PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Faltaba 15 minutos para que el encuentro se llevara a cabo y yo seguía recostado en cama esperando en mi cuarto, madre entra intentando otra vez convencerme de no hacerlo.
—Hijo, te lo pido por favor, no lo hagas, ¡si algo te llegara a pasar…! –Expresaba su pesar emocional con un rostro melancólico.
—No hay marcha atrás mama, simplemente no la hay, al menos que haga esto, nada va a cambiar para mejor, así de "justo" es nuestra vida –Conteste levantándome de cama —Así son las cosas.
— ¡Pero aun así…!
Madre aun con toda su gentileza no era ingenua, incluso ella sabe que este encuentro podría resultar fatal para mí, dicho de otra manera, aun si muriera en este duelo, se lo tomaría como un "accidente" y nada cambiaria, para este pueblo la muerte para alguien como yo sería un suspiro de enorme alivio, lo que si me preocupa es que lo que pasaría con madre si yo llegara a perecer ese destino, no estaría aquí para presenciar lo que podría ocurrir.
Me encamine hacia la escuela quedando pocos minutos de comenzar el encuentro, tuve que ignorar las suplicas de madre, pese a sus buenas intenciones, tenía mis motivos para no parar, si fallo la muerte sería el único alivio a mi tropiezo, aun siendo un deseo egoísta.
Como era de esperar, mucha gente del pueblo se había reunido en el patio, esta práctica parecía haberse convertido en un evento del siglo para Windaz, era como esas peleas de boxeo en el que el campeón actual se enfrentaba a un aspirante que anhela tomar su título, ya me imagino el posible titular que le pondría a esta pelea de ser así "La bruja prodigio VS el inútil no mago".
Incluso habían armado un cuadrilátero, o más bien pusieron una valla en sentido circular para aparentar una, se esmeraron demasiado por una duelo de práctica, aunque si somos honesto, esto no será una práctica, claro que no, aquí pedirán sangre, la mía sin duda.
Riza esperaba con una fuerte mirada dentro del escenario en el que se llevaría nuestra lucha, en un duelo de practica la regla principal de victoria es lanzar magia no letales hasta desarmar a tu oponente o incapacitarlo (dejarlo inconsciente), dado que yo no tenía afinidad con la magia las condiciones de victoria para mi fueron modificados por la profesora Naly quien estaba a cargo como la "réferi" de esta competencia.
Una mediocre espada y escudo de madera se me entrega a mano, para ganar debía ser capaz de tocar con la punta de la espada a Riza, mientras que para perder los objetos que me fueron entregados debían ser destruidos o también si quedo KO o me rindo a voluntad (lo cual no va a suceder).
— ¡COMIENCEN! –Declaro la profesora Naly dando inicio al duelo.
Muchos pensarían que sería una victoria fácil contra una chica de 4 años quien estaba armado únicamente con una vara, pero he ahí el detalle, no era ordinaria, era una bruja y aunque solo debía avanzar unos míseros metros y tocarla con una espada de madera para ganar, en el instante que corrí en dirección a Riza al dar inicio este encuentro, una muro de viento invocada por ella detiene mi avance y con mover hacia adelante su varita provoca un soplido que me hizo retroceder de manera violenta hasta darme de espalda contra la valla.
— ¡Roz!...
Podía escuchar los gritos de preocupación de mi madre mezclado entre el público, aunque ese golpe dolió aun podía ponerme de pie, para ser solo una niña era fuerte, era de esperarse de la prodigio proveniente de un linaje de brujas de renombre.
— ¿Ya te das por vencido? –Pregunto mi rival con un rostro arrogante.
—Ni en tus sueños –Replique su pregunta recobrando la postura.
Un proyectil de viento es disparado por ella, logro evadirlo dado a su lentitud, al observar como esta golpea la valla ocasionando un daño notable me doy cuenta que con la fuerza del ataque que lanzo rayaba más allá de ser "no letal", era de esperar, esta sería la oportunidad perfecta de provocarme todo el daño que quisiera.
Riza es una usuaria del elemento viento, como una Gramwind su poder mezclado con la maldición "incura" la hacía letal. Los magos manifiestan su poder a través del mana, su fuente de energía mágica, dicha energía corre en todos los seres vivos y el medio que nos rodea casi como el mismo oxígeno, el uso de la magia implica dos principios; el "básico" y "avanzado", el primero se centra en manipular el mana y el segundo en moldearlo para realizar los conjuros o hechizos, ¿pero cómo puede un no-mago como yo saber de esto si nunca ha asistido a una clase de magia?, bueno eso es porque no me quede de brazos cruzados y recurrí a indagar de otros medios para tener un conocimiento mínimo acerca de la magia en sí.
— ¡Explosión de viento!
La bruja cito su siguiente conjuro, desatando pequeñas burbujas de aire en el suelo cerca de mí, cada uno explotaba provocando fuertes vientos que me afligían leves daño contundente, manteniendo la distancia logre evitar la mayoría, enseguida veo venir otro de sus proyectiles elementales y sin manera de esquivarlo uso el escudo de madera que dispongo en mi mano izquierda, solo para que sea hecho pedazos en un suspiro y mi mano lastimarse.
