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Chapter 11 - cap. 9

Me abrí paso entre la gente de los videojuegos, pasando el mostrador de los premios y los baños. Cuando pude ver las mesas de fútbol, Vee no estaba en ninguna de ellas y tampoco Elliot ni Jules.

-"Parece que se fueron"- Dijo Patch. Sus ojos debieron sostener un poquito de diversión. Pero tratándose de Patch, podría haber sido algo completamente diferente. -"Parece que necesitas a alguien que te lleve."-

-"Vee no me dejaría"- Dije, parada de puntas para ver sobre el gentío. -"Probablemente estén jugando tenis de mesa."-

Yo recorrí por todos lados mientras Patch me seguía, tomándose una soda que había comprado en el camino. Él se ofreció a comprarme una, pero en mi actual estado, no estaba segura de poder tolerarla.

En el tenis de mesa no había ninguna señal de Vee ni Elliot.

-"Quizá estén en las maquinas de pinball"- Sugirió Patch. Definitivamente él se estaba burlando de mí.

Sentí que mi rostro se ponía un poco rojo. ¿Dónde estaba Vee? 

Patch sostuvo en alto su soda -"¿Segura que no quieres tomar algo?"-

Miré a la soda y luego a Patch. Solo porque mi sangre se calentara de solo pensar en poner mi boca donde estuvo la suya, no significaba que tenía que decirle.

Busqué en mi bolso y saqué mi celular. La pantalla de mi teléfono estaba negra y se rehusaba a encender. No entendía como la batería estaba muerta cuando la había cargado justo antes de salir. Presioné una y otra vez el botón de encendido, pero nada pasó.

Patch dijo -"Mi oferta sigue en pie."-

Pensé que estaría más segura si algún extraño me llevara. Todavía estaba agitada con lo que había pasado en el Arcángel y no importaba cuantas veces intentara olvidarlo, la imagen de caer se repetía en mi cabeza. Me estaba… cayendo y luego la ronda había terminado. Así de simple. Era la cosa más aterradora por la cual había pasado. Casi tan aterradora como el hecho de que yo fui la única que lo notó. Ni siquiera Patch, que estaba justo al lado mío.

Me di en la frente con la palma de mi mano. -"Su auto. Probablemente ella me estaesperando en el estacionamiento."-

Treinta minutos después había recorrido todo el estacionamiento. El Neon se había ido. 

No podía creer que Vee se había ido sin mí. Tal vez había pasado alguna emergencia y no tenía ninguna forma de saberlo porque no podía verificar los mensajes de mi celular. 

Traté de mantenerme tranquila, pero si ella me había dejado, tenía una amplia cantidad de coraje hirviendo a fuego lento y lista para rebosar 

"¿Alguna otra opción?"- Preguntó Patch.

Mordí mi labio considerando mis otras opciones. No tenía ninguna otra opción. 

Desafortunadamente, no estaba segura de estar lista para aceptar la oferta de Patch. En un día ordinario, él emanaba peligro. Esta noche había una potente mezcla de peligro, amenaza y misterio.

Finalmente resoplé y recé por no estar a punto de cometer un error.

-"Me llevarás directo a casa"- Dije. Sonó más como una pregunta que como una orden.

-"Si eso es lo que quieres."-

Estuve a punto de preguntarle a Patch si él había notado algo extraño en el Arcángel, pero me detuve. Estaba demasiado asustada para preguntar. ¿Qué pasa si no me había caído? ¿Qué pasa si lo había imaginado todo? ¿Qué pasa si estaba viendo cosas que en realidad no estaban pasando? Primero el chico con la máscara de esquiar. Ahora esto. 

Estaba bastante segura que el que Patch me estuviera hablando a través de la mente era real, pero no estaba segura de lo demás.

Patch siguió pasando unos cuantos espacios del estacionamiento. Una lustrosa motocicleta negra descansaba en su soporte. Él se sentó en ella e inclinó su cabeza hacia el asiento tras él. -"Móntate."-

-"Vaya. Linda moto"- Dije. Lo cual era una mentira. Parecía como una lustrosa trampa mortal. Nunca antes había montado una motocicleta. Nunca. No estaba segura de que en esta noche quisiera cambiar eso.

