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Chapter 8 - Capítulo 8: Bruja mestiza (parte 2)

- Gracias - respondió Adelaida antes de sorber el vaso entero.

- ¿Adela? - preguntó nerviosamente Jessica - ¿Estas bien?

- Si, ¿por qué?

- ¿Qué le pasó a las ventanas? ¿Sabes que fue? - preguntó Vanessa cautelosamente.

- Eso tiene solución.

Después de que Adelaida dijera eso, de repente los cristales esparcidos en el suelo empezaron a levitar, se juntaron y empezaron a armar la ventana nuevamente. Milo y Samantha pálidecieron de la sorpresa, Jess y Vania abrieron los ojos de par en par, el Señor Edward sonrió casi imperceptiblemente, la sacerdotisa Elena también estaba sorprendida por la habilidad de la brujita.

Adela arreglo la ventana tranquilamente, como si fuera lo más natural del mundo, y en realidad así lo veía ella, extrañamente no le sorprendía su poder de bruja, lo que si la sorprendía era que su familia la miraba como si no la conocieran.

- ¿Por qué me miran tanto? ¿Tengo algo en la cara o algo así?

- Miau.

[Creo que están sorprendidos de sus poderes ama]

El rostro de Adela palideció hasta quedar sin color alguno, ella miró con su mirada nerviosa hacia Stella, sus labios temblaban ligeramente.

- Miau.

[Ama, ¿estas bien?]

- ¡Aaaahhhhhh! ¡¡¡¡Tía Samantha!!!!

Adelaida brinco de la cama con una mirada aterrada, corrió hacia su tía y se refugió en sus brazos.

- Miau.

[Ama, ¡no huyas de mi!]

- ¡¡Aléjate!!

Adelaida corría aterrada del gato que intentaba acercarse a ella, después de correr hacia su tía y ver que el gato que hablaba todavía la seguía, corrió en dirección a su tío con la esperanza de que la ayudará, pero el gato aún la seguía, mientras intentaba escapar tiro sin querer un jarro de vidrio, se rompió en pasados.

- ¡Miau¡

[¡Ama! ¡Cuidado! ¡Te podrías cortar!]

Adelaida corrió desesperada por la habitación, de repente un musculoso brazo la retuvo, en un segundo ella estaba en el aire, en los brazos de Edward que la miraba con preocupación.

- ¿Qué te sucede?

- El... el gato...

- ¿Qué sucede con el gato?

- El gato... el gato habla...

- Miau.

[¡No hagas eso ama! Sólo tú puedes entenderme, ellos solo me escuchan maullar]

- Interesante - dijo de repente la sacerdotisa Elena con una sonrisa tensa en sus labios.

- ¿Qué le sucede? - preguntó Samantha - ella adora a Stella, jamás habría corrido así de ella...

- No puedo creer que haya sido capaz de crear un vínculo amo-esclavo con el gato - dijo la sacerdotisa Elena mirando fijamente a la niña en brazos del Señor Edward.

- ¿Un vínculo amo-esclavo? ¿Esos no son impuestos sólo por nosotros los vampiros? - intervino Milo mientras miraba con duda a la sacerdotisa.

- Los vínculos pueden ser impuestos por cualquier criatura, incluso por los humanos normales. El vínculo amo-esclavo de las brujas solo se desarrolla entre la bruja y un animal. Aunque una bruja mestiza puede imponerlo en un humano, un hombre lobo e incluso en un vampiro, dependiendo de su poder.

- ¿Qué quiere decir? - preguntó Vania.

- Quiere decir que puede entender lo que dice el gato, podrá sentir si está en peligro y los sentimientos del gato, además de poder tomar posesión de la mente del gato en situaciones extremas. Jamás vi a ninguna bruja que pudiera crear un lazo a tan temprana edad.

Adelaida seguía en los brazos del Señor Edward, le apretaba el cuello con sus delicadas manos, miraba al gato con temor.

- Miau.

[Ama, no voy a hacerte daño, lo juro. No tengas miedo de mi. Sólo quiero estar contigo]

Después de respirar un poco, Adela se dio cuenta de que el gato no le haría daño, aunque era extraño que pudiera hablar con el gato, para ella era claro que la única que podía escucharlo era ella, después de respirar profundamente por un rato pidió tímidamente:

- Ya... ya puedes bajarme, Señor Edward...

- ¿Estas segura?

- Si, ya estoy bien...

A Edward le desagradaba la idea de soltar el delgado cuerpo de Adelaida, se sentía extremadamente cómodo cargandola en sus brazos, le resultaba extraño tener ese sentimiento, sobre todo porque para él las mujeres eran únicamente una fuente de alimento y para satisfacer sus necesidades carnales, jamás se había sentido así en presencia de una mujer, bueno... en realidad si lo había sentido antes, pero esa persona lo había rechazado y además esa mujer ya había muerto, al menos eso creía todo el mundo. Edward bajó a Adelaida de mala gana, la jovencita de inmediato se acercó al gato y lo abrazo tiernamente.

- Lo siento Stella, estaba confundida, pero ya no lo estaré, te lo prometo.

- Miau.

[Ama, ama, de verdad gracias, jamás te traicionaré, lo juro]

Adelaida se giró de repente al jarrón quebrado, con un movimiento de su mano el jarrón empezó a reconstruirse hasta quedar en su estado original, se estaba acostumbrando a eso, tálves era un don natural en ella, había descubierto sus poderes hace tan solo dos horas, y ya casi los dominaba por completo, se preguntó lo que haría si supiera hechizos complejos como las sacerdotisas o curanderos que eran brujas blancas, se preguntó si ella era una bruja blanca u otro tipo de bruja.

***

Dos días después.

Milo caminaba de un lado a otro de la biblioteca ante la mirada de su esposa, estaba pensando profundamente en que decisión tomar sobre su sobrina.

- Ella puede controlar su magia perfectamente, no creo que sea necesario enviarla con la sacerdotisa Elena - dijo Samantha mirando con atención a su esposo.

- Ya lo sé pero eso no es lo que me preocupa.

- Entonces ¿qué es?

- Me preocupa el Señor, querida, el Señor le ha puesto los ojos encima a nuestra sobrina.

- ¿A qué te refieres?

- Ayer cuando fui a despedirlo me dijo algo que me desconcertó.

- ¿Qué te dijo?

Milo empezó a recordar su conversación con el Señor:

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Cuando salió para despedir al Señor con el mayordomo Dylan, Milo sintió curiosidad por la actitud protectora de Edward hacia su sobrina, teniendo en cuenta que Adelaida lo rechazaba y lo insultaba una y otra vez.

- Señor, le agradezco todo su apoyo y preocupación por mi familia, de verdad me honra pero, debo preguntar, ¿por qué lo hace?

El Señor Edward no cambio su expresión, seguía con la expresión tranquila de siempre, con su voz normal y sin rastro de emoción dijo:

- ¿No es claro todavía? La he cuidado desde que la conocí hace cuatro años, ¿cree, Duque Hunt, que haría eso por cualquiera? Déjeme explicarle una cosa, y espero que me entienda, si la protejo es por una sola razón, una sola ¿entiende?

- Pero ella es una niña.

- No para siempre. En cuatro años será mayor de edad y ya no será una niña. Es mejor que no se atraviese en mi camino, odiaría que algo malo le sucediera a su familia.

Con esas palabras el Señor Edward subió a su carruaje, dejando a Milo pálido de preocupación por su sobrina...

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