Akira me llevó a conocer a varios empleados.
—Quiero presentarles a mi nueva asistente y mi prometida, la Srta. Lisa Xiao. Estará desempeñando ese puesto de hoy en adelante. Necesitaré que la ayuden a organizarse y le muestren los alrededores y todo lo que tenga que ver con la empresa. Deberá conocer a sus compañeros y, más aún, socializar con los vendedores y socios; ya que estará a cargo más adelante de ellos. Pueden irse presentando mientras le muestran el manejo de la empresa. Deberán tratarla bien, no quiero quejas. Tengo unos negocios que atender, se las encargo—diciendo esto salió de la oficina.
—Mi nombre es Yuji, era la asistente del Sr. Akira, es un placer tenerte con nosotros. Él es Atsushi, encargado del departamento de ventas y, él es Arata, encargado del departamento de transporte de equipos.
—Mi nombre es Lisa Xiao, un placer conocerlos. Espero podamos llevarnos bien— mostré una sonrisa amable.
No estoy acostumbrada a tratar personas tan profesionales. Es un poco incomodo ver lo serios que son. No sé si pueda encajar en este ambiente, pero todo sea por Akira.
—Sígueme. Te llevaré a conocer a todos los empleados de cada departamento— me dijo Yuji.
Yuji se ve un poco mayor que yo. Su pelo teñido y cuerpo delgado, la hacen parecer una modelo. Sus espejuelos y su uniforme la hacían ver muy profesional. Quizá pueda aprender más de ella. Ha sido la más amable entre aquellos dos.
—¿Cuánto tiempo lleva siendo asistente del Sr. Akira?— pregunté.
—Pensé que lo preguntarías— sonrió—. Aproximadamente unos 5 años. Al principio me costó un poco llegar a su nivel de exigencia, pero con el pasar del tiempo ha sido más llevadero. Debes conocer lo exigente que es siendo su prometida— rio.
—Algo así— la realidad es que no conozco casi nada de Akira. Aparte de su comportamiento hacía a mi y su manera tan fría de tratarme, no conozco nada sobre él.
—¿Qué me aconseja para poder hacer todo bien? Quiero acoplarme lo más pronto posible.
—El señor Akira es alguien que se toma el trabajo muy en serio y, aunque no le gustan los errores, fue amable cuando comencé. Me dio el tiempo de acoplarme a la oficina y a mi trabajo. Estoy segura que contigo será igual y, más si eres su prometida. Solo toma tu tiempo en aprender. No es para nada complicado luego de que te acostumbres —su sonrisa amable me hace sentir tranquila.
—Gracias por todo, necesitaba escuchar eso.
Me llevó a cada parte de la empresa y me explicó el manejo. Era mucha información para guardarla tan rápido, por lo que me dio varios libros para instruirme. Todos han sido muy amables conmigo, pero en especial ella.
—Gracias por ayudarme.
—Sabes que si necesitas alguna ayuda o consejo puedes encontrarme en esta oficina. Te dejé escrita mi extensión, puedes contactarme cuando me necesites — sonrió, y entró a su oficina.
Me fui a mi área para leer lo que tengo que hacer. La agenda del Sr. Akira estaba muy ocupada. En este momento debía estar con un socio de la empresa. Tendré tiempo de dar una ojeada a estos libros y aprender todo lo que pueda.
El tiempo se había ido muy rápido. Mirando la hora en mi teléfono llegó Akira.
—¿Cómo te ha ido en tu primer día, corderito?
—Bien. Estaba leyendo estos libros que me dio Yuji.
—¿Ahora qué me queda?— tardé un poco en darme cuenta a lo que se refería.
Busqué entre todos los libros la agenda y no la encontraba.
—No está, estaba aquí hace un momento. Yo misma la miré.
—¿Qué clase de asistente tengo que no está pendiente a algo tan importante?— me miró fijamente.
—La buscaré.
