Mis lágrimas amenazaban con salir, duele que para tus padres solo representes un problema, que ni siquiera piensen en como te sientes o que te ha pasado en los últimos días...
- No seas infantil Azu, piensa en nuestro futuro, toda la familia lucha por conseguir el favor de tu abuelo y tú solo andas en amoríos con alguien que ni siquiera sabemos de qué familia es - Mi madre solo piensa en su posición social, para ella solo existe el dios dinero...
- Yo no soy como tu, madre, que solo te casaste con mi padre porque pertenecía a una familia rica, no todos somos ambiciosos.
- ¡Eres una insolente! - Mi madre se levantó hecha una furia y se acercó a mi para abofetearme, un ardor mezclado con dolor invadieron mi mejilla, pero más que dolor sentía rabia, decepción... Y una profunda tristeza.
- ¡Sora! Detente - Mi padre intervino, pero ya no importaba; esas palabras no cambiarían lo que acababa de suceder...
- ¿Sabes qué es lo más gracioso e irónico de esto, madre? - Reí, mientras mi madre me miraba desconcertada - Este es el primer acercamiento que hemos tenido en años y lo único que has hecho es abofetearme, ya que no despierto tu amor maternal al menos despierto tu irá...
- ¡Tú! - No supo que decir, yo tenía razón, no significó nada para ella.
- Miré a mi padre y hablé - No puedo cambiar mis planes, así que asistiré a la cita la próxima semana como estaba programado.
- Saldremos del país en dos días, debe ser hoy.
- Hachiro o Ai me pueden acompañar, y si desean saber algo, estoy segura de que el señor Atsushi se los dirá; debo irme, tengan una agradable tarde. - Hice una reverencia y salí de la casa aún escuchando las protestas de mis padres...
Para mí suerte, Reiden estaba estacionando su auto, no tendría que arriesgarme a esperar y que mis padres salieran por mi, para obligarme a ir con ellos... Limpié mis lágrimas e intenté actuar lo más tranquila posible, nadie arruinaría mi maravillosa cita. Reiden se bajó y caminó hacia mi para saludarme; vestía unos jeans oscuros al igual que su camiseta, debo decir que se veía jodidamente sexy, parece un galán sacado de un libro... No podía quitarle la mirada de encima y para terminar de joderme, me dió una sonrisa que me dejó en las nubes, este hombre sabe cómo ponerme a babear, al llegar a mi, intento saludarme pero su felicidad se esfumo al verme de cerca...
- ¿Qué te pasó en la mejilla?
- ¿Eh? - Reiden acercó su mano para tocar mi rostro pero al hacerlo hice una mueca de molestia, instintivamente lleve mi mano a mi cara para cubrir esa parte - No es nada, resbale en la ducha y me golpee el rostro contra la pared, fui muy torpe - No quiero decirle la verdad, se preocuparía o peor, iría a confrontar a mi padres y no quiero que se arruine aún más este día.
- Vaya, supongo que la losa de tu ducha tiene forma de mano - Su sarcasmo no podía ser más evidente - Preguntaré de nuevo ¿Qué te sucedió?
Desvíe la mirada puesto que no sabía que decirle, no me gusta mentir pero no quiero más problemas o que se preocupe demasiado, solo deseo que nos vayamos y así poder olvidarme de todo...
- ¿No dirás nada? ¿Quieres que lo averigue por mi mismo? - La seriedad en sus palabras era evidente, no estaba jugando.
- Salgamos de aquí primero, te lo diré en otro lugar...
- Está bien, vamos a almorzar y allí hablaremos; ya he hecho la reservación - Tal parece que ya ha planeado nuestro día, no podía sentirme más feliz, con solo eso podía ignorar la disputa con mi madre, solo puedo verlo a él ahora...
- ¿Enserio? - Sonreí como una tonta al preguntar.
- Si, tengo todo preparado; hoy te daré la mejor cita. Intentaré no joder el día - Reiden sonrió nervioso, y yo estaba demasiado ansiosa por saber todo lo que tenía planeado para nosotros...
