—¿No estás feliz de verme, hijo?— este viejo está provocando a Akira, y si pierde el control, vamos a terminar muertos. Me acerqué lentamente al oído de Akira.
—No lo escuches, mi amor. Recuerda que solo quiere lastimarte, no permitas que logre lo que quiere.
—¿Qué tantos secretos se guardan ustedes dos? — el padre de Akira se quedó mirándome, con una sonrisa maliciosa.
—Han pasado muchos años, no imaginé que me extrañabas tanto como para buscarme personalmente— Akira sonrió como si nada estuviera pasando.
—Cada vez que estaba tan cerca de encontrarlos, salían huyendo. Ahora no tienes forma de hacerlo, ¿Me equivoco?
—¿Cómo voy a huir? Tengo en frente a mi adorado padre, ¿Crees que quiero irme ahora que tengo el honor?
—Bajen las armas entonces, no quiero que mis hombres se pongan nerviosos y disparen— luego de unos instantes pensándolo, Akira bajó el arma y la tiró al suelo.
—Lisa, baja el arma — me pidió. Quedarnos desarmados ante ellos, es lo peor que podemos hacer, pero no quiero cometer ningún error, será mejor que lo haga. Tiré el arma al suelo también.
—Es una reunión familiar, ¿no vendrás a darle un abrazo a tu padre?
—Deja ir a mi esposa — dijo Akira, evadiendo el comentario sarcástico de su padre.
—No puedo hacer eso, hijo. Los dos deben venir conmigo, quiero conocer a mi nuera.
—Ya la conociste y estoy seguro que investigaste sobre ella, así que déjala ir— el padre de Akira caminó hacia nosotros, y se mantuvo a una distancia módica.
—Me gustaría cumplir tu deseo, pero no puedo. Llevenlos al auto— ordenó a sus hombres a llevarnos. Akira se salió de control e intento ir a donde su padre, pero uno de sus hombres dispararon. Creí que le había disparado a él, pero no, dispararon al suelo para detenerlo.
—Lisa, ¿estás bien?— me miró preocupado, creyéndose que me habían disparado a mi.
—Si, estoy bien. Haz lo que dice, Akira.— le pedí. No quiero que le vayan a hacer algo. Tenía mucho miedo.
—Eres igual a mi— soltó su padre sonriendo. Se acercaron tres de sus hombres para amarrarnos las manos y llevarnos al auto. ¿Qué pasará ahora? La idea de estar indefensos contra todos estos hombres me asusta. Tengo miedo de que le hagan algo a Akira. Estoy segura que se está controlando por nuestro hijo, si yo no estuviera aquí, él se hubiera defendido bien y salido de esta, pero sé que soy una piedra en su zapato.
Nos llevaron a otra casa, no tan lejos del lugar donde estábamos. El camino fue corto, miré de reojo por la ventana a ver si podía recordar el camino de vuelta, como si eso me sirviera de algo; no quería perder las esperanzas. Al llegar al lugar nos bajaron y nos llevaron dentro de la casa. Era un lugar acogedor, al menos no lucía como un matadero. Pusieron de rodillas en el suelo a Akira y a mi me sentaron en un sofá.
—Tenemos muchas cosas que hablar, pero ahora deseo hablar con tu esposa primero— caminó hacia mí y se sentó en el sofá conmigo. Solamente tener cerca a este viejo hijo de puta me inrrita, recordar todo lo que le hizo a Akira me molesta.
—Así que eres Lisa Xiao, es un honor conocer a otro miembro de la familia.
—No sé si deba sentirme honrada, señor — respondí.
—Ya veo, es por eso que le gustas a mi hijo. No pensé que te gustarían las mujeres como ella, Akira, parece que encontraste a otra igual a tu madre— Akira intentó levantarse del suelo, pero uno de los hombres lo golpeó.
—¡No lo golpees, idiota!— le grité molesta. Si esto sigue así, Akira no va a controlar sus impulso y lo matarán.
—Tienes la misma debilidad de tu padre. Te gustan las mujeres estúpidas. Tal padre, tal hijo.
—Déjalo en paz— le dije molesta. El viejo tomo un mechón de mi pelo y lo olió.
—Me recuerdas mucho a Eva y eso me molesta, niña.
—¡Eres un maldito cabrón! ¡Deja a mi esposa! — le gritó Akira.
—Eres un mal educado, hijo— le hizo seña a sus hombres para que lo golpearan. Le dieron varias patadas en el suelo, Akira estaba indefenso, aún estaba amarrado.
—Eres un ser despreciable. ¿Qué tipo de padre es capaz de hacerle algo así a su hijo? — el viejo me miró fijamente.
—¿Qué tipo de ejemplo me puedes dar? Eres una cualquiera que le importó más acostarse con el hombre que vendió a su hermana, que salvarla a ella— sus palabras me inrritaron y me molestaron aún más.
—¿Y tú qué vas a saber sobre eso? Usted es un viejo despreciable que le hizo mucho daño a Akira, ¿No le ha sido suficiente con todo lo que le hizo? ¿Por qué no se mete en sus asuntos?— Akira estaba en el suelo sangrando por la boca, por cada golpe que le daban—. Detenga a sus hombres.
—Tu no das órdenes aquí, chiquilla. ¿Por qué no reunimos a la familia?— le hizo seña a sus hombres, a lo que se detuvieron. Uno de ellos salió del cuarto y trajo a una mujer semi desnuda con un saco en su cabeza. Por el tatuaje en su vientre pude darme cuenta que era mi hermana.
—¿Qué le has estado haciendo a mi hermana, hijo de puta?
—Una mujer no debe hablar tan feo— me dio una bofetada, haciéndome caer acostada en el sofá.
—¿Cómo te atreves a tocar a mi mujer, maldito cabrón? ¡Te mataré!— dijo Akira intentando pararse.
—Parece que te gusta que te golpeen, hijo— le dieron una patada en el costado, haciendo que Akira cayera de nuevo en el piso. La ropa de Akira estaba llena de sangre.
—¡Akira!— quisiera correr a donde él para evitar que lo sigan golpeando, pero no podía. Si tan solo pudiera hacer algo. Quitaron el saco de la cabeza a mi hermana, estaba inconsciente y toda golpeada, su piel estaba más trigueña de la última vez que la vi. Su cuerpo estaba irreconocible, tenía quemaduras, moretones y su pelo estaba más corto que antes.
—¡Inka!—el hombre que la trajo y le quitó el saco, puso su pierna en su cara y le daba leves patadas en el suelo. No puedo dejar que hagan esto. Me paré, y corrí a donde ella como pude, pero uno de los hombres me aguantó por el pelo y me tiró al piso de un jalón. Akira se descontroló y golpeó con su cabeza al hombre que estaba golpeándolo hace un momento, pero al instante de que lo hiciera, otros dos hombres más lo se unieron y lo aguantaron, haciéndolo quedarse en el suelo.
—Amo los finales felices, donde todos se re encuentran y pasan momentos memorables juntos— rio descaradamente.
A este paso, nos matarán a todos. ¡Este viejo cerdo está loco!