Luego de organizar los libros y documentos que tenía encima del escritorio y, de tener la mirada fijamente de Akira encima, no encontré nada. ¿Ahora qué hago?
—¿Qué debería hacer contigo? Llegaré tarde a mi próxima reunión.
—Lo siento, Akira. Estoy segura que estaba aquí encima, no sé cómo se extravió. Seguiré buscándola.
Primer día y ya estoy extraviando documentos y, peor aún, su agenda.
—Ven a mi oficina— ordenó en un tono molesto.
Estoy segura que me va a reprochar. No entiendo cómo pasó esto. Estuve en todo momento aquí y la agenda estoy segura que la dejé encima del escritorio. Siempre me busco problemas con él.
—Entra —dijo, abriendo la puerta de su oficina.
Entré y me quedé quieta esperando su regaño. Su oficina era muy amplia, estaba todo muy organizado y limpio. ¿Aquí es donde se pasa la mayoría del tiempo?
—¿Te gusta? No habías entrado a mirar la oficina, ¿Cierto? ¿Qué tipo de asistente, estando todo el día en la empresa no se toma el tiempo de conocer la oficina de su jefe?
—Estaba intentando ponerme al día con el manejo de la empresa, es por eso que no había venido.
—No me gustan las excusas, corderito—se acercó a mí espalda, y pude sentir lo cerca que estaba.
—¿Qué crees que estás haciendo?— intenté voltearme, pero me sujetó por la cintura.
—Esto es una pequeña lección y no tienes porqué negarte, ni mucho menos protestar. Como mi asistente debes estar más atenta a las cosas, así que como tu jefe te ordeno a quedarte quieta— removió el pelo de mi cuello.
Luego de lo que pasó con Kanji, pensé que al sentir las manos de alguien más en mi cuerpo, me haría sentir repulsión. No podía imaginarlo, porque mi cuerpo temblaba y me hacía recordar cada cosa que sucedió, pero ¿Por qué con Akira es diferente?
Podía escuchar su respiración cerca de mi oído y sentir sus labios besando mi cuello. Tapé mi boca evitando cualquier sonido involuntario que pudiera hacer, pero Akira me quitó la mano.
—Akira, detente — le pedí en un tono bajo.
—¿Por qué? ¿Te desagrada?— lamió, y mordió mi oreja.
—Sí—respondí agitada.
—No parece. Tu respiración está agitada y tu cuerpo está temblando. ¿Por qué mientes?
—No quiero esto— intenté soltarme de sus brazos, pero me sujetó evitando que pudiera hacerlo.
—Tengo ganas de ti y no sé si pueda detenerme ahora—subió sus manos lentamente, acariciando todo a su paso, mientras continuaba lamiendo cada parte de mi cuello y hombro.
Al escuchar el toque en la puerta, me solté de Akira y comencé a arreglar mi camisa. Akira rio, y retrocedió. ¿Qué le produce tanta risa?
—Adelante—dijo, sin dejar de mirarme.
Su mirada de esa manera me hacía sentir extraña.
—Sr. Akira, Srta. Lisa, disculpen por interrumpir. Tenemos un problema con un empleado en mantenimiento. ¿Cree que pueda resolverlo, señor?
—Sí, ahora te alcanzo— respondío.
—Gracias, señor.
Aprovechando que estaba hablando, intenté salir de la oficina.
—Lisa— escuché que me llamó, y me quedé quieta.
Espero no piense continuar con esto.
—Se te olvida algo—al voltearme, Akira me entregó la agenda.
—¿La tenías tú todo este tiempo?—gruñí molesta.
—Sí, debes estar más atenta a las cosas, corderito— rio.
—¡Idiota!—molesta salí de la oficina.
¿Cómo se atreve a molestarme de esa manera y a hacerme ese tipo de cosas? Parece que sus verdaderas intenciones de tenerme aquí es joderme la vida.