Al día siguiente:
—No pensé que vendrías hoy a clases— me dijo Kanji.
—Sí, necesitaba despejar la mente un poco; además, tenemos un examen hoy y no podía faltar.
—¿Examen?—se veía preocupado.
—Déjame adivinar, ¿No estudiaste?
—La verdad es que no, no suelo estudiar—sonrió incómodo.
—Debes hacerlo o no podrás graduarte.
—Estudiar solo es aburrido—murmuró.
—Yo puedo enseñarte, pero hay un requisito por eso — sonreí.
—¿Cuál sería?
—Que pongas la comida— reí.
—No hay problema. Luego no te arrepientas— rio.
Los días en la escuela, a pesar de tener mi objetivo asegurado, eran cada vez más incomodos. Aún no puedo superar todo lo que ha pasado hasta ahora. Es complicado tener que actuar bien delante de todos.
En el transcurso del día, Kanji me invitó a su casa con el motivo de estudiar. Acepté porque fueron órdenes de Akira. No entiendo porqué el trabajo no lo detiene. Las instrucciones fueron acercarme a él y, jamás me dijo con qué intención. No quiero ser la responsable si algo malo le sucede; aunque no es algo que yo decida. Me hace sentir culpable tener que mentir, así sea porque mi vida o la de mis padres está en juego. Quiero que esto termine.
—¿Puedo hacerte una pregunta personal?— le pregunté a Kanji.
—Claro, la que quieras.
—¿Por qué faltas tanto a la universidad? ¿Es por lo de tu padre?
—Es una pregunta muy inusual, pero supongo que puedo responderla. Tengo un trabajo al cual no puedo faltar. Luego de la muerte de mi padre, tuve que seguir su negocio como su sucesor, es por eso que tampoco tengo tiempo para estudiar.
—¿No crees que tus estudios deben ser primero?— esperé atenta a su respuesta.
—Se supone que deba ser así, pero el negocio ahora es mi prioridad. Tengo que encargarme de no cometer errores y hacer que mi padre, donde quiera que esté, se sienta orgulloso de mí— desvió la mirada.
Escuchar esas palabras me hacen sentir peor. ¿Qué puede querer Akira de una persona como Kanji? Él se ve una persona normal, que busca la manera de cumplir con la voluntad de su padre.
—Discúlpame si te hice sentir mal con mi pregunta— puse mi mano en su hombro.
—Mi papá era lo único que tenía y, despertar todos los días y saber que no está conmigo me molesta, más aún, sabiendo que ese maldito que mató a mi padre está detrás de todo lo que a mi papá le costó construir.
—Entonces, ¿esa es la razón por la cual mataron a tu padre?—pregunté sorprendida.
—Estoy seguro, pero no se lo voy a poner fácil. No voy a dejar que nadie destruya lo que mi papá se mató por conseguir; aunque me cueste lo que sea, lo haré pagar—su mirada estaba llena de odio.
—Pero, ¿Qué tipo de negocio podría valer la pena de matar a un hombre como tu padre?—pregunté directamente.
Creo que fui demasiado obvia, pero no pensé antes de hacer la pregunta.
—No es importante, pero podría sorprenderte lo que la codicia puede hacer—dijo en un tono de disgusto.
No entiendo nada, pero será mejor que no pregunte más o voy a generar sospechas y, eso sería un gran problema.
—¿Qué tal si dejamos los estudios por hoy?— evadí el tema.
—Sí, es lo mejor. ¿Quieres que te lleve?
—Sí, por favor. Otro día seguimos.
Kanji me trajo a la casa y me despedí.
—Bienvenida a la casa. Tiene todo preparado para su baño — me dijo la empleada.
—Gracias
Tengo que llamar a Akira y pedirle permiso para salir a la casa de mi mamá en el fin de semana. No puedo fallarle a la promesa que le hice. Solo espero que no se niegue y que responda.
