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Chapter 68 - Capítulo 68: Su regreso inesperado (parte 2)

Las pupilas de Alexandra se contrajeron, su mandíbula se desencajó y sus ojos parecieron inundarse de lágrimas.

- ¿Jean...?

El hombre con cabello oscuro y ojos dorados se paró a unos pasos de Alexandra y Anthony, su mirada únicamente tenía a la niña en sus ojos, una suave sonrisa se extendió en sus labios y sus pupilas brillaron con ternura. Extendió suavemente sus brazos hacia la niña, esperando que se acercará a él.

Alexandra se quedó confundida por un momento, cuando dió un paso hacia el hombre sus pies parecían pesar una tonelada, sus ojos estaban inundados de brillantes lágrimas. Ella no supo cómo, pero al final puso hundirse en el abrazo del hombre, su cuerpo tembló incontrolablemente cuando empezó a sollozar y llorar en los brazos del hombre de ojos dorados.

Jean apretó el delgado cuerpo de su hermana entre sus brazos, le acarició el cabello con suavidad para consolarla. El corazón de Jean finalmente pudo calmarse al poder abrazar a su hermana pérdida. Casi dieciocho años sin verla le causó extremo dolor y tristeza. Al fin pudo verla otra vez, esto le hacía extremadamente feliz.

\(◎o◎)/ (La cara de Anthony al ver esa emotiva escena)

•́ ‿ ,•̀ (La cara de los lectores al leer esta escena)

(^∇^)ノ♪ (La cara de la autora [yo] en este momento)

El tiempo pasó lentamente, Alexandra finalmente dejó de llorar, pero se aferraba a los hombros de Jean como si temiera que desapareciera al segundo siguiente. Jean la dejó hacer lo que quisiera, no hablo y simplemente le acarició la cabeza con cariño.

- ¿A mí no me extrañaste? - Gabriella frunció sus labios y miró a Jean como si fuera su peor enemigo al acaparar la atención de su prima. (ಠ_ಠ)━☆゚.*・。゚

Alexandra levantó la mirada suavemente, al encontrarse frente a frente con los iris verde limón de Gabriella, sonrió suavemente y puso los ojos en blanco.

- Orden de importancia. Espera tú turno - Alexandra giró la cabeza para no mirar a Gabriella y se enterró una vez más en el pecho de Jean.

(╯ರ ~ ರ)╯︵ ┻━┻ Gabriella pisoteo con expresión malhumorada. Decidió ignorar a ese par de hermanos y centro su atención en el hombre detrás de Alexandra, que tenía una expresión espantada como si hubiera visto un fantasma. Las facciones del hombre eran encantadoras e imponentes, sus ojos eran color rojo pero eran de un rojo demoníaco, y su cabello negro tenía las puntas de color rojo sangre. A simple vista parecía un vampiro de sangre pura, pero Gabriella pudo determinar que el aura que emanaba ese hombre era más sombría y amenazante.

- Buenas noches, Señor - Gabriella habló con indiferencia y dio un paso para estar más cerca del hombre.

- Buenas noches, ¿señorita...? - Anthony inclinó su cabeza con intriga parpadeando en sus ojos.

- ... Gabriella, Gabriella Osborne - Gabriella extendió su mano, que fue apretada por el hombre en un segundo - Es un placer conocerle, ¿señor...?

- Anthony Levy - Anthony sonrió fríamente.

- Usted no es un vampiro, ¿verdad? - los ojos de Gabriella brillaron con astucia.

- Lady Gabriella Osborne tiene una vista aguda. La verdad es que no soy un vampiro - Anthony se encogió de hombros con indiferencia.

- Ya veo. Es un mestizo - Gabriella asintió con comprensión y un extraño rayo de luz se reflejó en sus pupilas.

- Alex ¿no dijiste que tenías hambre? - Anthony se cruzó de brazos y observó fijamente a la niña que todavía se aferraba al hombre de ojos dorados.

- Si tanto quieres ver a Ashley, ¿quién te está deteniendo? - Alexandra se separó de Jean y miró a Anthony burlonamente.

- Ya quisieras. La bruja sirena es capaz de matarme si llego sin ti a la mansion - Anthony puso los ojos en blanco - Además este no es buen lugar para su emotiva reunión...

Alexandra se rió suavemente ante el comentario de Anthony, se giró para observar a su hermano y a su prima y les sonrió suavemente:

- Vamos, de verdad tengo hambre.

Jean asintió y sonrió mientras despeinaba el cabello de Alexandra.

Los cuatro empezaron a caminar a través del oscuro bosque, que volvió a cantar su melodía nocturna, que ahora sonaba muy relajante y tranquila.

Quince minutos más tarde, Jean pudo ver ante sus ojos una hermosa mansión, estaba completamente iluminada y en la puerta estaba parada una mujer de mediana edad con expresión afable. Detrás de la mujer había una pareja de jóvenes, un muchacho de cabello castaño con expresión cortés, y una chica con hipnotizante apariencia con ojos color azul, ella llevaba una expresión indiferente, lo que solo la hacía ver más hermosa.

- Vania, la traje sana y salva - Anthony sonrió juguetonamente a la chica de ojos azules.

- Más te vale - Vanessa ni siquiera le dió una mirada a Anthony, se encogió de hombros y fijó su mirada en Alexandra - ¿Estás bien? Esa cosa hizo tanto ruido, debió aturdirte estando tan cerca de ti.

- Mmm casi me rompe los oídos. Odio a esas cosas. Pero estoy bien - Alexandra le sonrió suavemente a Vanessa y se encogió de hombros.

- ¿Tu hermano? - Vanessa observó brevemente a Jean que estaba detrás de Alexandra.

- ¿Es tan obvio? - Alexandra parpadeó confundida hacia Vanessa.

- Claro que sí. Los iris dorados son muy extraños en este imperio, además su rostro es como una versión masculina del tuyo - Vanessa rió disimuladamente - Tu cara me dice que tienes hambre. Vengan adentro.

Vanessa y Marc, que le abrazaba la cintura, se dieron la vuelta y entraron tranquilamente en la casa. Zemira miró brevemente a la mujer de iris verde limón, sus pupilas se contrajeron por un segundo, pero rápidamente se recuperó, se giró hacia Alexandra y asintió suavemente antes de darse la vuelta y entrar detrás de su hijo.