Alba se quedó helada
-¿Disculpe? ¿Cómo acaba de decir?
-Soy su padre y sé que está aquí así que déjame verla.- Julen se giró y miró alrededor pero Alba no estaba, así que tosió para que esta pareciera y se asomó por la esquina con una cara de terror.
-No se si Alba está en casa pero tampoco se si quiere verle a...
-Su padre.-Julen asintió.
-Sí eso... - Miró para atrás y vio a Alba negando, era un momento realemnete incómodo.- No, no está en casa.
-No seas tonto, niño, os oí hablar. ¿Crees que nací ayer?
-Estaba con mi novia.- Alba ocultó la risa que le daba pero a la vez se asombró de lo bien que sabía actuar aunque fuera en una situación de estrés.
-Por eso decía "quiero que hables con papá".-Decía el hombre empezando a cansarse de la situación.
-Yo no le digo los rollos que le gustan a usted, no me diga a mí los míos.-El hombre dio una palmada seca en la puerta pero Julen no demostraba miedo.
-¿!DONDE ESTÁ!? -Julen seguía sin moverse.-No me importa si tengo que pasar luchando contra ti.
-¿Qué esta pasando? ¿Quién es usted?-Dijo el padre de Alba justo acabando de aparcar el coche y saliendo del vehículo. Julen echó aire al fin tranquilo.
-Vaya, no me reconoces, viejo amigo.-Margaret iba detrás de él ya que Adrián iba bastante rápido.
-¿Qué crees qué haces? -Espetó Adrián.
-Vengo a por lo que me pertenece, todavía no la he visto.
-No se atreva a hablar de mi hija cómo si fuera un objeto.-Dijo Margaret entrando a la casa para abrazar a Alba la cual estaba detrás de Julen con la mirada perdida.
-Así que ahí está... -La miró de arriba a abajo.-Se parece a su madre, quién sabe quizá si le doy un cuerda...- Alba levantó la vista con sus ojos llenos de lágrimas y se acercó a aquel hombre.
-Me importa una mierda que seas mi padre o una mierda con piernas, pero vete a meter con tu puta madre.-Después de eso le pegó un puñetazo en la cara que hizo que se tambaleara.
-Lo lamentarás.-Alba ignoró sus palabras.
Margaret busco rápidamente el teléfono de la casa y marcó el número de la policía
-Así me gusta, hermanita -Entre Julen y Adrián pudieron pararlo y dejarle inmóvil hasta que vino la policía y se lo llevó.
-¿Cuándo volverá?- Dijo Alba con preocupación.
-Creo que pasará está noche en comisaría y ya...
-¿Y después?
-No se volverá a acercar.-Afirmó Adrián.
-¿Cómo sabemos eso? -Dijo Margaret.
- No lo sabemos, confiemos.
-Papá, creo que va siendo hora de que hablemos.-Dijo Julen
-¿Sobre...?
-Sobre mamá, sobre aquella noche, el hospital y todo lo que pueda ser útil.-Adrián en un momento parecía negado pero al final accedió.
-Sentaros, está será una larga historia...
-Quizá me debería ir... -Comentó Margaret.-Vamos Julen tengo ropa que colocar ayúdame.
-Está bien, mamá.- Julen se fue seguido de su madre quedando todo en un silencio incómodo.
-Vale Alba, hay tantas cosas, muchas ni siquiera están a mi alcance de compresión y no se más allá de lo que yo llegue a ver.
-Empieza por favor.
-Cuando tú naciste ya tenía la sospecha pero no dije nada luego pasó todo la que ya te contara aquel día en tu colegio y bueno luego sucedió lo de la fiesta.-Fijó su vista en un punto de la habitación y pareció recordar con claridad todo.- Cuando tenías cuatro años las familias ricas fuimos invitados a una fiesta, una bastante lujosa, se celebraba cada año pero era el primero en que te llevaba a ti y a tu madre aunque no estuve casi nada con ella sino con el señor Lancaster.
-¿Lancaster? ¿El padre de Daniela?
-Sí, el mismo, estuvisteis jugando toda la noche y con los hijos de los señores Motorola y Mondoñedo.- Alba abrió los ojos por la sorpresa.-Entonces ocurrió, os perdimos de vista pero no le tomamos importancia ya que a veces no os veíamos en un rato y luego volvías, pensábamos que estarías jugando... La señora Mondoñedo fue la primera en darse cuenta, comenzó a buscaros por todos lados pero no estabais, me asusté, me asusté mucho, llamamos a la policía y os comenzamos a buscar como locos, aquellos no eran simples chapuzas, créeme, pero gracias a los perros os encontramos en una furgoneta no muy lejos de donde se celebraba la fiesta, estabais desmayados y una ambulancia os llevo rápidamente a un hospital.- Unas lágrimas amenazaron con salir de los ojos de ambo. - No pude pensar en todo lo malo que te había pasado y no podía evitar verte sin sentir que todo había sido mi culpa y que debía mejorar, aunque eso significaría huir de ti, nunca encontraron a los culpables y debido al trauma que habías sufrido tu cuerpo creo una autodefensa denominada efecto Mandela que te hizo olvidarlo, luego volvieron todos los problemas y te tuviste que quedar con los abuelos y luego un tiempo conmigo hasta que te traje aquí y bueno acaba de pasar esto.- Alba colocó una mano sobre la pierna de su padre acercándose más a él.- He sido un horrible padre y he intentado mejorar pero solo te oculto cosas.
-Papá, hasta hace poco te consideraba un cabrón sin corazón, pero ahora... Ahora te quiero papá, por favor no me gusta que me ocultes este tipo de cosas así que si hay algo que no me has contado este es el momento...
-La marca de tu espalda, es una cicatriz de una quemadura que te hicieron aquella noche, que os hicieron...
-Gracias papá.-Alba abrazó a su padre, tendría que decírselo a los chicos cuanto ante.
Continuará...