Chereads / Entre el amor y el odio (+18) / Chapter 39 - 39 (+18)

Chapter 39 - 39 (+18)

Llegamos a un edificio que, por su apariencia por fuera parecía haber estado abandonado. Había varios autos y hombres alrededor del lugar. Este lugar me hacía sentir muy incomoda. Los recuerdos de esos días pasaron por mi cabeza. La idea de ver a Kanji luego de todo lo que ha pasado, me desconcierta. La situación ha cambiado. Ya no soy yo quien está en esa posición. Necesitaba fuerzas para poder enfrentar la realidad.

Cada paso que daba en este lugar, me producía asco. Este lugar parecía un matadero, justo como aquel oscuro lugar. Me hacía recordar ese sitio que tanto quiero olvidar. Las paredes oscuras, igual a ese cuarto que me tenía Kanji. Sentía ganas de huir, pero no voy a dejar pasar la oportunidad de torturarlo; de hacerle pasar por los mismos abusos que él me hizo vivir. Por encima de quién sea, seré yo quien le haga pasar los peores días de su vida.

Al cruzar la puerta de este lugar, pude ver a Akira frente a Kanji. Mis piernas temblaban con el hecho de tener frente a frente a las dos personas que me destruyeron la vida.

—Será mejor que salga de aquí, aún está a tiempo, mi señora—me dijo el chófer.

—¡No, no me iré!—respondí con seguridad.

Nadie me va a arrebatar la oportunidad de hacerlo pasar los peores días de su vida. Nadie.

Caminé en dirección a los dos, con la cabeza en alto y con todas las fuerzas y seguridad que podía. No quise dejar rastro del miedo que sentía hace unos instantes. La hora de la venganza ha llegado.

—Lisa—dijo Akira, acercándose a una distancia módica.

Ignorando su presencia, agarré el mentón de Kanji, obligándolo a mirarme.

—Hoy es mi día de suerte. Llegó la hora de ver cada expresión de dolor que puedas darme. Diviérteme— sonreí con satisfacción, y luego miré a Akira—. Quiero que preparen un balde de agua.

Akira llamó a sus hombres y les dio una orden, no sé exactamente qué les dijo, pero ellos salieron. Pensé que pondría resistencia, pero no fue así.

Kanji estaba muy golpeado, podía ver heridas superficiales, tanto en su cara, como en el pecho. Estaba sin camisa, amarrado de brazos y piernas. Una cinta cubría su boca. Parece que Akira empezó la diversión sin mi.

Al rato de Akira dar la orden a sus hombres, trajeron un balde con un agua extraña. En realidad, no parecía agua.

—¿Qué es eso, Akira?

Un olor muy fuerte emitía el líquido. Me sentía asqueada. Parecía orina. Al pensar en esa idea, me alejé un poco del balde.

—Respondiste tú misma la pregunta, ¿no es así?— sonrió.

Fue soltando las cadenas que amarran a Kanji, poniéndolo en el suelo frente al balde. Ver a Kanji de esa manera, me hacía recordar todo lo que me hizo y sentía una rabia dentro de mí. Era como si me viera a mí misma en ese lugar. La ira y la frustración me llevó a acercarme a Kanji y removí la cinta de su boca. Quería escuchar lo que iba a decir en un momento como este. En el momento que lo hice, Akira lo sumergió dentro del balde, dejándolo por un largo tiempo sumergido.

—¡Lo matarás rápido!

—No, no te preocupes. Solo es un calentamiento— lo sacó, y él comenzó toser.

—¿Qué se siente, Kanji?— pregunté.

—¡Eres una perra!— me miró de reojo. 

—¡Frente a mí no insultas a mi mujer!—Akira sumergió a Kanji una vez más, y lo sacó.

Kanji vomitó en el suelo, en lo que Akira se levantó poniendo sus pies sobre la cabeza de Kanji, obligándolo a pasar su cara en el suelo. Podía escuchar su respiración agitada y sus murmullos, aunque no podía descifrar lo que decía.

Toqué el brazo de Akira para que se detuviera.

—¿Por qué no jugamos un poco, Kanji? Tenemos mucho tiempo para divertirnos —dije, mientras que Akira lo sujetó de las cadenas, obligándolo a mantenerse derecho de rodillas.

—Haré unas preguntas y espero me respondas. ¿Te parece?

—¡Te voy a matar, puta!

—No creo que estás en posición de eso —respondió Akira.

