Al parecer, los goblins recién nacidos eran tan débiles que ni siquiera podían derrotar un conejo cornudo. Debido a esto, las nueces eran la comida básica que la mayoría de ellos tenían para sobrevivir, o por lo menos así me lo contó Gobumi-chan. Gobumi-chan era otra goblin de nuestra generación, y aunque en su nombre dijera bella, era una lástima que ella no fuera muy bella. Todos los goblins (los pequeñajos) tenían una cara fea, así que no había mucha diferencia. ¿Yo? No era ninguna excepción. Lo confirmé mientras me bañaba en un río cercano.
Bueno, según Gobumi-chan, los otros goblins no se podían comparar con mi atractivo. Aunque no me regocijé cuando me dijo que era guapo. ¿Hasta qué punto puede consi- derarse que un goblin es guapo, de todos modos? Me quedé mirando a la distancia por un momento.
Por cierto, tras preguntarle a Gobumi-chan qué le parecía Gobukichi-kun, dijo que él era tan solo promedio eso es bueno.
Volviendo a la historia, los goblins eran fundamentalmente débiles por naturaleza. Por eso, los individuos con sabiduría y suerte parecían ser los que sobrevivían. Solo unos pocos elegidos con ese grado de capacidad podían ser considerados verdaderos compa- ñeros de supervivencia. Qué dura es la vida. Le pregunté a Gobumi-chan que cuántos goblins habían muerto ese día. Y me dijo que muchos no habían podido defenderse con- tra el cuerno de los conejos cornudos.
¿Qué? ¿En serio son tan flojos?
Tras escuchar sus palabras pensé eso y casi se me escapa decirlo. Después de todo, el tamaño promedio de los conejos cornudos era solo un poco mayor que el de un conejo japonés. Además, aparte de su tamaño, el conejo cornudo era eficiente usando sus dos piernas para ejecutar un ataque elevado y matar a los goblins... Por lo que debía aceptar que eso era posible. Al fin y al cabo, no encontraba inteligencia en unos tipos que ni siquiera luchaban con palos de madera. Se limitaban a golpear y patear para atacar. Y luchar a puño limpio les llevaba a la tumba.
El cuerno del conejo cornudo era un arma. Solo un idiota se enfrentaría a él de cara es- tando desarmado. Tener un cuerpo pequeño puede que también influyera. El cuerno del conejo les acababa atravesando el abdomen de arriba a abajo.
Sin embargo, Gobukichi-kun me imitó recientemente llevando un palo de madera, aun- que también vi a otros goblins listillos llevar uno a todos lados.
Ese día hice que Gobumi-chan fuera la tercera persona en nuestro grupo de caza como recompensa por la información.
Los conejos cornudos eran ciertamente deliciosos.