El lunes 26 de agosto del 2013, alrededor de las 11:30 pm. Jessica Hall estaba tirada en la bañera cuando recibió un mensaje de texto. Golpeo la espuma lejos de su cara, perfectamente simétrica para poder leer mejor. Fue un SMS de Antonio DiMaestro. El mensaje decía que la extrañaba y quería reunirse con ella esa noche. Temblaba con la idea. Hacia un par de horas había sido visitada por un hombre muy desagradable y grosero que se identifico como Michael Fuller; Detective de la policía del departamento Central de Investigación de Asesinatos de Sídney. Parecía Viejo y harapiento, pero las noticias que trajo y las preguntas que había formulado eran mucho más intimidantes. El viejo harapiento había querido saber lo que ella sabía, y la había incendiado con una variedad de acusaciones. "¡Qué derecho tenía ese VIEJO amargado de juzgarla!". Jessica se sintió indignada cuando lo pensó.
Jessica no sabía mucho sobre Antonio DiMaestro. Ella había llegado a Sídney desde la ciudad de Tamworth después de graduarse de la escuela secundaria, para tomar un descanso. Su sueño era tener una brecha en los medios de comunicación o en la actuación, y había estado asistiendo a una escuela de actuación desde que llego a Sídney. Al principio, Había vivido una vida decente haciendo algún modelaje ocasional y algunos turnos como camarera. Como Jessica había temido servir a idiotas borrachos para obtener algo de dinero, rápidamente había buscado otra línea de trabajo donde utilizará sus dos fortalezas, su gran belleza física y su elegancia / sentido de la moda. Ella había decido entrar como acompañante para hacer un uso completo de sus fortalezas. Jessica había trabajado para una agencia de acompañantes de Alta Gama, y su sueño era conocer caballeros bien versados que pudieran apreciar su belleza y entretenerla con sus encantadores cuentos. Sin embargo estaba decepcionada, ya que la mayoría de sus clientes eran borrachos idiotas y groseros que eran ricos simplemente. Pero Jessica no podía renunciar, ya que había adquirido gustos caros y no quería regresar a un trabajo regular. Trabajando como acompañante, Jessica se había sentido como una prisionera en una jaula de oro.
Un día la vida de Jessica había cambiado para mejor. Esa fue la noche que conoció a Antonio DiMaestro. Era el caballero perfecto, y después de una excelente cena llena de cuentos encantadores, ella había sentido una fuerte conexión con él, y disfrutaba de la perspectiva de tener sexo con él. Más tarde esa noche habían ido a su suite en un hotel de 5 estrellas cerca, tomaron un poco mas de champagne y luego hicieron el amor toda la noche. Por primera vez desde que comenzó como acompañante, había disfrutado del sexo, y él le había dado múltiples orgasmos esa noche. Lo que le gustaba aun más y nunca olvidaría, fue el día después cuando él le había servido el desayuno, y le había dicho lo única y hermosa que era. Ella se conmovió por este gesto y comenzó a llorar. Él la había consolado y dijo que sus días como acompañante podrían terminar, y le encantaría ayudarla si ella quería dar el paso.
El trato era que Antonio le daba a Jessica 2,000 dólares libres de impuesto a la semana y le proporciono un céntrico apartamento. Las únicas condiciones de Antonio eran que siempre estuviese disponible cuando él la necesitara, y que nunca le contactara o preguntara cosas sobre su vida. Además, no se le permitió ver a nadie más. Después de un tiempo, ella comenzó a ver los lados no tan agradables de Antonio, y ella se había dado cuenta que era un psicópata, y las cosas dulces que decía cuando estaba de humor, solo era charla vacía. Aun así, siguió el contrato en vez de alejarse o cuestionar sus motivos, ya que esto le convenía. Podría vivir sin el amor, ya que nunca lo había experimentado, y era mejor tener mucho dinero y sexo caliente ocasionalmente, que vivir con un hombre promedio normal.
Pero recibir el texto de Antonio era muy perturbador. Jessica no había sabido de él en seis semanas, y se había preguntado donde estaba. Ella conocía las reglas de su relación, pero había sido un reto para ella no ponerse en contacto para averiguar su paradero. Ahora Jessica se suponía que se reuniría con Antonio, estaba aterrada. Si lo que afirmaba Michael era cierto, el venia a lastimarla. Por otra parte, Michael, el hombre que vino a visitarla era un alcohólico, y Jessica podía decir que tenía síntomas de abstinencia graves. Simplemente no parecía confiable, y ella no traicionaría a Antonio, que había hecho tanto por ella, solo debido a un asqueroso viejo alcohólico. Se puso su ropa favorita, abrió una caja de chocolates de alta calidad, y entonces espero acostada en la cama a que llegara a escondidas hasta ella. Hacer esto era su juego favorito, ¡y cielos quería jugar con él esa noche!