PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
La primera vez morí asesinado por un arma de fuego, ahora me encuentro otra vez al borde de la muerte a causa de infundir miedo a cierta gente discriminante por medio de un arma de fuego, ligando dos manera de morir en relación a estas, ¿causa y efecto?, ¿coincidencia o destino?, a la inmensa mayoría le daría igual la respuesta si estuviese sudando a lo loco y con un doloroso desenlace de quemaduras de tercer grado aguardando.
—4 Años… no llegue a durar ni un cuarto de lo que viví en mi anterior mundo, ¿volvería a reencarnar otra vez?.
De ser posible, aun a costa de perder mis recuerdos o mi habilidad ESP, me bastaría un mundo en el que tenga alguien con quien contar, como una madre.
— ¡ROOOOOOZ!...
Una voz familiar retumba en mis pensamientos, solo conocía a alguien que me nombrara con ese tono.
— ¿¡Mama!?...
Aparece de forma imprevista corriendo sin cesar, brinca de forma sobrehumana abriendo sus brazos para manifestar su magia de agua y crear con ella decenas de burbujas a las cuales envía en forma de veloces proyectiles a las llamas que me rodeaban, siguiendo la lógica de los elementos el agua apacigua el fuego y con ello resulta mi salvación.
Me abraza aliviada de verme a salvo. Tras pasar el rato sentimental, le pregunte que hacia aquí y cómo fue que supo que estaba en peligro, al parecer madre mientras estaba en un momento de receso en su trabajo, escucho a escondidas algo inquietante charlado entre unas mujeres.
"¿Creen que de verdad lo vaya a hacer?"
"Ella corre el riesgo de que ese monstruo la mate si falla"
"Tiene agallas, ni yo me atrevería a cruzar mirada con ese no-mago que derroto a la Gramwind"
Un mal presagio fue lo que sintió al escuchar tal conversación, fue su acierto correcto que mi vida salvo en ese intento de quemarme vivo, madre parecía estar a punto de ponerse verbalmente frenética por lo sucedido, lo cual no era recomendable dado a la poca privacidad que tendríamos en donde estábamos.
—Mama, vayamos a casa de momento.
Al momento en que llegamos ella comenzó a opinar de lo ocurrido a toda voz como si fuera un volcán a punto de hacer erupción, trate de calmarla para que bajara el volumen de sus palabras pero era inútil, estaba tan furiosa que jamás la había vista así en los años que he vivido con ella, era una ira cegada con lágrimas de frustración.
— ¡Con este vil acto cruzaron el límite, las normas de Windaz aclaran que si alguien del pueblo intenta matar a otro por razones absurdas como esta, es castigado con el exilio o la muerte!, ¡voy a hablar al respeto de esto con la Eldar!.
La Eldar, era la "jefa" o "alcalde" encargada de gobernar Windaz, la bruja con el mayor poder político e incluso mágico de este poblado, ciertamente para un caso en que relaciones problemas de este tipo ella era la más indicaba, pero dada nuestra situación…
— ¡No!, no sería lo más recomendable, mama –Proteste a su sugerencia —No hay certeza alguna de que la Eldar vaya a estar de tu lado, incluso aunque tuviéramos una idea sobre quién es la responsable, aun si presentas este problema ante ella, no hay pista, evidencia o testigo alguno para respaldar tales hecho lo que daría como resultado a que te traten como alguien histérica y con problemas mentales, empeorando las cosas.
—Pero… es tan injusto –Dijo con desengaño.
— ¿Recuerdas lo que te dije antes mama?, así de "justo" es nuestra vida.
Ciertamente no vi a la Eldar aquel día en que dio el duelo de práctica, incluso mi suposición sobre ella podría ser errada pero no podía correr el riesgo y menos aún si involucra a madre, estábamos en un dilema delicado.
—No queda otro remedio, si nadie aquí nos quiere solo podemos hacer una cosa –Decía ella mirando hacia fuera de la ventana —Debemos mudarnos.
Mi rostro se torna perplejo ante la inesperada respuesta dada por mi madre, ella con una actitud tranquila toma esa solución como algo natural.
— ¿Irnos de aquí?, ¡pero tu creciste aquí madre, tú tienes una vida hecha en este pueblo!, no puedes simplemente plantearte a la ligera esa respuesta –Opine sobre ello.
—Es cierto, he vivido en Windaz desde que nací y fui criado por mi madre.
Mi abuela Nora Drayt murió antes de que yo naciese, y como madre también fue criado únicamente por su figura maternal, nunca conocí a mi padre de Avalia así como ella tampoco conoció al suyo, pero nunca le di importancia a ese detalle, con madre era más que suficiente para ser feliz.
