Como de costumbre, fuimos a cazar a fin de obtener comida.
Hoy cazamos víboras nocturnas y conejos cornudos, y también logramos hacernos con unos cuantos mapaches armados. Después, puesto que el sol ya había empezado a po- nerse, volvimos a la cueva por el mismo camino de siempre.
A diferencia de los humanos, los goblins nacemos con [Visión nocturna], así que la os- curidad en sí no nos resulta una amenaza.
Por esa razón, creo que estaría bien que pudiéramos continuar cazando por la noche, ya que podemos ver más o menos bien. Sin embargo, hay muchas especies que son más fuertes y más feroces de noche, así que sería bastante peligroso.
Bueno, los goblins son básicamente una especie débil. Entre tales especies están:
El oso rojo (nombre provisional), que parece un oso marrón pero tiene el pelaje rojo.
El caballo tricornio (nombre provisional), que es un monstruo similar a un caballo pero tiene el cuerpo entero cubierto de escamas marrón claro y le salen tres cuernos de la frente.
La araña demoníaca (nombre provisional), que es una araña de aproximadamente 60 centímetros y tiene una característica línea amarilla que le cruza el caparazón negro, que tiene pinta de ser más duro que el acero.
El limo verde (nombre provisional), que es un monstruo de poca monta como un go- blin, pero se ve que posee habilidades de alguna forma capaces de anular ataques físicos.
Etcétera.
Aunque no tengo especial devoción por matarlos, ya que la probabilidad de que ellos me maten a mí es más alta de lo normal. Ahora mismo, probablemente puedan inmovilizar- me en cero coma si logran introducirme un veneno lo suficientemente potente.
Y bueno, es por eso que volvemos a casa y no salimos fuera por la noche. Dicho esto, volvimos a la cueva, que parece estar localizada en un sitio seguro.
Después, me atacaron mientras dormía. No obstante, fui capaz de esquivar el ataque en el último momento, aun tumbado en la cama, así que no me lastimé. Fue gracias a mi habilidad [Sensor de presencia], la cual tengo siempre activa.
Los principales infractores resultaron ser goblins de mi generación.
Seis de ellos exactamente, y eran un poco inteligentes, ya que copiaron a mi grupo usan- do tres palos a modo de armas.
Hay una esquina donde habitualmente duermo, la que reclamo cada vez que voy a ha- cerlo. La naturaleza no se lo pone fácil a nadie, ni siquiera al ser atacado por su propia familia con ramas de árboles. Se sorprendieron de que su ataque sorpresa no hubiera sido efectivo, y yo, mientras, no me perdí mi oportunidad de lanzarles un contraataque.
El resultado de esto fue que les volví las tornas.
Terminé matando a uno de los goblins por equivocación debido al veneno que segregaba la punta de mi arma a causa de mi habilidad [Envenenar], no fue culpa mía. Y ellos fue- ron quienes causaron el alboroto, así que no fue culpa mía desde el principio.
Con el resto de mis atacantes, conseguí crear y aplicarles un veneno de relajación mus- cular, el cual simplemente usé para detener sus movimientos. Fue como esa vez con Go- bukichi-kun, lo inmovilicé de la cabeza a los pies con una rama de árbol, pero no llegué a matarlo. Al final, los dejé a todos revoloteando por el suelo.
Ya les preguntaré por los motivos de su ultraje mañana. He usado un veneno suave, así que para entonces deberían estar mejor, y ya me preocuparé de conocer sus motivos después.
Al ser goblins, nuestra capacidad de autocuración es alta puesto que crecemos en la intemperie.
Aunque para uno de ellos ya sea demasiado tarde... Repito, no fue culpa mía.
Sin embargo, a causa de la conmoción, los goblins que antes dormían profundamente ha- bían empezado a despertarse. Naturalmente, la cueva entera empezó a formar alboroto.
Pensé que iban a decirme algo, pero Gobujii, el líder de los goblins ancianos, consideró que simplemente había ganado el más fuerte, así que no dijo nada en particular. Se limi- taron a girar el cuerpo boca abajo con expresión de tristeza.
Estuve muy agradecido de que no me culparan por esa muerte, pensaba que iban a cas- tigarme por matar a un miembro de nuestra misma especie.
A pesar de todo, Gobumi-chan no entendió la situación y se asustó más que nadie. Logré calmarla sujetándola entre mis brazos, sin pasar por alto la delicadez del asunto,
teniendo en cuenta las dificultades que tuve al salvar a los otros goblins que me ataca-
ron. Tuve que pensar rápidamente en cosas como:
¡No! ¡El esqueleto de un goblin no permite que el brazo se doble de ese modo! ¡Lo rompería!
O también:
¡Su cuello no puede girar más! ¡Le arrancaría la cabeza!
Ah, por cierto, Gobukichi-kun siguió durmiendo profundamente pese a todo esto. Bue- no, dicen que dormir ayuda a los niños a crecer. En realidad él es más corpulento que la mayoría de los goblins de nuestra generación. Es unos 10 centímetros más alto que yo.
Por eso le concedo ser nuestra vanguardia. Así que, en esta ocasión, voy a ignorar el hecho de que tuviera el descaro de seguir durmiendo durante la conmoción. Además, no me habría gustado que el número de goblins conmocionados hubiera aumentado por su despertar.
Da igual, el caso es que calmé a la perturbada Gobumi-chan.
Creé y repartí un débil veneno somnífero, el cual solté por los dedos de los pies. Y cuan- do la noté inconsciente, la llevé a cuestas de vuelta a su cama.
Después, saqué el cadáver afuera, ya que era desagradable tener un cuerpo muerto de mi misma especie bañado en su propia sangre al lado de la habitación... puede que también lo hiciera porque había empezado a oler mal.
Gracias a que mi fuerza natural era el doble de lo que debería serlo a mi nivel actual, la cual pude aumentar todavía más con mi habilidad [Control sanguíneo], que obtuve ayer de los murciélagos hepticolor, me fue sorprendentemente fácil mover ese cadáver que debía ser casi del mismo tamaño que yo.
Gobujii me indicó que colocara el cuerpo en un lugar bastante lejano para que los mons- truos pudieran ir a comerlo, y me dijo que saliera corriendo en cuanto lo dejara.
No obstante, cuando estuve lo suficientemente lejos, me escondí a comerlo yo mismo.
Me intrigaba qué sabor tendría.
¿Conclusión? Bueno... no fue delicioso, pero tampoco tenía mal sabor.
Era la primera vez que algo no me parecía delicioso. Ladeé la cabeza y me paré a pensar-
lo. Con un brazo ya tenía suficiente, así que con el resto hice lo planeado.
Y bueno, hecho esto, el día de hoy había sido tan agotador que me fui a la cama.