Llamada telefónica:
—Perdóne por molestarlo, pero seré breve. ¿Puede darme permiso para ir a la casa de mi mamá en el fin de semana?— pregunté sin rodeos.
—¿Mi corderito me llama y ni siquiera tiene modales para saludar? Puedes ir, pero con una condición.
—¿Qué condición?—me preocupé.
—El sábado no hagas planes.
—Entendido. Gracias, señor.
—Tienes prohibido llamarme así. De ahora en adelante, me llamarás por mi nombre, ¿Entendido?—dijo molesto.
—Como ordene.
Eso es inusual. ¿Será que está enfermo? No es normal que me hable tan formal. Jamás había aceptado tan rápido, creí que me costaría convencerlo. Lo importante es que me dio permiso.
Al día siguiente:
—¿Cómo saliste en el examen?— le pregunté a Kanji.
—Fatal, nunca he sido bueno en esta materia— soltó desganado.
—No es tan difícil luego que domines la técnica. Si quieres puedo enseñarte hoy— quería darle ánimos.
—No puedo, tengo trabajo que hacer, ¿Qué tal si mañana?
—No, no puedo. Será mejor durante la semana.
Suspiró desanimado.
—No te preocupes, yo te enseñaré.
Desde que nos hicimos amigos Kanji y yo, todo ha sido diferente. Ahora nos pasamos juntos. Kanji no se acerca a nadie más. Aunque se ausente en varias ocasiones, siempre intenta dar el máximo para aprender; aunque la matemática no es lo suyo. Me siento más cómoda mientras estoy con él; aunque mientras más logra abrirse a mí, más culpable me siento de mentirle. El día que Akira decida detener toda esta farsa, me pregunto si podré mirarlo a la cara. Sería mucho pedirle que no me odie. Suena realmente egoísta de mi parte.
Akira:
—Sr. Akira, otra vez se están peleando— me dijo el guardia de seguridad.
—Este viejo me está cansando. ¡Tráelo aquí de inmediato!
—Esta intoxicado en alcohol, señor.
—Siéntalo, y vete— le ordené—. Me pregunto, ¿cuántas veces más tendré que salvarte el trasero, luego de que causas tanto maldito escándalo en mi negocio, Sr. Xiao? — me senté en la silla del escritorio.
—Teníamos un trato, Sr. Akira. No puedes romperlo así como así— gruñó molesto.
—¿Eso crees? Dije que te dejaría estar en mi casino de gratis, pero jamás dije por cuánto tiempo. Si quiero sacarte como una basura de aquí, lo puedo hacer cuando me plazca.
—Entonces me va a devolver a mi hija — le dio varios golpes a la silla.
—¿Devolvértela? — reí—. ¿Crees que eso lo decides tú? Las reglas las pongo yo; además, no dejaré que hagas lo mismo que hiciste con tu otra hija. Si fuera por mí, ya te hubiera sacado de mi camino, así que agradece a tu hija que aún te ve como un padre. Me pregunto ¿qué pasaría si Lisa se entera de lo que le hiciste a su hermana? ¿Crees que te va a perdonar y va a querer volver contigo?
—Cállate, eso no fue mi culpa. Como digas algo de eso, yo mismo te mataré.
—Los pajaros tirándole a las escopetas— reí—. ¿Así que te vas a rebelar en contra de mi? Si no quieres quedarte en la calle como un perro, ser la burla de todos tus amigos y, que tu mujer y tú hija te odien, es mejor que cierres la boca y hagas todo lo que te digo. Esta será la primera y última advertencia, ¿Quedó claro?— usé un tono amenazante.
—Discúlpeme, Sr. Akira— bajó la cabeza, y sonreí.
—Ahora fuera de mi vista.
Yukine:
—Sra. Yukine, el Sr. Xiao está rompiendo cosas en su estudio. Creo que otra vez está intoxicado en alcohol— me informó la empleada.
