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Chapter 6 - La mente propia

No hay peor castigo que encerrarme en mi mente.

Millones de recuerdos me atacan; me ataco a mi misma por haber tomado decisiones o no haberlas tomado, por decidir si o no.

Quisiera poder cambiar palabras y miradas, encontrar la base de mi nudo, la primera cuerda entrelazada para arrancarla de base.

Pero parece una galaxia infinita que no tiene ni principio ni fin.

Tal vez siempre fui  así, o un momento espesifico generó el apocalipsis en el que me encuentro. Intentando mantener mi cordura, escapando de la mayor amenaza: La mente propia.

Dicen que tengo una mente brillante; pero mis notas no lo demuestran.

A nadie siquiera parece importarle el como me encuentre. Estoy completamente harta de no saber salir de esto.

Lamentablemente no hay forma en la que les pueda explicar el sentimiento. Tan solo es un laberinto en el que no hay esfuerzos ni mapas.

Mi historia no es interesantes, no hay sucesos digamos traumáticos para justificar mi sensación; pero ahí esta, acechando como una hiena mi felicidad, para atacarla en el momento que se encuentre sola, esperando a que el león llamado tristeza la coma, y deje sus restos a su disposición como una buena carroñera.

Libros recomiendan escribir diarios, buscar confidentes, hasta un psicólogo; pero nada funciona. El no poder salir del profundo agujero no hace más que empeorar la situación, la desesperación se presenta cuando no puedes huir de algo supuestamente sencillo, pero ¿Si no hay cuerda alguna, como escapar de ella?

Las noches pasan y mis ojos se cierran inconscientemente luego de horas mirando al techo pensando, a veces sin pensamiento concluso con la senda derecha ya pérdida el alba asoma su claridad y mi mente no ha logrado descansar.

Días rutinarios que quedan en el olvido, una rutina construida por la sociedad: Si no eres útil no te hagas notar.

Una locura arrecia desde lo profundo de mi ser, un hilo amenaza con romperse para más nunca reconstruirse. Y en el momento que aquello pase; no se que será de mi.

Trazos sin forma son solo los que

puedo formar, si mi mente fuera un dibujo sería la mejor pintura abstracta.

Mi pasión por el arte y la ciencia es sólo equiparable a la de un carnívoro por la carne, son los primeros los que me han acompañado a recorrer mi senda siniestra, cuando la derecha se perdió de mi vista.

El eco de una voz suplicante me grita que vuelva, ya esta  desapareció: No hay forma de recuperar la senda derecha.

Luego de varios libros leídos y entendidos el vacío vuelve a crecer, no lo puedo llenar con conocimiento, pide ser llenado con algo de lo que carezco:  Cariño.

Mi ingenio me ha llevado a construir a la que la psicología denomina "persona"; mi "máscara" , una persona normal y corriente y es que se supone que eso soy. No debería de tener razón para mi encierro, me encierro en mi mente y no salgo.

Es que mientras una parte me castiga, otra me brinda perfectas fantasías de lo que quisiera que fuera de mi vivir, no la cáscara vacía que es.

Llegando a un extremo de querer estar sola, quiero refugiarme en mi pequeño lugar invisible en donde me siento cómoda, mi zona de confort.

En donde no me pueden tocar.