Era el sábado 24 de agosto del 2013 y James Locker decidió que era hora de emborracharse. El había sentido la abstinencia del alcohol durante toda la semana, pero hoy se sentía enérgico y no veía ninguna razón para no beber. Decidió llamar a sus amigos Thomas y Adam para que vinieran, ya que era mejor beber en grupo, y tenían un monton de puntos que hablar desde sus vacaciones en Asia. Comenzó llamando a Thomas.
James Locker:
- Hola, compañero, ¿Qué estás haciendo? ¿Quieres ir de caza y bebida esta noche?
Thomas Anderson:
- No lo sé compañero; Estoy viendo a una chica impresionante, y no quiero ir tras ninguna otra mujer por el momento …
James Locker:
- ¿En serio? Estas de regreso en Sídney por una semana, y has estado trabajando por largos turnos, ¿Cómo te la arreglaste para conocer a alguien?
Thomas Anderson:
- El destino tiene sus caminos; en todo caso, no quiero hablar de ello ahora, y no se adonde nos llevara.
James Locker:
- Bastante justo. Entonces, sales con esa misteriosa mujer esta noche, y si no, ¿Te importaría, si sales a beber con tus amigos?
Thomas Anderson
- No la veré esta noche, y no creo que le importe si salgo con mis amigos.
James Locker:
- Ja Ja Ja, eso es porque no conoce a Adam. De todos modos ven a mi casa a las 7 pm. Ya he comprador los bocadillos y las bebidas, un hombre debe celebrar su ascenso después de todo.
Colgaron, y James Locker contactó a Adam quien no necesitaba ninguna persuasión para una sección de cacería y bebida, un sábado por la noche. Adam y Thomas llegaron a la casa a las 7 pm, y lo consiguieron ya borracho. Adam Smith decidió mencionar el tema:
- ¡Demonios, James! Como se supone que salgamos de cacería y a beber en ese estado, ¿con las reglas de responsabilidad del alcohol en este País?
James Locker:
- Bueno compañero, mis planes para esta noche son más impresionantes que ir a lugares con licencia RSA. Sabes de qué estoy hablando.
Thomas Anderson:
- Bueno, eso es territorio de Adam, ¿Y desde cuando se drogan?
James Locker:
- ¿Estás bromeando? Estoy bebiendo alcohol, que es más peligroso que la mayoría de las drogas ilegales que consigues por ahí. Y además estos antidepresivos, que estoy tomando serian clasificados como narcóticos, si no fueran respaldados por las compañías farmacéuticas y los doctores.
Adam Smith:
- ¡Ese es mi hombre! Amargo, ¡creyendo en conspiraciones, y un animal de juerga al mismo tiempo! ¿Se puede mejorar? ¡Ponme una bien grande!
Adam se empino un trago de ajenjo y varias horas de consumo excesivo de alcohol comenzaron. Estaban jugando video juegos, donde el perdedor tomaba un doble trago de ajenjo. Considerando el choque que el cuerpo experimenta después de consumir 60 ml de una bebida con el 70 % de alcohol, en un trago Thomas, quien era el menos alcohólico de los tres, no podía manejar su ronda, así que fue al baño, donde el veneno que bebió volvió a salir por la misma vía por donde entro. Cuando regreso, James lo miraba con locos ojos y comenzó hablar.
James Locker:
- Oye, Thomas, ¿alguna vez has pensado lo que se sentiría recibir un tiro? tengo…
Thomas Anderson:
- Probablemente altamente, prefiero la ignorancia.
James Locker:
- Bueno, la búsqueda del conocimiento y la libertad, son esenciales para mí, y solo me siento libre viviendo al límite.
Mientras decía esto; James le dio una pistola al ligeramente sorprendido Thomas Anderson. James continúo hablando:
- Ves que siempre me he preguntado, que se siente el ser disparado, pero no puedo hacerlo yo mismo, ahí es donde tu entras en el cuadro. Tienes un arma y quiero que me dispares.
Thomas Anderson:
- ¿Estás jodidamente loco? No voy hacer eso; podrías morir.
James Locker:
- Podría, pero no es probable, ya que estoy llevando un chaleco antibalas. Mientras tengas firme la puntería, ambos estaremos bien.
Thomas Anderson:
- Estás loco; no hay manera que haga eso, no importa lo que digas.
James saco una segunda pistola de su bolsillo y apunto a Thomas.
James Locker
- Bueno tristemente compañero; es usted o yo. Desde que estoy llevando chaleco antibalas, prefiero que me disparen, que dispararte.