—Yo me encargo, vayan a la cocina.
Me dirigí al estudio, y lo miré.
—¿Qué es lo que está pasando? ¿Otra vez tomando?— grité molesta.
—Lárgate de aquí, vieja. Déjame solo— gritó molesto.
—Esta es mi casa y de aquí no me voy a ir. Estoy cansada de lo mismo.
—Tú eres quien me tiene cansado. Haré que me respetes, maldita vieja — quitó su cinturón.
Lisa:
Hoy sábado quedé en salir con Akira.
—El Sr. Akira le manda este vestido, lo escogió él mismo— me dijo el chófer.
—¿Sus planes son ir a otra fiesta?
—No lo sé, Srta. Lisa. Me dieron indicaciones de llevarla a un lugar.
¿Qué está tramando? Hoy no estoy de humor para fiestas y mucho menos para distraer a nadie.
Luego de arreglarme, me fui con el chófer. Me trajo a un edificio que se veía muy elegante. Quedé perpleja al verlo.
—¿Qué es este lugar?
—Es el mejor restaurante de Tokio, señorita. El Sr. Akira la está esperando.
A lo lejos pude ver a Akira sentado en una mesa. Solo pasaron días desde la última vez que lo vi, ¿Por qué mi corazón late tan rápido?
—Por aquí— acomodó la silla, y me sujetó la mano para ayudarme a sentar.
¿Desde cuándo se volvió un caballero? Supongo que es otra de sus actuaciones. No me queda de otra que seguirle la corriente.
—Gracias, Sr. Akira — lo miré.
Hoy se veía algo distinto, mejor dicho, atractivo.
—Creí haberte dicho que no me llamaras señor— el mesero se acercó, y Akira lo miró—. Quiero el mejor vino que tengas.
—Yo no tomo.
—Pues hoy lo harás y es una orden— su mirada me incomodó un poco.
—¿Quieres que me embriague? —reí.
—Debe de ser eso — sonrió malicioso.
El mesero trajo el vino y nos sirvieron la copa.
—¡Salud! Espero que sea una noche inolvidable— sonrió.
—Lo mismo espero.
Su actuación ha mejorado bastante. Cada vez es mucho mejor mintiendo y fingiendo. Me pregunto ¿Por qué lo hace?
Luego de cenar, se me quedó viendo.
—Eres la primera mujer que llevo a un lugar como este.
¿A qué se debe ese comentario?
—Me hace feliz saber eso, Akira.
—Vamos a otro lugar—se levantó, y me sujetó la mano para ayudarme a levantar.
—¿A dónde vamos?
—Es una sorpresa.
Su amabilidad me preocupa. Es tan inusual que esté así, que siento que algo malo va a pasar. Prefiero al Akira cortante y molesto de siempre.
Llegamos a la terraza del restaurante, y pude contemplar la luna y las estrellas
—¡Que hermosa vista! Hace mucho tiempo no había contemplado tanta belleza. ¿No nos dirán nada por estar aquí?
—No, este edificio es mío. No hay manera de que me saquen de aquí. Hace mucho años solía visitar este lugar con mi madre, era nuestro lugar secreto. Solíamos quedarnos varias horas contemplando esta vista.
Es la primera vez que habla sobre sí mismo. Se ve demasiado triste. ¿Será que lo que dice no es parte de ninguna actuación?
—Este lugar es demasiado bonito. Te ayuda a pensar y a poder relajarte. Realmente me hacía falta venir a un lugar como este. Gracias.
—De ahora en adelante quiero que vengamos juntos a contemplar esta vista.
Su mirada estaba perdida, contemplando cada vez más la vista. ¿Por qué siento ganas de abrazarlo? No debí tomar, me estaba sintiendo un poco mareada.
—¿Estás bien? — me preguntó —. Vamos a otro lugar.
—¿A dónde me llevas?—pregunté preocupada.