-"Me gusta la sensación el viento en mi cara"- Continué, esperando que mi bravuconería disimulara el terror que me causaba el moverme a una velocidad mayor de sesenta y cinco millas por hora sin nada interponiéndose entre mi y la calle.

Solo había un casco, negro con la visera teñida, y él me la ofreció.

Tomándola, balanceé mi pierna sobre la moto y me di cuenta de lo insegura que me sentía sin nada más que una estrecha silla debajo de mí. Deslicé el casco sobre mis rizos y lo abroché bajo mi mentón.

-"¿Es difícil conducirla?"- Pregunté. Lo que en realidad quería decir era, ¿Es segura?

-"No"- Dijo Patch, contestando mis dos preguntas, la que dije y la que no dije. Él rió por lo bajo. -"Estás tensa. Relájate."-

Cuando él salió del estacionamiento, la explosión de movimiento me sobresaltó; había estado aguantándome de su camisa, teniendo entre mis dedos la cantidad de tela necesaria para mantenerme en balance. Ahora envolví mis brazos alrededor de él, en un abrazo de oso al revés.

Patch aceleró en la autopista y mis caderas se apretaron contra él. Deseé ser la única en haberlo notado.

Cuando llegamos a mi casa, Patch detuvo la motocicleta frente a mi casa, que estaba toda cubierta de neblina, apagó el motor y se bajó de ella. Yo me deshice del casco, balanceándolo cuidadosamente en el asiento frente a mi, y abrí la boca para decir algo como Gracias por llevarme, te veo el lunes.

Las palabras se disolvieron cuando Patch cruzó la calle y subió los escalones del balcón.

No pude comenzar a especular que él estaba haciendo. ¿Llevándome hasta la puerta?

Algo sumamente improbable. Entonces… ¿Qué?

Subí al balcón después de él y lo encontré en la puerta. Observé, dividida entre confusión y creciente preocupación, mientras él sacaba de su bolsillo un juego de llaves bastante familiar e insertaba la llave de mi casa en la cerradura.

Yo bajé mi bolso de mi hombro y abrí el compartimiento en donde guardo las llaves. Ellas no estaban allí.

-"Devuélveme mis llaves"- Dije, desconcertada por no saber cómo mis llaves habían parado en su posesión.

-"Se te cayeron en los videojuegos cuando estabas buscando tu celular"- Dijo él.

-"No me interesa en dónde las tiré. Devuélvemelas."-

Patch levantó sus manos, clamando inocencia, y se alejó de la puerta. Recostó un hombro contra los ladrillos y me observó acercarme hasta la cerradura. Intenté girar la llave, pero no se movió.

-"La atacaste"- Dije, moviendo la llave. Me alejé un paso. -"Adelante. Inténtalo. Está atorada."-

Con un agudo click, él giró la llave. Con la mano puesta en el picaporte, él arqueó sus cejas como diciendo ¿Puedo?

Tragué, enterrando una oleada de mutua fascinación e intranquilidad. -"Vete. No vas a entrar. Estoy sola en casa."-

-"¿Toda la noche?"-

Inmediatamente me di cuenta de que eso no había sido la cosa más inteligente para decir. -"Dorothea vendrá pronto."- Eso era mentira. Hacía tiempo que Dorothea se había ido. Era casi media noche.

-"¿Dorothea?"-

-"La señora que limpia. Ella es vieja, pero fuerte. Muy fuerte."- Intenté pasar y dejarlo atrás, pero no pude.

-"Suena aterrador"- Dijo, sacando la llave de la cerradura y ofreciéndomela.

-"Ella puede limpiar un inodoro por dentro y por fuera en menos de un minuto. Más que aterrador." Tomando la llave, pasé por su lado con toda la intención de cerrar la puerta entre nosotros, pero cuando lo iba a hacer, Patch se paró bajo el umbral, con sus brazos puestos en cada lado del marco.