Nos subimos a su auto y emprendimos el viaje al centro de la ciudad, a un barrio bastante distinguido, todo a los alrededores se veía muy sofisticado y con clase; llegamos a un restaurante lujoso pero que demostraba simpleza y tranquilidad, no era el típico restaurante con alfombra roja y cubiertos de plata fina, dónde solo importa cuánto dinero puedes gastar, parecía un lugar muy agradable; Reiden y yo bajamos del auto para ingresar al restaurante, mientras uno de los camareros se encargaba de estacionar el auto, otro nos guiaba a nuestra mesa, subimos hasta la terraza y la vista no podía ser más hermosa, desde allí podíamos observar un precioso lago, el lugar estaba adornado con todo tipo de plantas y flores, nuestro fisóstomo estaba adornado con sedas de colores pastel y rosas blancas... Algo que me sorprendió bastante ¿Cómo Reiden podía saber todo lo que me gusta? Este hombre no acaba de sorprenderme. Mientras miraba asombrada todo a nuestro alrededor, Reiden me invitó a sentarme, el camarero nos dejó la carta y a los pocos minutos nos trajeron champán de la mejor calidad...
- ¿Te gusta? - Reiden habló interrumpiendo mis pensamientos.
- Me encanta, no dejas de sorprenderme, todo es tan hermoso. Nunca había visto algo así.
- No sabes lo feliz que me hace que disfrutes de esto.
- ¿Disfrutar? Estoy maravillada, se que puede parecer exagerado de mi parte y me disculpo por eso, pero todo me parece muy especial...
- No tienes porqué disculparte, hice todo esto precisamente para que fuera un día inolvidable para ambos, te dije que haría mi mayor esfuerzo y eso estoy haciendo - De pronto sentí mis mejillas calentarse, estaba completamente sonrojada, las palabras de Reiden causan un gran efecto en mi y más cuando son tan profundas...
- Pues hoy lo has logrado, no creo ni quiero olvidar este momento, lo atesoraré...
- Bueno, entonces disfrutemos de nuestro almuerzo.
Reiden llamó al camarero y esté tomó nuestra orden, mientras esperábamos Reiden me contó sobre el regreso de su hermano mayor, Kenji, según lo que me ha contado, su hermano fue adoptado a los cinco años; sus padres creían que no podrían tener hijos y querían ser padres desesperadamente, habían intentado tratamientos pero nada había resultado, cuando lo adoptaron su matrimonio mejoro significativamente y fue dos años después cuando casi de forma milagrosa la señora Kurosawa concibió a Reiden, aunque al fin tuvieron un hijo biológico nada cambió, por el contrario la felicidad creció pues ya habían dos descendientes; ambos fueron tratados de igual forma, con el mismo amor y las mismas oportunidades, y diez años después nació su hermanita Hana, el centro de la familia, al ser la única niña se volvió el centro de atención de todos, los tres son la felicidad de la familia; su hermano había viajado al extranjero para estudiar gerencia, administraría las sucursales de la CONSTRUCTORA KUROSAWA en Europa, regresaría para tomarse un descanso puesto que pronto se graduará y será poco el tiempo que tendrá para visitarlos, al menos los primeros años después de terminar la carrera.
- Tu familia parece muy agradable - Comenté puesto que era lo que realmente pensaba.
- Lo son, ya los conocerás en otro momento. Mis padres son muy amables, Kenji es un poco serio y sobreprotector pero también es agradable, y Hana es una niña encantadora, muy dulce y respetuosa; te agradarán.
- Espero agradarles también - Reí nerviosa al decir eso, tan solo con pensar en conocer a su familia me siento ansiosa...
- Lo harás... Azu...
- ¿Si?
- No quiero ponerte incómoda de nuevo, pero quiero saber que te sucedió antes de que llegará.
- ... - Guardé silencio por un momento, era algo de lo que no quería hablar, no ahora... - Yo...
- Si te es realmente difícil decirlo, respetaré que no me lo digas, pero no quiero que me mientas de nuevo - Ante su frustración y mi lucha interna entre hablarlo o no, terminé decidiendo contarle la verdad, o al menos parte de ella...
- Discutí con mis padres, mi madre se enfureció y me abofeteo.
Duele pensar de nuevo en ese momento, desearía que Reiden no lo hubiera descubierto... No quiero que nada opaque la felicidad que siento ahora, no quiero que el se cansé de escuchar mis problemas y se aparte de mi, tengo miedo...