Pierdo el equilibrio cayendo al suelo y con un raspón en la palma de mi mano herida, el público gritaba eufóricos de tal suceso, ignorando que un niño de su propia patria había sido herido ante sus ojos, porque esta era la realidad, mi sufrimiento era un deleite de espectáculo tanto para otros niños, adolescentes y adultos del lugar.
— ¡Jajaja, que fácil!, solo me falta la espada y habré ganando, pero… ¿para qué terminar esto tan pronto? –Resalta la bruja de cabellera naranja acompañada de una mirada siniestra.
Sin importar lo que hiciera, era inútil, su magia fácilmente rechazaba todo movimiento que hiciese, porque esta era la cruel verdad, la magia era la auténtica cúspide de poder en este mundo.
—En este duelo nunca tuve posibilidad…
Puedes entrenar 10 años con la espada más reluciente para convertirte en un formidable espadachín y aun así ser asesinado por las llamas de un mago, puedes practicar 20 años con el arco para ser un hábil arquero y aun así ser atravesado en la cabeza con facilidad por un proyectil mágico, puedes fortalecer tu cuerpo con un riguroso entrenamiento de 30 años para esculpir los mejores músculos y pese a eso ser asesinado por una enorme roca invocada por un mago, esta era la realidad de Avalia para los que aspiraban fuerza sin magia.
—Por eso…
Yo era diferente a todos ellos, tal vez no sepa manejar una espada, usar un arco o tener el físico de un forzudo, pero yo contaba con algo que me hacía especial, mi preciado metal.
—Tengo que cambiar de estrategia si quiero ganar –Dije en voz alta.
La bruja reía de mis palabras creyendo que alardeaba con locura, respirando hondo me prepare para llevar este enfrentamiento a su clímax, comenzando por tirar al suelo la espada de madera de mi mano derecha.
—Así que al fin te decides dar por vencido y reconocer la posición que te corresponde como no-mago, es lo lógico, que tipos como tu reconozcan la mediocridad de su existencia creyendo ser mejores que las brujas –Asevero con prepotencia la prodigio de cabello naranja.
— ¡Cállate!, ¡hablas demasiado!, ¡voy a desplomar está sobrevalorada fachada de superioridad y dejar en claro que la magia no es la gran cosa! –Exclame con un gesto rebosante de confianza en mi rostro.
Con mi mano derecha desenfunde mi as bajo la manga escondido en mi cintura, ante todos mostré la pistola Springfield XD con la que apunte a Riza, la bruja miraba con duda al igual que los espectadores el objeto en mi posesión sin tener la menor idea de la peligrosidad de su "poder".
Baje el cañón apuntando hacia sus piernas y dispare resistiendo el retrocedo junto al dolor de la herida maldita de mi hombro, la bala como calcule paso rozando su pierna izquierda causándole una herida superficial dolorosa.
Muchos atónitos al ser testigos de tal inusual arma quedan sin habla, la profesora en especial quien reconocía ese sonido ya que era la segunda vez que oiga el disparo de la Springfield XD, pero ahora atestiguaba a primera mano con un rostro estupefacta el proceder de ese inquietante ruido que oyó con anterioridad y su cuerpo permanecía sin mover como una estatua viviente observando en silencio como los demás.
Levante el cañón del arma y apunte hacia el frente, Riza quien antes denotaba la viva imagen del orgullo arrogante, se veía preocupada y en su respuesta ante la desconocida amenaza que enfrentaba, empezó a crear un escudo con su mana.
¡BANG!
Era el sonido del arma siendo disparada otra vez, la prodigio aun con todo su nato talento en la magia, le resultaba imposible crear a su edad una defensa capaz de soportar una bala con la suficiente fuerza para atravesar la puerta de un auto, por ende su escudo mágico fue hecho añicos al instante en que el proyectil lo atravesó, para su fortuna calcule mi puntería para que esa bala fuera dirigida a su varita destrozándola y dado que más adelante había una pared a la cual impacto no hubo heridos en su trayectoria.
Los papeles se invierten, ahora la bruja es quien pierde el equilibrio y cae al suelo, aprovecho la situación y tomando la espada de madera con mi izquierda, corro deprisa poniendo mi pie en su pecho para impedirle levantarse.
Mirándola de frente, recordé todos esos momentos en que hizo miserable mi vida, sobre todo la nociva herida maldita que dejo en mi hombro, empecé a tentarme por los pensamientos de rencor y apunte el cañón a su rostro, incluso en mi boca una macabra sonrisa se expresaba por la emoción de querer hacerlo.
—"Hazlo… sabes que lo deseas…" –Repercutía en mi mente la voz que me motivaba a tal decisión.
—"No lo hagas… es suficiente…" –Replica una voz de misericordia para detener mis intenciones homicidas.
¡BANG! ¡BANG!