-"¿No me vas a invitar a entrar?"- Preguntó sonriendo.

Yo pestañeé. ¿Invitarlo a entrar? ¿A mi casa? ¿Estando yo sola?

Patch dijo -"Es tarde."- Sus ojos me siguieron de cerca, reflejando un caprichoso brillo. -

"Debes de tener hambre."-

-"No. Sí. Digo, sí, pero…"-

De repente, él estaba adentro.

Yo retrocedí tres pasos; él cerró la puerta, empujándola con su pié. -"¿Te gusta la comida mexicana?"- Preguntó.

-"Yo…"- ¡Me gustaría saber qué estas haciendo dentro de mi casa!

"¿Tacos?"-

-"¿Tacos?"- Repetí.

Esto pareció divertirlo. -"Tomates, lechuga, queso."-

-"¡Sé lo que es un taco!"-

Antes de que pudiese detenerlo, cruzó la habitación a grandes zancadas y al final del pasillo, se dirigió a la izquierda. A la cocina.

Fue hasta el fregadero y abrió el grifo mientras frotaba jabón hasta la mitad de sus brazos. Aparentemente se estaba sintiendo como en casa porque primero fue a la despensa, buscó en la nevera, sacó productos de aquí y allá (salsa, queso, lechuga y tomate) y luego buscó en las gavetas hasta encontrar un cuchillo.

Sospeché que estaba a mitad de camino para entrar en pánico por la imagen de Patch sosteniendo un cuchillo, cuando algo más capturó mi atención. Me adelanté dos pasos y miré a mi reflejo en uno de los sartenes que colgaban en el estante de ollas. ¡Mi pelo! 

Parecía como si una planta rodadora gigante hubiese rodado hasta mi cabeza. Tapé mi boca con una mano.

Patch sonrió. -"¿El rojo de tu cabello es natural?"-

Yo me le quedé mirando. -"No tengo pelo rojo."-

-"Odio ser el que te de la noticia, pero es rojo. Podría prenderlo en fuego y no se pondría más rojo."-

-"Es marrón."- Está bien, tal vez tenía una pequeñísima, la cantidad más infinitesimal de castaño rojizo en mi pelo. De todas formas,seguía siendo morena. -"Es la luz"- Dije.

-"Sí, quizá sean las bombillas."- Su sonrisa llegó a ambos lados de su cara y un hoyuelo apareció.

-"Regreso en seguida"- Dije, saliendo de la cocina a toda prisa.

Subí por las escaleras y recogí mi pelo en una coleta. Resuelto ya eso, me puse a pensar. 

No estaba del todo cómoda con la idea de Patch vagabundeando por mi casa… y armado con un cuchillo. Y mi mamá me mataría si se entera que dejé entrar a Patch cuando Dorothea no estaba.

-"¿Podemos dejar esto para otro momento?"- Pregunté luego de que dos minutos más tarde lo encontrara trabajando duramente en la cocina. Puse una mano en mi estómago, señalando que me estaba molestando. -"Me siento algo mareada"- Dije. -"Creo que fue por la moto."-

El paró de cortar con el cuchillo y me miró. -"Casi termino."-

Noté que él había cambiado el cuchillo por una más grande y afilado.

Como si él tuviera una ventana a mis pensamientos, sostuve el cuchillo en alto y lo examinó. La hoja brillaba bajo la luz. Mi estómago se contrajo.

-"Baja el cuchillo"- Le ordené con calma.

Patch dejó de mirar al cuchillo, me miró y luego volvió a mirar al cuchillo. Luego de un minuto, lo bajó frente a él. -"No te voy a lastimar, Nora."-

-"Eso es… tranquilizador"- Logré decir, pero mi garganta estaba tensa y seca.

Él hizo girar el cuchillo, con el mango señalando hacia mí. -"Ven aquí. Te voy a enseñar cómo hacer tacos."-

No me moví. Había una chispa en sus ojos que me hacía pensar que debería estar asustada… y lo estaba. Pero ese miedo era igualmente atractivo. Había algo extremadamente inquietante al estar cerca de él. En su presencia, no podía confiar en mi misma.

