que me estoy arriesgando mucho, pero dado el caso de que esa gente la trata tan mal y, de que no sé de ella hace tiempo, no tuve de otra.

Miré por una de las ventanas y vi al padrastro y a la mamá abrazados viendo televisión. Miré por todas las ventanas de la casa, pero no la vi. ¿Cómo he llegado tan lejos por una mocosa como esa?

Caminé sigilosamente, hasta quedar por el lado izquierdo de la casa y vi una pequeña ventana; más bien parecida a la del sótano. Me incliné para mirar dentro y logré ver a Daisy; aunque no se podía ver claramente si estaba despierta o no, solo sé que estaba acostada en el suelo. La ventana era muy pequeña y estaba cerrada.

Toqué suavemente la ventana, esperando que se moviera, pero no hubo ningún movimiento de parte de ella. ¿Estará dormida, desmayada o muerta? Estaba acostada de espalda a la ventana, ¿Cómo iba a saberlo?

Estoy harto de estos imbéciles. La sangre me estaba hirviendo, estaba a punto de entrar a la casa, pero no puedo hacerlo. No traje el arma conmigo ahora mismo y haría mucho ruido con ella, pero no puedo irme y dejarla ahí. ¿Por qué mierda no puedo irme?

Entre la rabia y la irritación, saqué el cuchillo. Esto no se va a quedar así, los voy a hacer picadillo.