— ¿Y qué hay de todas las amistades que has hecho? –Le pregunte.
—Deje de considerar tener una solo amistad en este pueblo tras lo que ocurrió hoy, nadie que se atreva a hacerle daño a mi hijo puedo considerarla como tal, aquí ya no tengo a nadie, solo me queda mi pequeño Roz –Contesto abrazándome en medio de sus palabras.
La decisión estaba tomada, mañana empacaríamos nuestras cosas y pasado mañana con el salir del sol nos iríamos de Windaz. Según madre conocía a alguien en un pueblo llamado Sota que podría rentarnos un cuarto para hospedarnos allí e instalarnos, y como ella tenía magia con habilidades curativas conseguir un empleo como sanadora estaba asegurado dado a que no había muchos que ejercían dicha profesión en ese lugar.
Nos fuimos a dormir temprano ese día, para el amanecer yo me levante para dar un breve vistazo por ultima a Windaz, dado que no era seguro recorrer el pueblo para mí (desde el intento de rostizarme vivo), me conforme con darle un vistazo desde el techo de mi hogar, no tenía la mejor vista pero me bastaba incluso para ver el cielo cómodamente desde allí.
—Desde el fondo, temía que algo como esto ocurriese, pero en esa visión era yo quien se marchaba buscando un nuevo comienzo.
Con las distantes y molesta mirada de los pobladores, este momento no era gratificante, tras 4 años no podría decir que voy a extrañar este lugar cuando me vaya, aunque siendo honesto aquí la he pasado mejor que en todos los orfanatos a los que fui criado en mi previa vida.
Tras un buen rato, baje del techo para encontrarme con madre empacando las cosas materiales livianas en morrales y el dinero que disponíamos en una bolsa de cuero, para nuestra desgracia tendríamos que dejar todos los muebles debido que no había manera de llevarla con nosotros sin una carreta para transportarla, literalmente comenzaríamos desde cero.
Para cuando todo estaba listo el sol se había ocultado, los dos nos disponemos a comer la última cena en Windaz con una atmosfera de sumo silencio. En ese instante, bajo el manto nocturno alguien golpea la puerta de forma violenta como si tuviera apuro, madre abre para encontrar a una joven bruja con un comunicado importante para dar.
— ¡Es una emergencia!, se ha reportado un enorme número de bandidos acercándose al pueblo, según parece pertenecen a los "Forajidos de Lars", son saqueadores que conforman en sus filas a variados ex-soldados y ex-mercenarios experimentados con algunos talentosos a la magia, ¡deben ir al hospital, allí hay un refugio subterráneo aguardando!.
Tras dar su aviso se retira con prisa para informar a otros, madre deja las pertenecías en el suelo y opta por ir al refugio lo más rápido posible tomando del hombro.
— ¡Espera!, tengo que buscar algo en mi cuarto y te alcanzo enseguida, adelántate mientras tanto –Le dije.
— ¡No hay tiempo!, ¡tenemos que ir al refugio cuanto antes! –Insiste madre rechazando mi petición.
— ¡Por favor!, entiende que lo que voy a buscar es algo importancia, significa mucho para mí.
—Entiendo, entonces te ayudare…
— ¡No!, tú tienes que ir al refugio cuanto antes, yo te alcanzare enseguida, no te preocupes por mí, siendo pequeña llamare menos la atención y si algo peligroso se acerca tengo mi "juguete" para defenderme, por favor mama… confía en mí.
Sus ojos denotaban preocupación, un amor incondicional por su hijo que le impedía separarse en momentos extremos, pero también no quería decepcionarlo, quería confiar y respetar la petición de su niño.
—Entiendo… pero por favor, ¡ven cuanto antes! –Pidió con ojos intranquilos.
—Lo se mama, no te preocupes –Le asegure con una confiable sonrisa.
Tan pronto ella marcho al hospital, me dirigí a mi cuarto buscando mi preciado "algo", no me demore mucho porque sabía dónde estaba, abrí el cajón del velador para recoger lo que en un principio lo había envuelto en una tela blanca a causa de la mudanza, pero ahora eso ya no tenía importancia.
Desenvolviéndolo porte en mis manos mi más reciente creación, una uzi de 9mm con cuatro cargadores listo para usarse, por la duda en la espalda de mi cintura llevaba la pistola y con estos dos salí de casa pero no para ir al refugio, sino para probar esta belleza en un conflicto real apostando mi vida en ello.
—Lo siento mama… voy a demorarme un poco más.
Continuara…