La pandilla llego a Kings Cross alrededor de la medianoche. Era una fría y lluviosa noche no adecuada para una fiesta real, pero como era sábado en la noche, todavía había mucha acción alrededor.
James Locker a veces pensaba sobre la extraña realidad del sistema judicial, y como el gobierno de los hombres, necesitaba cualquier enemigo real o construido para legitimarse en el poder. En los detalles de la Guerra contra las drogas, el gobierno victimizaba a un grupo de gente porque ellos cometían un delito sin víctimas, el crimen de utilizar un producto, que a largo plazo podría ser perjudicial para ellos y reducir su valor como ciudadanos. Pero el principal problema es que para la mayoría de usuarios el concepto de ser arrestado y obtener un historial criminal, sería una responsabilidad mucho peor para sus perspectivas futuras de carrera, por lo que que les trajo su uso a ellos.
Aparentemente, James Locker y sus amigos no compartían la opinión sobre las drogas de los legisladores, pero irónicamente ellos y el crimen organizado, fueron los únicos que se beneficiaban de la situación actual. El crimen organizado obtuvo una gran cantidad de beneficios libres de impuesto solo posible debido a la ley, y las policías corruptas estaban haciendo dinero, teniendo una parte del pastel sin perturbar demasiado el equilibrio.
Después de un corto paseo, llegaron al local de Vásquez, que pareció muy discreto desde el exterior. Para aquellos que conocían el lugar, era el sitio para comprar algo ilegal. Vásquez suministraba contrabando que abarcaba varias drogas, armas, y químicos usados para la fabricación de bombas. Adam llamo al intercomunicador, y dos guardias de aspecto rudo salieron. Uno de ellos era conocido como Marko, y había interactuado con él en el pasado.
Marko comenzó hablar:
- ¡Puta de Madre! ¿Qué coños están hacienda aquí, y quien es ese tipo?
Adam Smith:
- Este es James, y tiene una solicitud especial para usted esta noche.
Marko:
- Vete a la mierda; No conseguirán nada de nosotros ¡ahora lárguense!
Por segunda vez, en esta tarde James dejo estupefactos a sus amigos con su comportamiento, ya que en vez de decir algo saco su arma y golpeo a Marko en la cabeza con ella, rompiéndole la nariz. Rápidamente se dio la vuelta, y apunto a la cabeza del otro guardia.
James Locker:
- Bien, este es el primer paso para que nos entendamos. Adam, Thomas: Desármalos.
Adam y Thomas decidieron hacer lo que les indicaba. Resulta que ambos matones tenían armas de fuego. Estas armas de fuego estaban probablemente sin licencia, ya que en Australia no era igual a USA en cuanto a la ley de armas.
James Locker hablo de nuevo:
- ¿Que tenemos aquí? ¿Armas ilegales? Más que suficiente para encarcelarlos por un tiempo, y después deportarlos del País. A condición que no podamos unir cualquiera de esas armas a un crimen serio, en cuyo caso, ¡puedo asegurarles una estancia larga y desagradable en Australia!
- Sin embargo, solo me importa ese comportamiento cuando estoy de mal humor, así que proporcióname algo de cocaína gratis, y un impresionante coño latino, y lo dejare pasar por ahora.
Marko tirado en el suelo con la nariz rota, se dio cuenta que James no era el hombre con el que se podía jugar, pero no estaba seguro de cómo mantener contento a este policía psicópata. Marko tenía la aprobación de sus jefes de dar pequeñas cantidades a las personas que causaran algunos problemas, si las donaciones fueran menores que el costo y el esfuerzo de silenciarlas. Así que, si algún drogadicto vago viniera y pensara que recibiría algo gratis con chantaje, entonces recibiría una parte de plomo. Con oficiales de policía, era diferente, un policía muerto era un problema terrible para los negocios de todos, y su organización no era lo suficientemente robusta, para librar una guerra con la policía de Australia. Se trago un poco de sangre de la nariz rota y comenzó hablar.
Marko:
- Seguro que tienes los nervios jodidos. Está bien, les daremos algo de cocaína. Supongo que es la única manera que te sientas hombre, maldito maricón. En cuanto a las chicas, hay un burdel a la vuelta de la esquina, lo sé porque me cogí a tu madre la semana pasada.
Marko le entrego una bolsa con cinco gramos de cocaína a James, quien le sonrío y comenzó hablar.
James Locker:
- Ah, que feliz estoy de conseguir la mitad de lo que te pedí. Pero no fuiste muy atento y no tienes vocación de servicio, por lo que te doy una F por la presentación. Y te doy esto por el comentario sobre mi madre.