-"¿Qué tal… un trato?"- Su rostro estaba bajo, ensombrecido, y me observó tras suspestañas. El efecto fue una impresión de honradez. -"Ayúdame a hacer tacos y contestaré algunas de tus preguntas."-

-"¿Mis preguntas?"-

-"Creo que sabes a qué me refiero."-

Sabía exactamente a qué se refería. Me estaba dando la oportunidad de saber un poco sobre su mundo privado. Un mundo en donde él podía hablar a través de mi mente. Otra vez, él supo exactamente qué decir, en el momento correcto.

Sin decir palabra, me moví al lado de él. El deslizó el picador hasta colocarlo en frente mío.

-"Primero"- Dijo él, parándose detrás de mi y poniendo sus manos sobre la encimera, justo a lado de las mías, "escoge un tomate." Él agachó su cabeza para que su boca estuviera en mi oído. Su aliento era tibio y hacía cosquillas en mi piel. -"Bien. Ahora, agarra el cuchillo."-

-"¿El chef siempre tiene que estar así de cerca?"- Pregunté sin estar segura si me gustaba o me asustaba el revoloteo que su cercanía causaba dentro de mi.

-"Cuando él esta revelando secretos culinarios, sí. Agarra el cuchillo bien."-

"Eso hago."-

-"Bien."- Alejándose, él me miró cuidadosamente, como inspeccionando cualquier imperfección. Sus ojos me recorrieron de arriba a bajo y de aquí a allá. Por un desconcertante momento, pensé ver una secreta sonrisa aprobatoria. -"El cocinar es algo que no se aprende"- Dijo. -"Es innato. Es algo que tienes o no. Como la química. ¿Crees que estas lista para química?"-

Yo presioné el cuchillo hasta atravesar el tomate, el cual se dividió en dos y cada mitad rodó sutilmente en la tabla de picar. -"Tú dime. ¿Estoy lista para química?"-

Patch hizo un sonido profundo el cual no pude descifrar y luego sonrió.

Luego de cenar, Patch llevó nuestros platos al fregadero. -"Yo los limpio y tú los secas."-

Rebuscando en las gavetas al lado del fregadero, él encontró una toalla y la lanzó juguetonamente hacia mi.

-"Estoy lista para hacerte esas preguntas"- Dije. -"Comenzando con la noche en la biblioteca. ¿Me seguiste…"-

Me quedé en blanco. Patch estaba recostado despreocupadamente contra la encimera. 

Su oscuro cabello se asomaba bajo su gorra de béisbol. Una sonrisa tiraba de sus labios. 

Mis pensamientos se disolvieron y así como así, un nuevo pensamiento rompió la superficie de mi mente.

Quería besarlo. Ahora mismo.

Patch arqueó sus cejas. -"¿Qué?"-

-"Eh, nada. Nada de nada. Tu limpias, yo seco."-

¿Qué pasó para que tratara a Patch como tu peor vicio? Me pregunté. ¿Qué pasó para que ignorara lo malo y me quedara con lo bueno?

No nos tomó mucho tiempo en terminar de fregar los platos, y cuando lo hicimos, nos encontramos apretujados en el espacio al lado del fregadero. Patch se movió para quitarme la toalla y nuestros cuerpos se tocaron. Ninguno de los dos se movió, manteniendo el frágil enlace que nos mantenía unidos.

Yo me alejé primero.

-"¿Asustada?"- Murmuró él.

-"No."-

-"Mentirosa."-

Mi pulso se aceleró. -"Tú no me asustas."-

-"¿No?"-

Hablé sin pensar. -"Tal ves solo me asusta…"- Me maldije por a penas comenzar la oración. ¿Ahora qué se supone que dijera? No iba a admitirle a Patch que todo sobre él me asustaba. Eso le daría permiso para provocarme más. -"Quizá tenga miedo a… a…"-

-"¿Qué yo te guste?"-

Aliviada por no tener que terminar mi propia oración, automáticamente respondí -"Sí,"- y me di cuenta muy tarde de lo que había confesado. -"¡Digo, no! Definitivamente no. ¡Eso no era lo que estaba intentando decir!"-

Patch rió suavemente.

