Hoy llovió. Fue un diluvio.
Por eso aproveché para usar los materiales sin refinar que adquirí ayer, trabajé duro
para manufacturar nuevas armaduras.
El goblin mayor nos contó ayer acerca del parecido de la hierba metálica con una agu- ja y el de la hiedra fina que crecía en las cercanías con un hilo resistente. Así que ayer mientras volvíamos ya nos abastecimos de ellos para usarlos en la costura de la piel con caparazón de los mapaches armados y las pieles de las víboras nocturnas.
La primera cosa que hice fue mi pechera. Quería usar la piel del mapache armado por delante y por detrás, pero lo más importante era que la parte trasera fuera robusta, y usé los cuernos de conejo, que antes usaba para protegerme por detrá,s para remendar el frontal. Conseguí cerrar la mayor parte de las brechas.
Con esto, finalmente había mejorado mi prenda partiendo del taparrabos viejo.
¿La armadura de antes? No, eso solo eran cuernos amarrados con hiedra, no se puede llamar ropa a eso. Además, el taparrabos viejo era lo que viene equipado por defecto.
Luego hice un cuadrado de madera, quería usar los caparazones que me quedaban para reforzarlo. Aunque me quedó bastante tosco, con esto completé un robusto escudo. Esto fue un regalo para Gobukichi-kun. No, yo usaba el estilo de doble empuñadura, y el es- cudo era demasiado grande para mí. Así que Gobukichi-kun, que iba en la vanguardia, debía usarlo.
Además, últimamente había empezado a ser capaz de usar el garrote con una sola mano, y desaprovechar su otra mano era un desperdicio.
Cuando se lo entregué, él estuvo encantado. Gobukichi-kun llevaba su garrote de made- ra del mismo tamaño que su pechera. Sí, empezaba a tener bastante buena apariencia.
Lo siguiente sería la armadura de Gobumi-chan.
Utilizando la piel de serpiente restante, las alas refractivas de los murciélagos heptico- lor, y unos cuantos cuernos que sobraron, los cosí en una armadura que me recordaba a un traje nacional. Puesto que estaba hecha de las alas de los murciélagos hepticolor era bastante llamativa, pero al parecer esas alas eran sorprendentemente robustas y elásti- cas. Coloqué el cuerno para proteger las partes vitales, así que esperaba que tuviera a el mínimo nivel de defensa necesario.
Después de eso, traté de hacer un collar con los colmillos de los murciélagos hepticolor. Bueno, me pareció que no tenía muchas más opciones para usarlos, así que fue más bien un extra. Le cedí el producto terminado a Gobumi-chan. Ella también estuvo encantada.
Eso es, la próxima vez que fabrique algo trataré de hacer armas para mí mismo. Una ar- madura para Gobukichi-kun y un arco con flechas para Gobumi-chan, creo que también estarían bien.
Ah, el almuerzo de hoy fue lo que comí durante mi periodo de infancia (aunque fue hace apenas unos días): insectos con forma de oruga. Esos podíamos cogerlos de la cueva.
Siendo tan sorprendentemente sabrosos, estos bichos no deberían ser subestimados. Aunque no aprendí nada de ellos.