Thomas estaba sudando copiosamente, y el pánico lo agarro como una grapa negra en su mente. Percibió a James mortalmente serio, y no quería arriesgar su vida dándole la espalda a James y desobedecer su petición. Thomas decidió seguir hacia adelante, y disparar. Levanto su arma y centro su puntería antes de disparar. La bala fue parada por el chaleco antibalas, pero la fuerza fue suficiente para tirarlo al suelo. Thomas y Adam se miraron, y ambos se sintieron conmocionados por el evento que acababa de ocurrir. De repente James saltó y se rió:
James Locker:
- ¡Ja Ja Ja han sido engañados! Thomas, me acabas de disparar una bala de fogueo; ¿no pensarías que te dejaría dispararme realmente?
Thomas Anderson:
- No, no lo estaba; mira tú chaleco antibalas, ¡tiene un agujero!
James parecía perplejo, poniendo su dedo en el hueco del agujero en el chaleco antibalas; se puso pálido por un tiempo antes de recuperar la compostura. Finalmente, hablo.
- ¡Mierda tienes razón; No debo seguir bebiendo! Pero la noche es joven, ¡y no me voy a la cama todavía! Adam puedes conseguirnos cocaína gratis, se que tienes Fuentes.
Adam se sintió muy incomodo cuando James planteo el tema. Se suponía que no sabía sobre esto; ya que esto era algo entre Adam y Thomas. Pero era cierto, como poseedor de una identificación de policía, por esta vía podía conseguir ocasionalmente una bolsa de cocaína gratis, éxtasis, yerba o lo que ansiara por la noche.
Puntuar drogas gratis como oficial de policía, era por su conocimiento del medio ambiente, sin llegar a ser demasiado codicioso. Thomas y Adam se habían conformado con pedir esos regalos una o dos veces al mes. Era el equilibrio perfecto entre la policía y el señor de las drogas que habían reconocido. Si pidieran demasiado, pasarían a ser un problema y probablemente sufrirían un "accidente". Si fueran estrictos e hicieran su trabajo; arrestarían a los traficantes de drogas y tal vez obtendrían una pequeña evaluación del personal, pero eso valía mucho menos para ellos, que tener drogas cuando lo desearan. Ni Adam ni Thomas eran adictos, y un gramo ocasional de cocaína era suficiente para satisfacer sus necesidades.
Adam no estaba seguro de cómo responderle a James. Había la posibilidad de que James los estuviera probando y no supiera nada sobre sus hábitos de drogas, y como las adquirían. Adam Smith decidió tomar un enfoque y comenzó hablar:
- Lo que estás sugiriendo es una idea interesante, James. No sabía que estaba usando cocaína, pero si pudiera recomendarnos una manera de obtenerla gratis; de hecho traería una dimensión extra a nuestra fiesta esta noche.
James Locker:
- ¡Adam, por favor! No soy un experto en obtener cocaína gratis de los barones de la droga, pero supongo que les pides una pequeña parte para mirar hacia otro lado. Así que esto es lo que hacemos: Los principales señores de la droga en Sídney son Antonio DiMaestro, Salvador Allende, y Miguel Vásquez.
- Supongo que ninguno de ustedes sabe donde esta Antonio DiMaestro, ya que es buscado por asesinato, y muy probablemente no serian tan estúpidos para aceptar sobornos de él, cuando sus operaciones están en el centro de atención.
- Esto nos deja con Allende y Vásquez. ¿Quién crees que tenga las mejores chicas y la mejor cocaína?
Adam Smith:
- Bueno, no hemos hablado con Vásquez por meses, por lo que estaría más inclinado a ayudarnos, sin considerar hacernos daño.
Thomas Anderson:
- Bueno ninguno de ellos está lidiando con la prostitución.
James Locker:
- Oye, ¡compañeros realmente! Cada barón de la droga que se respete, siempre tiene una serie de chicas disponibles. El hecho que no sean prostitutas propiamente, las hace más calientes. ¿Quién no sueña una noche caliente con una mujer fatal latinoamericana?
Adam Smith:
- Guao. ¡suena impresionante compañero! Pero, ¿como los convenceremos que nos dejen tocar a sus chicas? Supongo que no tenemos mucho sobre ellos.
James Locker:
- No te preocupes por eso. ¡lo arreglaré! Solo indícame la dirección de su lugar, y abriré el camino.
Adam Smith:
- Bueno, se que Vásquez tiene un lugar en Potts Point, pero sería mejor que tomáramos un taxi hasta allí, ya que sería estúpido que fuéramos a manejar ebrios.
James Locker:
- ¡Impresionante, vámonos!