James pateo a Marko con toda la fuerza en la cara, dejando inconsciente al colombiano y con algunos dientes rotos. Se volvió hacia el otro matón que estaba sentado y apuntado con el arma a la cabeza, y empezó hablar.
James Locker:
- Tú ves, eso es lo que pasa si no das un excelente servicio al cliente.
- Voy a dejar que tu amigo viva por ahora, pero es mejor que me den un mejor servicio.
Fabio trago y no dijo nada mientras James Locker continuo hablando.
James Locker:
- Sé que no tienes mujeres aquí. Pero sé que tu jefe tiene acceso a algunas mujeres fumadoras calientes. Así que, si nos proporcionas esas mujeres, así como puros, licores finos y un SPA, seguramente elogiare su excelente servicio.
- Ahora llama a tu jefe y dejadme hablar con él.
Fabio no estaba ansioso de llamar a su jefe, por esos problemas en mitad de la noche. Miguel Vásquez era un severo cobarde que siempre se llenaba de ira, cuando sus secuaces le molestaban con noticias desagradables. Era particularmente violento, cuando estaba orquestando grandes orgias llenas de cocaína en su mansión en Watsons Bay, a un corto viaje de distancia. Para situaciones como esta, sin embargo, con su amigo tirado e inconsciente, prefirió molestar a su jefe malgeniado, que al psicópata borracho parado de pie junto a él apuntándolo con una pistola a su cabeza. Fabio agarró su teléfono y marcó al número que Miguel Vásquez le había dicho que llamara en caso de emergencia. Después de algunos repiques, Miguel Vásquez tomo el teléfono.
- ¿Qué carajos es esto, quien está llamando, y como conseguiste este número?
Fabio:
- Es Fabio señor. Hay una emergencia en el almacén de Potts Point. Algunos borrachos psicóticos que dicen ser policías están aquí. Dejaron inconsciente a Marko, y quieren hablar con usted sobre mujeres y licores finos.
Miguel Vásquez:
- ¿Me estas jodiendo? ¿Qué payasos son esta gente? Ni siquiera tratamos con señoras o licores finos.
Fabio:
- Se los dije, pero ellos quieren tener acceso a su alijo privado, Marko discutió, y ellos lo partieron en pedazos …
Miguel Vásquez:
- Diles que te disparen; maldito cobarde ¡Me ahorraría la molestia!
- Oh, al carajo ponlos al teléfono.
James Locker:
- Así, que finalmente puedo hablar con el gran jefe ¿eh?
Miguel Vásquez:
- ¿Quién carajos es este, y que demonios quieres?
James Locker:
- Nuevamente el mismo mal lenguaje y la falta de enfoque de un buen servicio al cliente
- Para responder sus preguntas, soy del CSMI. Estamos investigando el asesinato de Miranda DiMaestro que parece estar relacionado con la mafia.
Miguel Vásquez:
- Sí, he oído hablar de eso. Pero esa mierda, no tiene nada que ver con nosotros. Estamos en paz con el cartel de DiMaestro, y Miranda era una tonta sin valor que no significaba nada para su organización de todos modos.
James Locker:
- Eso es cierto. Aunque estoy seguro, que Antonio no estaría de acuerdo …
Miguel Vásquez:
- Ese maldito pelele, justo acaba de montar un show de ella al público. Para crear una imagen de legitimidad. Se folla todo lo que se mueve, aunque he descubierto que ha estado fuera por mucho tiempo, se presume muerto. En cualquier caso, ¿qué carajos quieres?
James Locker:
- Lo que quiero es simple. Quiero montarme en la vida alta del crimen organizado. No quiero una mierda de dinero, pero quiero algo de buen licor y un impresionante coño latino en mi polla esta noche. He oído que estás organizando grandes orgias en tu mansión los sábados por la noche.
Miguel Vásquez:
- Ya veo. ¿Qué pasa si decido matarte y resuelvo el problema?
James Locker:
- Bueno, podrías intentarlo, pero si tuvieras éxito, solo te causaría más problemas. Contempla esto: tres oficiales de policía del CSMI van a la mansión de un allegado a un señor de la droga, y desaparecen mientras investigan un asesinato de la mafia. No parece bueno para los negocios.
- Así entonces, dejemos estas pendejadas. Pasaremos por tu casa en 30 minutos. Ten a las chicas y las cosas buenas listas.
Miguel Vásquez:
- De hecho tienes cojones; Me gusta eso. ¡Prepárate para la noche más rara de sus vidas!
Usando sus habilidades de persuasión, James logro que Fabio los condujera a la mansión de Vásquez. Más o menos al mismo tiempo, Marko se despertó de su paliza con el peor dolor de cabeza de su vida, ¡habiendo aprendido la lección de que no debía meterse nunca con la madre de James Locker!