No sé cómo llegamos a una habitación del mismo restaurante. Me sentía tan mareada, que no sabía ni cómo llegamos aquí.
—Nuestra noche aún no acaba.
—¿Qué es todo esto, Akira?
—Sé lo mucho que te gustan las flores, así que las puse todas regadas para que puedan ambientar un poco la noche, y disfrutar de nuestro espectáculo—me acostó en la cama, y fue quitando mi ropa lentamente.
—¿Qué haces?
—Haz silencio y haz todo lo que te digo— me pusó unas vendas en los ojos.
¿Qué pretende?
Sentí que me sujetó las manos con algo, no podía soltarlas.
—Silencio, corderito, así te sentirás mejor. Solo relájate.
Acarició y besó mis piernas, mientras descendía a mis pies y lamía cada parte de el.
—¡Detente, Akira!—mi voz se escuchaba temblorosa.
Mi cuerpo se sentía caliente con sentir su lengua en mis piernas y pies y, más, cuando las acariciaba con sus suaves manos.
—¿Se siente bien?—preguntó sin detenerse.
—Sí, Akira—no podía contener mis gemidos.
Subió lentamente con su lengua a mis muslos, lamiendo y mordiendo cada parte de ellos, mientras con sus suaves manos acariciaba mi vientre.
Se detuvo por un momento y, al breve instante, sentí una sensación de frío en mi vientre, que iba recorriendo cada parte de mi y subiendo a mis senos.
—Deberías ver tu rostro. Se siente bien, ¿cierto?—sentía gotas de agua fría bajando de mi vientre a mi vagina.
Mi cuerpo temblaba cada segundo que transcurría y, mi respiración estaba cada vez más acelerada.
Pasó su lengua a chupar cada gota que estaba en mi vientre y senos. Podía sentir la frialdad de su aliento y lengua en mis senos, lo que me hacía sentir aún más caliente.
Bajó lentamente su lengua hasta llegar a mi vientre; sentí que abrió mis piernas y una sensación completamente desconocida sentí en mi vagina. Podía sentir su lengua agitándose alrededor de ella y subiendo a mi clítoris. Mis piernas temblaban, mientras que él continuaba lamiendo lentamente y repetidas veces. Podía sentir su lengua en mi interior, sentía que estaba a punto de estallar de placer. No podía aguantar más. Quería sentirlo dentro de mi. Deseaba que entrara en mí como nunca.
—Te quiero dentro de mi, por favor— sentí vergüenza al pronunciar esas palabras.
Escuché su pervertida risa.
—Me excita cuando eres honesta. Tus deseos son órdenes, corderito.
Fue colocando su pene lentamente dentro de mi, haciendo que mi cuerpo se descontrolara. Mis jadeos ya eran incontrolables. Cada vez que entraba en mi, de esa forma tan pausada, mi cuerpo pedía más. Escuchar sus jadeos encendían más mi interior.
Sus manos cálidas se entrelazaron a las mías. Jamás me había sentido así.
El tomó mi cuerpo haciendo que me pusiera boca abajo, para así ponerlo nuevamente dentro de mi. Podía sentirlo aún más profundo que antes. Un escalofrío constante recorría por todo mi cuerpo. Una especie de líquido descendía de mi vagina a mi entrepierna. Mi mente quería irse en blanco, ya no podía pensar en nada más que en él.
Podía escuchar su respiración aún más agitada, mientras presionaba fuertemente mis caderas hacia él, para alcanzar lo más profundo de mi ser. Ya no podía aguantar más. La sensación de hormigueo cada vez era más fuerte.
En ese momento, sentí una sensación de calor dentro de mí, que terminó por desbordar esa felicidad que mi interior estaba teniendo. Nunca me había ocurrido esto, pero esa sensación fue la mejor que haya experimentado antes.
Desde esta noche, me he dado cuenta que mi cuerpo solo le pertenece a él.