—Creo que no entiendes en qué posición estás, no soy yo la que está amarrada ahora. ¿Comenzamos?

Kanji estaba muy agresivo forcejeando para soltarse, pero Akira no lo permitió.

—Disfrutabas cada segundo mientras abusabas de mí, ¿no es así?—quería buscar fuerzas en sus respuestas, porque sabía que me daría la valentía que necesito para matarlo.

Kanji me miró fijamente, y soltó una carcajada.

—Sí, y no sabes cómo. Si tengo la oportunidad de nuevo, lo haría un millón de veces más.

El semblante de Akira cambió por completo, lo que hizo que pusiera la pierna en la cabeza de Kanji y lo presionara fuertemente dentro de balde.

—Lo vas a matar y quiero que sufra— protesté.

El rostro de Akira estaba lleno de ira. Jamás había visto una expresión tan profunda en él. Luego de un tiempo lo sacó. Kanji estaba un poco ido y lo tiró al suelo para darle patadas.

—¿No piensas despertar, maldito cabrón? — preguntó Akira molesto.

Tal parece que había ingerido mucho líquido por el rato que estuvo sumergido, pero aún estaba respirando.

—¿Tienes una cuchilla?—le pregunté a Akira.

Poniendo su mano en el bolsillo, me brindó una cuchilla. Era una cuchilla muy puntiaguda. Quiero cortarlo, quiero que sienta lo que sentí.

Acercando la cuchilla a su cara, la deslicé creando heridas superficiales. Kanji se retorcía. Podía ver su mirada llena de rabia y desprecio, lo que me hacía sentir satisfecha. Fui cortando cada parte de su rostro y su pecho. Podía escuchar sus gritos y quejas de dolor.

—Aunque hagas esto, no cambiará el hecho de que te cogí, perra—diciendo esto, Akira lo tiró hacia atrás en el suelo, y me quitó la cuchilla.

—Akira, ¿qué vas a hacer? —pregunté preocupada. No quiero que lo mate todavía.

—Te sientes muy gracioso por mencionar eso, ¿No es así?— se arrodilló en el suelo y cortó el pantalón de Kanji, puso la rodilla en su pecho y ejerció fuerza en el.

Luego de dejarlo desnudo, sacó de su bolsillo un encendedor y comenzó a calentar la cuchilla. Podía escuchar a Kanji gritando y forcejeando en el suelo, pero Akira tenía su rodilla firmemente en su pecho y no tenía posibilidad de moverse.

—¿Qué pasa, Carter? ¿Sientes miedo de lo que quiero hacer? Dejarás de ser un hombre para convertirte en una perrita, ¿No estás feliz?— acercó la cuchilla al pene de Kanji.

—Lisa, sal de aquí—ordenó Akira.

—No me iré — respondí firme.

—Sabía que dirías eso—con una sonrisa en su rostro, comenzó a cortar lentamente el pene de Kanji.

Los gritos de Kanji eran de desesperación y dolor. Akira iba cortando cada vez más lento, haciendo que Kanji se retorciera en el suelo. Pude ver mucha sangre saliendo de su parte baja. Kanji sonaba muy agitado y gritando cada vez más fuerte, parecía que quería desmayarse. Akira terminó de cortar el pene de Kanji y lo acercó a su cara.

—¿Por qué no ríes ahora, perrita?— rio.

Kanji no respondía ninguna palabra. Parecía que quería desmayarse y se veía muy pálido. Cada vez salía más sangre de su parte baja. No podía sentir asco de esto. Extrañamente sentía satisfacción al ver sus expresiones.

Akira forzó su boca, ya que no respondía.

—¿No piensas despertar?— forzó su boca y lo insertó, luego la tapó con la cinta—. ¿Quieres seguir guardando silencio? Entonces quédate callado.

Kanji comenzó a forcejear y vi como salía sangre de alrededor de la cinta.

—Quien te viera. Luces tan repugnante, Kanji—reí.

Akira me miró, y esbozó una sonrisa.

—Aún no hemos acabado. ¿Por qué no me acercas esa botella de cristal que está en el suelo?— señaló al suelo y agarré la botella para dársela—. ¿Por qué no comenzamos la verdadera diversión?— acercó la botella a la cara de Kanji.

Los ojos de Kanji lucían sorprendido y aterrorizados. Su expresión de desespero y dolor me pareció muy entretenida, pero más aún la cara de Akira, parecía estar disfrutándolo. De cierta forma, quizás enfermiza, estoy conociendo otra faceta de él.