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Chapter 33 - 33

Me levanté y subí las escaleras, para halar al viejo por las piernas.

—¿Qué vas a hacer con él?— preguntó Daisy.

Esa mujer es fuerte. Para como tenía el brazo, era para que estuviera aún quejándose.

—¿No querías que terminara con tu dolor de cabeza?

—Pero eso te puede traer problemas, puedes ir a la cárcel.

—¿La mocosa está preocupada por mi? —reí—. Es muy tarde para pensar en eso, ¿No crees?— lo agarré por el pelo y alcé su cabeza—. Que sea nuestro pequeño secreto. ¿Quieres algún trato en especial? —sacudió su cabeza y sonreí—. Mira para otro sitio —bajó la cabeza —. Eso no será suficiente. ¿Acaso quieres ver lo que le haré?

—No.

—Entonces ¿Por qué no miras a otra parte?

—¿Eres un asesino?

—Estás haciendo muchas preguntas y estamos cortos de tiempo. ¿Realmente te interesa saber eso en este momento?—el viejo apretó mi pierna, y la sacudí—. Luego hablaremos, ahora terminemos con esto— lo volteé boca arriba y le puse la pierna en la barriga, para así ejercer presión en ella.

Este viejo ya está casi en el otro lado, ha perdido demasiada sangre.

Subí la pierna y la dejé caer en su barriga, con tanta fuerza, que comenzó a toser. Puso sus dos manos en mi pierna, pero no tenía mucha fuerza restante como para quitarla.

Llevé mi pierna a sus testículos y le di una patada, a lo que soltó un grito y trató de llevar las manos a su entrepierna, pero me paré sobre ellos y abrió sus ojos, quedando sentado; la sangre de la puñalada que le había proporcionado en la espalda, estaba cubriendo todo el suelo.

—Le diste mucho uso en tus tiempos, es una lástima que ahora no podrás usarlo más— quité mi pierna y le di un rodillazo en la cara. No es divertido jugar con un muerto.

Su rostro se llenó de sangre en poco tiempo, no fue tan fuerte como para provocarle un sangrado. Le di varias patadas en el suelo, dándole a probar de su propia medicina; la misma dosis que le daba a Daisy. Odio la gente cobarde como él, de alguna manera, me hace recordar a mi padre y ese hecho me irrita el doble.

Le daba patadas en donde lo cogiera; brazos, piernas, barriga, cara, de nada valía que tratara de cubrirse, no le quedaba energía restante para cubrirse de todas ellas.

Puse mi pierna en su cuello y ejercí un poco de presión, cuando escuché su balbuceo y reí.

—¿Ahora andas balbuceando como un bebé?— solté.

Escuché reír a Daisy y fijé mi mirada en ella. Nunca la había escuchado reír así; de hecho, no sabía que aún seguía mirando.

—¿Y a ti qué te produce gracia, mocosa?

—¿Realmente eres un asesino o un comediante? —preguntó riendo.

Antes pensaba que yo era el distinto, el raro, el loco, pero esta mujer me gana. Algunas veces eso la hace ver interesante. Otra mujer en su lugar estaría llorando, o pidiendo que le perdone la vida a su padrastro y ella está riendo como si esto fuera algún tipo de obra de teatro. Debe odiarlo mucho, ¿Y quién no lo haría luego de todo lo que le hizo?

Ella se quejó y agarró su brazo.

—¿Ahora sí te acordaste de que tienes el brazo jodido? ¿Por qué será que tu risa fastidiosa, es como escuchar a la mujer de chucky?

—Con tu cara de amargado y forma de ser, harías perfecto el papel de Chucky. ¿Será que me estás imaginando como tú mujer?

—Cállate, o me harás vomitar.

Ejercí más fuerza en su cuello y sus manos aguantaron mi pierna; estuvo forcejeando por unos breves instantes, hasta que dejó de moverse. Sus ojos quedaron bien abiertos y, al terminar, quité mi pierna.

Miré a Daisy y estaba mirando a mi dirección. ¿Acaba de presenciar eso, y ella sigue así de calmada? Para algunas cosas es una joya esta mujer, debería entrenarla para que trabaje para mí.

Luego de tener esa idea, sacudí mi cabeza. ¿Cómo pude tener ese ridículo pensamiento? Es una mocosa, no le haré vivir lo mismo que he vivido yo.

—¿Puedes levantarte? —le pregunté.

—No.

—Eres una inútil—caminé hacia ella y extendí mi mano; ella subió lentamente su brazo sano y de un fuerte halón la levanté.

—¿Piensas dislocarme el otro, imbécil?

—No estaría mal la idea, me gustaría volver a escucharte.

—¡Púdrete!

No pude evitar reír, de alguna manera es divertido ver esos cambios de ánimos en la loca.

El problema ahora será subir y que vea a su madre muerta, no sé si a ella le agrade ver eso. Me pregunto ¿cómo reaccionará está loca mujer?