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—Sabby, mi... hija... Siento que no me queda mucho tiempo... Siempre... recuerda que te quiero mucho... a ti y a tu hermano, Enzo —Alberto habló con su tono débil.
—No, papá. No digas eso —Sabrina sostuvo la mano de su padre fuertemente, negando con la cabeza—. Te vas a recuperar...
Alberto la miró con tanto amor. A pesar de sentirse débil, logró esbozar una sonrisa.
—Estoy tranquilo sabiendo que Dominique está a tu lado. ¿Dónde está? Quiero hablar con él...
—Claro, papá —Sabrina sacó su teléfono y marcó un número.
—Papá, él no está contestando el teléfono, quizá esté ocupado ahora mismo. No te preocupes, iré a la empresa.
Un momento después, en la oficina de Dominique.
El hombre estaba sentado en el sofá, leyendo un documento en su mano. Parecía estar perdido en sus pensamientos.
—¡Dom! —Su voz hizo que Dominique volviera al presente.
Dominique levantó la cabeza y se sorprendió al verla. Se levantó de su asiento para enfrentarla.
—¿Cómo ha estado sintiendo tu padre últimamente? —preguntó.
Sabrina tomó un profundo suspiro, la tristeza evidente en sus ojos.
—Ha estado un poco débil... Su salud está decayendo constantemente. El médico dijo que tenemos que prepararnos para lo peor. Quiere verte y hablar contigo.
Dominique soltó una risa sarcástica al escuchar eso como si se regocijara.
Sabrina quedó estupefacta por unos segundos al observar la extraña reacción de Dominique. Por primera vez, vio el comportamiento distante y frío de su esposo.
—¿Qué pasa, Amor? —Sabrina le preguntó confusa, la confusión mezclada con su creciente sensación de ansiedad.
Dominique nunca la había tratado así antes. Siempre había sido considerado y gentil.
Sin pensarlo dos veces, Dominique le entregó un montón de papeles, su expresión seria y calculadora.
—Firma esto —dijo con firmeza.
—Amor... ¿Qué es esto? —Ella le sonrió ansiosamente—. ¿Qué tipo de broma es esta? No es gracioso.
—Quiero un divorcio —declaró Dominique.
El aliento de Sabrina se atascó en su garganta, una oleada repentina de shock resurgiendo en su rostro.
—¿Por qué? ¿Por qué haces esto? ¿Hice algo mal? —Sabrina se quedó inmóvil.
Mientras tanto, Dominique sonrió con desdén, revelando sus verdaderos motivos.
—Simplemente porque... ya me cansé de ti —añadió, sus ojos burlándose de ella.
—El viejo se está muriendo y ya adquirí toda la riqueza de tu familia. Ya no me sirves.
—¿Qué-Qué dijiste? —Ella tartamudeó en negación mientras negaba con la cabeza vehementemente—. ¿Qué pasó con tus promesas? Me dijiste que me querías. ¡Lo sentí! ¿Todo fue mentira?
—¡Pum!
Antes de que Dominique pudiera responderle, la puerta de la oficina se abrió de golpe. Sasha, la seductora secretaria de Dominique, entró en la sala.
—Cariño, ¿la señora Smith ya terminó de firmar los papeles de divorcio? —Ella sonrió a Sabrina de forma provocadora.
Al llegar al lado de Dominique, Sasha enlazó sus brazos alrededor de él, declarándose orgullosamente como su amante.
Los ojos de Sabrina se abrieron de par en par, cerrando los puños. —¿Estás teniendo un affair con tu secretaria?!
Sin romper el contacto visual, Dominique colocó su mano en la cintura de Sasha y respondió, —Sí.
¡Slap!
Sabrina logró asestarle una bofetada nítida en la mejilla derecha a Dominique. El sonido fuerte resonó en la habitación.
Dominique simplemente la miró fríamente y apretó los dientes en respuesta, su mano frotando el lugar donde había sido golpeado.
—¡Dominique, cómo pudiste! —exclamó Sabrina.
Una bofetada no bastaba para saciar la furia de Sabrina, así que lanzó varios puñetazos furiosos contra él, golpeando el pecho de Dominique en un acceso de rabia descontrolada. Aunque Dominique era quien recibía sus golpes, ella era quien sufría dolor.
—¡Aléjate de él, perra! —exclamó Sasha.
Sasha se adelantó, separándola de Dominique. Ella agarró el cabello de Sabrina.
Desde que Sasha intervino, Sabrina le devolvió el golpe tirando del cabello de Sasha también.
—¡Deja de lastimar a Sasha! —Dominique empujó a Sabrina con fuerza lejos de Sasha. Ella golpeó la pared con un fuerte golpe.
—¡Argh! —Sabrina gimió de dolor, pero intentó mantenerse firme.
Sabrina desvió la mirada entre Dominique y Sasha.
—Ríanse de mí todo lo que quieran. ¡Está bien! Pero no esperen que coopere. Sasha se quedará como amante mientras yo viva —los provocó por última vez antes de salir corriendo de la oficina.
Al correr hacia el pasillo, de repente Sabrina se sintió mareada. Pronto, el mundo de Sabrina parecía girar fuera de control. Y con un fuerte golpe, se desplomó al suelo, quedando inconsciente.
—Señor, su esposa se desmayó en el pasillo —un empleado informó a Dominique y Sasha.
Dominique estaba a punto de ir a comprobar su estado pero Sasha lo detuvo.
—Tienes una reunión de emergencia con la junta directiva. Déjame cuidar de ella —dijo ella.
Dominique dudó por un momento.
—Está bien. Llévala al hospital —ordenó Dominique.
*****
Poco después, en el hospital.
—Señorita, no se preocupe por la señora Smith. Se desmayó porque está embarazada —el médico compartió alegremente la buena noticia con Sasha.
La cara de Sasha se volvió pálida en el momento en que escuchó eso.