-"La verdad es que parte de mi definitivamente no esta cómoda contigo alrededor"- Dije.

-"¿Pero?"-

Me aferré a la encimera tras de mi. -"Pero al mismo tiempo, siento una aterradora atracción hacia ti."-

Patch sonrió.

-"Que creído eres"- Dije, empujándolo con mi mano.

Él atrapó mi mano contra su pecho y bajó mi manga hasta mi muñeca, cubriendo mi mano con ella. Así de rápido, hizo lo mismo con la otra manga y sostuvo mi blusa por los puños, dejando mis manos capturadas y mi boca abierta en protesta.

Me jaló hasta tenerme cerca y no se detuvo hasta que estuve directamente en frente de él. De repente, él me levantó y me sentó en la encimera. Mi cara estaba al mismo nivel que la suya y me petrificó con una sonrisa oscura y tentadora. Fue entonces cuando me di cuenta que desde hace días, este momento había estado danzando los límites de mis fantasías.

-"Quítate lo gorra"- Dije y la palabras se escaparon antes de que pudiera detenerlas.

Él la giró, poniendo la visera hacia atrás.

Me moví hasta el borde de la encimera y mis piernas colgaban a los lados de él. Algo dentro de mí me decía que me detuviera, pero rechacé la voz hacia los confines de mi mente.

Él puso sus manos en la encimera, justo al lado de mis caderas y se acercó inclinando su cabeza hacia un lado. Su olor, el cual era como de tierra mojada, me sobrecogió.

Inhalé dos veces. No. Esto no estaba bien. Esto no. Con Patch no. Él era aterrador. De una manera buena, sí. Pero también de una manera negativa. Una muy negativa.

-"Deberías irte"- Susurré. -"Definitivamente deberías irte."-

-"¿Ir aquí?"- Su boca estaba en mi hombro. -"¿O aquí?"- Se movió hasta mi cuello. 

Mi cerebro no podía procesar ni un pensamiento lógico. La boca de Patch estaba moviéndose hacia el norte, hasta mi mandíbula, probando suavemente mi piel…

-"Mis piernas se están durmiendo"- Solté. No era del todo una mentira.

Estaba experimentando una sensación de hormigueo por todo mi cuerpo, las piernas incluidas.

-"Yo podría resolver eso."- Las manos de Patch se cerraron sobre mis caderas. 

De repente mi teléfono sonó, salté al escucharlo y lo saqué fuera de mi bolsillo.

-"Hola, cariño"- Mi mamá dijo alegremente.

-"¿Te puedo llamar después?"-

-"Seguro. ¿Qué pasa?"-

Cerré el celular. -"Tienes que irte"- Le dije a Patch. -"Ahora."-

Él volvió a girar la visera de su gorra. Ahora su boca era lo único que podía ver bajo ella y estaba curveada en una sonrisa pícara. -"No llevas maquillaje."-

-"Debí haberlo olvidado."-

-"Que tengas dulces sueños."-

-"Seguro. No hay problema."- ¿Qué fue lo que él dijo?

-"Sobre la fiesta de mañana en la noche…"-

-"Lo pensaré"- Logré decir.

Patch guardó en mi bolsillo un pedazo de papel y su contacto envió una sensación de calor abajo en mis piernas. -"Aquí esta la dirección. Te estaré buscando. Ven sola."-

Un momento más tarde escuché la puerta frontal cerrarse tras él. Un fiero sonrojo se abrió camino hasta mi cara. Demasiado cerca, pensé. No había nada malo con el fuego…siempre y cuando no te le acercaras demasiado. Algo que tengo que tener en mente. 

Me recosté de espalda a los gabinetes, respirando entrecortadamente.