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Medio día paso desde que Vanessa se había desmayado, ella seguía durmiendo tranquilamente con Marc a su lado, totalmente ajenos a la tormenta que se había formado en el primer piso.
La familia Willows había llegado a la mansión Frank, pero se encontraron de frente con la familia de vampiros de sangre pura, Jessica le había gritado a Juliana tan fuerte que podría haberle roto el tímpano, Milo observó con desdén y desprecio a la familia de sirenas y Samantha había lanzado un jarrón de porcelana a la madre de Juliana, Tiana lo esquivo por poco y no pudo evitar fruncir el ceño.
- ¡Ya basta! - Caitlyn gritó fuertemente, su voz drenada de calor humano y solo conteniendo irá e irritación provocó que las dos familias pararan en seco su pelea.
- Gracias, Lynlyn - le dijo Alexandra a la bruja negra que de inmediato volvió a ser ella misma - ¿Se dan cuenta de que actúan como salvajes? - Alexandra miró fríamente a las dos familias, la pequeña Rebecca se encogió de miedo ante la mirada de esa mujer.
- Adelaida, ¿no lo entiendes? ¡Esa mujer le causó la desgracia a mi hermana mayor! - los ojos de Jessica lanzaban rayos.
- Jess, ya es suficiente. ¿Quisieras desahogarte lejos de esta casa? Tú energía negativa le va a hacer daño - Alexandra frunció los labios con desagrado, lo que causó que Jessica callara y agachara su cabeza.
Alexandra desvió su mirada hacia la sirena más joven, Rebecca palideció e intentó esconderse en el vestido de su madre. Al ver esto, Alexandra rió suavemente y su rostro se relajó gradualmente.
- No muerdo, pequeña. No tengas miedo. Tal vez tú puedas explicarme lo que ocurre aquí.
La voz de Alexandra era extremadamente suave y melodiosa, su tono persuasivo y tranquilizador ánimo a Rebecca a mirar directamente a sus ojos, la niña quedó impresionada por la belleza y profundidad de esos ojos dorados.
- Me... me llamo Rebecca... Papá dijo que veníamos a buscar a una hermana mayor muy bonita...
La angelical voz de la niña era como la brisa de primavera, logró conmover a Milo y Samantha.
- ¿Es así?... Mmmm... ¿Y quien es la hermana mayor? - Alexandra siguió preguntando suavemente a la niña, quién se le acercó tímidamente unos cuantos pasos.
- La hermosa hermana mayor tiene cabello de castaña y ojos azules como manantial puro - Rebecca dijo levantando sus brillantes ojos hacia Alexandra y sonriendo dócilmente - ... la hermana mayor tiene mucha magia y su expresión asusta...
- ¿Asusta? - Alexandra soltó una suave carcajada - Si asusta cuando está de mal humor.
Rebecca asintió reiteradas veces y se acercó más a Alexandra.
- ¿Usted conoce a la hermana mayor?
Alexandra se agachó para estar un poco a la altura de la niña, su amable sonrisa era como una rosa recién florecida.
- Es mi prima. ¿Verdad que no nos parecemos en nada?
- No se parecen... Hermana linda es más amable...
Alexandra le despeino un poco el cabello con una suave sonrisa que iluminaba sus ojos, esa era una de sus debilidades, los niños lograban ablandar su corazón fácilmente.
- ¿Te gustan los gatos?
- Mamá dice que no puedo tener mascotas - Rebecca levantó su carita con algo de tristeza.
- Miau.
[¡¿Qué está haciendo?! ¡Ni se le ocurra!]
Alexandra le envío una mirada burlona a Stella mientras pronunciaba palabra por palabra con su suave voz:
- Puedes jugar con Stella, es mi gata, a veces creo que duerme mucho y se divierte poco.
- Miau.
[¡Nooo! ¡Piedad, ama!]
- ¿De verdad puedo? - el tierno rostro de Rebecca se iluminó como una noche estrellada.
- Adelante - Alexandra se burló internamente, ésta sería su venganza por haberla delatado, ella sabía que a Stella no le gustaban los niños, por eso cuando vio llegar a la pequeña Rebecca empezó a maquinar su plan de venganza, internamente se reía malvadamente.
Rebecca abrazo cariñosamente las piernas de Alexandra y corrió detrás del gato, logró agarrarlo y se lo llevo para jugar en la habitación que le había señalado Alexandra. Los ojos de Stella estaban lagrimosos y miró una última vez a su despiadada ama, antes de hundirse en el mundo sin salida de ser atrapada por un niño...
Ashley no pudo aguantar la carcajada al ver la expresión del gato.
- ¿Sabes que hasta yo puedo escuchar a su alma gritar de agonía? - Ashley sonrió divertida - ¿Qué te hizo para merecer algo así?
- Traicionarme tiene un precio, a todo pavo le llega su noche buena - la expresión de Alexandra se volvió calculadora, un rostro completamente distinto al que le había mostrado a la pequeña Rebecca.
- A veces no sé que tienes en la cabeza - Ashley sacudió la cabeza mientras controlaba su risa.
- Yo tampoco te entiendo, Ash. ¿Qué le viste a ese demonio?
- Lo mismo que tú al Lord. Alexandra.... ese nombre te sienta mejor, es más fácil llamarte Alex ¿no crees?
- Puedes llamarme como quieras. En realidad me tiene indiferente.
- ¡Todo te es indiferente! Todo excepto el Lord - Ashley se burló un poco más de ella, antes de darse la vuelta y seguir el camino hasta la puerta al sótano en el fondo de un pasillo junto a las escaleras de la casa, en el sótano estaba su madre quien estaba refinando un elixir de curación para Vanessa, Ashley se unió a ella para ayudarla.