Dos balas son disparadas fallando a propósito, me había arrepentido en el último momento dejando con vida a la Gramwind, con solo ver la cara de la arrogante bruja, de aquella mocosa que presumía su linaje y su talento, considerada como una dotada con futuro en las artes mágicas, yacía ante mi tiritando como un cachorrito con ojos lagrimeando del miedo.
Decidí terminar con este absurdo show y toque con la punta de la espada de madera el cuello de Riza obteniendo mi victoria, el público empezó a hacer bullicio entre ellos inconformes con el resultado y aborrecido de sus protestas, aplaque sus quejidos disparando hacia la valla de madera el resto de las balas que quedaba en el arma vaciando el cargador, el inmenso daño provocada a las estructuras fueron más que suficiente para callarlos y permitirme decir algo.
— ¡Ahora que tengo su atención, voy a dejar bien en claro un mensajito para que se lo graben en esa asqueante materia gris de cerebro que tienen!, ¡si quieren meterse conmigo, por mi háganlo, pero si alguien sin importar QUIEN SEA vuelve a herir de algún modo a mi madre, A MI FAMILIA, lo voy a dejar peor que a esa valla, lo que ven en mis manos no es el único "juguete" que tengo y créanme que no querrán verme enojado!, ¿¡SOY LO SUFICIENTE Y JODIDAMENTE CLARO!?.
Nadie se atrevía a objetar, el silencio de todos ante la vulgar amenaza de un niño de 4 años con un arma que nunca han visto, había "acribillado" toda confianza en sí mismos para dar un paso en frente y decir algo al respecto.
Sin nada más que hacer aquí, marche a casa para ir a mi habitación y recostar mi cabeza en la almohada, madre quien había llegado minutos después, se aparece en mi cuarto mirándome fijamente y conteniendo sus lágrimas.
—Supongo que ahora quieres una explicación –Le dije yo.
Pero ella fue directamente a abrazarme y llorar mientras frotaba con alivio su cara sobre mi mejilla, agradecía una y otra vez que me encontrara a salvo y pese a ello nunca me pregunto o dijo palabra alguna sobre la pistola.
Los eventos del duelo mágico marcaron un "antes y después", para los días venideros los tiempos de calma regresaron, ahora en la escuela ya nadie se acercaba a mí, incluso en el salón ninguna de las chicas quería ponerse a chismosear mientras estaba cerca, en cuanto a Riza quien antes con agallas se atrevía a plantarme cara, ahora se mantenía a distancia con un rostro de puro miedo como si reflejara un trauma en ella con solo verme.
Pero ahí no quedaba la cosa, incluso caminando en el pueblo los mismo habitantes comenzaron a evitarme apenas me veían, había infundida un temor en todo Windaz hacia mi persona y todo se lo debía a mi "juguete" de metal.
Unas semana después, madre volvió a su comportamiento habitual de siempre, aun así plantee una excusa de bañarnos juntos como una actividad familiar con el fin de aprovechar para verificar si no tenía alguna herida reciente, con sutileza di un vistazo rápido para confirmar que estaba bien, incluso sus viejas heridas ya eran cosa del pasado gracias a su magia curativa, dándonos el resto del momento para disfrutar la ducha como madre e hijo.
Continúe con el proyecto de la nueva arma que estaba fabricando, ya me faltaba poco, ya casi lo tenía listo, con el buen tiempo corriendo ni la molesta herida del hombro alteraba mi buen humor.
En un sábado, me dispongo a regresar a casa después de ir a la cueva subterránea por mas metalito, del anterior ya casi no me quedaba mucho tras haberlo usado bastante para finalizar la creación de mi nueva arma, ahora solo me quedaba crear la munición correspondiente y probarla, para eso necesitaba más "material".
Como siempre los aldeanos me evitaban, tanto mujeres adultas como adolecentes y niñas, incluso también los pocos hombres que había en el pueblo, otros simplemente evitaban mirarme como si de solo hacerlo creyeran que los mataría, era como sentirse el dictador de cierto país del norte caminando ante la plebe, que ridículo.
— ¿Eh?, ¿y esto?...
En el trayecto piso un pedazo de papel que llama mi atención, pero luego percibo algo sospechoso en él, un aura mágica que por reflejo me hizo retroceder y mi reacción fue correcta pues el papel pronto se prende fuego por sí solo y sus llamas moviéndose como si tuvieran voluntad propia se extienden formando un circulo sobre mí para encerrarme en una trampa.
Los pocos aldeanos que estaban a mi alrededor habían desaparecido tras haber pisado aquel papel trampa, ¿coincidencia?, lo dudaba, sabía que tarde o temprano algo como esto ocurriría, ser asesinados por aquellos que solo ven a un "monstruo" a sus ojos era una de las muchas forma de influir del temor.
Solo, sin habilidad, recurso o medio para salir de esta situación, me acercaba a los brazos de la muerte… otra vez, ¿qué sería de mi si volvía a morir?, ¿reencarnaría de nuevo?, son las cosas con la que mi mente me distraía mientras aguardaba mi inevitable fin.
Continuara…